Como siempre, la misma historia, no sé en qué momento me dormí.
Siento unos labios recorrer mi rostro.
- Amor... - un beso- amor... - otro beso - despiértate ya llegamos.
- Mmm - me enredo en su cuello y lo pegó a mí - mejor quédate aquí.
- Mejor entremos, y nos abrazamos en mi cama.
- No puedo creer que seas más cursi que yo -río en su cuello y aprovecho en oler su perfume.
- No te burles de mi - me pellizca el abdomen.
- Me compraste con eso de apapacharnos.
- Yo no lo dije con esas palabras.
- Pero es lo que quisiste decir.
Tomo al cocodrilo y bajo. Otra puntada, joder como duele, caminamos y entrando a la casa llega otra, pero esta punzada vino con un bajón, ahora entiendo.
- Toma a cocosito -le doy el peluche y salgo disparada al baño que está en el cuarto de Aaron.
- ¿Coco qué? -escucho que dice.
Me siento en el retrete y confirmo mis dudas, la jodida menstruación. Eso sólo significa dos cosas, bastante dolor, y bastaaaaante mal humor. Tomo mi bolso que está al lado en el lavamanos y saco el pequeño bolso donde tengo mis toallas sanitarias, sabía que ya llegaría así que estaba preparada.
Terminó el proceso y salgo al cuarto, ya está Aaron acostado viendo televisión, abro mis brazos y me lanzo a la cama.
- Mátame ahora - digo con mi rostro enterrado entre las sábanas.
- ¿Qué te tiene así?
Me acomodo, tomo una de las almohadas y la abrazo haciéndome un ovillo.
- ¿Por qué Dios nos castigó de esta manera?
- ¿De qué hablas?
- ¿Qué le cuesta bajar sólo un día y decirte: "Hey, no te preocupes no estás embarazada, ya me voy"? No, tiene que venir con dolores, mal humor, o depresión, a veces las tres juntas, porque me ha pasado, y cuando es así, ni me miren.
Aaron me mira con un rostro perfecto de confusión, sus cejas casi que se tocan, y tiene la boca de un lado.
No sé cuantos segundos le toma en relajar su rostro y entender de que estoy hablando.
- Ohhh... Ehhh... ¿Necesitas algo?
- ¿Por qué me hablas como si tuviese lepra?
- No lo hago -lo veo achinando mis ojos, el suspira - es que London se pone de muy mal humor, como un dragón.
- Creo que todas, pero para tu suerte, este período no me vino así, estoy relajada y tranquila.
- ¿Segura?
- Que sí.
- Vente para acá -me toma y me apega a el -duerme para que cuando te despiertes te sientas mejor.
- Con besitos y cariñitos si me duermo.
- Manipuladora -comienza con lo que pedí.
La verdad es que estos dolores antes eran el doble, estoy tomando pastillas anticonceptivas desde los 18, y no porque quiera, o por cuidarme, las tomo porque a esa edad fui al ginecólogo y descubrieron que tengo problemas en mi útero, problemas que me dejaron bien claro que no dejarán que quede embarazada fácilmente, me costará, y hasta hay posibilidades de que no pueda. No es un tema del que me guste hablar, soy de las mujeres que tiene la ilusión de hijos, una familia, y que no pueda me deprime, tardé un buen tiempo en superarlo y asimilarlo, mamá me decía que hay más opciones, como la adopción, pero eso no quita que no me sienta mal.
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Dulce Infierno
RomanceAda Woods esa mujer sin filtro que dice lo primero que le pase por la cabeza, es torpe como ella sola, habla hasta por los codos y está más dormida que despierta. Pero ante todo es fiel a su familia y a sus seres queridos. A sus 23 años se traslada...