Capítulo 54.

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Llegamos al paraíso.

Hay puestos de comida chatarra en todos lados, puestos de juegos, atracciones.

Lo traje a un parque de diversiones.

- Me sorprendes una vez más.

- ¿Piensas que soy una aburrida, o una estirada?

- No, eres fuera de lo común - me pellizca la nariz - ¿Por dónde quieres empezar?

- No sé -tomo su mano y veo al rededor - ¿Quieres que gane algún peluche para ti, mi príncipe tatuado?

No logramos contener la risa, y nos partimos de la risa.

- Quiero el peluche más grande.

- Entonces ganaré el más grande para ti - nunca he jugado nada de esto.

Y la realidad es que soy un desastre en este juego, tampoco ayuda que cada vez que intento lanzar el aro a la botella, Aaron entierra su dedo en mis costillas.

- Aaron, deja, así no puedo. No he podido meter ni una - digo riéndome y dándole un manotón.

- No me culpes, no tienes talento para esto. Déjame a mí.

Me hago a un lado y el dueño del puesto le da más aros. Se posiciona para lanzar y justo cuando alza su brazo, pongo mi mano en su pene apretándolo, haciendo que el aro caiga en el suelo.

- Joder Ada, eso no se vale.

- Tú estabas haciéndome cosquillas, es lo mismo.

- Es como que te estruje un seno. ¿Te concentrarías?

- Vale, vale. Sigue que ahora quiero ese cocodrilo de arriba.

- ¿El cocodrilo? -me mira horrorizado.

- Aja.

Escoge otro aro y repite el mismo procedimiento, esta vez le agarro una nalga, voltea a mirarme y hago como si nada, enfoca su vista en mí y yo observo hacia otro lado.

- No te quejes cuando haga lo mismo.

Aaron termina ganando, y dándome una charla de porque no escojo un peluche más bonito.

- Me gustan así feos como tú -rueda los ojos.

- ¿Adónde quieres ir ahora?

- Vamos a una montaña rusa de esas grandísimas.

- ¿Segura?

- Sí. ¿O le tienes miedo? -le doy un codazo en broma y camino delante de él...

Hoy es el día de mi muerte. No sé quién demonios me dijo que yo era valiente para estas cosas.

Estoy sentada en una de las montañas rusas, escogí la más alta y rápida. Sólo escucho las carcajadas de Aaron mientras le masacro su mano por apretársela, no me quiero mover, siento que si lo hago alguna tuerca saldrá volando y moriremos aquí tipo la película Destino final.

- Aún estamos a tiempo de bajarnos...Ada...

- No -estoy en modo robot.

Escucho más risas de su parte.

Este aparato del demonio comienza a moverse y yo siento que es un Tour directo al infierno.

1, 2 vueltas y nada que se detiene. He tenido los ojos cerrados en todo el camino y no entiendo como Aaron puede reírse tanto en esta mierda.

- Podemos bajarnos ya.

Le ordeno a mis piernas moverse y salgo casi que corriendo.

- ¿No y que eras muy valiente? -lo observo y tiene los labios apretados.

- No sabía que esto era tan horrible. ¿Cómo permiten ese tipo de atracciones? O peor aún, ¿cómo hay personas que se suben hasta 3 veces? Siento que envejecí 10 años ahí.

Me toma de la cintura y caminamos así.

- Veamos que comemos. Porque está claro que no subiremos a más nada.

- Acertaste, no quiero morir hoy.

- Si mueres será más trabajo para mi esta semana, así que nadie quiere que mueras hoy.

- Pero qué romántico.

Besa mi frente y nos dirigimos a los puestos de comida.

Dulce Infierno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora