Capítulo cuarenta

6.4K 446 268
                                    

Aún sintiendo que alguien sabe demás y tiritando por el frío otoñal, aprieto mis piernas casi desnudas contra el cuero del asiento en un intento de calentarlas, pero la tela está aún más fría que el aire.

—Gracias.

Su voz grave recorre cada centímetro de aire entre nosotros y lo enciende. Mientras mis hormonas entran en combustión, un extraño pensamiento inunda mi mente: la voz de Andrew cantándome con el corazón en la mano y la mirada en mis ojos. Ambos Harper tienen casi la misma voz, pero hay una gran diferencia; la voz de Andrew es cálida y musical, la de Félix es caliente y dura.

—¿Por cantar? —pregunto sin mirarlo. Por primera vez, tengo miedo de que mis pensamientos se reflejen en mi cara. No sé a dónde se ha ido la chica que era hace tres semanas, que sólo pensaba en sexo, pero ahora mismo mi cerebro no para de dar vueltas.

—Sí.

Ahí termina la conversación. Entre nosotros ya no hay más palabras hasta que estaciona la camioneta frente a mi casa. Tampoco hablamos mientras me bajo y busco las llaves, seguida por él. El silencio continúa incluso mientras caminamos a tientas hacia mi habitación y caemos en la cama.

El disfraz desaparece, su traje acaba en el suelo  y el moño que lleva puesto se niega a desatarse.

Sus manos comienzan a acariciar mi cuerpo, desde mi trasero hasta mis senos; mi boca se hunde en su cuello, mordiendo y chupando cada centímetro de piel.

Las luces están apagadas, pero no necesitamos ver. Su miembro encuentra el camino hacia mi entrada y la acaricia, la tienta, la moja. Mi cuerpo comienza a mecerse, pidiendo a gritos silenciosos que entre, que acaricie por dentro.

Lo hace.

Piel contra piel, boca contra boca, pecho contra pecho. Sus embestidas son fuertes y rápidas, haciendo que la cama cruja por el peso.

Si se rompe, seguiremos en el suelo.

Entre los chirridos de la cama comienzan a escucharse nuestros gemidos. El placer llega por todos lados: por la fricción de mis pezones contra su pecho, por las suaves mordidas que está dejando en mi cuello, por el dedo travieso que acaricia mi clítoris, por las penetraciones repetidas de su verga, que está dura como una piedra.

No pasa mucho antes de que mi espalda comience a arquearse y pierda el control de mi cuerpo. Mis piernas se aprietan alrededor de su cintura mientras en mi interior se desata un cataclismo.

Paso segundos, quizás minutos enteros sintiendo cómo cada parte de mí se tensa y se libera de puro placer, y Andrew aún sigue embistiendo para alcanzar el orgasmo.

Félix.

No Andrew.

Félix.

Afortunadamente ajeno a mis pensamientos, él cae encima mío después de acabar en el condón que no sé cuándo se ha puesto. Se aleja apenas para cubrir nuestros cuerpos con la sábana y enseguida vuelve a pegarse a mí y besa mi cuello.

—Te amo, Melody.

Apenas se aparta de mi piel para decirlo —no quiere que yo lo sepa—, pero igual logro escucharlo. Y es el susurro más importante que oí en mi vida, aunque lo está diciendo la voz incorrecta.

—También te amo, Harper.

Él sonríe con amargura.

—Eres demasiado joven para saber qué es el amor. Sólo crees que te enamoraste porque nunca lo hiciste de verdad.

Me incorporo en la cama y la sábana resbala por mi cuerpo. Voy a decir algo, algún argumento que pruebe que estoy enamorada, pero su mirada intensa me distrae. Está mirando mis pechos fijamente, como si fuera la primera vez que los ve. Ellos se tensan y se excitan ante su mirada; en un segundo estoy restregándome contra su entrepierna mientras él muerde mis senos con devoción.

—Te amo tanto como tú a mí —digo entre gemidos.

Esta vez, él no dice nada, sólo me besa con pasión al tiempo que se hunde en mi interior con fuerza, haciéndome gritar su nombre una y otra vez.

Por suerte, no me equivoco al decirlo.

Después de tener tres orgasmos, ya cansada por la agitación de la noche, me quedo dormida.

El frío me despierta unas horas más tarde y descubro sin sorprenderme que Félix se ha ido.

Mientras busco la colcha para cubrirme, pienso en lo que ha pasado.

Él me dijo que me amaba. Yo le dije que lo amaba.

Y lo interesante es que ambos estábamos mintiendo.

💋💋💋

Supongo que ya se habrán dado cuenta de que esta escena es la que sucede en el prólogo, y hay una explicación para los cambios que le he hecho: yo tenía pensado un hilo de acontecimientos que simplemente los personajes se negaron a seguir.

En cuanto termine la historia, editaré todo para que no haya incoherencias.

Sobre la finalización de la historia...

Muchos han comentado que quieren que la siga escribiendo, y justamente eso es lo que siempre planeé hacer. Falta una parte de aproximadamente 20 capítulos y les prometo que va a terminar este año.

Otras dos cosas: perdonen las actualizaciones lentas, es que últimamente estoy ocupada con la universidad y paso mucha parte de mi tiempo libre con mi pareja; y disculpen la escena erótica de ahí arriba que realmente me da pena, pero su mediocridad tiene un fin.

Bueno, casi todo este capítulo ha sido sobre mí pidiendo disculpas, así que les dejo una pregunta.

¿Quieren saber cómo imagino a Melody, Andrew y Tamara?

(En los primeros caps hay una foto de cómo imagino a Félix que fue bastante bulleada 😂. Pobre Pierce Brosnan, yo lo sigo viendo sabroso.)

Los Secretos Y Mentiras De Melody Vecchio (+18) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora