Capítulo 68.

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Me estiro perezosamente y algo no está bien, no tengo a Aaron encima de mi asfixiándome. Volteo y ahí está, abrazando a cocosito, el peluche.

- Jefe. - beso sus mejillas - jefe - beso sus ojos - jefeeeeee, hora de ir a trabajar.

- Mmm. - me toma y me coloca de lado, apretándome - soy el maldito jefe, puedo llegar a la hora que quiera.

- Pero yo no soy la maldita jefa.

- Eres mi novia.

- Nadie lo sabe.

- Porque no quieres. Y ya, ya me despierto. Ni a esta hora hablas menos. - pellizco una de sus tetillas.

Nos duchamos, vestimos y nos encaminamos a la oficina.

- Hoy tienes bastante trabajo. - me entrega las peticiones de un cliente para hacer los planos.

- ¿Cuándo no? No eres un jefe fácil.

- Puedo serlo. -me mira subiendo una ceja.

- Señor Cromwell, me ire a mi escritorio.

A las 12 cuando estábamos a punto de salir, recibe una llamada.

- ¿Sí?... ¿A esta hora Amanda?... ¿Por qué no avisaste antes? ... si, si... - cuelga.

- ¿No podrás ir a almorzar?

- No cariño. Si quieres le digo a Abbi que traiga comida.

- No, tranquilo. He pasado la mitad del día aquí, quiero salir.

- No hay necesidad, sabes que puedo pedi...

- No. Vamos, te acompaño a la sala de reunión.

Salimos y lo ayudo con algunas cosas que hacían falta.

Llego al restaurant donde veníamos y me siento afuera. Es aquel a donde vine con Aaron y Jorsh, una vez le comente que quede fascinada con el ambiente al aire libre, y cada vez que podemos, venimos.

Como más de lo delicioso. En todo momento pensé en lo bien que ha ido la relación con Aaron, a pesar de que al principio no estaba segura, ahora no me arrepiento de nada.

El dueño del restaurant insiste en que Aaron solicitó que la cuenta la pagaría el, me avergüenzo porque comí mas de lo normal, pero por lo menos deje una buena propina. Le envío un mensaje.

"¿Comiste?"

"No amor. Acabo de entrar a la oficina, comeré cuando salgamos"

Paso por otro restaurant y le compro algo.

Llego a la oficina y ahí está trabajando. Me acerco a su escritorio y le quito el bolígrafo que tiene en sus manos, sube su mirada y alzo la comida.

- Come. - revela una sonrisa, de esas reservadas para mí.

- No te hubieses molestado.

- ¿Y que mi novio no tenga fuerzas por no comer? Pues no. - le doy un beso - buen provecho.

- Gracias. - me hala del brazo y me sienta en sus piernas. Comienza a comer así.

- ¿No estas incomodo conmigo aquí?

- Para nada. ¿Y el postre? ¿Eres tú?

- ¿Yo? No jefe, ya mi hora de almuerzo culminó, tengo que ir a trabajar, sino me despiden.

- A ti no te despido ni porque hundas la empresa. - me da un beso.

- Siempre de cursi y hermoso. - rozo su nariz.

Dulce Infierno Where stories live. Discover now