Capítulo 56.

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Como siempre, la misma historia, no sé en qué momento me dormí.

Siento unos labios recorrer mi rostro.

- Amor... - un beso- amor... - otro beso - despiértate ya llegamos.

- Mmm - me enredo en su cuello y lo pegó a mí - mejor quédate aquí.

- Mejor entremos, y nos abrazamos en mi cama.

- No puedo creer que seas más cursi que yo -río en su cuello y aprovecho en oler su perfume.

- No te burles de mi - me pellizca el abdomen.

- Me compraste con eso de apapacharnos.

- Yo no lo dije con esas palabras.

- Pero es lo que quisiste decir.

Tomo al cocodrilo y bajo. Otra puntada, joder como duele, caminamos y entrando a la casa llega otra, pero esta punzada vino con un bajón, ahora entiendo.

- Toma a cocosito -le doy el peluche y salgo disparada al baño que está en el cuarto de Aaron.

- ¿Coco qué? -escucho que dice.

Me siento en el retrete y confirmo mis dudas, la jodida menstruación. Eso sólo significa dos cosas, bastante dolor, y bastaaaaante mal humor. Tomo mi bolso que está al lado en el lavamanos y saco el pequeño bolso donde tengo mis toallas sanitarias, sabía que ya llegaría así que estaba preparada.

Terminó el proceso y salgo al cuarto, ya está Aaron acostado viendo televisión, abro mis brazos y me lanzo a la cama.

- Mátame ahora - digo con mi rostro enterrado entre las sábanas.

- ¿Qué te tiene así?

Me acomodo, tomo una de las almohadas y la abrazo haciéndome un ovillo.

- ¿Por qué Dios nos castigó de esta manera?

- ¿De qué hablas?

- ¿Qué le cuesta bajar sólo un día y decirte: "Hey, no te preocupes no estás embarazada, ya me voy"? No, tiene que venir con dolores, mal humor, o depresión, a veces las tres juntas, porque me ha pasado, y cuando es así, ni me miren.

Aaron me mira con un rostro perfecto de confusión, sus cejas casi que se tocan, y tiene la boca de un lado.

No sé cuantos segundos le toma en relajar su rostro y entender de que estoy hablando.

- Ohhh... Ehhh... ¿Necesitas algo?

- ¿Por qué me hablas como si tuviese lepra?

- No lo hago -lo veo achinando mis ojos, el suspira - es que London se pone de muy mal humor, como un dragón.

- Creo que todas, pero para tu suerte, este período no me vino así, estoy relajada y tranquila.

- ¿Segura?

- Que sí.

- Vente para acá -me toma y me apega a el -duerme para que cuando te despiertes te sientas mejor.

- Con besitos y cariñitos si me duermo.

- Manipuladora -comienza con lo que pedí.

La verdad es que estos dolores antes eran el doble, estoy tomando pastillas anticonceptivas desde los 18, y no porque quiera, o por cuidarme, las tomo porque a esa edad fui al ginecólogo y descubrieron que tengo problemas en mi útero, problemas que me dejaron bien claro que no dejarán que quede embarazada fácilmente, me costará, y hasta hay posibilidades de que no pueda. No es un tema del que me guste hablar, soy de las mujeres que tiene la ilusión de hijos, una familia, y que no pueda me deprime, tardé un buen tiempo en superarlo y asimilarlo, mamá me decía que hay más opciones, como la adopción, pero eso no quita que no me sienta mal.

Dulce Infierno Where stories live. Discover now