Capítulo 82.

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Golpeo el volante como ya es costumbre cuando Aaron me frustra. No sé si ir a ese almuerzo, estaré todo el tiempo lanzándole dagas.

Marco el número de Holly, no me contesta, así que marco el de David, a los 3 tonos contesta.

- Estas en alta voz.

- ¿Sí o no?

- ¿Sí o no que?

- Solo díganme si, sí, o si no.

- Sí. No —responden diferente al mismo tiempo.

- Decídanse. —cuchichean y luego responde.

- Sí.

- Los odio.

- ¡AAHH! Jodido David, ¿Qué me hiciste?...Te dejo mi amor, creo que le acabo de quemar la vagina a Holly con cera. —cuelga.

Respiro y enciendo el auto, Aaron como que estaba esperando que lo hiciera, porque arranca ahí mismo.

Lo sigo hasta el restaurant. Cuando llego me volteo hacia el asiento de copiloto para sacar la laptop de bolso. Abro la puerta y no me había fijado que Aaron estaba de pie ahí, así que lo golpeo sin querer.

- Podías decir quítate y ya. —se soba el estómago.

- Quítate.

- Mal educada.

- Esfúmate Cromwell. —sigo de largo ignorándolo.

Adentro ya está London y Krystal sentadas, me siento en uno de los asientos vacíos y Aaron le toca a mi lado.

Cada uno pide lo que va a comer, Aaron ordena primero que yo, y justo lo que yo quería, así que me decido por otro plato, el mesero anota y se va.

- ¿Estás bien? —me pregunta Aaron bajito, veo a London y anda instalada hablando con Krystal.

- ¿Por qué no estarlo? —en ningún momento hago contacto visual con él, ya es suficiente estar aquí sentada noqueada por su perfume.

- Tienes cara de...

"Amanecida. Moribunda" Pienso.

- ¿No te has visto la tuya? —ahora si lo veo.

- Fue por una buena causa. —me da una sonrisa apagada.

- Si, como si pelearse fuese una buena causa.

- Cosas de la vida que no entenderás. No por ahora. —frunzo el ceño.

- El hombre me salió filósofo. —ríe.

- Siempre. Ahora cuéntame porque esa cara.

- ¿Qué tanto interés señor Cromwell?

- Simple curiosidad.

- Y así se va a quedar, en simple curiosidad.

- Siempre tú de simpática.

- ¿Si verdad? Tal vez por eso me escriben tanto los rubios. —veo cómo cambia su rostro.

El video del restaurant solo lo he visto yo. Se ve claro como alguien se sienta en mi mesa cuando fui al abaño, y deje el teléfono. Lo toma, envía un mensaje, y luego saca el suyo, para responder y así hasta crear la conversación.

No reconozco el sujeto para nada, es rubio, alto, de buen cuerpo a decir verdad, pero su rostro no me suena de nada. Holly ni David lo han visto, hoy cuando llegue se los mostrare, para ver si alguno de ellos lo logra reconocer.

- Aparte de simpática, chistosa.

- Chistosa no. ¿Ese no es el concepto que tienes de mi? Que me escribo con rubios. Es por mi simpatía. —le guiño un ojo y el está neutro, su rostro no tiene ningún gesto.
- Ada...
- Aquí están los platos. —lo interrumpe el mesero.

Veo como espera algo para comer, luego sacude su cabeza y ahí si comienza a comer, yo hago lo mismo.

Mi comida está deliciosa, sí, pero mi antojo es el plato de Aaron.

"¿El plato o él? Porque a mi se me antoja él, completo, bañado en salsa de champiñones"

"Cállate"

Aaron detiene el tenedor a mitad de camino y me ve velando su comida.

- ¿Qué?

- ¿Qué de qué? —meto un mechón de cabello detrás de mi oreja y sigo comiendo.

- ¿Quieres de lo que ordene, verdad?

- No.

- Sé que te gusta esto.

- Si.

- También sé que quieres.

- Si. Perdón no. —ríe y veo como inclina el tenedor hacia mí.

- Abre.

- No.

- No me obligues a hacerte el avioncito Ada. —veo a London y Krhstal y están riendo disimuladamente.

- Que no quiero. —me cruzo de brazos.

- Toda una rabieta. Abre la boca que se enfría.

- No te hagas la dura Ada, abre la boca. —comenta London y aprieta los labios.

Ruedo los ojos y termino recibir la comida, Aaron toma la servilleta de la mesa y me limpia la boca.

- Como todo una niña grande.

- Voy al baño. —anuncia Krystal.

- Te acompaño. —agrega London.

- Voy con ustedes.

- ¿Dejarás al señor Cromwell sólo? Iremos rápido. —Krystal ya ató todos los cabos.

- Pero...

- Pero nada, no se deja sólo a quien pagará la cuenta. —comenta London y se van.

- No te voy a comer.

- ¿Por que tanta amabilidad Aaron? No actues como si nada. Me duele...

Tengo un nudo en la garganta. ¿Qué intenta? Me afecta que me haya dejado, me ha dolido en cada momento, y que me trate como si nada me confunde.

- Lo sé, pero Ada de eso quería hablar...

- No hay nada de que hablar Aaron, y lo sabes. Ya corta el rollo que no soy de hierro. Si a ti no te duele pues a mi sí. —siento como se cristalizan mis ojos.

No puedo seguir aquí, no con el actuando así. Así que recojo mis cosas y me levanto, saco un billete de mi bolso y lo dejo en la mesa.

- Le dices a London que la llamo en la noche. Que tenga un buen día señor Cromwell. —toma de mi muñeca tu o bajo mi mirada a él —no lo hagas.

Si tardo un segundo más saldrán las lágrimas. Me suelta y yo sigo mi camino.

Necesito una dosis de Holly y David.

Dulce Infierno Where stories live. Discover now