LUJURIA - (Ya en librerías)

By EvaMuozBenitez

183M 8.7M 57.4M

El mundo ardió volviendo cenizas a una mujer hecha para pecar. Ahora la lascivia le ha dado paso a una latent... More

YA EN LIBRERÍAS
ADVERTENCIA
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CAPÍTULO 2
CAPÍTULO 3
CAPÍTULO 4
CAPÍTULO 5
CAPÍTULO 6
CAPÍTULO 7
CAPITULO 8
CAPÍTULO 9
CAPÍTULO 10
CAPITULO 11
CAPÍTULO 12
CAPÍTULO 13
CAPÍTULO 14
CAPÍTULO 15
CAPÍTULO 16
CAPÍTULO 17
CAPÍTULO 18
CAPÍTULO 19
CAPITULO 20
CAPÍTULO 21
CAPÍTULO 22
CAPÍTULO 23
CAPÍTULO 24
CAPÍTULO 25
CAPÍTULO 26
CAPÍTULO 27
EL LEGADO PREVALECE.
CAPÍTULO 28
CAPÍTULO 29
CAPÍTULO 30
CAPÍTULO 31
CAPÍTULO 32
CAPÍTULO 33
CAPÍTULO 34
CAPÍTULO 35
CAPÍTULO 36
CAPÍTULO 37
CAPÍTULO 37 II
CAPÍTULO 38
CAPÍTULO 39
CAPÍTULO 40
CAPITULO 41
CAPITULO 42
CAPÍTULO 43
CAPÍTULO 44
CAPÍTULO 45
CAPÍTULO 46
CAPÍTULO 47
CAPÍTULO 48
CAPÍTULO 49
CAPÍTULO 50
CAPÍTULO 51
CAPÍTULO 52
CAPÍTULO 53
CAPÍTULO 54
CAPÍTULO 55
CAPÍTULO 56
CAPÍTULO 57
CAPÍTULO 58
CAPÍTULO 59
CAPÍTULO 60
CAPÍTULO 61
CAPITULO 62
JAQUE MATE
CAPÍTULO 63
CAPÍTULO 64
CAPÍTULO 65
CAPÍTULO 66
CAPÍTULO 67
QUERIDA RACHEL.
CAPÍTULO 68
MINISTRO
CAPITULO 69
CAPITULO 70
CAPITULO 71
CAPITULO 72
CAPITULO 73
CAPITULO 74
CAPÍTULO 75
EN OTRO LADO
CAPITULO 76
CAPITULO 77
CAPITULO 78
CAPITULO 79
CAPITULO 80
OPERACION RESCATE
CAPÍTULO 81
CAPÍTULO 82
GOODBYE.
CAPÍTULO 83
CAPÍTULO 84
CAPITULO 86
CAPITULO 87
KARMA PARTE 2
KARMA PARTE 3
Extra: Felices fiestas.
CAPITULO 88
CAPITULO 89
¡NO ES UN CAPITULO, ES UN EXTRA!
CAPITULO 90
CAPITULO 91
CAPITULO 92
EPILOGO

CAPÍTULO 85

1.9M 78.7K 559K
By EvaMuozBenitez

República de Maldivas​.

Cara contra cara.

Phillippe.

Que Rachel James esté embarazada es el detalle que le faltaba al atuendo de estólido. De por sí, ya me había puesto en burla al ponerme en evidencia y el que me haya dado pelea, sola y en gestación sólo la engrandece más.

Perdí a Damon. Improvisar no es propio de mí, sin embargo, es algo que estoy haciendo a las malas estando entre la espada y la pared con el mandato Morgan pisándome los talones. El HACOC se está agotando, las elecciones son el lunes y si Christopher gana hará trizas a los clanes que me siguen.

«A eso tengo que sumarle que matará a mi hermano»

Camino a la punta de la pequeña colina con Dalila a mi lado luciendo la jadeíta Mascherano. Los subalternos de la mafia se enderezan en un gesto de respeto y los sollozos de Laurens hunden una parte de mí cuando me mira con el rostro lleno de rímel.

Necesitaba una oportunidad para atacar y tuve que valerme de ella para conseguirla.

—Esa es la casa, al coronel le gusta viajar aquí —señala el condominio que se cierne bajo el cielo de Las Maldivas— No le haga daño a la teniente James, por favor.

Dalila tamborilea los dedos en mi hombro mientras finjo en que no me afecta ver a la mujer que quiero tan perjudicada y destruida.

—Si te equivocas, tu hija no vive —amenazo con firmeza— Con la mafia italiana no se juega.

Rompe a llorar y Dalila se le acerca empeorando mis miedos.

—Eres muy noble y dulce —se le ríe la italiana— Aunque tu súplica no sirva para nada.

La traigo de vuelta con un gesto cariñoso y ella se voltea a darme un apasionado beso. Somos la cabeza, reyes y líderes de la mafia mundial, hemos venido a darle de baja al enemigo y nadie se irá sin ello.

El momento se termina con las luces de las cuatro Lincoln Navigator que se estacionan a pocos pasos.

Abren las puertas y echo los hombros atrás cuando baja el Boss de la mafia rusa, su primogénito lo sigue con el mismo aire dominante que rige en el clan más sanguinario «La Bratva» encabezada por Ilenko y Vladimir Romanov.

—¿Dónde está el recipiente que alberga los fetos de esa maldita perra? —pregunta el ruso.

Dalila se mueve alardeando el collar.

—Lindo Ilenko...

—Cierra la boca Dalila — demanda centrándose en mí— Tenías un maldito plan el cual evitaría esto, ¿Y qué pasó? Están casados y con dos bastardos... ¿Dónde está tu maldita palabra?

—Mide como me hablas —advierto.

—Mide tú las consecuencias de todo esto —espeta— Ella con Antoni o Christopher es una amenaza. No lleva nada con el coronel y ya cayó su ex suegra, la perra que la traicionó para que recayera, Liz Molina, un jeque indio. Abaleo a mi hermana y seguirá acabando con todo lo que le estorba, porque si no te acuerdas tu hermano le estorbó en su momento y también lo mató...

—A Liz la mataste tú—me defiendo— Reclamas y le has servido de sicario..

—¡Sicario tu maldita madre! —me encara —Te juro Philippe que de verse en riesgo mi clan, arraso con el tuyo primero.

Se adelanta seguido de su hijo y Dalila se da la vuelta antes de exclamar:

—¡Quieres verte grande y te dejaste quitar a Damon! —le reclama .

—A lo mejor lo dejé ir con el fin de que crezca —medio la mira— Y te arranque con una pinza los repugnantes ovarios que crees tener.

Su hijo lo sigue en silencio, me entregan mi arma y dejo a Laurens en el sitio con dos de mis hombres antes de avanzar tras los rusos. Un leve gesto con la cabeza pone todo en función aniquilando la energía de la isla.

Nos movemos entre las palmeras, la oscuridad está latente y me escudo en los hombres que van adelante «El líder siempre es la prioridad». Dalila me sigue y en minutos descifro el sistema de la puerta abriéndome paso en la propiedad.

Cada quien toma un punto estratégico, «Necesito llevar la cabeza de Rachel a la gran mesa». Ilenko se mira con su hijo siendo respaldados por mi dama y yo. Al hacer el despliegue tomamos el pasillo que lleva a la alcoba principal, las ansias se sienten y un soldado de la mafia entra en acción girando el pomo de la alcoba que...

—Este hijo de la gran...

La lluvia de balas que suelta el coronel con ametralladora en mano hace que Ilenko empuje a su hijo cubriéndolo de los proyectiles. Me tiro al suelo con Dalila y ambos disparamos tratando de eliminar al objetivo. Mis disparos se pierden y el ruso contraataca con una A-91 que acaba destruyendo la pared.

—¡Vamos, suelta a la zorra! —le grita al coronel.

Sigue disparando poniéndome en alerta con la sombra que sale de una de las alcobas derribando a varios de mis hombres con tiros precisos.

Se escabulle no sé dónde e intento ir por ella, pero de la nada el humo de la bomba que arrojaron me nubla la vista. Por el rabillo del ojo veo como empujan a Dalila contra la pared dejándola inconsciente. Me atropellan sacándome de la baranda de la escalera y mi arma se desliza de mis dedos cuando me mandan a la primera planta.

«¿Cuántas personas hay aquí?»

Varios de mis hombres están en el suelo con heridas mortales, rápidamente me giro tratando de llegar a Rachel, pero esta se devuelve evadiendo la puñalada que atina a su abdomen. De un momento a otro me veo rodeado por los Halcones negros «Los hombres de Antoni» mientras que Rachel se esmera porque Ali no le abra el vientre. Mis hombres responden a la emboscada repentina.

Peleo, evado y disparo con el arma que me facilita uno de lo míos sofocado en medio de la adrenalina. Los zumbidos de las balas no cesan. Me acorralan y la llegada de Ilenko hace retroceder a Ali cuando arremete contra él en tanto su primogénito va por ella con el haladie que lleva en la mano.

Se le atraviesan dos terroristas a quienes les rebana la garganta en cuestión de segundos demostrando ser un sanguinario igual que su padre.

Rachel lo desarma cuando atina a matarla, lo empuja e intenta huir y me quito las barreras mandando a todos mis hombres por esa perra, pero el que Christopher salte de la baranda del segundo piso aterrizando frente a ella y disparando en modo bestial, hace que nos movamos en nanosegundos.

El miedo me absorbe y paraliza con la imagen brutal cargada de violencia que denota el coronel soltando tiros a diestra y siniestra, destellos y destellos que vuelan sesos con tiros certeros. Halcones, rusos e italianos dan la vida por los cabecillas de cada grupo en un baño de sangre.

Las municiones merman y los segundos son aprovechados por Ali e Ilenko que le hacen frente al coronel con armas arriba sin contar con las cuatro paredes blindadas de cristal que caen de golpe dejándolos dentro, Las balas rebotan y mis vellos se erizan con la furia que desprende Rachel y con la última mirada sombría que nos dedica el coronel antes de que el piso se abra desapareciéndolos a los dos.

Sin embargo, aún la pelea no acaba. Ali arroja la granada que Ilenko recibe y se la devuelve logrando que le explote a pocos metros, pero el terrorista es rápido huyendo en medio del humo.

«¡Dios!» Mis hombres han sido masacrados. Dalila corre a besarme, pero en vez de eso, pateo los restos de los destruidos, exigiendo que me dejen solo. El suelo es un cementerio, Antoni me ha dado pelea desde la cárcel y los clanes me recriminarán el que la promesa al coronel no se lleve a cabo.

Apoyo las manos en la mesa del comedor estrellando el puño que salpica el plato que tengo cerca, las gotas me queman «Ácido» ¿Un plato de ácido?

Miro el otro y este tiene los restos de comida en perfecto estado. Reparo, huelo y analizo «Antoni». Reconozco sus compuestos donde sea y estoy ante dos de sus más peligrosas creaciones.

«Ali entró porque creyó que el coronel estaría muerto» pero por la cantidad de ácido diría que no comió mucho. Sin embargo, el plato de enfrente está vacío, cosa que me hace cerrar los ojos.

«Bien»

Salgo rápido con el sonido del helicóptero, el aire marino levanta la arena mientras el aparato planea el aterrizaje. Los mechones rubios de Ivana se agitan con el viento al saltar de la aeronave seguida de su marido. En el exterior permanece Dalila acompañada de los rusos y los hombres que se quedaron afuera.

A Laurens la tienen en el piso amordazada, con los ojos vendados y tapones insonoros.

—¿Está hecho? —pregunta el candidato— ¿Lo mataron?

Muevo la cabeza en señal de negación, estamos a un par de días y en Londres no tengo posibilidades de atacar. Dalila saluda a su hermana y los rusos intentan irse, pero el candidato los detiene.

—Lo mejor es que asumas el puesto de líder —dice el candidato traicionándome en mi propia cara— Con Antoni en la cárcel eres el único que puedes darles pelea ¡Después de esto, nos van a masacrar!

Ivana se atraviesa cuando Dalila se prepara para darle de baja a su marido e intervengo de inmediato.

—Eso no es una decisión tuya —enfrento al candidato.

—Lo mejor es que otros se encarguen...Las elecciones son el lunes y se supone que los matarías para asegurar la victoria —se defiende.

—Dijo que no ¿No lo entiendes?—interfiere Dalila— Phillippe y yo no vamos a renunciar al mandato y si he de masacrar a toda la Bratva lo hago... ¡Este puesto es de la mafia Italiana!

Mueve la mano y los soldados de la mafia rodean a los rusos, pero ellos no se intimidan ni con el arma de Dalila.

—¡Nosotros somos los reyes! —espeta— A Phillips y a mi nos ha costado llegar aquí y de tener que dar la vida por ello, la damos.

Me muestro seguro yo también y la única incómoda es Ivana con su marido.

—Oh, tranquilos que yo no pierdo tiempo con enemigos pequeños y su puesto no es mi prioridad ahora —contesta el ruso.

Dalila muere por apuñalarlo.

— ¡Larga vida al rey!

Siento la misma sorna de Antoni cuando medio sonríe.

—Buenas noches —se despide.

La presión se aliviana, Dalila me abraza e Ilenko se voltea.

—Te haré más fácil las cosas —dice— ¿Para qué llevar basura a Londres?

Vladimir saca su arma apuntándole a Laurens y...

—¡No! —grito a todo pulmón— ¡Déjala en paz!

No baja el cañón y lo encaro furioso, Dalila me mira confundida y procuro mantener la compostura.

—El encuentro se da por concluido —espeto.

—Como quieras —contesta Vladimir despues de ponerme en evidencia.

Se marcha con su padre dejándome enardecido, ellos son expertos en daños colaterales. Ivana pide que suban a Laurens en el helicóptero y el candidato la sigue sin decir más mientras Dalila toma distancia.

—No dirá nada, teme por la vida de su hija. Yo me encargaré de ello —demando.

Ivana me entrega la lista de las personas que morirán cuando tengamos el puesto de ministro. Toda la Élite será masacrada, el haber sido fiel a Christopher los condena.

—No me apoyaste —le reclamo a Ivana.

—Yo amo a mi esposo —esclarece— Siendo Ivana, siendo Milla. Me molestó que tú unieras a Derek y Phillippe. Me molestó que juzgaras a Antoni, pero pecaras también con Dalila.

Se le salen las lagrimas y me duele porque es como mi hermana.

—¡Tampoco has vengado la muerte de mi padre e Ilenko tiene razón, ella y él van a acabar con todo lo que les estorba si no hacemos algo! —me grita.

—El castigo será parir a sus hijos muertos —aseguro— Así vengaré la muerte de Brandon, te lo prometo. Son fuertes, pero un golpe como ese acabará con ambos.

Su marido la llama y ella se va dejándome en la playa. Será así, Christopher evadió el veneno, pero los mellizos no y cuando llegue el momento estipulado para ellos, morirán en el vientre de Rachel porque Antoni así lo dispuso.

El único que se salió con la suya hoy, fue Ali.

◆ ▬▬▬▬▬▬ ❴✪❵ ▬▬▬▬▬▬ ◆

Comando de la Fuerza Especial Militar del FBI — Londres/ Inglaterra.

Rachel.

Christopher se peina el cabello con las manos en el centro de su oficina, siento que las horas no le han quitado el shock que lo tiene como lobo enjaulado. A mi también me arde, solo que ya me estoy centrando en que mi muerte es la única solución a esta absurda guerra.

Los ojos se me llenan de lágrimas.

—Quiero que des todo por mí hasta que nazcan —le pido— Gana las elecciones para que me mantengas a salvo y después ve acostumbrándote a que mi muerte es el fin de todo esto.

Sacude la cabeza con desespero.

—Callate.

—¡Ya no tengo miedo de morir! —espeto.

—¡Puedo con todo, maldita sea! —se vuelve hacia mí cargado de ira— ¡No me subestimes, no me creas menos que soy más de lo que tú crees!

El ataque de ira lo hace barrer con todo lo del escritorio destrozando el Macbook y los artefactos que yacen en la mesa. Yo de una forma u otra también siento que lo estoy matando, ya que cuando lo conocí no era así y porque lo amo no soy capaz de vivir sabiendo que murió por mi culpa.

—Christopher, escúchame...

—¡No! —me reprende— ¡En tu vida vuelvas a pensar que no soy capaz de lograr algo!

Los hombros le suben y le bajan rápido, no deja que lo toque y es Parker quien abre la puerta preocupado.

—La junta espera teniente James —avisa y varios soldados se le plantan a Christopher en la puerta para que no salga.

Me sacó de Las Maldivas y me trajo a Londres en tiempo record llevándose al hombre que creí que volvería, pero no. La Élite está con el concejo, Olimpia y Alex. Papá y mis amigas me miran preocupados, pero no digo nada, solo tomo asiento esmerándome por no matar a Gema.

«Es su culpa» Era obvio que me ponía en peligro al divulgar mi embarazo con una promesa jurada.

—Antoni atentó contra mí desde la prisión —hablo— Sigue siendo un peligro y ya es hora de someterlo a la pena de muerte.

Me enfoco en Alex.

—Evadieron mis órdenes —empieza— Eso se llama desacato y les guste o no son las consecuencias de querer hacer lo que se les viene en gana.

Mi maldición es tener enemigos de por vida y el escuchar lo que pasó por parte de otro solo reitera mi decisión. Si he de morir, muero derramando la sangre de los clanes que me persiguen.

Estoy harta de que a cada nada me ataquen como si fuera una maldita hechicera. Se reabre el caso de Antoni. Alex para proceder tiene que tener el apoyo de la élite y el concejo por igual, pero toda la Élite tiene que estar de acuerdo.

—No voy a apoyar la decisión —habla Gema— La pena de muerte va contra los derechos humanos. No es personal, lamento lo que pasaron, pero no.

—¿Tuviste en cuenta los derechos humanos cuando difundiste la noticia sobre mi embarazo exponiéndonos al peligro en el que estamos inmersos? — Alego— No, no lo hiciste...

— No voy a discutir contigo, Rachel. Mi decisión ya está tomada.

«Arrastrada»

—Yo tampoco lo apoyo —secunda Bratt— Su castigo es pudrirse donde esta.

Apoyo los codos en la mesa cargándome de más rabia. El concejo está de acuerdo en que su castigo es pudrirse en prisión y a Alex no le queda más alternativa que meterse en su papel de ministro.

Todos se levantan y yo creo que voy a entrar en colapso.

—¿No vas a hacer nada? —le reclamo a Alex cuando todos se van.

—¡Lo hago, pero no me dejas! Hay que aprender a escuchar, Rachel —me dice— Christopher no es un ser divino, no es todo lo que está bien y por ese embarazo tienes que madurar.

Papá me pide que me calme y Alex ordena que me lleven a casa, pero no. La mañana apenas está empezando y yo tengo muchas cosas por hacer.

—Tengo pendientes y mi licencia acabó.

—Rachel...

—Está siendo un ministro, deja que yo sea una teniente ¿O quieres que perdamos? —lo amenazo— La candidatura, la vida de tus nietos...

—En parte, esto es porque usaste al Boss para matar a Liz...

—Y no me arrepiento —no miro la cara de mi padre.

Alex no contesta nada.

—Papá, tienes contactos —le hablo— Ayúdame con eso ya que mamá está aquí. Ve con ellos, visítalos, invítalos a cenar y codéate para que nos den su apoyo. Odias a Christopher, pero necesito que me ayudes o me van a volver a joder.

Respira hondo.

—Tranquila yo me encargo.

Me levanto a cambiarme. No han trasladado mis cosas a la habitación del coronel, pero es lo que menos importa ahora. Solo me coloco el uniforme y me pongo al frente de la campaña mandando a llamar a Cristal.

—Linda... —llega.

—Soy la teniente Rachel James para ti —le dejo claro— ¿Qué novedades hay?

—Christopher bajo otro 3% por ciento...Kazuki es el último con un 5% de diferencia —explica— Leonel tiene la delantera.

No dejo que eso me aflija, la última palabra la tienen las urnas.

—Sigo pensando que de no ser por ese giro...

—Me importa un reverendo rábano lo que tu pienses —espeto— No necesito tus opiniones, necesito que hagas tu trabajo porque si perdemos le diré a todo el mundo que en vez de ocuparte de lo tuyo no hiciste más que opinar en asuntos ajenos.

Abre la boca anonadada.

—¿Qué te pasa?

—Pasa que a ti te paga Christopher, no Gema —me levanto del asiento— Y como te paga él, tenme al tanto de todo y esfuérzate que no estoy amenazando en vano.

Se va y sigo con lo mío. En parte me siento orgullosa de mí misma porque todo lo que pasó, no demuestra más que miedo.

Pongo a mis subalternos a trabajar pidiendo un informe el cual me diga los últimos movimientos de la Bratva y la mafia Italiana.

—Mi teniente —Stefan llega a ayudarme, se lo ve preocupado, pero asume su papel de soldado— Lo que pidió.

Me llena de informes actualizados. Ambos grupos manejan centenares de negocios, pero ahora los que más les están pagando son las redes de tráfico de estupefacientes. Siempre cuentan con grandes embarcaciones las cuales usan para su beneficio en los clubes que manejan.

—Teniente Franco —le hablo a Brenda cuando entra— Necesito en función a todas las unidades de búsqueda, que toda la fuerza naval nos rindan informes moviendo drones que den con cualquier movimiento sospechoso. Es una demanda de carácter urgente.

—Claro —se levanta—¿Lo haremos bajo las órdenes de?

—Del coronel —sigo trabajando— Lo estoy sustituyendo ahora, asi que reúne a la Élite obviando a Lewis y a Lancaster.

A Christopher lo sustituye normalmente Parker o Bratt, pero a Bratt no lo quiero ni ver y Parker empezará con moralidades y reglamentos que ahora no voy a acatar.

—No me han informado de ningún relevo —Dominick no tarda en aparecer.

—Te lo estoy informando yo —recojo los documentos llevándolos a la mesa de planeación— Tus capacidades son iguales a las mías, ya te lo he demostrado más de una vez.

Se queda mirándome con total desacuerdo.

—Hay cosas que hacer —lo regaño— Hay una candidatura que ganar y un plan que trazar o nadie de aquí tendrá un futuro que contar, así que obedece.

Se va y le ordeno a Stefan que vaya poniendo al tanto a la Élite mientras yo termino. Patrick es veloz armando un holograma con el punto de quiebre más cercano.

—Atlántico, el Canal de la Mancha —explica— Doce barcos sospechosos los cuales pertenecen a una Naviera Rusa, se dicen que trasladan enlatados.

—En barcos tipo Bunker no lo creo, eso es una arteria importante en la mafia roja y en la mafia italiana —rodeo la mesa—Armaremos el plan de ataque, vamos a derribarlos.

—¿Sin previo estudio? —pregunta Parker.

—Hay que alardear triunfos cuando no se pueden alardear acciones —contesto.

Las imágenes aseguran una pérdida millonaria ya que un mero navío ha de valer una fortuna, sin contar con que tenerlo ya es un privilegio. Parker no está muy seguro, pero al verme tan convencida no le da para discutir.

—Preparen aviones, carguen municiones —aviso— Solo la Élite, obviando a Lewis y a Lancaster nuevamente.

—¿Lo haremos con la carga de mañana o pasado mañana? —pregunta Simón.

Miro el reloj, tengo el tiempo justo.

—Con la carga de hoy, así que agilicemos la tarea.

Recojo los papeles apresurándome a la oficina del coronel. No veo a la señora Concepción, la nueva secretaria, pero sí a Alex saliendo furioso con el concejo. Se pierden en el pasillo y entro sin golpear, la silla principal está volteada hacia la ventana. No han recogido nada de lo que destrozó.

Hay vidrio, papeles y objetos esparcidos por el piso. Rodeo la silla percibiéndolo como una bomba de tiempo al posar los ojos en mi abdomen antes de fijarse en mi cara. Sujeto su mentón conectando su mirada con la mía.

—Ten —le entrego los documentos.

—Dejame —intenta apartarme.

—No, vamos a trabajar porque tienes que ganar o ganar...

Se levanta como si fuera un robot pateando lo poco que queda y le explico en el camino antes de entrar al salón de equipos.

—¿Vas a ir? —me pregunta Laila preocupada.

—Hoy es necesario —contesto— No será combate de cuerpo a cuerpo.

—No —se opone el coronel.

—Si —me impongo en voz baja— No me hagas preparar otro avión, ya te dije que soy un soldado, así que no me vengas a tratar como una damisela en peligro.

La respiración se le torna pesada y Alan termina de colocarle el chaleco mientras yo me preparo. Los aviones militares están en la pista de despegue y abordo el más grande con el coronel, Ángela y Parker.

Christopher da las órdenes previas mientras yo me encargo de ultimar la estrategia.

—Mi coronel —le habla Ángela y no sé porque me pongo alerta.

El ruido del avión piloteado por Parker no me deja captar lo que le dice paseándole los nudillos por el brazo, «No está coqueteando» asimilo. Sigue con el roce y..

—Mi coronel, ese chaleco está mal ajustado —intervengo y ella se aparta para que lo revise.

«El chaleco está bien, mi humor no» Le paso las manos simulando que sí lo acomodé y vuelvo a mi puesto con Ángela atrás.

—Preguntaba por el calibre que íbamos a detonar —aclara ella con frescura.

—Ujumm —repaso lo planeado.

—Con Bratt ¿También eras así de posesiva? —se ríe— Tienes que tomarlo con calma. Con Christopher hay actitudes que salen inconscientemente.

—No soy posesiva —contesto— Lamento si te confundí o hice sentir mal, solo que no quiero que le pase nada por tener el equipo mal puesto.

—Ni me confundiste ni me hiciste sentir mal —echa mi trenza atrás— Solo me comiste con los ojos.

—Estamos llegando —avisa Parker.

Me vuelvo hacia el sistema. Las pantallas cambian con el movimiento de las cámaras MIT que me muestran el interior de los navíos estando a varios metros de distancia. «Estos son barcos piratas con mucho oro en el mar» Identifico la carga, muevo los controles, el avión carga municiones y Christopher lleva el dedo al detonador pegando la vista al lente.

No es soltar tiros a lo maldita sea, es saber en qué puntos dar y a eso se le llama "Estrategia militar"

—66 cm, lado norte —le suelto— Punto débil en parte trasera, lado oeste cuarta ventana...

Mueve el armamento, Parker prepara la aeronave y...

—¡Fuego!

Christopher deja escapar el misil que desciende, impacta y explota mientras él suelta los que faltan volviendo trizas los navíos. Sigo arrojando coordenadas y en menos de diez minutos no hay más que humo en el Canal de la Mancha.

—Operativo concluido —avisa la otra parte de la Élite.

«Ahí tienen hijos de puta» Ellos no pierden tiempo a la hora de atacar, pues yo tampoco. Christopher se aparta el sudor de la frente, las ganas de que me envuelva en sus brazos me hace mover el cuello, pero las muestras de afecto en lo laboral están mal vistas.

El regreso al comando ya es noticia, más cuando todo está enfocado en la campaña, pero este tipo de operativos siempre suma puntos para lo que sea.

Patrick aterriza primero, la prensa está preguntando que paso y yo ignoro la mirada de reproche de Alex a lo lejos. Estoy un poco mareada y Christopher no da declaraciones.

—El escuadrón Élite de Londres derriba doce navíos los cuales se dedicaban al tráfico de estupefacientes —hablan a las cámaras— Fuentes aseguran que eran parte de la mafia roja...

Luisa me recibe haciendo un montón de preguntas, Laila, Brenda y Alexa también quieren los detalles ya que no les he contado nada.

—Quédate en el comando —me pide Luisa— Mañana temprano te vas.

—Rachel —me llama Christopher.

Espera a la debida distancia, Luisa insiste en que quiere detalles de todo y el coronel se termina acercando.

—Vámonos...

—Una noche de amigas —me insiste con desespero.

—Después —me despido de todas.

Luisa no disimula la cara de rareza, puede verse egoísta, pero en estos momentos me siento mejor al lado del coronel. No me molesto en quitarme el uniforme ya que viajaré en una camioneta a puerta cerrada e iré directo a la mansión.

—¿Darán detalles del atentado? —nos avasallan los periodistas y Christopher se opone a que se me acerquen demasiado.

—Que ellos den detalles de las embarcaciones que hoy derribamos — es lo único que digo antes de subir al vehículo.

Alex aborda la misma camioneta dejándome en la mitad y el ministro posa la mano en mi rodilla moviendo a Christopher.

—Sara está modificando la dieta para que no la comas a la fuerza —trata de animarme.

—Ellos no quieren nada de eso —responde el coronel.

—¿Y tú qué sabes? —contesta el ministro— No eres padre, no eres suegro.

—Tu tampoco lo eres.

—Ya basta —pido.

Enlazo mi mano con la del coronel que se pone en modo hielo cada que lo joden, cada que no estamos solo los dos. Entramos a la mansión que ahora está más custodiada que antes.

—¡Hola novia! —me saluda Emma en albornoz, con una toalla en la cabeza y un vaso de té helado en la mano— ¿Cómo la pasaron las viboritas?

Viene a darme un beso agachándose a darme otro en el abdomen.

—Ministro —le planta un beso— Christopher.

Es cómico este tipo de actos en ellos, ya que no están acostumbrados a que la gente los trate con tanta confianza.

—¿Qué haces así? —le pregunto.

—Estaba en el jacuzzi del patio —toma mi brazo— Dime, ¿Le tomaste foto a la pantera muerta? Te mostraré las que tome cuando ustedes se fueron, los del Mortal Cage me prometieron una chaqueta

Suelta a reír. Los demás no tardan en aparecer llevándome al jardín y Christopher sube, pero vuelve a bajar quedándose en una mesa aparte hablando por teléfono.

Cuelga y se queda solo. No soy del tipo de persona que le guste forzar lazos. Mi familia no es gustosa, con Alex tiene problemas y su madre es la única que lo abraza, pese a que él ni se inmuta.

Sara me comenta el menú con un entusiasmo que no me contagia.

—Christopher —lo llamo para que venga a cenar, pero sacude la cabeza.

Prefiere irse y a mi el hambre se me quita. Tyler me confirma que abandonó la mansión y me enerva que se haya ido al pent-house sin mí. Saco el teléfono llamándolo mientras los otros acaban con la cena.

—¿Dónde estás? —pregunto cuando contesta— ¿Por qué me dejas sola?

Todos me miran cuando mi voz demuestra el sentimentalismo que me cargo últimamente.

—Todo está bajo control, ya me aseguré —dice y me levanto rabiosa.

—Devuélvete y nos vamos juntos —pido.

—Y yo que pensé que mamá era intensa —alcanzo a oír la burla de Emma.

—¿Volverás? —pregunto.

—Me voy a ocupar —cuelga.

La barbilla me tiembla y... ¡Ya, joder! Que cosa con la maldita sensibilidad. Me encierro con mis hermanas contando los detalles de la luna de miel.

—Has de estar cansada —Sam me frota las piernas— Mañana nos terminas de contar.

Ambas se despiden con un beso en la mejilla antes de marcharse, apagan las luces y doy vueltas en la cama imaginando cómo voy a matar a Antoni cuando Christopher gane. «Porque tiene que ganar» O esos malditos nos comerán vivos.

«Que nazcan los mellizos es lo único que pido»

Una hora después abro los ojos al sentir que se acercan a mi alcoba y abren la puerta quitándose los zapatos «El coronel» que desata una mezcla de rabia y felicidad al mismo tiempo. Me quedo en mi puesto fingiendo que duermo, pero el olor a comida me hace salivar cuando deja una caja en la mesita antes de encerrarse en el baño.

«Esta vez nos están destruyendo a los dos»

Enciendo la lámpara tomando lo que trajo, mi estomago lo aclama al punto de hacerme posar la mano en él, devoro todo terminando con la golosina que hay al final de la bolsa y él sale totalmente desnudo.

—Ven así —lo contemplo. La altura, los músculos, los ojos.

—Iba a ir así —me cubre por completo saboreando mis labios.

Aparta las sábanas, me saca la bata y arranca las bragas dejando que mis manos se deleiten con el tacto de su espalda, me desestabiliza el recorrido de su garganta a lo largo de mi cuello acomodándome para que pueda recibirlo.

—¿Dónde estabas? —pregunto y sujeta la cabeza de su miembro paseándola en mis bordes antes de entrar.

—Qué importa —susurra— Ya te estoy dando lo que quieres.

La polla endurecida ondea con movimientos deliciosos que me contraen. Mis cuerdas vocales reprimen los gemidos y él arremete sin piedad dándome todo, sujetando la parte trasera de mi cuello con embestidas que nos mueven en un mismo ritmo.

Medio se aparta detallando el entrar y salir de su miembro. La imagen de este hombre así, totalmente desnudo con embestidas veraces me arrebata la cordura, las ganas de parar. Le ofrezco mi garganta para que la bese y no dejo contonearme trazando los movimientos que lo llevan al desespero.

Suelta palabras crudas que solo me hacen desear estar en nuestra casa donde puedo desatarme sin prejuicios y chupa mi labio inferior logrando que me corra mientras él se hunde dejando todo adentro.

Se acomoda de medio lado acomodando la cabeza sobre mi hombro mientras sus dedos recorren mis piernas, subiendo por mi sexo hasta llegar a mi abdomen donde apoya la mano. Y ese mero toque lo siento cargado de furia posesiva.

Nos amamos, pero creo que amamos más lo que hemos creado.

A la mañana siguiente nos espera el calendario electoral familiar de cierre de campañas. «Un evento tipo campestre que dará todo por concluido» Mis hermanas son rosas inglesas con vestidos que se acomodan al momento.

Cepillo el cabello de Sam mientras Emma se maquilla.

—Señora Morgan, la secretaria del coronel ya está aquí—avisa la empleada.

—Llámeme Rachel, no es necesario llamarme señora Morgan —pido.

—¡Gracias al cielo! —grita papá desde el pasillo— ¿Quién quieren que lo llamen "Morgan" siendo James"?

Suelto el cepillo y bajo colocándome los pendientes encontrándome con una mujer de cabello castaño y labios rojos que definitivamente no es la señora Concepción.

—Teniente James, buen día —saluda— ¿El coronel baja ya o hay que subir a despertarlo?

—¿Disculpa? —me confunde— ¿Eres?

—Pamela Brown —se presenta— La nueva secretaria del coronel.

Luce un ceñido vestido carmesí de tubo. Es más alta que yo, de piernas largas, senos abultados y lentes pequeños. Tyler la saluda con un "Bienvenida".

—Buena elección —le dice Tyler— Escuché que a los Morgan les gustan esos tonos que traes.

Nota mi mirada sobre él y adopta un papel más serio.

—Me retiro —el escolta se va.

—Disculpa, pero no eres la persona que contraté...

—Yo lo hice —Christopher baja las escaleras— No se me da trabajar con ancianos.

—La señora Concepción tiene un muy buen desempeño.

—No para mí —deja que la secretaría lo siga.

—El energizante que me pidió tener a la mano —le entrega una bebida.

¿Es que ya están hablando? Subimos al despacho y me pongo al tanto de lo que me corresponde mientras ella le pasa documentos para que firme.

A la hora de partir viaja con nosotros en la misma camioneta. Christopher se pasa los dedos por la sien y ella no tarda en pasarle un analgesico. «No me agrada»

Las camionetas se estacionan y los James se unen a los Morgan en el evento lleno de las banderillas de cada candidato como los políticos.

—En equipo se llega más lejos —comenta Leonel ante todos con su equipo— No importa el cargo, lo que importa es la lucha.

La Élite inglesa nos brinda apoyo y con mi mejor sonrisa saludo, felicito y me tomo fotos con los candidatos. Gema se acerca también simulando que todo está bien.

—Buena suerte —adula junto a Cristal como una buena competidora.

—Que gane el mejor —me dice Leonel— De no hacerlo cualquiera de los tres sería un buen general.

«Idiota» Finjo sonrisas con los que más influencias tienen. Con alianza o no, Leonel y Kazuki no tienen algo y ese Alex Morgan que le aporta peso a Christopher. Sea lo que sea, al ministro lo respetan aquí y en la luna.

Patrick acompaña a Christopher que está concentrado en sus asuntos con la secretaria atrás mientras yo cumplo con mi papel rodeada de escoltas. El cierre electoral es en un club al aire libre altamente resguardado por el que me paseo toda la tarde buscando el apoyo que necesitamos.

Me harto con el pasar de las horas, con las sátiras y críticas disfrazadas de "Sugerencias" Pero lo que más me harta es no tener la mirada del coronel sobre mí desde que llegamos al evento.

—Pamela —su nombre en la boca de él me quema la sangre cuando llama a la secretaria dándole indicaciones demasiado cerca mientras ella le pide que lo siga.

Mis pies avanzan por sí solos hacia la misma dirección adentrándose en las oficinas que se prestan para reuniones exclusivas. Los escoltas se quedan afuera cuando abro la puerta sin golpear.

—¿Requiere algo, teniente? —pregunta ella.

—Te voy a pedir el favor Christopher, de que cuando yo demande algo, lo respetes —le reclamo.

—¿De qué hablas? —pregunta hastiado.

—Yo ya estipule la maldita secretaria que ibas a tener y no es esta —le suelto— Así que Pamela, toma tus cosas y lárgate de aquí.

El baja los papeles mientras ella lo mira a la espera de que diga algo.

—Ya me oíste —reitero— No es personal, es porque mis decisiones se respetan.

Recoge el maletín dando las gracias por la oportunidad antes de salir. Christopher no esconde el enfado tratando de irse, pero lo devuelvo.

—¿No te gustó? —le reclamo tomándolo del cuello de la camisa— ¿Te frustré el sueño de ser como Alex o qué?

—Quieres que te folle, eso es lo que estás buscando.

—Responde lo que te pregunté —insisto— ¿Iba a ser el ligue que estará contigo cuando me maten por no ganar esta maldita mierda?

Sujeta mi rostro con una sola mano llevándome a su boca, pero no me besa y se me salen las lágrimas ya que sentir su desespero es lo más angustiante que puede haber.

No temo morir yo, pero si que muera él o mueran ellos porque ahora no me imagino una vida sin ninguno de los tres.

—¿De qué color son las piedras? —pregunto— ¿Qué nos quieren arrebatar?

Me asfixio con el nudo que tengo en la garganta.

—Dime que son para que...

Es tonto le exija saber algo que tal vez es mentira, pero ahora cualquier ilusión te mantiene los pies sobre la tierra.

—Dime...

Sale dejando mi petición en el aire. Ya anocheció, hay un concierto de una banda que tiene a la gente distraída y Christopher se aleja del gentío seguido de un periodista que no deja de tomarle fotos mientras se mete en la zona de árboles que hay en el club.

—Amigo, no —Patrick se le va detrás— Por favor, no haga eso.

Soy consciente de que el modo bestial de Christopher es demasiado peligroso. Patrick lo alcanza tratando de que pare.

—Hermano ¿Qué pasa? —se preocupa y él se zafa— Anda, vamos por un trago.

—Coronel ¿Me concede un par de preguntas? —se entromete el periodista amarillista.

—Ahora no —lo aparto.

—¿Cree usted que la muerte de sus hijos es el castigo por ser un hijo de puta masacrador? —le suelta— ¿Qué escenario lo atormenta? ¿Uno donde mueran quemados, decapitados o asfixiados?

No muevo un músculo y Christopher aparta a Patrick mientras que el reportero le sigue tomando fotos dando un paso atrás.

—¿Qué dijiste? —le pregunta

—Solo exploro los distintos escenarios y el modo de actuar de la mafia que...

Un manotón lo lleva al suelo y lo toma del cabello subiendo y bajando la cabeza que cruje contra el filo de la roca que le parte el cráneo. Patrick huye, Christopher se queda inmóvil y mi padrino de bodas no tarda en volver con el ministro y la guardia que nos rodea con disimulo.

—Vete —me pide Alex— Yo me encargo.

Obedezco aunque no quiera, aunque ya no me dé miedo. Lo hago solo porque Alex es quien puede ocuparse. Me despido de todos como si no hubiese pasado nada.

Christopher no es una buena persona y lo que acaba de pasar es una enseñanza sobre el poder que tienen las palabras en la persona equivocada. Llevo a mi familia a casa y comparto tiempo con ellos antes de irme a dormir.

Se irán mañana después del resultado electoral y no sé cuando volveré a verlos. Papá me da un beso en la frente y abrazo a mi madre que insiste en que pase el embarazo en Phoenix. Me niego y se van a descansar con Sam dejándome con Emma que se prueba mis labiales en el espejo.

—Ganen o no seguirás siendo la puta ama de la FEMF —me dice— Solo tienes dos obligaciones en la vida: Ser feliz y extrañar a tu hermana favorita.

—Sam —suspiro y me da un almohadazo antes de venir a abrazarme— Esta bien, lo diré... Amo a Luisa.

—¡Soy yo! —grita sin soltarme y mi papá viene por ella para que me deje reposar, pero termina enganchado en su espalda sacándole canas verdes— Bye, bye.

Los Morgan no llegan y me quedo tomando té en la cocina pensando en lo que nos depara a los cuatro y qué maldita jugada nos va a labrar el destino.

El esperado día llega. Alex y Christopher están todo el día en el comando y me reúno con ellos al mediodía analizando el panorama. El coronel se mantiene en su silla sin mirar a nadie, Gema y la Élite llegan cuando se cierran las urnas.

El miedo late en mis fibras, pero mantengo el mentón erguido asimilando lo que sea que se aproxime. Empiezan los boletines informativos, resultados que sorprenden, decepcionan, dejan inestables y vuelven a sorprender.

No tengo habilidades para sumar ahora, supongo que nadie la tiene. La prensa sale de las redes, nos ponen a esperar dos horas más y después de eso entra Olimpia con un sobre.

—El resultado fue el siguiente.

Informa.

—Kazuki Shima: 26%. —empieza.

No puedo respirar.

—Voto en blanco: 4%.

Alex no sabe ni cómo sentarse.

—Christopher Morgan: 35% —baja el sobre— Leonel Waters: 35%

«Menuda mierda» El coronel se levanta y yo asimilo que ahora sí se viene la verdadera pelea.

—Al obtener los mismos resultados —explica Olimpia— Nos vamos a una segunda vuelta entre Leonel Waters y Christopher Morgan.

«Error» Una segunda vuelta entre la ley y la mafia.

◆ ▬▬▬▬▬▬ ❴✪❵ ▬▬▬▬▬▬ ◆


Bueno, ya he dicho mil veces que lamento la demora, pero pues lo digo nuevamente. Perdonen el alma de esta chica, que pues hasta no estar segura, no sale a la luz y hay veces que creo tenerlo y me digo Noooooo.

Puedes hacerlo mejor y pues no sale la gran cosa, pero con esa cosa es que me siento cómoda.

En fin hoy es un dia especial para mí porque, Ahhhh se vieneeeeeeeeee ya sabe queeeeeeeeee y quiero debatir con todas ustedes.

Las amo en verdad, gracias por su paciencia y tratare de que esto no vuelva a pasar.

Besitos.

Con amor.

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