51 - YA NO ES DIVERTIDO

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Una ruidosa y perversa risa se extendió desde los pulmones de Antina hasta la última fibra nerviosa de los jóvenes

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Una ruidosa y perversa risa se extendió desde los pulmones de Antina hasta la última fibra nerviosa de los jóvenes. La anciana, a sabiendas del dolor que provocaba, puso a los amantes a luchar. Y disfrutó cada sorbo de esa agonía.

En el dorso de su mano derecha se había abierto un tajo, por donde asomó una fibra de sangre que quedó suspendida, siempre en dirección a Jol. Era el hilo del titiritero.

Bajo ese control, el muchacho arremetió una y otra vez contra su bruja. Y fue expulsado en cada uno de los intentos por rafajas de aire.

Antina, ni lenta ni perezosa, reconoció enseguida el bucle en el que estaban metidos. Entonces aumentó la firmeza en la postura del cazador, valiéndose de la propia oscuridad de él. El siguiente ventaval no tuvo la potencia para hacer retroceder las fuertes piernas, que se mantuvieron estables.

Siguió avanzando, los puños desprendían bruma oscura y los hechizos de Diadema no pudieron detener los pasos. Fue ella la que tuvo que retroceder para esquivar los ataques directos contra su cara. Si alguno acertaba, perdería sin ninguna duda la cabeza.

—¡Detente! —imploró la joven a la anciana mientras evitó con éxito un puñetazo izquierdo.

—¿Detenerme? ¡Pero si esto es muy divertido! —se burló Antina unos pasos atrás de la contienda.

—¡Di! —Jol podía hablar a duras penas, no solo por el encantamiento que lo sometía, sino además por el esfuerzo físico que implica lanzar golpes ininterrumpidamente— ¡Tienes que detenerme!

—¡No puedo...! —sollozó ella.

—¡Sí puedes! ¡No hace falta que sea letal! ¡Solo corta los nervios en mis axilas y los brazos dejarán de moverse!

—¡Estás loco! —esquivó otro par de puñetazos.

—Escucha... bonita... tienes que hacerlo...

—Hablas demasiado... —interrumpió Antina al extender su brazo para anular la capacidad de habla de Jol. Este, ya mudo, se convirtió del todo en una simple herramienta a merced de la alfa.

Diadema tomó distancia, en sus manos la tijera temblaba apuntando a su amado, fue capaz de observar durante un segundo el sufrimiento en sus ojos antes de avanzar. El barro saltó debajo de sus pisadas, las venas en el brazo palpitaron al endurecer el puño, además brotó una niebla densa en esa acción.

Al agacharse ella pudo evitar el ataque, que cortó un par de cabellos ondulados. La siguiente acción fue rápida y sin titubeos, si lo pensaban demasiado probablemente no podría haberlo hecho.

Encontró un punto descubierto en el costado derecho del torso, donde clavó la tijera un poco, sin la profundidad necesaria para causar un daño mortal. Ese movimiento, aunque exitoso desde el punto de vista de la bruja, le costaría muy caro.

El siguiente golpe vino inmediatamente después de ese derechazo. El otro puño arremetió contra la chica que había reducido la distancia a cero. Desde el rabillo del ojo anticipó el ataque, pero solo fue capaz de cubrir su rostro con el antebrazo.

UN SECRETO EN EL BOSQUEWhere stories live. Discover now