41 - EL RESCATE

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En el mercado de Orhin la mañana transcurrió con normalidad

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En el mercado de Orhin la mañana transcurrió con normalidad. El descontento mutuo entre compradores y vendedores no fue algo que se saliera de control. Varios productos habían aumentado de precio y otros tantos perdieron calidad, al mismo tiempo la capacidad adquisitiva descendió y esto se tradujo en una baja de transacciones. Pero todos intentaron mantener el buen humor. Tan cotidiano fue el orden que no hubo un solo habitante que se percatara de las cuatro brujas que se posaron en la colina.

—Supongo que la casa que estamos buscando es esa mansión gigante —observó Demetra.

—Sí, es esa —confirmó Trisha.

—¿Cómo entramos? —Lu reconoció a los dos guardias en la calle y los otros dos en la puerta del edificio.

—Puedo intuir que la idea no es armar un gran alboroto.

—Será mejor que evitemos eso, así es.

—Entonces tengo una idea, por favor, no me dejen sola... —declaró Musa un poco asustada.

Una sirvienta jovencita con coleta y despeinada, ajena a lo que se gestaba afuera, recorrió los largos pasillos hasta una sala abarrotada de sacos y cajas. Allí había otras dos acomodando bienes, primero los agrupaban en dos grandes grupos, comestibles y no comestibles. Estos últimos luego se dividían en procesados y no procesados, y la comida la separaban en carne y vegetales.

Al entrar a la habitación las otras dos la miraron sin importancia. Se hizo rápidamente con unas patas de pollo, papás y un par de hierbas. Ninguna podía hablar, solo se comunicaban con expresiones, y para eso era necesario mirarse, al no conectar de esa manera con las presentes se marchó por el pasillo sin más.

Los guardias de la calle tenían una conversación bastante encendida sobre aventureros famosos.

—¿Realmente has oído los poemas de Retsa, la pirata del cielo?

—¡Claro! Por eso puedo asegurar que Lufher es mucho mejor.

—¡Estás loco! ¿Acaso ese enano tiene un barco que surca las nubes?

—Por favor, esas son tonterías. Es solo una leyenda.

—No lo es, conozco a un granjero que la vio. Dice que cuando encuentras su nave no puedes hallar ninguna particularidad, solo otro barco con bandera negra viajando en el agua. Pero no lo es, de la nada es capaz de saltar hasta posarse en las nubes y navegar por allí. Los ataques enemigos nunca la alcanzan...

—¿De verdad? —la cara del hombre mostró un profundo interés.

—Por supuesto. Y hay más, hay quienes aseguran que una vez en el cielo deja caer una lluvia de fuego que destroza a todos sus adversarios, incapaces de reaccionar.

—No puede ser...

—Pues lo es, no hay dudas de que Retsa es la pirata más letal de todo el mar... —algo llamó la atención del soldado, llevó la mano hasta su espada enfundada por instinto y se volteó varias veces buscando algo— ¿Has oído eso?

UN SECRETO EN EL BOSQUEWhere stories live. Discover now