45 - RECETA POÉTICA

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La muchedumbre no tardó en amontonarse frente a la mansión del terrateniente

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La muchedumbre no tardó en amontonarse frente a la mansión del terrateniente. Una mezcla de curiosidad con descontento se manifestó en los semblantes de los aldeanos.

—¡Por favor mantengan la distancia! ¡Pueden estar tranquilos, hemos logrado eliminar a las brujas! —mintió descaradamente uno de los soldados que intentaba contener la multitud.

—¡¿Dónde está Formmo?! —respondió furioso uno de los presentes.

—¡¿Y los cazadores?! —agregó otro.

—¡Esto es terrorismo! —se angustió una mujer.

—¡Todo está bajo control! —repitió el acorazado.

El humor social ya venía con una tendencia baja debido a los problemas económicos que empezaban a sentirse cada día con mayor intensidad. Este supuesto ataque por parte de las paganas fue una enorme gota en un vaso a punto de derramarse.

Por el sendero del bosque bajó Igor acompañado por algunos de sus cazadores, entre los que destacaba un muchacho rubio con una lanza a sus espaldas de doble punta, una en cada extremo. La gente se abrió para dejarlos pasar, no sin dirigirle varias miradas acusatorias, aunque nada más, nadie se atrevía a reprochar al corpulento hombre.

Los guardias guiaron al cazador hasta el interior. El túnel de escape se había derrumbado a propósito e Igor notó enseguida la ausencia de las esclavas. Hecho que perturbó de inmediato sus nervios, esta emoción se manifestó en un fuerte apretón de dientes. No podía ser casualidad, hace algunas semanas el accidente de la capital y ahora esto, fue obvio que alguien estaba interesado en joder su negocio de esclavas.

—¡Tienes suerte de no haber estado aquí en tu primer día! —exclamó Tovis dando algunos golpes en la espalda del muchacho rubio.

—No me toques... —respondió él. Poseía una mirada profunda y muy seria, no había muecas que revelaran emoción alguna—. Si hubiera estado aquí le habría arrancado el corazón a esas inmundas...

—Cuidado con tener más pelotas que cerebro, Zanzi... —sentenció el pelado.

El muchacho lo ignoró y se acercó hasta el hueco de la sala para descubrir las mazmorras, de inmediato reconoció los barrotes forzados con las celdas vacías.

—¿Por qué unas brujas ayudarían a unos presos? —preguntó.

—No lo sé —respondió Igor junto a él—. Unos cabrones con suerte, supongo. Debemos avisar al señor Formmo...

El enorme cazador subió las escaleras con Zanzi siguiéndole los pasos. Las habitaciones vacías llamaban la atención del joven, pero no era capaz de comprender el motivo de esa soledad. Llegaron hasta el último piso para ingresar a una atalaya, donde había un enorme ventanal y varios pájaros enjaulados.

Igor tomó de una mesa un papel para dibujar garabatos, a duras penas pudo escribir el mensaje "robar esclabas aora". Una de las aves del fondo fue liberada y atado en su pata llevó el mensaje. Pero no partió hacia el norte, sino que tomó rumbo al oeste y Zanzi se dio cuenta de ese detalle en silencio, en esa dirección solo se encuentra el bosque.

UN SECRETO EN EL BOSQUEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora