Capítulo 98.

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Estoy vistiéndome para el trabajo, veo que Aaron camina hacia mí, esta sin camisa, solo con el pantalón del trabajo, me abraza desde la espalda y me da un beso en el hombro.

- ¿Por qué no nos quedamos para seguir jugando a mamá y papá?

- Porque mami y papi tienen que ir a trabajar para poder mantener el bebé... si algún día llega... —hasta yo sentí el tono hostil.

- Si llegara, pero... sin proceso, ¿cómo se creará?

Muerdo el brazo que tiene alrededor de mi cuello.

- A trabajar Aaron, no tengo un marido quien me mantenga. —bromeo.

- Pero si un prometido, todo lo mío es tuyo. -Besa mi cuello haciendo que automáticamente me erice.

- Tampoco necesito, ni quiero que me mantengas

- Lo hare por el resto de nuestras vidas. —ruedo los ojos.

Abajo en el estacionamiento me acerco a él y le doy un beso baboso en la mejilla haciéndolo reír.

- Amor. -arrastro la palabra.

- Dime... conozco ese tono.

- Nada, que te amo. —lo abrazo.

- Y yo a ti cielo.

- Vamos, súbete a la camioneta.

Camino a la puerta del conductor y Aaron me ve.

- ¿Qué haces?

- Todo lo tuyo es mío, ¿no? —le muestro la llave que le saque del bolsillo y ni cuenta se dio.

- ¿Y lo tuyo?

- Todo lo tuyo es mío, y todo lo mío, es mío. —se carcajea haciendo eco en el gran garaje.

- Pero esto... —estruja mis nalgas. —es mío.

- No te lo refuto.

Subimos y se coloca el cinturón, como si tuviese miedo.

- No es primera vez que manejo. —ruedo los ojos.

A decir verdad es primera vez que manejo la jeep, es tan grande y cómoda.

Aaron como es costumbre coloca su mano en mi pierna haciéndome caricias en ella.

Ya mañana es nuestro aniversario, hemos pasado tantas cosas que me parece tan poquito un año, es como si estuviésemos juntos desde hace años.

No hemos hablado del tema, pero supongo que sabe qué fecha es mañana.

- Pasado mañana tengo un viaje de negocios fuera del país. —lo dice con cautela y lo único que pienso es que por lo menos no será mañana.

- ¿Un nuevo negocio?

- Si, han estado insistentes en que quieren trabajar conmigo.

- Eso es bueno amor, eso demuestra el gran trabajo que haces.

- Quiero que vengas conmigo. —rio, sabía que lo diría.

- Sabes que no puedo.

Desde hace un tiempo tengo tanto trabajo, Aaron me ha estado enseñando muchísimo, y me ha empujado a tomar grandes proyectos tan importantes como los de Jorsh, que es dueño de un piso. Antes Jorsh me daba la descripción de todo y yo simplemente lo plantaba en las hojas; ahora soy yo quien va a los terrenos a encargarme desde el principio, lo que me reconforta de todo esto es saber que los clientes son quienes piden que yo sea la encargada de sus proyectos, y no es por Aaron quien me los da en bandeja.

Dulce Infierno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora