Capítulo 36.

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- ¿Quieres la ventana?

No quiero ser maleducado y exigirle que se siente ahí, ni mucho menos decirle que no quiero ir en la ventana. Nos acomodamos en nuestros asientos y nunca logro acostumbrarme a esta mierda, culpo a mamá, no le interesaba mandarme en vuelos desde pequeño solo. Y después de tantos años me avergüenza seguir con este miedo a los aviones.

- ¿Le tiene miedo a los aviones?

Ada es la única que ha podido descifrarme sin necesidad de las palabras.

- Nunca me acostumbro —suspiro cuando empiezan los movimientos.

No sé en qué momento bajo la ventanilla y se giro a mi para soltar mi mano de los posa brazos, entrelaza nuestras manos y comienza a hacer círculos imaginarios en mi mano con su pulgar. Tengo que recuperar a esta mujer.

- ¿Quieres ver alguna película antes de quedarme dormida?

- Solo veras 10 minutos y luego me dejaras solo con alguna película cursi —no puedo negarle nada si me mira así –pero si, veamos una película.

Por más que suene egoísta no quiero soltar su mano, aun cuando veo que todo lo está haciendo con la mano libre que tiene.

- ¿Qué tal si vemos "Desastre en avión"?

- No estas siendo nada buena Ada.

Me muestra una película y me comenta que ya la vio, aun así le digo que sí. Coloca los audífonos de los dos, y deja un oído libre, porque es Ada Woods y en cualquier momento hablara.

- Él es mi novio, sólo que no lo queremos hacer público —señala la pantalla cuando el protagonista aparece sin camisa.

- Ya sé porque no tenías problema alguno en volver a ver la película.

- Aparte de el —se hace la inocente — la película me hace llorar.

No miento cuando digo que soltó un sollozo en plena película, aunque es impactante esa parte de la película.

- No voy a negar que es fuerte esa parte en la que lloraste como una niña.

- Seguro derramaste una lagrimita y la limpiaste disimuladamente.

Noto que está cansada de estar sentada.

- ¿Quieres que baje el asiento para que estés acostada?

- Te lo agradecería.

Lo hago y nos acostamos una vez que la azafata nos trae almohadas y sabanas.

- Ponte cómoda que todavía falta.

La película transcurre y me parece raro tanto silencio de Ada... se durmió. Yo sigo viendo la película; después de varios minutos Ada se mueve y monta su pierna en mí, pega su mejilla en mi brazo y la estruja como si fuese una almohada, siempre luce hermosa y por más que siempre este hablando, y pierda la paciencia por su culpa, es la mujer más adorable. Apago la pantalla y le quito los audífonos a Ada cuando termina la película, me acomodo más con su mejilla aun en mi brazo y me duermo escuchando su relajada respiración.

Las malditas turbulencias me despiertan y me hace estar atento a todo, para distraerme llamo a la azafata para pedir algo de beber, siento que Ada se mueve cuando estoy pidiendo.

- ¿Quieres champagne? —yo necesito algo fuerte, pero tengo reunión más tarde.

- ¿Acostumbras ofrecer champagne a la gente cuando se despierta? Sí, sí quiero —suelta una risa.

Ordeno y me dirijo a ella.

- ¿Cómo es posible que tengas el sueño tan pesado? Parecías una muerta ahí con la boca abierta —no le diré que yo me desperté por los movimientos del avión.

Dulce Infierno حيث تعيش القصص. اكتشف الآن