Capitulo 1

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Suspiré antes de bajarme del coche, nunca me es fácil venir hasta aquí, volver a tener esa sensación de vacío, de vulnerabilidad. No quería retomar ese camino, no iba a hacerlo.

No suelo venir aquí muy a menudo, solo en aquellos momentos donde necesitaba desahogarme y contarle todo a la única persona en el mundo que me entendía. Aquella persona que siempre me había apoyado en mis momentos buenos y malos, que me hacía sonreír con tan solo verla. 

Como la hecho de menos, daría lo que fuese por poder abrazarla y agarrarla tan fuerte para que no se fuese.

Pero nunca se me dio la oportunidad de despedirme como se debe.


Ale, me voy ya a trabajar .-Lidia me lo dijo entrando en mi habitación, mientras salía de la ducha.

Iría contigo pero es que estoy muy cansada del entrenamiento y de las clases. La respondí agotada.-  Ten cuidado y mañana hablamos ¿vale?.

Lidia se acerca y me da un abrazo, siempre hacíamos esto. Antes de irnos a una misión teníamos esta manía, que a ninguna de nosotras nos molesta. Lidia y yo estábamos muy unidas, no íbamos a ningún sitio sin la otra, debía de ser una cosa de mellizas, porque juntas éramos inseparables.

-No te preocupes, mañana nos vemos en el desayuno, que descanses-  Sale de mi baño, segura de sí misma, y esa es la última vez que la vi, esa espalda y ese pelo castaño dándose la vuelta y marchándose, a lo que iba a ser su muerte.


Me bajo del coche sin olvidarme de ese ramo de rosas rojas que tanto le gustaba a ella para dejárselas. Cuando éramos pequeñas Lidia siempre soñaba que tendría su príncipe azul y que siempre la llevaría un ramo de rosas, quien te iba a decir que ese príncipe nunca llego a existir para ella.

Voy con paso firme por el cementerio, dejando sonar mis botines, pantalones y top negro y cómo no, la única prenda que no podía faltar, la chaqueta de cuero de Lidia. Se que estaréis pensando que vengo de luto por ella, pero no es así.

A partir de mañana es cuando comenzará el luto por todos aquellos culpables de que hoy este aquí. A partir de hoy, mi hermana estará a un paso de descansar en paz.


Llego a mi destino, mamá debió de venir aquí porque la lápida esta limpia y hay unas flores casi nuevas, me agacho y dejo las rosas en el centro. Apoyo mi mano en las letras:

Lidia Russo                                         
                                     2000 - 2018
Adorada hija, hermana y amiga
Descanse en paz

—Te prometo, que todo aquel participe de esa misión, pagará por lo que hicieron. No descansaré hasta que cada uno de ellos este muerto, desde el más simple soldado hasta el General que aprobó la misión. Nadie hace daño a un Russo y sale ileso. Te lo prometo hermanita.

Lidia y yo solíamos ir a misiones juntas, pero justo ese día no. Yo tendría que haber estado ahí con ella, eliminando a esa pequeña mafia que metía droga en el país.


No os equivoquéis, no soy una santa, porque también soy parte de la mafia, mejor dicho yo soy la mafia. Lo que pasa es que mi familia no soporta los negocios de las drogas ni el tráfico de personas.

Nuestra mafia se encarga del transporte de armas, pero no a cualquiera, nos aseguramos de que nuestros clientes realmente lo utilicen para un uso correcto, ya pueda ser un gobierno como una empresa de protección. Somos empresarios, inversores, prestamos el dinero a otros, y nos encargamos de luchas ilegales.

InfiltradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora