Dulce Infierno

Capítulo 77.

AARON CROMWELL.

- Oye cabron...

- Holly con su dulce voz. —Digo con sarcasmo — seguro me llamas para defender a tu amiga.

- ¿Qué amiga?

- Ada.

- ¿Por qué tendría que preguntarte algo sobre ella? ¿Está bien? — ¿No le ha contado nada todavía?

- ¿Entonces?

- Quería saber qué haces, estoy sola en la casa aburrida.

- Nada, estoy arreglando todo para el cliente más esperado. —y sí que lo es.

- Ahh, ¿qué cliente?

- Tú lo conoces, pero no te diré nombre.

- Que odioso, debe ser uno de esos clientes aburridos.

- Este cliente quedará bien satisfecho.

- Baah, te dejo, tengo a mi chef personal esperando por mí en la cocina.

- Cuidado con hacer cosas sucias en la cocina. —pienso en Ada.

- No soy de esas. ¿En la tarde estará Marta? Para dejarte unos papeles que necesito que revises.

- Sí, déjalos  yo los reviso. ¿Qué hay por eso?

- Una patada en tu jodido trasero. Byeee amorcito. —río.

Todo me recuerda a Ada, me jode tenerla en la oficina y que sea como antes.

Me jode toda esta situación para ser más claro. Todo iba bien hasta que vi las fotos, ahí fue cuando mi mente se nublo, sentí algo en el pecho que jamás había sentido, y eso me molesto más. Toda la confianza y amor que le di a Ada para que me pague así.

Entiendo que ella también estaba molesta por lo de Sasha, incluso ya tenía la grabación de la casa de ese día para mostrarle que no había hecho nada. ¿Pero para qué? Si ella me traicionó de una peor manera.

Jorsh casi me golpea cuando le comenté, me dijo que porque no le di una oportunidad. Simplemente ya todo se había acumulado, las flores, los mensajes y después las fotos. Estoy tan dolido con ella, que a veces ni soporto verla. Solamente me dijo que cuándo Ada viniera con la prueba de que todo fue un montaje, iba a tener que ser el animal más arrastrado para recuperarla.

Lo de hoy lo hago por ella, sí, pero también es porque necesito drenar toda esta frustración.

Escucho que tocan la puerta y anuncio que entren.

- Señor Cromwell, ya llegó su cliente. Lo haré pasar... —asiento con la cabeza y ella sale.

Me siento recto y todo rastro de humor se desvanece de mi rostro.

- Hasta que por fin nos vemos señor Cromwell. ¿Cómo se encuentra? —veo como en dos segundos escanea toda la oficina, y en busca ya sé de qué.

- Siéntese por favor. —no planeo hablar con él más que lo necesario.

- Ohh gracias. Aquí le traigo la propuesta de trabajo, todo está detallado como lo quiero... —sigue y sigue hablando, yo sólo lo escucho.

Cuando termina le doy una falsa sonrisa y nos levantamos, me coloco al frente de él y su sonrisa de bastardo parece llegarle a las orejas.

- ¿Entonces? ¿Trato hecho? —me cruzo de brazos.

- Señor Hunter, no hago negocios con basuras que les pegan a las mujeres. —su rostro cambia a una de odio, después se ríe.