Atsuko Kagari Pov
Me separe de Diana obedeciendo la orden de mi padre, todos los invitados salieron del salón y deben estar tomando ahora mismo sus carrozas para irse a su reino en los botes. Mire a Diana que hizo una reverencia por el llamado del rey, después ella y mis amigas me vieron algo sorprendida por el control que tiene mi padre sobre mi, las princesas que no sean de este reino se les mantienen oculto la educación personal de los padres; admito que tengo un poco de miedo con lo que vaya a pasar.
Mi madre bajo de la plataforma y le dijo a mi padre que habláramos esto con calma, el obedeció y fuimos guiados en donde se encuentra el trono, Diana fue rodeada por tres caballeros incluyendo a Amanda. Al llegar el rey se sentó en su lugar, la reina también y yo me quede parada, no quiero sentarme.
—Akko.
—Aprieto mis puños— ¿Si?— pregunto sin verlo.
—Siéntate.
—Esta bien mi rey— dije entre dientes.
Aclaro que mi padre no es un hombre gordo que solo toma cerveza cada vez que se le antoje, el es atractivo en ciertos puntos, como su cuerpo bien formado y los rasgos faciales, lo único que le queda mal es la barba si se la deja crecer mucho, su cabello es largo hasta los hombros y sus ojos son del mismo color que los míos.
No me gusta seguir las ordenes de mi padre, el sigue molesto por que ''golpee'' al príncipe Felix y gracias a esa mentira los reyes del reino donde pertenece Felix se aislaron de nosotros, pero el estúpido príncipe sigue viniendo a las fiestas solo para verme, después de tanto tiempo no se rinde. Diana la dejaron en el centro quedando al frente de mis padres y de mi, la mire insegura y luego tuve que cambiar mi actitud, no puedo comportarme como una niña cuando esta el rey presente, el se molesta por eso y me manda a castigar. Suspire y me senté adecuadamente manteniendo mi postura firme, cambie mi expresión a una neutral y cruce mis piernas.
— Cavendish, responderás a cada de las preguntas que haga y no quiero una respuesta vacía ¿Entendido?
— Si mi rey— contesta viéndolo fijamente sin perder su postura.
— ¿Donde esta tu familia?
— Tengo muy poca información sobre eso señor, me criaron en un orfanato a los tres años de edad, no se donde se encuentra mi madre.
— La mira no muy convencido— ¿Y tu hermano?
— No lo he visto...— pone su mano en la cabeza.
— ¿Que le paso a tu familia, Diana?
Esta siendo preguntas que sabe la respuesta por encima, no muy profundo, trata de confundirla como si el no supiera nada de lo que ocurrió.
— N-no lo se, como le dije anteriormente fui criada en un orfanato y mis recuerdos están borrosos y confusos.
— ¡Tonterías!— golpea el brazo de su asiento con fuerza.
— Espera— alza un poco su mano— antes que comiences a exigirle las respuestas, tengo que aclararte que la madre como una buena bruja que era le hizo un hechizo cuando era niña, ella no recuerda Alcides, y se lo desesperado que te sientes por querer saber la verdad detrás de todo ese incidente— dijo mi madre.
Solo mis amigas y dos caballeros reales aparte de Amanda y los reyes se encuentran en la sala del trono, el castillo esta completamente vació sin ninguna otra persona dentro, los otros caballeros hacen su trabajo fuera del palacio.
— Le refrescaremos la memoria, ¡Tráiganlo!— ordena el rey a uno de los caballeros reales— cuando las vi cantando a ustedes dos, no dude ni un segundo en mandarlo a buscar.
Escuche unos pasos acercarse con un sonido de cadenas arrastradas, gire mi cabeza para mirar de quien se trata, lo primero que mis ojos vieron fueron unos ojos color morados... ¿Kelvin? ¿Que esta haciendo aquí? Lo reconocí de inmediato, no tiene barba y carga su misma ropa desgastada.
— Diana, te presento a Kelvin— extiende su mano— Kelvin ella es Diana.
— ¿Sigues viva?... — dijo en susurro pero audible para todos.
— ¿Quien eres?— pregunta Diana mirándolo confundida.
—Ya entiendo...— mueve sus manos encadenadas aun lado.
—Pueden soltarlo— manda mi padre.
Por primera vez en mucho tiempo lo veo libre... El se acerco a mi y puso su mano derecha en mi mentón alzando mi cabeza un poco. Arquee mi ceja sin quitar mi expresión neutral, lo mire sin entender lo que trata de que hacer.
—Es un gusto verte otra vez— sonríe.
—No toques a mi hija con tus manos sucias— reclama el rey enojado.
—Mis disculpas— hace una reverencia y retrocede.
Parpadee tres veces tratando de entender lo que acaba de pasar, mire a mis amigas de reojo y ellas se quedaron asombrada de que Kelvin me conociera, luego me acusaron con la mirada; después de terminar con esto tendré que responder muchas de sus preguntas.
El se acerco a Diana bajando los tres escalones, la miro por unos cortos segundos y comenzó a caminar a su alrededor. Ella por su parte no entiende lo que Kelvin esta haciendo y ignora que la esta mirando muy detalladamente de arriba hacia abajo, eso me causa un poco de celos.
—Te pareces a mi madre— soltó rompiendo el silencio.
Abrí mis ojos como platos quedando en shock con tal confesión. Eso significa...Que es su hermano... Todo este tiempo estuve hablando con su hermano en el calabozo, pero, ¿Por que mi padre lo tenia en ese lugar? ¿Que hizo de malo? Son preguntas que me hice la primera vez que lo conocí, pero el nunca me respondió, tal vez esta noche sepa las respuestas.
— ¿Disculpa?— dice Diana sin perder su postura firme.
—Eres casi idéntica y eso me molesta— pone su mano en la mejilla— aun recuerdos esos momentos que ella te quería mas a ti por que tienes sangre pura de su especie— deja de caminar y agacha la cabeza— no me da gusto verte hermanita, pero lo tengo que tolerar por que el rey me mando a buscar.
—Se queda callada—
— ¿No dirás nada?
Un hilo de sangre corrió por su frente, ella no demuestra dolor o enojo, solo esta ahí parada mirándolo fijamente. Mi padre sigue esperando con paciencia algunas palabras importantes de ellos dos, mi madre esta un poco preocupada al ver la sangre igual que mis amigas y yo, incluyendo a Amanda.
Diana Cavendish Pov
Para...Tengo que tratar de no derramar sangre en el piso, no quiero ensuciar el suelo del castillo...Si tan solo pudiera evitarlo, mi mente comenzó a recordar cuando dijo esas palabras, pero, los recuerdos pasan muy rápido que no puedo verlos.
— ¿Te he causado tanto efecto?— sonríe de lado.
— Háblale de lo que viste— dice el rey.
—Afirma con la cabeza— nuestro padre sacrifico su vida por nosotros para poder escapar, pero— me mira con enojo— me dejaron atrás, mi madre pensó que estaba muerto por que tenia tablas de la casa encima de mi cuerpo, grite pidiendo ayuda...
— ¡Ayuda! ¡Mama! ¡Papa!
Me acerque donde provino ese grito...Cuando lo vi corrí y trate de ayudarlo, pero el me aparto.
— ¡Aléjate! ¡Te odio! ¡Eres la causa de todo lo malo que ha pasado!
— ¡No digas mentiras! ¡T-tengo que sacarte de aquí!— trato de levantar las tablas pesadas pero por no percatarme me abrí una cortada algo grande en mis dos manos con unos clavos.
Mis manos se llenaron de sangre y solté las tablas por el dolor, haciendo que cayera en su cabeza accidentalmente, sangre...Sangre brota de un niño pequeño, es el...Lo lastime tratando de ayudarlo.
Cerré mi ojo derecho aguando el dolor, guarde completamente silencio; no quiero mencionar ninguna palabra ahora mismo.
— Antes que perdiera la conciencia por tu culpa, todo estaba bien, tu estabas ayudando a mi madre en la cocina con el almuerzo y mi padre acababa de llegar del castillo cansado de tanto trabajar.
— Abre la puerta— ¿Donde están mis dos bellas damas?
— ¡Papa llegaste!— corro hacia sus brazos.
— Me abraza y me alza— ¡Aquí hay una! ¿Y tu hermano?
— El esta jugando con el niño.
—¿Y por que no lo invitan a almorzar algún día con nosotros?
—Se acerca mi madre— llegaste temprano— le da un beso en la mejilla— falta un poco para el almuerzo, Diana me ayudo a prepararlo.
— Me mira— ¿Lo probaste? ¿Esta delicioso?
—¡Esta exquisito! — digo alegremente.
—Me deja en el suelo— eso espero— sonríe.
El almuerzo fue servido en la mesa y mi hermano llego con un rostro de culpa, me acerque y le pregunte si todo estaba bien, el respondió con un *Que te importa*, después de esa contestación muy grosera de su parte, lo invite a sentarse para comer todos juntos en familia.
Mas sangre cae de mi cabeza, con fuerza rasgue la manga de mi uniforme y me limpio el rostro, pagare por eso luego, pero, no quiero manchar el piso.
— Al día siguiente todo estaba como de costumbre— junta sus manos— ¿Te recuerdas del niño con el que jugabas y después me lo presentaste haciéndome amigo de el?
El día en que lo conocí fue reflejado en mi mente claramente...
Fui a buscar unas flores para hacer un regalo sorpresa a mi madre. Cuando lo vi jugando con unas margaritas, me escondí y lo observe sin hacer ningún ruido, era extraño para mi ver a alguien en esta parte del bosque, nadie se acerca a estos lugares. Lo ignore y me aleje, seguí recogiendo las flores por otro lugar del bosque, al día siguiente por curiosidad volví a la parte del bosque donde lo vi por primera vez, y para mi sorpresa ahí estaba, jugando con unos bloques; mi madre siempre me advirtió que no hablara con extraño, pero, ese niño me descubrió de mi escondite y me sonrió.
Después de ese día nos fuimos conociendo poco a poco, le conté a mi madre sobre ese detalle y ella me dijo que tuviera mucho cuidado. Le presente a mi hermano, aunque hizo muchos reclamos para no acompañarme, pero al final se hicieron buenos amigos y jugábamos juntos.
Una tarde el se acerco a mi y me hizo una pregunta que evite de inmediato.
—Diana ¿Por que no me dices tu apellido? somos amigos.
— Lo siento Andrew, tengo mis motivos personales.
— ¿Tu mama te lo prohibió?
— Pongo mis manos en la cintura— no importa cuantas preguntas hagas, no te lo diré, olvidemos este tema y vamos a seguir jugando— dije agarrando la pelota del suelo.
— ¿¡Por que se tardan tanto!? ¡Juguemos!— grita mi hermano.
Andrew... Ese nombre...
— ¿Ves este libro?
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— ¡Papa!
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—¿¡Kelvin que hiciste!?
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—T-todo estará bien mi niña...
¡Maldición! Agarre mi cabeza tratando de calmar todos esos recuerdos que pasan rápidamente por mi mente, caí de rodillas con mi espalda inclinada hacia delante ocultando mi rostro... Duele mucho, quiero que pare.
— Levántate Cavendish y no ensucies mi piso— dijo el rey.
Rayos... Rasgue la otra manga de mi uniforme y me limpie las manos manchadas de sangre, luego las puse en el piso y me levante con dificultad. Mi cuerpo esta empezando a sudar, escucho voces de mi pasado, los gritos de mi madre y su respiración agitada al correr.
— Mi madre te quería mucho Diana, mas que a mi, siempre fuiste su favorita y es una lastima que la traicionaras diciendo su apellido al niño desconocido, el nunca dijo el nombre del pueblo donde vivía.
¿Yo se lo dije?...
— ¿Ves este libro?
— Asiento con la cabeza—
— Quiero que lo leas y aprendas cada cosa de ahí, te ayudara en mejorar tu magia— sonríe— Recuerda no enseñárselo a nadie, ni a tu hermano.
— Esta bien mama, te lo prometí— abrazo el libro— confía en mi.
—Me da un beso en la frente— ve a tu cuarto y léelo.
Esa noche aprendí muchas cosas sobre la magia y de donde se origino, también...Donde provenimos y como comenzó todo. Al terminar de leer mas de veinte hojas escuche como mi madre hablaba con dos persona, me asome por las escaleras de madera y vi a una señora muy bonita, su cabello es de color castaño, aun lado se encontraba un señor con ojos de color rojos.
— Verum— dijo mi madre y ellos sonrieron.
Después que se fueron, deje el libro debajo de mi colchón y me acerque a ella preguntando quienes eran y que significan esas palabras, mi madre me explico que cada vez que los reyes hacen una pregunta de suma importancia, ella dirá las palabras Verum, que significa verdad, así sabrán que la respuesta es de fiar y no es una mentira.
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Confianza....
— Agarra a los niños y llévalos a un lugar seguro— pone su mano derecha en su hombro— ten cuidado también, no quiero perderte.
— Y yo no quiero perderte a ti, puedo ayudar— enseña sus manos— mi magia...
— ¡No!, ¡Tenemos que evitar que uses tu magia!.
— Podemos ir al palacio y estaremos seguros, trabajemos juntos para escapar.
— Nos rodearon, debieron planear esto con anticipación y no podremos acercarnos al castillo.
— Mama, ¿Que está pasando? — digo abrazando su pierna.
— ¿Quién de ustedes le dijo mi apellido a alguien? — pregunta mi madre.
Mi hermano me señala a mí. ¿Fui yo?
— ¡Ella!
No... No lo hice... Recuerdo que el llego con su rostro lleno de culpa un día cuando íbamos a almorzar en familia, Kelvin jugaba con ese niño y cada vez que el hace algo malo me tira la culpa queriendo que quede mal con mi madre y padre... Envidia y enojo... Hicieron que respondiera la pregunta de Andrew que tanto insistía en saber. Ese niño no era una buena persona.
Mi madre hizo un hechizo rápido con sus dedos descubriendo al culpable.
—¿¡Kelvin que hiciste!?— grita mi padre enojado agarrándolo por los hombros.
— Y-yo...— dice apunto de llorar.
Una tabla de la casa callo en llamas en la espalda de mi padre.
— ¡Papa!— grite asustada.
El no se inmuto y se la quito, mi hogar se esta incendiando...
— Fuego... — susurro.
Mi madre me cargo y agarro a mi hermano por la mano, ella miro a mi padre y el le dedico un te amo antes de salir, mi madre comenzó a llorar y se despidió pronunciando las mismas palabras... Ella corrió saliendo de la casa, llegamos a una carreta con caballos, me subió a mi primero y cuando iba con Kelvin, el no estaba... Ella me dijo que la esperara aquí.
— Mi madre me perdió y nunca volvió a buscarme— dijo.
— S-si lo h-hizo— tapo mi boca con mis dos manos y miro el suelo.
Escuche gritos pidiendo ayuda y me baje de la carreta...
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Cerré mis manos en forma de puño aguantando el dolor de la cortada causada por los clavos, levante mi mirada y vi a mi padre, el me miro y me grito.
— ¡¡Sal de aquí, es peligroso!!
Al ver que no me movía por ver mi casa llena en llamas, se acerco y me cargo alejándome del incendio, me dejo en un lugar seguro y luego dijo:
—Te quiero.
Otros brazos rodearon mi cuerpo y mi padre se alejo corriendo, no despegue mi mirada de el siendo cargada por mi madre que mira hacia al frente para no caer, luego lo que vi me hizo llorar y ocultar mi rostro en el cuello de mi madre estando muy aterrada... Mi padre fue atravesado por muchas flechas haciendo que su cuerpo cayera hacia atrás.
Me subí a la carreta y mi madre hizo que se moviera con rapidez, mi mente pensaba si Kelvin estaba bien o lo mate... Escuche un ultimo grito a lo lejos.
—¡Mama! ¡No me dejes!
El camino fue largo y nos seguían, me encontraba en la parte de atrás y mi madre al frente, me asome por un hoyo pequeño y vi otro pueblo, una explosión cerca de la carreta hizo que se volteara, me caí de la carreta golpeando mi cabeza, pero aun me mantenía consiente, solo que podía ver por un ojo, por el otro no pude por que la sangre se derramaba encima.
Mi madre se acerco a mi y me cargo nuevamente, después corrió conmigo en sus brazos; veía todo borroso y mi cabeza no paraba de sangrar, ella me acaricio y me dijo:
—T-todo estará bien mi niña...
En este punto yo no sabia ni que pensar, solo que la lluvia mojo nuestros cuerpos, las personas que nos perseguían las perdimos de vista. Llegamos a lo que fue un gran edificio... El orfanato... Vi la cara de la señora que abrió la puerta y escuche una ultimas palabras:
—Por favor cuide de Diana, se lo pido con todo mi corazón señorita Finnelan.
—L-lo haré— me carga en sus brazos.
— Pone su mano encima de mi cabeza— mala tempora Memento, et ne novae, natura quidem vivere faciam beatus est, sed statim non recordabor verum et tenebrae, omnia mala moments reditus fuit ad vos— me da un beso en la cabeza— te quiero mucho.
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Lagrimas inundaron mis ojos con mis manos aun tapando mi boca...Todos están callados mirándome, baje mis manos que tiemblan por los nervios y cuando iba a decir una palabra teniendo mi cabeza aun agachada, sentí una cortada en mi abdomen y un golpe directo a mi rostro que causo que cayera al suelo.
— ¡OYE!— grita Amanda.
Toque mi herida y subí mi mano para ver la sangre, al comprobar que fue profunda lo mire... Tiene una cuchilla echa de piedra, no se cuanto tiempo se haya tardado en hacerla, pero, esta muy afilada...
—¡No se te ocurra dar otro paso mas Amanda!— exclamo el rey.
—Aprieta sus puños por la impotencia—
Subí mi mirada topando mis ojos azules con sus ojos color verdes, ella me suplica con tan solo verme que me levante...Lo haría...si fuera capaz...Mi cuerpo tiembla, mi corazón late muy rápido y mi mente quiere explotar por el dolor; no quiero pensar...Ya no quiero...Mama ¿Donde estas? ¿Por que no te quedaste conmigo?...
— Mi rey— me señala— ella fue la causante de que nuestra familia ya no este.
—Suelto una pequeña risa acompañada de dolor— no has cambiado...—lo miro— siempre te gusto echarme la culpa de tus errores...—sonrió— ella volvió por ti...—saco mi espada y la clavo en el suelo ayudando a levantar mi cuerpo poco a poco— n-no le importo lo que hiciste y f-fue a buscarte...
Recibí una patada en el centro de mi pecho cayendo de espalda en el suelo, el agarro mi espada y me apunto con ella, tan solo me limite a mirar la sangre que mancha el piso...he caído...
— No digas mentiras.
—L-los dos eramos sus hijos, el a-amor siempre se repartió por i-igual, solo que tu nunca pudiste v-verlo de esa manera, la e-envidia y el enojo q-que sentiste en ese m-momento...—cierro mis ojos— te obligo a d-decirlo— no logro respirar bien, me duelen los pulmones— v-venum...— dije con dificultad abriendo mis ojos.
El rey y la reina se levantaron asombrados de sus asientos y la mano del rey dio la señal para que Amanda se acercara a mi antes de que el me hiciera daño con mi propia espada... Mire como mi amiga se interpuso deteniéndolo con sus manos, no se limito a sacar su arma y en un movimiento fácil se la quito.
— Te aprovechas solo por que no puede defenderse en ese estado—frunce el ceño— escúchame bien mal parido— tira la espada que le arrebato— si quieres volver a tocarla, ¡Tendrás que pasar sobre mi!, ¡Tengo muchas ganas de partirte la cara!— dice en murmuro y entre dientes.
— ¿Y tu quien eres?
— Su hermana— cruza los brazos.
— ¡Se acabo!— dice la reina interponiéndose.
— ¡Claro que no! ¡Necesito saber quienes fueron esos bastardos que los atacaron!— grita el rey.
— ¡Alcides!
—Se queda callado—
—Le daré dos días a Diana para que se recomponga y después tendrás tu respuesta.
—Esta bien.
Mire a la princesa Akko correr hacia mi dirección. Cuando llego comenzó a llorar al verme en este estado.
— P-por dios...— sujeta mi mano derecha y acaricia mi mejilla con delicadeza.
—Llamen a la enfermera— dijo la princesa Lotte.
— ¡Princesa Akko! no-
— ¡Cállate!— grita Akko interrumpiendo a Kelvin.
— Llévenlo de vuelta al calabozo, después pensaremos en su castigo— manda la reina.
La reina y el rey se retiraron, Amanda se acerco y sujeto mi mano libre con fuerza, mis ojos se cerraron nuevamente perdiendo la consciencia, siento que aun me falta algo...
Vuelve a casa...
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Fin del Cap. 26