Capítulo 4

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Según me tumbé en la cama caí rendida.

Estuve todo el día viendo a mi equipo, evaluando sus puntos fuertes y débiles, además de presentarme. A parte de eso, leí los archivos sobre mi participación en la misión, el cabrón me puso un papel para evaluarme. Pues esta muy equivocado, todo hombre cae rendido a mis pies y los Rossi no son ninguna excepción.

La misión es fácil, bailar como stripper, seducir, drogar y llevarme a una habitación a Francesco Rossi para que duerma bien antes de enfrentarse a la realidad que le espera, la cárcel. 

Iván no se fía de mí ni un pelo, pero hace bien, yo no me fio ni de mi misma.


Me voy al baño que esta dentro de la habitación, aquí los espacios son los justos para poder vivir.

Enciendo el agua de la ducha esperando a que se caliente, mientras me quito mi ropa. Una vez que noto el agua templada me sumerjo en ella, dejo que cada gota caiga por mi cuerpo, necesito despejarme.

Llevo toda la noche pensando en él.

Ese pelo negro entre mis manos mientras le beso, nuestras lenguas jugando. No he podido parar de pensar en lo que podría hacer esa lengua entre mis piernas, esos ojos verdes mirándome fijamente mientras me prueba. Mientras gimo su nombre hasta venirme en su boca.

Joder es que no puedo parar de pensar en él.

Cambio el agua de caliente a frío, lo necesitaba urgentemente, la temperatura me estaba subiendo.

La próxima vez que haga una misión me aseguraré que las fotos y los vídeos muestren la realidad, porque detrás de una pantalla mis ojos no vieron lo que voy a ver todos los días.

Salgo de la ducha dispuesta a enfrentarme a él, me miro al espejo.

—Todo el mundo se arrodilla al verte e Iván Castello no va a ser ninguna excepción.


Una vez vestida me dirijo a la cafetería a desayunar, necesitaba una buen café, tenía a primera hora entrenamiento y necesito despejarme y estar a tope. En la cafetería Akila se me acerca por detrás.

—Sofía qué tal tu primer día, ¿dormiste bien?

—Acabe agotada, tenía que estudiar toda la misión y prepararme para mi papel. Según entre en la habitación me dormí enseguida.

—Eso es normal, por suerte tenemos el mismo papel, así que esta tarde nos vemos para el vestuario. Ven, siéntate con nosotros ,estamos desayunando.

Asiento, mientras termino de coger mi desayuno y seguirla hacia la mesa. Veo a Matías hablar con Alonzo, y a Iván al lado de ellos, que no para de mirarme. Lo último que necesitaba es estar a su lado.

Me siento y escojo el lugar más alejado de él.

—Buenos días, Sofía, ¿qué tal ayer? Espero que te pudieses adaptar bien —me pregunta Matias.

—Bastante bien la verdad, todo me resulta familiar así que no tuve ningún problema.

—Más te vale adaptarte rápido, aquí no hay espacio para los débiles. Así que ponte las pilas.—me dice Iván.

Pero este hombre que está amargado desde primera hora de la mañana.

—En ningún momento he dicho que tuviese problemas de adaptarme. Así que no se preocupe que como puede ver en mi expediente todo lo que hago lo ejecuto a la perfección. —no he parado de mirarle a los ojos mientras le respondía.

InfiltradaWhere stories live. Discover now