7 - UN ÚLTIMO INTENTO

445 71 4
                                    


La gran hoguera ardía en medio del pueblo pagano

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La gran hoguera ardía en medio del pueblo pagano. El aquelarre anual puso en evidencia algunas de las nuevas promesas en las filas de la brujería. También descartó a las inútiles para tal arte. Morir en el ritual era deshonroso, las difuntas eran excluidas en el averno donde el diablo les quitaba la piel y las obligaba a bañarse en roca derretida por toda la eternidad.

En la fila de las aspirantes Diadema era la siguiente. La chica que estaba haciendo el examen superó todas las pruebas y solo faltaba obtener su compañero.

Lu miró a su sobrina, y esta también buscó los ojos de su tía. Había mucho miedo en la mirada de la joven. La bruja oscura intentó amainar esa emoción con una sonrisa. No obtuvo más respuesta que un apartado de vista.

Las llamas expulsaron a un gato revivido y la iniciada se agrupó con las otras que aprobaron. Sin vuelta atrás era el turno de Diadema. Con la señal de las coordinadoras dio unos pasos al frente y se posó ante la multitud. Las manos se juntaron en su pelvis y los pies se doblaron como si se estuvieran enfrentando, tenía mucha vergüenza. Entre el gentío comenzaron a cuchichear por lo bajo e incluso hubo algunas risas de burla. Ella bajó la cara hacía el suelo ocultando así su timidez.

—Ya puedes comenzar —la apuró Ramiya.

La muchacha recibió el aviso con cierto desgano, tragó saliva y respiró profundamente. Echó una ojeada al público con ímpetu buscando algo que no encontró. Sin querer retrasar más la ceremonía extendió los brazos, solo entonces se dio cuenta de que estaba más nerviosa de lo que pensaba. Volteó las muñecas y las puso en su pecho. Con voz baja y temblorosa dijo ventaval.

La espera para que el efecto aparezca fue cruel, infló un poco el tórax y puso los labios como si fuera a dar un beso para que el viento entrara. Sin embargo, eso nunca ocurrió. Los murmullos se alzaron nuevamente, Lu hizo una mueca de preocupación y las dos viejas ni se inmutaron, como si ya supieran ese resultado.

En las entrañas de Diadema galopó un sentimiento frío y punzante que le llegó hasta el corazón e hizo que sus ojos se empañaran con lágrimas. Quería volver a probar, pero eso iba en contra de las normas. Solo un intento por conjuro.

Completamente frustrada se dispuso al segundo hechizo, sin intenciones de conseguirlo, solo pretendía acabar rápido con el calvario.

Las manos frente a su abdomen y los dedos cruzados, iba a lanzar la palabra mágica sin más dilación cuando la vio. Entre el cuantioso tumulto, mientras varias mujeres vociferaban burlas y se pasaban secretos entre ellas, Lahri se había quitado la capucha y tomado una posición firme al frente de todas, le sonrió a su hija en un gesto de aprobación. Diadema cubrió su boca conteniendo la emoción. Los ojitos le brillaban cálidamente y la determinación vibró por su cuerpo.

Volvió al cruce de sus dedos junto al abdomen, los movimientos se veían mucho más seguros. Era obvio que algo había cambiado en la joven. Tía Lu se percató de ello y buscando la causa encontró a su hermana, esta le guiñó un ojo en complicidad y las dos desearon éxito sobre la prueba de la brujita que amaban.

UN SECRETO EN EL BOSQUEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora