LUJURIA - (Ya en librerías)

By EvaMuozBenitez

183M 8.7M 57.4M

El mundo ardió volviendo cenizas a una mujer hecha para pecar. Ahora la lascivia le ha dado paso a una latent... More

YA EN LIBRERÍAS
ADVERTENCIA
***
CAPÍTULO 2
CAPÍTULO 3
CAPÍTULO 4
CAPÍTULO 5
CAPÍTULO 6
CAPÍTULO 7
CAPITULO 8
CAPÍTULO 9
CAPÍTULO 10
CAPITULO 11
CAPÍTULO 12
CAPÍTULO 13
CAPÍTULO 14
CAPÍTULO 15
CAPÍTULO 16
CAPÍTULO 17
CAPÍTULO 18
CAPÍTULO 19
CAPITULO 20
CAPÍTULO 21
CAPÍTULO 22
CAPÍTULO 23
CAPÍTULO 24
CAPÍTULO 25
CAPÍTULO 26
CAPÍTULO 27
EL LEGADO PREVALECE.
CAPÍTULO 28
CAPÍTULO 29
CAPÍTULO 30
CAPÍTULO 31
CAPÍTULO 32
CAPÍTULO 33
CAPÍTULO 34
CAPÍTULO 35
CAPÍTULO 36
CAPÍTULO 37
CAPÍTULO 37 II
CAPÍTULO 38
CAPÍTULO 39
CAPÍTULO 40
CAPITULO 41
CAPITULO 42
CAPÍTULO 43
CAPÍTULO 44
CAPÍTULO 45
CAPÍTULO 46
CAPÍTULO 47
CAPÍTULO 49
CAPÍTULO 50
CAPÍTULO 51
CAPÍTULO 52
CAPÍTULO 53
CAPÍTULO 54
CAPÍTULO 55
CAPÍTULO 56
CAPÍTULO 57
CAPÍTULO 58
CAPÍTULO 59
CAPÍTULO 60
CAPÍTULO 61
CAPITULO 62
JAQUE MATE
CAPÍTULO 63
CAPÍTULO 64
CAPÍTULO 65
CAPÍTULO 66
CAPÍTULO 67
QUERIDA RACHEL.
CAPÍTULO 68
MINISTRO
CAPITULO 69
CAPITULO 70
CAPITULO 71
CAPITULO 72
CAPITULO 73
CAPITULO 74
CAPÍTULO 75
EN OTRO LADO
CAPITULO 76
CAPITULO 77
CAPITULO 78
CAPITULO 79
CAPITULO 80
OPERACION RESCATE
CAPÍTULO 81
CAPÍTULO 82
GOODBYE.
CAPÍTULO 83
CAPÍTULO 84
CAPÍTULO 85
CAPITULO 86
CAPITULO 87
KARMA PARTE 2
KARMA PARTE 3
Extra: Felices fiestas.
CAPITULO 88
CAPITULO 89
¡NO ES UN CAPITULO, ES UN EXTRA!
CAPITULO 90
CAPITULO 91
CAPITULO 92
EPILOGO

CAPÍTULO 48

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By EvaMuozBenitez

Culpas, impulsos y verdades.

"Él era una bestia que peleaba en el lado bueno y por ello subestimaron el filo de sus colmillos, ignorantes de que él se satisface con poder, pero solo canta victoria cuando devora a su enemigo"

Bratt.

Aprieto los ojos cuando la presión recae sobre mi pecho, siento que no puedo respirar, no logro moverme y no soy más que un saco de masa, una pila de estiércol que no merece más que desprecio.

La veo a ella, esos ojos turquesa que me miraron con miedo el maldito día que se me dio por ponerle las manos encima.

Me devuelvo aquel momento, a la tarde en la capilla mientras oraba y me acerque por detrás tomándola del cabello sabiendo que el obispo me estaba viendo, lo había visto entrar, de hecho, había visto cómo la observaba a ella y a las novicias que rondaban en la capilla estando desocupada.

Tenía que hacerlo, era eso o Christopher me sacaría de la misión. Estaba tan desesperado que no medí mis actos y... Pasó, joder pasó, solo iba a forcejear y creí que el obispo saldría a su rescate, pero no lo hizo condenandome a situaciones extremas, porque sabía que si fallaba ponía en tela de juicio una misión de meses.

Me acerque, alce el hábito que la cubría, pero eso no fue lo malo, el problema radica en el deseo que explotó dentro de mí al momento de ver aquellas piernas descubiertas, todo se salió de control y... 

Abro los ojos, el sudor me recorre la frente y aún tengo la respiración pesada presa de los saltos acelerados que emanan de mi pecho.

«Dios» Paso saliva, no puedo seguir así, necesito ayuda o voy a terminar loco.

Meredith duerme a mi lado y medio se incorpora cuando me levanto.

—¿Otra pesadilla? —pregunta.

—Si —no le doy explicaciones.

Esto es como un cáncer, me desconozco, para esto no me criaron, soy una persona con valores morales y si algo tengo claro es que las mujeres son seres que se cuidan, más no se les maltrata y yo lo hice, caí bajo actuando peor que los pedófilos que persigo.

Me lavo la cara con agua fría, quisiera que esto limpiara mi culpa.

—Tienes que soltarlo o te seguirá carcomiendo —Meredith me acaricia la espalda.

—No me mirarían con los mismos ojos.

—Bratt, todos hemos hecho cosas de las cuales nos avergonzamos. Hemos matado, robado, violentado —reparte besos por mi piel— Es parte de nuestro papel. 

Nada de eso me importa.

—Cielo, sabes que digas lo que digas nada hará que te deje de querer —trata de animarme— Eres un capitán y fallarías si no te acoges a la tarea que te impongan, recuerda que somos almas cambia formas en cada misión.

Todo lo oigo como palabras vanas.

—¿Crees que me siento a gusto actuando como puta?

—Déjame solo —le pido, solo está perdiendo el tiempo en algo que ya está dañado

—Vale.

Entro a la ducha y tardo más de media hora bajo la lluvia de agua fría. Ya se cumplieron los dos días de permiso y debo volver a la central, ya que Alex exigió la presencia de todos lo antes posible.

Me visto mientras Meredith se baña, no vuelve a tocar el tema, ya se dio por vencida al insistir y no hallar nada.

Salimos juntos y en silencio, me da pesar mi comportamiento de las últimas semanas. No hemos compartido mucho y todavía me da vueltas el incidente con Christopher, el que la marcara así me pone a dudar y aunque ella jure que no, después de la experiencia que tuve con Rachel no puedo evitar creer que fue cierto y también cayó en las garras de ese animal.

Nos detenemos a desayunar en Tammy's antes de aventurarnos al comando.

—Tengo todo planeado para nuestro próximo viaje por Irlanda —comenta Meredith tratando de romper el silencio— Estuve pensando en lo que me comentaste meses atrás, ¿Lo recuerdas? Las vacaciones anuales de tus padres.

Recuesta la cabeza en mi hombro mientras leo noticias en mi móvil.

—Sería buena idea invitarlos y pedir un permiso especial para Sabrina —nos traen lo ordenado— A lo mejor el aire de las montañas le sienta bien, a ti también te hace falta un viaje.

Asiento.

—¿Eso es un sí? —pregunta sonriente— ¿Los puedo invitar?

—Si, pero en plan de amigos, ¿Vale? No quiero ideas equivocadas ni...

—Que Rachel confirme que tenemos algo.

Se aparta y prefiero concentrarme en el plato.

— Bratt, tiene novio...

—Tengo entendido que terminó con Stefan.

—¿Y? No pensaras...

—Come y baja la voz —le señalo el plato.

—¿Sabes porque termino con Stefan? —empieza— Dejo al chef por el mismo motivo que te dejo a ti.

Se me empieza a cerrar la garganta.

—¡Volvió a revolcarse con Christopher!

La palabra final es taladro en mis oídos.

—¿Cómo dices? —quiero creer que estoy tan jodido que solo oí mal.

—Como lo oyes, Liz le daño el auto por eso. No estabas presente en la reunión, pero lo dijo y se sostiene en que es una zorra y la misma Gema se lo reconoció al ministro.

Más peso y más carga a estas putas preocupaciones que van de mal en peor y van a terminar enloqueciéndome.

Dejo el pago en la mesa y me levanto en busca de mi auto.

—Pero no he terminado de desayunar —se queja Meredith mientras me sigue.

Christopher es... Es un maldito que no puede tener los malditos dientes quietos y Rachel es otra estúpida mentirosa que se deja lavar la cabeza de ese mal nacido.

—Pero ¿cuál es la ira? —Meredith estrella la puerta del auto— Es algo que se veía venir.

—Calla, por favor.

—No me digas que sigues aferrado después de tantas cosas, ella no vale que arruines tu vida.

—No es arruinarla —estrello los puños en el volante— Es que... Ese hijo de las mil putas no se cansa de joder y vive entrometiéndose con lo que no es de él.

—Tampoco es tuya.

Sacudo la cabeza.

—Créeme que tengo mucho más derechos que él, así que guarda silencio porque, aunque te lo explique un trillón de veces jamás lo entenderías.

Me pongo en marcha con la cabeza ardiendo de ira.

Mientras mi hermana se pudre en un manicomio estos dos vuelven a lo mismo de antes y lo que más me molesta es que el coronel se pasa a todo el mundo por el culo y Rachel anda de tonta convirtiendose en otra copia barata de él.

Lo dije una vez y lo reitero, quiero que sea libre y feliz, pero si esa felicidad es al lado de ese infeliz prefiero cortarle las alas y mandarla a la Patagonia.

Estaciono en la central, Meredith habla y no le pongo atención, solo me encamino a mi alcoba para cambiarme.

Hay gente que no se conforma con enterrar el puñal una vez, le cogen tanto gusto al dolor ajeno que se vuelven adictos a apuñalar y patear en el piso.

«Malditos» Salgo, un alférez me indica que me están esperando en la sala de juntas y me encamino al edificio administrativo.

Alex ya está presente con Gauna, Cristal, Angela, Parker y Laila.

Les doy el debido saludo y tomo asiento en mi puesto, Christopher no tarda en llegar seguido de Gema que se sienta a su izquierda apretándole la mano con ternura.

«Otra víctima del tóxico de mierda» Gema Lancaster no merece un hombre ni un trato como el que le da, reconozco que Sabrina se buscó la mayoría de sus problemas, pero Gema, ella no es más que una niña enamorada presa en las garras del hombre equivocado.

La sala se llena con los demás y Rick y Rachel son los últimos en llegar.

—Primero que todo queremos felicitarlos por la labor de búsqueda en la que colaboraron todos —habla Gauna— Quiero destacar la función de la teniente James y reiterarle que recibirá la debida recompensa por la ayuda prestada.

Poso los ojos en ella que solo solo sonríe dejándose abrazar de Rick y por fracción de segundos cruza miradas con Christopher sonrojándose como idiota, en verdad no puedo creer que ande en el mismo ciclo tóxico de siempre.

—¿Quiere añadir algo coronel? —pregunta Gauna.

—No —se acaricia la barbilla y ella finge que le da igual su indiferencia.

¡Es una mentirosa! Le doy otra oportunidad y vuelve a fallar sabiendo que le pedí que lo hiciera a un lado. Respiro hondo intentando contener el tsunami de emociones que me está desmoronando por dentro.

—El triunfo de esta misión nos suma puntos —aplaude Cristal— Estamos en la primera plana de todos los diarios.

Reparte volantes con el itinerario del mes.

—Mañana en la noche es el lanzamiento de la candidatura de Leonel Waters y obviamente tenemos que ir todos —informa— Estará la prensa, el ministro es el invitado especial y estarán todos los candidatos con su grupo de apoyo.

—¿Es obligación? —se queja Gema— A mamá le dan de alta pronto y mañana pensaba celebrar mi fiesta de cumpleaños.

—Habrá que posponerla, querida.

—Pero ya invité a varios, de hecho, hay varios reporteros que siguen mi relación con el coronel y me pareció buena idea tenerlos de nuestro lado...

En el fondo me alegra que lo diga, que siga hablando para que Rachel note el imbécil que tiene al lado.

—Bueno, si ya invitaste a la prensa... —habla Cristal— Estaría mal cancelar, el evento de Leonel va hasta las diez, hay tiempo de ir a un lado y luego a otro.

—Ok, sobra decir que todos los presentes están invitados —mira a Rachel— Bueno, no todos, pero...

—Siguiente punto —se adelanta Christopher.

—Todos los candidatos lanzan campaña en las dos próximas semanas. La del coronel será en los próximos días y ya tengo todo preparado —saca una hoja— Con la campaña al ruedo todos debemos empezar a destacar y uno de los mega eventos en los que es inaudible no asistir es la convención de beneficencia para las víctimas de la guerra —explica— Al evento solo asisten miembros activos. 

Ruedo los ojos, estoy a nada de dejar que todos se hundan sin mí.

—Los cupos serán limitados, así que ya reservé un cupo para el coronel, uno para Gema y Liz. Son las que más aparecen en cámara junto al coronel —continua Cristal— También llevare a Parker. No fueron al evento pasado y les toca esta vez, así que vayan preparándose por favor.

Se sienta.

—Con el asunto de la pirámide —Alex toma la vocería— Y del personal infiltrado ganar la candidatura se convierte en una misión más, empezando porque con la batuta podemos llegar al fondo sin intromisiones de nadie. Culminaremos el operativo del centro en menos de dos días.  

—Entraremos por ultima vez, ellos estan a la defensiva y al borde, así que se conseguirán pruebas concisas y haremos una emboscada —explica Gauna. 

—¿Que pruebas si estuvimos semanas y ninguna prueba fue contundente? —se queja Simon. 

—Que siga el padre Santiago —ordena Alex.

El hombre entra saludando a todo el mundo. 

—Dios los bendiga —nos dice. 

—Explique las últimas novedades —le pide Gauna.

—Estaba de voluntario en una de las capillas del sur y me enteré que hay una subasta en la madrugada de pasado mañana, escuche hablar del mismo evento cuando estaba en Croacia —se seca la frente con un pañuelo— Eso fue lo que me llevo a denunciarlos, ya que venden novicias y niños como si fueran animales, la vez que asistí estaban los altos párrocos, supongo que acá será lo mismo y con una buena idea podemos recolectar el material necesario.

—Los obispos y varios padres se van de "Peregrinación por Europa" y la madre superiora pidió un traslado a otro centro —Explica Gauna— Si se largan tardaremos meses en esto, así que actuaremos como me gusta.

—A las malas —Simón rueda los ojos.

—Bien dicho inútil —contesta el general.

—No nos van a dejar entrar a todos —habla Christopher.

—Vas a ir tú, que te vas a valer de la muerte de tu familiar para entrar —le explica Alex— A Gema ya le tenemos una coartada, Bratt y Brenda volverán con el personal que se sacó y dirán que estuvieron encerrados junto con los demás. 

—¿Dudas hasta ahora? —pregunta Gauna.

Todo el mundo niega.

—El plan es sencillo, entraran actuando como si nada, van a esperar la madrugada y se infiltraran en los túneles. No van atacar sin tener la evidencia primero —explica— Esto es de una sola oportunidad, porque una vez se vayan los pontífices nos quedaremos de manos cruzadas y no me conviene tener a mi grupo encerrado haciendo nada.

—Después de tener la evidencia entraremos a modo de emboscada —concluye Alex— Buscaremos la manera de infiltrar el equipo para que ataquen desde adentro.

Se explica el paso a paso a seguir y a decir verdad, pongo poca atención tengo tantas cosas en la cabeza y tenía la esperanza de que la misión quedara así y no tener que volver a ver a la novicia que tome por la fuerza para entrar al club.

Alex termina y Rick se pone en pie para despedirse de todos. Se levanta la reunión y le pido un par de minutos cuando la sala se desocupa.

—No me parece justo que te vayas ignorante de todo —le digo cuando su hija se va— Rachel está en problemas otra vez y me preocupa que salga lastimada.

—Soy su papá, eso me preocupa más a mí que a ti...

—Entonces hazla entrar en razón, no puedes dejar que se ate a ese imbécil. —le pido— Conoces a su padre, sabes toda la mierda que carga esa familia, se supone que dejó la mía para conseguir algo mejor.

—Lo tengo claro, Bratt y aprecio tu preocupación —contesta— Pero espero que me estés diciendo esto porque la ves como una amiga y no porque tengas la esperanza de volver con ella, porque con el apellido Lewis tampoco la quiero.

—¿Disculpa?

—Lo siento si te ofende, pero la familia Morgan no es la única que carga mierda y la tuya la humilló más de una vez.

—Papá y yo...

—De Joset no tengo quejas, compartimos misiones y doy fe de su bondad, pero de tu madre y hermana no puedo decir lo mismo.

—Sabes que conmigo esta mejor...

Niega.

—No, está mejor sola, lejos de ti y de él, por eso voy a esperar que culmine con lo de la candidatura...

—Por favor Rick, eso tarda meses.

—Si, pero a mi familia le conviene tener a los Morgan en el poder, con Antoni loco y el otro desquiciado no sé en donde, no puedo dejar que otro gobierne y deje escapar al Mascherano, porque lo primero que hará es querer llevarse a Rachel —explica— Con Christopher como ministro hablaré con Alex para que la traslade a Washington, el general de allá está interesado en ella, estará más cerca de nosotros y no tendrá que lidiar contigo, ni con Christopher, estará con la gente que realmente la quiere.

—Ok —eso me deja más tranquilo— Prefiero verla lejos que con ese maldito.

Si me ponen a escoger me quedaría con la opción del exilio.

—Yo lo único que quiero es que dejen de lastimarla y ande por ahí sintiéndose culpable, así que no empieces a joderla, cada uno debe estar concentrado en lo suyo, dejen lo personal de lado y enfóquense en ganar para que las cosas no se tornen peor.

—¿Se lo dijiste a ella?

—Si y confío en que se aleje, ¿Vale?

—Rick —lo llama Alex.

—Concéntrate en la misión  y opta por otro prospecto de mujer, por favor—me palmea el hombro antes de irse— Porque mi hija no es la persona que te hará feliz.

Lo seria si pusiera un poco de empeño, pero no lo hace, no se preocupa por reconstruir lo medio bueno que tuvo y prefiere conformarse con migajas que me dejan en ridículo.

Cómo quiere que no odie sus acciones si deja mi hombría en el suelo, es injusto que pretenda ser feliz con el hombre que destruyo mi familia. Ellos bien y los otros ¿qué? Viendo desde lejos... Jamás, si no es conmigo tampoco con él, porque Christopher no es más hombre que yo.

No me despido de nadie, solo espero el llamado de Gauna que me infiltra entre la gente que volverá, prefiero no hablar con Rachel, primero tengo que idear las advertencias, buscar la manera de dejarle claro que los tratos son tratos y no pueden romperse.

La ansiedad llega a medida que cortamos camino, no quiero ver a la novicia y entrar en desespero.

Temo a que todo esto me traicione y terminar igual que mi hermana, Angela llama a avisarme que se ira con el padre Santiago a los pueblos aledaños. Juntos tratarán de buscar testimonios y pruebas en las iglesias regidas por el centro.

La llegada no es fácil ya que las novicias se muestran atentas con los asustados que volvieron, pero la madre superiora no tanto, debe estar al tanto de las noticias de Ilenko y esos la tiene en sobre aviso porque no para de hacer preguntas.

—Los carcelarios murmuraron que esto era un altar a la pedofilia —empiezo a cambiar los papeles cuando se pone reacia— Es cierto ¿Madre?

Pregunto y todos empiezan a murmurar.

—Claro que no, solo son atacantes de la fe, ustedes solo ocúpense de sus quehaceres y no escuchen la palabra del demonio.

Brenda llegó conmigo, Christopher llega en la tarde y Gema en la noche.

Solo son horas, Bratt. Me repito una y otra vez mientras camino de aquí para allá en busca de información, la peor tortura es cuando debo asistir a la misa de la capilla donde asisten la madre superiora y la novicia predilecta que entra con su hábito blanco y se pone a orar con sus compañeras mientras mis ojos me traicionan haciéndome sentir asqueroso.

«Dios perdóname» Me encuentro con Gema, Christopher y Brenda en la madrugada y debo apretar los puños para no romperle la nariz al coronel.

—Los niños no dicen ni testifican nada —informa Gema— Reiteran que los tratan bien, que Dios los cuida...

—Por favor, el obispo se la pasa pidiendo show de voyerismo... 

—Son adolescentes, coronel —habla Brenda— Revise las listas y la mayoría están en el internado ahora, allá no los dejan salir hasta que no son mayores de edad.

— Desaparecen de buenas a primeras, no todos son pequeños y uno que otro debe ver o sospechar algo.

—Les hacen creer que fueron adoptados y para ellos "tocar" Es normal —dice Brenda— Porque los obispos les hacen pensar que ayudan a los siervos de Dios.

—Pero el padre Santiago dijo que fueron abusados.

Esto me desespera, sin testimonios directos nos vamos a pasar toda la vida en esto.

—Los niños que rescató Stefan no tenían signos de violación...

—No, porque la mercancía que venden tiene que ser nueva —Gema chasquea los dedos— Por eso los ponen a que se toquen, pero no les hacen nada porque la mayoría de los pedófilos los pide virgen, trabaje en un caso parecido cuando estaba en New York y esto está presentando el mismo patrón.

—Entonces la demanda sería por tráfico de menores y no por violación —añado.

Se escuchan pasos en el pasillo y apago la linterna mientras Brenda se asoma con cuidado.

—Es el padre de la capilla —susurra— Va para la torre del personal.

—Muévete —le ordena Christopher.

Sale con cuidado y nos escabullimos entre los muros, no podemos entrar a la torre, así que esperamos afuera.

El padre no tarda en salir arrastrando a alguien de la mano y tal persona sale llorando y con un pañuelo blanco que le cubre la cabeza, no pone resistencia cuando se la lleva a la parte de atrás de la capilla.

—Estos malnacidos están haciendo lo que se les antoja por que se van en pocas horas —comenta Gema.

Todo el mundo se mueve y un monaguillo ayuda al padre con la tarea dejando al descubierto la cara de la victima. 

—¡Es Beth! —avisa Gema. 

—Claro que lo era, ellos violan a los niños discapacitados —dice Christopher como si se sintiera estúpido— Todo este tiempo lo tuvimos en las narices, son niños que no pueden vender y que no van adoptar, de hecho, ni siquiera están en los listados y los crían para ser siervos.

Los forcejeos de la chica aumentan el peso de la culpa, lo hace con tanto esmero que el monaguillo  debe sujetarla bajo las órdenes del padre.

Gema se mueve sigilosa buscando un ángulo para grabar, mientras me quedo inerte viendo a la chica forcejear con desespero, ¿Eso mismo hice yo?

—Recordando —me susurra Christopher en tono de burla— ¿Cuantos traumas te costó el pase?

—Calla —la culpa pesa demasiado.

—No te aflijas que a Sabrina le gustara tenerte como compañero.

Alista el arma yéndose tras el padre, lo hace tan rápido y de una forma tan silenciosa que para cuando el monaguillo quiere reaccionar ya tiene al padre encañonado, le doy apoyo apartando al chico mientras Gema y Brenda se acercan con jeringas para dormirlos a los tres.

—Lo tengo todo —avisa Gema.

Lástima que no sea suficiente a la hora de exponer. Ante un juez hay que tener el suficiente peso, para que el contrincante no se salga con la suya, por eso no se han sacado los vídeos pornográficos a la luz, porque no estamos lidiando con una entidad cualquiera.

Improvisamos un escondite para los cuerpos mientras culminamos la tarea, la droga dura treinta y dos horas, así que los encadenamos y amordazamos en una de las cavernas desoladas.

Mi martirio comienza temprano en el comedor cuando la novicia predilecta se aparece quitándome el apetito. Como siempre con el hábito blanco que me hace sentir como una mierda, ¿Como hacen los violadores para vivir con la culpa?

La veo pasar auto respondiéndome en el acto. Lo vuelven hacer porque el morbo les gana y es ese mismo morbo que me está carcomiendo ahora que pese a sentirme culpable quiero quitarle la cofia y hundir mis dedos en las hebras rubias que logre ver ese día.

Me mira por encima del hombro y no aparta los ojos cuando se sienta en la mesa frente a mí, ¿Por qué no hablo o me denunció? Todos los días me pregunto lo mismo y no puedo culminar esto sin dejar las cosas claras.

Termina, se despide de sus compañeras y corro mi bandeja siguiéndola con disimulo.

—Hermana —la llamo a pocos pasos y no se voltea— Hermana...

La acorralo en uno de los pasillos vacíos.

—Tengo que hablar con usted.

Alza la cara observándome con los ojos que tanto me torturan.

—No tengo nada que hablar con usted, hermano —trata de zafarse.

—Yo si —vuelvo a tomarla— Tiene que escucharme, esto me está matando yo no quería...

—Pero lo hizo —forcejea— Pecó...

—No, es que... —no decirlo me mata.

—No me siga perjudicando —mira a todos lados— Ocúpese de sus asuntos...

—Tiene que haber algo —trato de razonar— Algo que pueda enmendar el error, de recomponerlo...

—Solo órele a Dios por el perdón... —trata de irse otra vez y me niego a soltarla.

—Deje la prisa y escúcheme...

—La madre superiora entrega su cargo hoy —murmura— Como su predilecta favorita debo estar a su lado y si me ven con usted van a sospechar...

La suelto cuando se acerca el grupo de oración y ella aprovecha para saludar y salir casi corriendo dejándome peor, nunca me voy a perdonar semejante sandez.

Me paso las manos por el cabello y estoy sudando otra vez ¿Cómo se supone que voy a vivir con esto? Me voy al centro de oraciones, las devotas oran de rodillas y las imito pidiendo lo mismo, orando por mi futuro y pidiendo perdón por los malos actos.

Se me salen las lágrimas, yo no soy así. Nunca había lastimado a nadie de tal manera.

—Siempre he sabido que eres un marica —murmura Christopher de rodillas a mi lado— Pero si no te has dado cuenta estamos en medio de un operativo así que guarda tu faceta de Ken y ponte a trabajar.

—Lárgate —aprieto los parpados— Maldita escoria, aberración de la humanidad.

El odio y la ira se esparcen por cada átomo de mi cuerpo cuando se ríe mirando al cristo como si los insultos no fueran para él.

—Confesemos en silencio —dice la monja que dirige la oración— Que Dios sepa en qué pecamos.

Christopher junta las manos.

—Desee la mujer del prójimo —sabe que escucho sus murmullos y lo hace a propósito— Y disfrute tanto ese pecado que repetí como un poseso.

Tenso el cuerpo conteniendo la ira cuando se saborea los labios.

—El adulterio es placentero cuando le quitas la novia a un marica llorón —respira hondo— Y no me arrepiento, de hecho, lo voy a repetir una y otra vez hasta que me canse.

Se levanta susurrándome en el oído.

—Una y otra vez...—me clava la mano en el hombro— Ponte a trabajar antes de que te obligue a punta de patadas, maldito pedazo de estiércol, ya me tienes harto con tus dramas.

Se me va la fe, con gente como Christopher pierdes las ganas de ser bueno y te conviertes en un esclavo del resentimiento.

El supuesto padre Santiago dicta la misa de las cinco, la iglesia se atesta de gente con su regreso y la supuesta despedida de los pontífices que vuelven hasta el próximo año.

Los implicados actúan como si no pasara nada, solo saludan y bendicen como si no fueran los hombres que nos llevaron al club de sexo donde se realizan las más oscuras fantasías.

Todo va de acuerdo al plan y a las ocho se apagan las luces, cada quien finge su rutina y mientras los soldados se preparan para la emboscada nosotros bajamos a los túneles antes de que los cierren, Christopher es el guía que conoce el acertijo al pie de la letra y Brenda trae el equipo que nos infiltró Alex.

Pasada la media noche nos ponemos en acción encendiendo las cámaras de video mientras Patrick entra al sistema de seguridad asegurándose de que no nos detecten.

El laberinto se enciende llenándose de murmullos y pisadas que van a una misma sala mientras tomamos posiciones con dispositivos de audio y vídeo.

—Comienza la fase uno —avisa Christopher en el intercomunicador— Vayan preparando el primer pelotón.

Me quedo en silencio esperando la confirmación.

—Estamos a 15, 9 kilómetros mi coronel —avisa Rachel— Tomaremos la puerta occidental como primera entrada.

Me trago el asco que me da verlos interactuar.

—Que los demás se reporten a lo largo del operativo —ordena antes de cortar.

La madre entra a la sala pidiéndole a todo el mundo que se mueva, minutos después entra el obispo Pablo sugiriendo que agilicen la tarea y traten de buscar al padre de la capilla ya que debe partir con ellos al mediodía.

—Están abriendo la entrada de la alcantarilla —avisa Patrick y al poco tiempo aparecen los primeros clientes.

Voy preparándome para la acción cuando entran los invitados y van subiendo el primer grupo; De cuatro mujeres y cinco niños.

—¡No duden en alzar la paleta! —sugiere la madre aun con el habito puesto— Es la última mercancía que sacaremos esta temporada.

Las obligan a modelar. 

—Piezas de primer estado —el obispo Pablo señala a las dos novicias que entran con los ojos vendados.

Son seis personas en total, entre esas María, dos niños del grupo de jóvenes y tres novicias.

Patrick empieza a dar indicaciones y pierdo concentración cuando capto el rostro que tanto me agobia entre las novicias subastadas, es como si algo me aruñara por dentro al notar su miedo y como repara a todos lados en busca de ayuda.

Se alzan las ofertas y reconozco el rostro que ofrece la mejor suma, es una banda criminal coreana y el cabecilla es conocido en el bajo mundo por sus gustos y actos de canibalismo.

—¡Vendidas! —señala la madre y el hombre se levanta, entrega un maletín cuando sus escoltas rodean a las mujeres.

—¡Abran la salida! —ordena el obispo Pablo y me pongo alerta cuando noto que no se quedara hasta el final.

—Tenemos fuga —avisa Brenda— Necesitamos refuerzos para emprender la persecución.

—¡Yo me encargo! —abandono mi puesto.

—¡Que se encargue Miller! —se opone Parker— Está a veinte minutos.

—No tengo veinte minutos —corro por el pasillo contrario en busca de la salida. 

—¡Lewis vuelve a tu posición! —me exige Parker.

—¡Estamos sacrificando ocho vidas por tu puta lentitud! —le ladró al intercomunicador— ¡No voy a dejar cosas a medias!

Todo el mundo empieza a maldecir.

—Si la cagas te largas de mi ejercito —me advierte Christopher mientras corro.

Escucho los alegatos de Parker, pero eso vale un reverendo pepino cuando no se es el coronel o general.

—Franco y Lancaster suban a darle apoyo —ordena Gauna desde la central mientras los coreanos cierran los parámetros del trato.

Patrick me da las coordenadas para salir y Gema es la más rápida a la hora de abandonar el sitio, escabullirse y conseguir un auto.

Brenda se me une y abordamos el vehículo que emprende la marcha mientras se escuchan los primeros disparos por parte de la FEMF.

Intento sacar el arma, pero hay demasiados hombres para derribarlos entre tres, así que no me queda más alternativa que pedir apoyo a la FEMF y Gauna desvía la tropa de Simón mientras Brenda le da las coordenadas de nuestra ubicación.

—Parece que van para la pista de descargue industrial —Gema desvía el auto saltándose semáforos en rojo y avisos de pare— Este camino solo tiene dos salidas y no creo que vayan para el canal vial que lleva a la comisaria.

Voltea siguiendo la pista y frena en seco cuando el camión se detiene cuatro cuadras más adelante.

Como lo predijo, las puertas metálicas de la pista de despegue se ciernen sobre nosotros.

—La FEMF ya se tomo el centro —avisa Brenda— Y Simón está a pocos minutos.

—Dudo que haya tiempo para esperar —el rugido de los motores aeronáuticos no augura buenas cosas.

Bajan a las personas encapuchadas y las puertas se abren mostrando a los aviones listos para el despegue.

—Hay que entrar —ordeno escabulléndome entre los containeres de basura.

Gema se encarama en uno y logra abrir la rendija de ventilación, Brenda la sigue y hago lo mismo metiéndome a la fuerza ya que el conducto es minúsculo.

Son casi cuatro minutos de túneles oscuros hasta que aterrizamos en uno de los balcones de la pista. Hay norcoreanos dando órdenes alrededor armados y subiendo cajas a la avioneta.

—Allá —señala Brenda.

Reconozco la silueta de María y la novicia cuando son empujadas en fila india con el resto de mujeres.

—¡Muévanse! —ordenan desde arriba— En dos minutos despegamos.

Algo estalla afuera y presiento la llegada de Simón, pero de aquí a que quiera tomarse la pista el avión se habrá ido. Los hombres se ponen alerta con la detonación acelerando el proceso y vuelven a empujar a las mujeres alzando las puertas de carga.

—Cúbranme —le ordeno preparando la ametralladora.

Se ponen en posición y suelto la oleada de disparos que tiran a la mayoría del personal al suelo.

El contraataque no tarda y las balas rebotan en las barras de metal, es cuestión de ser rápido y quedar como héroe o morir en el intento. Corro escalera abajo, Simón llega tomándose la pista y se arma el intercambio de disparos.

No pierdo el objetivo mientras corro en medio de balas tratando se rescatar a las víctimas que están siendo arrastradas, no me pongo a inmovilizar simplemente disparo y derribo a todo el que se me atraviesa.

Logro tomar a las dos mujeres mientras, Gema, Brenda y dos soldados más me dan apoyo con los niños y las otras mujeres.

—¡Las cuerdas! —la novicia predilecta me suplica que la suelte, pero no tengo tiempo para pausas, solo me la subo al hombro llevándola conmigo para ponerla a salvo.

—¡Por acá, rápido, rápido! —ordena Simón en una de las entradas.

—¡Las cuerdas! —sigue suplicando la mujer cuando la dejo en el suelo— ¡Suélteme por favor!

La libero con el filo de mi navaja y por un momento me siento a salvo de las balas, pero apenas intentamos atravesar el edificio nos atacan de frente y no son unos cuantos, por la lluvia de proyectiles me atrevería a jurar que son más de treinta.

—¡Despliéguense o seremos blanco fácil! —ordena Gema.

Las detonaciones me aturden cuando un grupo de diez se nos viene encima.

—¡Le dieron a María! —grita la novicia en medio del cruce de balas, Brenda intenta socorrerla mientras Gema y Simón me respaldan en el contraataque.

—Nos van acorralar —Simón se desespera— ¡Esto es lo que pasa cuando hacemos pendejadas sin estudiar el perímetro!

—¡Están en todas las salidas! —avisa Gema

Alzo a María en brazos, mis minutos están contados si me quedo aquí.

—¡Arriba! —ordena Simón cuando ve que están demasiado cerca.

Logro subir las escaleras con la chica, pero el panorama de arriba esta peor, el duelo de disparos no es muy alentador y me veo obligado a soltar a María tratando de abrir una salida a la fuerza a punta de disparos.

—Meredith ya trae refuerzos —avisa Gema.

El espacio es demasiado grande y no se puede armar estrategias de defensa cuando no sabes de donde te están disparando. Brenda se cubre con Gema, Simón me cubre a mí y la novicia intenta socorrer a María mientras los soldados se enfrentan abajo con los delincuentes.

Avanzo, todo es un arranque de disparar y retroceder, derribo una torre de cajas de madera con la ametralladora, pero la sorpresa que encuentro con el derrumbe me pone a tragar grueso ya que quien se esconde detrás de la madera alza una HIROK 785, arma de alto impacto que atraviesa cualquier chaleco antibalas.

—¡Capitán atrás! —gritan, pero no reconozco la voz de mis compañeros.

Detonan el arma, los reflejos no me dan y alguien me atropella logrando que el proyectil pase derecho derribando la pared que está a mi espalda dejándome en shock cuando reconozco la mujer que tengo encima.

—Lo de soldados de acero no es literalmente cierto —me dice la novicia incorporándose con la misma velocidad que llego, se pone en pie quitándome las dos armas que cargo en el cinturón y todo pasa demasiado rápido cuando se para firme con un arma en cada mano soltando tiros certeros que derriban al francotirador de la HIKOK 785.

—¡Atrás todo el mundo! —el hábito sale a volar dejando al descubierto un cuerpo esbelto enfundado en vaqueros, botas y chaqueta de cuero.

—¡¿Qué está pasandoooo?! —Simón esta peor de anonadado que yo.

—Abajo —vuelve a gritar la novicia sacándose una micro granada que le arroja al grupo de personas que nos dispara, el aparato estalla  desencadenando una ola expansiva que nos deja sordo por un par de segundos.

Lanza otra al piso de abajo y el edificio vibra con la explosión.

—¡Pero ¿Qué diablos?! —Brenda no hace más que cubrirse con cada uno de los estallidos.

Logro salir del shock y empieza a disparar, mientras la novicia se nos une derribando gente como toda una profesional.

—¡Cuando pidas refuerzos asegúrate que las víctimas sean víctimas! —me regaña Simón— ¡O al menos que actúen como tal!

Rompen ventanas y las detonaciones suben de tono cuando un grupo de encapuchados se toman el lugar, levantan a María, cubren a Brenda, levantan a Gema y le dan respaldo a Simón.

—Andando capitán —la novicia que ahora no sé si es novicia toma mi mano arrastrándome con ella. Me zafo no sé quién diablos es y su respaldo está sacando a los soldados en fila guiándolos afuera.

—No me toquen —Simón sale de mala gana.

—¡Tropa J068 fórmese en escuadra de inventario! —ordeno mientras lo sacan.

Obedecen y les dejo claro que no pueden recibir órdenes de más nadie.

—¡Necesito respuestas! —Simón esta neurótico y se pone peor cuando sacan a los delincuentes, entre esos al cabecilla de la banda que no alcanzo a despegar.

La novicia recibe órdenes de un hombre corpulento encapuchado.

— ¿Quién carajos porta granadas debajo de un habito? —Simón sigue con la quejadera— ¡Botas! —le señala los pies— No creo que eso haga parte del atuendo religioso...

La repri

—¡Que alguien me dispare, por favor! —Simón se toma la cabeza y trato de tomarlo del chaleco para que se calme.

—Tu crisis no me ayuda...

—¿Crisis? Por Dios, Bratt fuimos vilmente timados —dice entre dientes— Nos dejamos quitar un operativo ¡Christopher y Alex nos van a matar, sabes que su primera regla es que nadie debe meter las narices en los asuntos del comando!

—¡Era algo que no esperábamos!

—¡Y algo que siempre debemos preveer! —alega.

—Capitán —volteo cuando me hablan— ¿Como se encuentra?

El hombre encapuchado me extiende la mano a modo de saludo.

—Soy Kevin Keller comandante de la unidad F07.

Sigo en las mismas y la novicia se acerca devolviéndome las armas que me quito.

—Somos del OMDH —explica la mujer.

(OMDH: Organización defensora de derechos humanos)

— Mi nombre es Milla Golubev y ...

Llegan las camionetas de la FEMF y varios soldados corren abrirle la puerta a Alex. Todo el mundo se pone firme y los encapuchados no son la excepción, me dejan peor de confundido cuando le dedican el debido saludo militar.

Como todo Morgan, Alex no camina si no que levita comiéndose a todo el mundo con los ojos.

—Ministro —Keller se posa firme— Soy el comandante Kevin Keller de la tropa F07 de la cuarta unidad del servicio social defensor de los derechos humanos.

Repara a los hombres que tiene a la espalda.

—¿Sabes que puedo destituirte y enviarte a prisión por invadir uno de mis operativos?

—Sí, señor y lamentamos entrar así, pero tuvimos que actuar cuando supimos que nuestra colega estaba en peligro.

—Tengo al director en la línea —aparece Gauna— Parece que se cruzaron las misiones. El OMDH tenía dos agentes infiltrados en el centro hace siete meses...

—Soy una de ellas, señor —la novicia da un paso al frente— A mi compañera la mataron hace una semana cuando su tropa desapareció.

—¿No eres una novicia? —le reclamo y Alex me mira con cara de "Que importa eso"

—No, capitán—se para firme con los brazos en la espalda— Soy un agente del OMDH.

Eso lo empeora todo, joder, mi reputación está en un hilo por muy profesional que sea, se ve pésimo que un capitán de tan alta categoría haya caído tan bajo.

—Si nos regalan un par de minutos podemos explicar todo con detalle —pide el comandante.

—Espero que tengan un buen argumento o tendrán que prepararse para lo que les espera.

—¡Todo el mundo a la central! —ordena Gauna.

Tengo claro que es la OMDH, pero nunca se me pasó creer que estaban metidos en esto.

Se supone que su campo principal son la prevención de la violación de los derechos humanos y eso lo hacen con asociaciones que trabajan solo con niños y mujeres, muy pocas veces se meten en casos tan grandes como este ya que su grupo de agentes es pequeño y no pasa de expedientes de pueblo en escuelas, hospitales y cosas así.

Las camionetas se mueven rápido llevándose a los capturados mientras una ambulancia viene por María y el comandante Keller deja a sus hombres embarcándose con nosotros al comando de la FEMF junto con la novicia que ya no es novicia.

—Monjas que disparan, pedófilos ardiendo—suspira Simón— Este tipo de casos perjudica mi salud mental.

—Salimos victoriosos —comenta Gema a mi lado— Mírale el lado positivo y súmale los puntos que nos dará en la candidatura.

—Eso si Alex no nos arranca la cabeza.

La candidatura es lo que menos me importa ahora, ni siquiera sé si estaré dentro del equipo después de exceder los límites de semejante manera.

—Tenemos tres cosas para celebrar —Gema sigue hablando— El rescate de mi madre, el éxito de la misión y mi cumpleaños, así que espero verlos elegantes y dispuestos a embriagarnos hasta el amanecer.

—Yo no creo que pueda ir —alega Simón.

—El que haya peleado con Luisa no quiere decir que no podamos ser amigos.

—No es por Luisa tengo un compromiso personal que no puedo posponer y siendo sincero tu amiga no me cae en gracia desde que intentó agredir a mi esposa.

—Baby, discúlpala Liz solo es un poco impulsiva y ese día todos estábamos neuróticos.

Empiezan a discutir y Brenda solo se recuesta en el asiento ignorándolos a los dos.

El camino es corto y soy el primero que baja. Los soldados del centro están entrando con el típico canto de victoria, aplaudiendo y celebrando.

No felicito a nadie, solo sigo Alex que va con los agentes del OMDH, Simón se queda celebrando huyendo de la represalia (Como si eso lo fuera a salvar) Por mi parte prefiero afrontar todo de una vez, al fin y al cabo, fui el que incentivo la persecución.

Me encierro con Gauna y el ministro que no tarda a la hora de soltar el regaño del siglo por dejarme salvar el culo de otro, y le doy la razón en ciertos puntos estaba tan desconcentrado que no actúe como tenía que actuar.

No me castiga, pero si me deja por el piso recordándome las fallas que tuve lanzando un sinfín de advertencias que me obligan a bajar la cabeza mientras los del OMDH esperan afuera.

Termina y le ordena al general que los haga seguir.

—Llama al coronel —espeta Alex y Gauna alza el radio pidiendo que lo traigan.

la agente Golubev toma asiento y su superior se queda de pie.

—Sean breves —pide Alex cuando llega su hijo.

—Primero que todo permítame felicitarlo coronel —dice el comandante— No esperábamos su regreso y ya habíamos perdido la esperanza en esto. Hizo un excelente trabajo.

—Lo sé —contesta Christopher airoso— Ahora expliquen porque se meten en asuntos que no son de su competencia.

—Lo son, señor —habla la agente— Estamos en la obligación de investigar cualquier acto que atente contra los derechos humanos.

La chica se endereza en la silla.

— Llevaba siete meses infiltrada y mi principal objetivo siempre fue ganarme la confianza de la madre superiora, nuestra entidad recibió tres demandas en tres países diferente y todas eran por abuso. Cumplimos el debido protocolo y le dimos aviso al FBI, pero este no se inmuto.

—La FEMF tiene más fuerza que el FBI, de hecho, rige todas las entidades que actúan en este tipo de casos —habla Alex— Si ninguna daba respuesta lo correcto era acudir directamente a nosotros.

—Lo sabemos señor ministro, pero para dejar claro ustedes casi nunca nos toman enserio y solo nos ven como el grupo revolucionario que protege niños y feministas, de haber venido nos hubiesen devuelto al círculo de los rechazos ya que ustedes solo se encargan de los asuntos que ellos no pueden resolver—alega el comandante— Pusimos varias quejas y nadie nos escuchó y vimos esto como una forma de sobresalir un poco y dar nuestro propio aporte ya que las entidades pertinentes nos dieron la espalda.

—Esos son acusaciones graves —advierte Gauna.

—Mi escuadrón salvo al suyo, señor —se queja Keller— Pedimos un poco de consideración y que nos dejen empaparnos de su rama, para así ampliar el entrenamiento y la preparación de nuestra organización. Somos pequeños, pero tenemos mucho que ofrecer.

Alex se apoya en la silla mirando a su hijo. 

—No voy a decir no, ni tampoco si —dice— Voy a dejar que trabajen con el coronel y él determinará si son útiles o no, estamos en medio de una crisis y no me conviene tener extranjeros en mi tropa.

La orden me molesta «Con el coronel» Ya lo veo follandose a Milla, es atractiva y como es de seguro ya la puso en su lista. No puede trabajar con el sexo opuesto sin meterle la polla.

—Milla ¿Cierto? —le habla Christopher con el aire tajante que tanto lo caracteriza— Antes de empezar expongamos verdades y dime si te sientes cómoda aquí. No es que me importe si lo estas o no, pero tengo entendido que mi agente intento abusar de ti y quiero evitarme dramas y ataques de moralidad más adelante...

No sé adónde pararme cuando los ojos de Alex recaen sobre mí. Christopher no pregunta por eso, indaga porque quiere saber si se la puede tirar sin prejuicios.

—O explícalo tú Bratt y dejen claro si se pueden comportarse como profesionales, porque si no es así no me interesa trabajar con usted señora Milla, Gola.... Novicia o como sea que se llame.

No quiero contestar nada, sabe lo mucho que me importa mi reputación y por eso me pone al filo cada que se le da la gana.

—Fue un deje del oficio que al principio tomé mal ya que no sabía quién era —contesta Milla— Pensé que era uno de los abusadores, tome muestra de su ADN e interpuse la debida demanda, al hacerlo me enteré que era un agente de la FEMF y fue ahí cuando descubrimos que no estábamos solos en el centro.

—¿Y la demanda? —pregunto preocupado.

—La retire a tiempo, señor —me dice.

—No estamos en el deber de pedirle disculpas agente Golubev —habla Alex— Mis hombres tienen el chip de concentrarse en el objetivo cueste lo que cueste.

—Lo sé, por eso no pido disculpas por parte de nadie.

—Espero que las promesas no se queden en el aire —continua Christopher— Porque el primero que ande con sensibilidades se larga del peloton.

—Claro que no, señor —contesta Milla— No me atrevería a mentirle con lo mucho que admiro su trabajo.

Golpe al higado.

—Ya veremos—ordena el coronel— En los próximos días determino si me sirven o no.

Se vuelve hacia su padre, este le indica que puede irse con un leve gesto con la cabeza y no duda a la hora de irse.

—Permiso para retirarme —pido, no me voy a quedar con el puñal que tanto me asfixia.

—Concedido —contesta Alex y me apresuro a la puerta.

Aprieto el paso cuando salgo al pasillo captando el reflejo de Christopher que va escalera abajo, lo sigo mientras atraviesa los pasadizos de la primera planta entrando al baño de hombres.

La algarabía de los soldados se sigue escuchando afuera apaciguando el ruido de la puerta cuando la cierro, esta de espalda dándome el blanco perfecto para dispararle a traición y lo considero más de una vez, sacar mi arma y acabar con la peste que desencadena su presencia.

Se voltea, me ve y junta las cejas expectantes.

—¿Qué? —pregunta alzándose la bragueta— ¿Se te pego lo de los curas y ahora te produce placer verme mear?

Hago acopio de mi compostura cuando se me acerca.

—Ya lo sé todo ¿Sabes? —escupo— Sé que la andas tentando para luego meterla en problemas...

—Oh, enserio me disculpo, de haber sabido que andabas de ignorante te hubiese enviado un informe detallado de los movimientos de mi pito.

Trata de pasar de largo y le clavo la mano en el pecho obligándolo a retroceder.

—Voy advertir esto una sola vez —lo encaro— Déjala en paz o esta vez habrá más que simples peleas.

—Cuando lances una advertencia, percátate de que la otra persona se intimide o al menos se la tome enserio —espeta— Y créeme, Bratt que tus tonterías me dan más risa que miedo.

—Yo no soy Stefan...

—Obvio no —se ríe— Su título de cornudo aún no se compara con el tuyo.

Me empuja para que me quite y me poso firme devolviéndole el empujón.

—Primero muerto antes de verla untada en tu mierda.

Suelta la risa burlesca metiéndose la mano en el bolsillo.

—Ten para el ataúd—me arroja un puñado de billetes—Porque ella ya está untada de algo que ... —duda— No me atrevería a definir como mierda.

Entiendo la referencia y me le voy encima cuando trata de irse como si nada volteándolo y clavándole el puño en el estómago, desencadenando una reacción inmediata que logro esquivar cuando me lanza dos puños a la cara.

Estamos a la par, porque yo no soy Antoni ni el pordiosero y hemos batallado tanto que ya presagio cada uno de sus golpes. El no tocarme lo enfurece y sigue lanzando golpes mientras retrocedo pateándole las costillas, se queda sin aire y aprovecho para lanzarle cuatro patadas al estómago.

Se incorpora con los ojos inyectados de ira y no desaprovecho oportunidad para irme contra él obligándolo a retroceder, esta vez, provee una de mis patadas, se aparta y la bota se me entierra en la madera cosa que aprovecha para tomarme del cuello y bajarme al piso con un solo estrellón.

—¿Sabes qué? —me arrastra a los orinales aferrándose a una de las mangueras proveedoras de agua— Estoy tan harto de tu "Primero muerto" Que voy ayudarte con la tarea de querer estrenar ataúd.

Me aprieta la garganta.

—Toma —empieza a llenarme la boca con los billetes que me arrojo— Ten de una vez el pago del barquero, no vaya a ser que te deje y te quedes haciendo estorbo como tu hermana...

El papel se me atasca en la garganta, el agarre me quita fuerza y el agua me empapa la cara cuando desprende la manguera y me la clava en la boca ahogándome con el líquido a presión mientras pataleo buscando la forma de zafarme.

—Como me hubiese gustado que uno de sus tantos suicidios funcionara—el agua no me deja respirar y empiezo a temer cuando lo veo con el rostro transformado en modo animal.

Esa mirada que no tiene cabida para la compasión, que te dice y advierte que tiene la sangre fría y solo es un psicópata disfrazado de coronel.

— ¿A quién le iba a pesar? Si solo nació para joder.

Me mareo, siento que la vida se me está escapando poco a poco mientras lidio con el peso de saber que alguna vez lo quise como un hermano, a él, el mismo hombre que ahora hace todo lo posible por apagar mi existencia y amargó mi sentido de vivir robándome a la mujer que amo.

—La suerte no golpea dos veces de la misma forma, Bratt y conmigo es todo o nada y más de una vez he dejado claro que yo acabo con todo lo que me estorba —aumenta el agarre— ¡A mí no me pesa matarse porque con gusto pago los años que sea con tal de sacarte de mi camino!

Mi último impulso me da para torcerle la mano que yace en mi garganta, afloja y medio muevo la cara escapándome del chorro a presión, trata de tomarme de nuevo y logro defenderme con una maniobra de escape.

Su fuerza descomunal arremete, me agacho le lanzo un codazo y lo atropello lanzándolo a una de las gavetas, siento que mi arranque tiene los minutos contados así que me valgo de mi velocidad huyendo antes de que se incorpore, lo hace rápido, pero para cuando quiere alcanzarme ya he cruzado la puerta y tengo claro que no puede exponerse, así que corro hacia al gentío, pero no logro alcanzar la multitud ya que el vómito me frena, poniéndome a expulsar, agua, papel y coágulos de sangre.

«Maldito» En verdad iba a matarme, otra ola de vomito me tuerce mientras no paro de pensar en Rachel, por esta mierda es que trato de alejarla. Porque ese engendro no mide actos y no le importa lastimar o extinguir con tal de salirse con la suya.

Logro incorporarme y trato de normalizar la respiración. Dios, esto no es por mí ya es una labor moral alejarla de esa bestia, este enfrentamiento me dejo claro que no puedo volverlo a enfrentar si no estoy dispuesto a matarlo.

No me importa, joder, así esto termine en tragedia ahora más que nunca tengo claro que si no será conmigo mucho menos será con él y Rachel debe entender eso por las buenas o por las malas.  

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GEMA.

—¡Vengo por la mamá más bella del mundo! —asomo el ramo de flores en la puerta— La tarjeta dice: Marie Lancaster.

Me dedica una sonrisa torcida mientras la enfermera le ayuda con el abrigo.

—¿Cómo te sientes? —le beso la frente.

—Un poco mejor —se mira las vendas— Christopher me contrató una enfermera para que este cómoda en casa.

—Las reinas como tú se merecen eso y mucho más.

—No quiero causar molestia, suficiente tengo con la labor de todos a la hora de rescatarme.

—No es molestia señora Lancaster, Christopher te adora, ahora más que nunca, no solo serás su nana si no también su suegra —le acomodo las flores bajo el brazo y la siento en la silla de ruedas para llevarla afuera— Sabes que a los hombres les gusta ganar puntos con la novia y no solo te contrato una enfermera, de ahora en adelante tambien tendremos escoltas.

Los soldados están trotando por el patio y los niños del escuadrón infantil están entrenando en la mini pista creada para ellos, reconozco los rizos de Harry que se mueven con el viento y a Parker observándolo desde la torre de control.

—Hoy es mi fiesta —le explico a mamá— Así que para no incomodarte te llevaran a la casa de Chris, ahí estarás más cómoda sin ruido y gente que te moleste.

Asiente.

—Sin Liz me siento mejor.

—No seas cruel, estuvo muy preocupada por ti —omito por qué no fue a verla, tampoco creo que le importe mucho.

Entramos al estacionamiento e inmediatamente Make y Tyler corren ayudarme con la silla de ruedas mientras la enfermera acomoda las cosas en el auto.

Una moto entra y quien la conduce se estaciona cinco vehículos más adelante, se quita el casco y Tyler alza la mano para saludarla.

—Buenos días teniente James —le dice mientras se acerca con la mochila colgada en el hombro.

Rachel James es el tipo de mujer que hace que los hombres volteen cuando pasa y más si viste como si acabara de salir de alguna película de motociclista con ropa de cuero ajustado.

—Hola Tyler —saluda chocando los puños— Make...

Saluda al otro sin mirarme y es mamá la que habla cuando ve que no nos dice nada.

—Rachel —la llama y se voltea con el casco en la mano.

—¿Como se siente? —repara las vendas.

—Un poco mejor y ya que te veo quería darte las gracias, leí los periódicos y me pusieron al tanto de todo.

Siendo sincera no me molesta, las gracias están ganadas y siendo sincera nunca dude de que lo logrará, en el ámbito profesional normalmente se tiene claro quién sirve y quién no y ella es una ficha importante en este ejército.

Mamá extiende la mano sana y ella se la aprieta con cariño.

—Gracias —se le ponen los ojos llorosos— Cuando estaba colgada hay creí que no habría salida...

—Me alegra que esté bien —la corta cuando se le ponen los ojos llorosos— Y suba el ánimo que ya paso lo peor.

Mamá asiente limpiándose las lágrimas.

—Que tenga un bonito día.

Se marcha y todos enfocamos la atención en el deportivo que se estaciona frente a nosotros. Es Derek y del asiento del copiloto sale Laurens con vestido corto, delineador y tacones.

—Buenos días —nos saludan desde lejos y Tyler se queda pegado a la puerta con cara de perrito triste.

—¿Como anda todo chicos? —digo.

—De maravilla —Laurens tropieza por mirarme y Derek alcanza a tomarla para que no caiga.

—No olviden la fiesta de hoy —advierto.

—Hay estaremos —contesta Derek.

—No te me aflijas bebé —tomo las mejillas de Tyler— Voy hacer lo posible por conseguirte una novia.

—Gracias, señorita.

Me despido de mamá le recalcó su cuidado a la enfermera y me devuelvo hacer mis quehaceres, empiezo desayunando sola ya que a Liz le dan salida en el transcurso del día y Chris está entrenando tropas.

Texteo con la organizadora de la fiesta que no para de enviarme fotos, mi piso es mega grande y todo está quedando genial, ya tengo mi vestido y el de Liz y la lencería que voy usar debajo.

Ya va siendo hora de que el señor Morgan y yo volvamos a las viejas andanzas. Usare el mismo vestuario en el lanzamiento de la campaña y en el cumpleaños, la ropa esta chic y no quiero gastar tiempo cambiandome aquí y allá.

No he parado de morderme los labios imaginando el regalo del coronel.

—¿Puedo sentarme? —pregunta Laurens.

—Claro que si —guardo el móvil mientras le hace señas a Tatiana para que se nos una.

Me alegra que esté haciendo más amigas y ya no sea el payaso del cual todos se burlan, Tatiana es obediente y muy divertida, al menos eso he notado en lo poco que hemos compartido.

—¿Si vieron? —nos muestra el periódico— Leonel Waters va con todo y llevara a una reconocida cantante.

Suelto el tenedor cuando veo el nombre.

—¡Por Dios! Me sé todas sus canciones.

—¿Y quién no? —me apoya Laurens— Tiene una voz divina.

—¿Cantas? —pregunta Tatiana.

—¡Si! —leo toda la nota— He participado en varios concursos de talento y me he llevado los primeros puestos, es algo así como mi "Hobby" Principal y en una misión tuve la oportunidad de pulirlo cuando me toco hacerme pasar por una cantante de rock clásico.

—Tendremos una primera dama con muchos talentos —sonríe Laurens.

—Gracias Lau, ahora más que nunca tengo que relucir todo —les muestro mi agenda— Ya organice una jornada de limpieza, la próxima semana iré con Stefan a visitar orfanatos y también donaremos un cheque a la asociación de niños nigerianos.

—Vas con todo el armamento, que se atengan las esposas de los otros.

—¿Ya saben cuándo se anunciará el compromiso? —espero que la pregunta de Laurens sea una distracción y Christopher ya la haya mandado a comprarme un anillo. Estas próximas fechas serán las más adecuadas.

—No —respiró hondo me tiene muerta de ansiedad— Supongo que Chris lo hará hoy en mi fiesta, según Cristal debe ser de forma pública y me tiene cardiaca el que aún no vea el anillo.

—A lo mejor lo hará a modo de sorpresa de cumple —dice Tatiana— No puede dejar pasar tanto tiempo, Kazuki está casado, Leonel también y el que tengan familias estables les da ventaja teniendo en cuenta la vida desordenada del coronel.

—Lo tenemos claro.

—A lo mejor hoy me envía a comprar uno —dice Laurens bajándome el ánimo. Christopher están desabrido que de seguro andara con afanes mandando a comprar uno costoso, pero con muy poco significado sentimental.

—Aunque... —sonrió emocionada por la idea que se me acaba de ocurrir— Voy a darle ánimos hoy.

—¿Qué hará?

—Ya lo verán, solo vayan al lanzamiento de la campaña y luego a mi fiesta.

—Iré con mi novio —duda—...Con Derek...

—Dilo sin miedo —la anima Tatiana— Novio, porque eso es lo que es.

Se sonroja. 

—Es que se oye raro, nunca he tenido uno y... Scott solo me uso.

—No todos los hombres son iguales, linda.

Laurens repara su reloj levantándose de golpe.

—Debo irme, el coronel me matara si llega y no me ve en mi puesto de trabajo.

Me despido tambien encaminándome a la sala de tenientes, termino el reporte de mi papel en la misión de ayer y busco la oficina de Chris, se lo voy a entregar personalmente y de paso le preguntare si necesita ayuda con el traje que usara esta noche.

No ha llegado todavía, así que dejo las carpetas en la mesa y me poso en la ventana comprobando que sigue entrenando tropas, pone a prueba a los nuevos soldados estaba ausente y le gusta medir las capacidades de todos cuando tiene tiempo libre.

Siempre se transforma adoptando el régimen militar de Alex y Gauna dando castigos exagerados que exprimen hasta la última gota de sudor.

Hoy todos están en lo mismo, Brenda anda corriendo con Laila, Meredith se está midiendo en las pistas de obstáculo con Alan, Simón esta con su tropa y Bratt está enseñando defensa militar mientras la agente Milla lo observa desde lejos e Alex esta interrogando a las personas capturadas en el centro.

En la FEMF todos los días nos preparamos para la guerra y yo he estado en eso todos los días desde que mama salió del cautiverio.

Aquí las sorpresas no acaban nunca, jamás se me ocurrió la idea de que la predilecta favorita saliera con tantas garras, ya está comprobado que las mujeres podríamos gobernar el mundo si quisiéramos.

La fuerza y las habilidades de los hombres no se comparan con la metamorfosis a las que se somete el género femenino en cada misión.

Me aparto cuando noto que la práctica va para largo y me poso frente al escritorio organizando el desorden que Christopher tiene en el escritorio, creo que anoche no durmió y tiene un desorden de carpetas esparcido por la mesa.

Trato de arreglar todo, no es el único que quiere sumar puntos y yo necesito que me deje ir temprano para así terminar de organizar los preparativos de la fiesta. Hay polvo por todos lados, llamo al personal de aseo para que limpie y a Laurens para que me ayude archivar las carpetas.

Ambas personas tardan y empiezo a guardar lo que se requiere en las cajoneras, abro una de las ultimas y me encuentro un montón de útiles que no van en ese espacio, los recojo y me quedo quieta cuando toco el cofre plateado que yace atrás.

Me tapo la boca para no gritar «¡Dios!» Pataleo en el piso presa de la emoción, no quiero tocarlo, ni cogerlo, pero mis ojos mueren de curiosidad «¡Calma, Gema Lancaster!» Los ojos se me llenan de lágrimas, por eso viajó a la ciudad cuando mamá estaba hospitalizada, fue a comprarme el anillo.

No envio a Laurens a comprarlo y... Eso deja mucho que decir, el que se tomara el tiempo de elegirlo quiere decir que para él es especial. Lo tomo entre mis manos dándole un beso a la tapa «Lo amo tanto» Y esto solo me demuestra que no pierdo el tiempo en lo que muchos ven como imposible.

No lo abro, si él lo compro para sorprenderme voy a dejar que lo haga, ya vi el cofre, pero quiero morir de emoción cuando vea la joya de adentro.

Cierro el cajón recostando la espalda en la silla, este día va a quedar en mi memoria para siempre.

Llega la señora del aseo y minutos después Laurens con su hija, la secretaria me mira asustada tratando de explicar el porqué de haberla traído.

—¿A quién tenemos por aquí? —saludo a la pequeña Maggie que está chupando una piruleta.

—En una hora la llevare a clases —explica Laurens como si la fuera a regañar— Es que la maestra está en una reunión y me llamó para que...

—Tranquila, esta preciosura no hace estorbo en ningún lado.

Nos ponemos a organizar y le ayudo a la chica con el archivero, la estúpida sonrisa no se me borra de la cara y voy pensando en cómo será mi día soñado.

Me imagino a Liz como dama de honor a Sara preparándome el banquete, a Stefan haciéndome un pastel gigante y a Cristal planeando una luna de miel corta ya que lo más probable es que Chris no se pueda ausentar por mucho tiempo.

—¡Maggie no toques los muebles! —la regaña la mamá.

—Vamos a limpiar esas manitos —la alzo en brazos llevándola al baño.

—No tarde por favor —me pide la empleada— Estoy sobre el tiempo y debo acabar antes de que llegue el coronel. No le gusta que limpiemos cuando esta.

Me trago las ganas de decirle que esto debe hacerlo a primera hora del día y no con afanes.

Maggie es un poco esquiva, pero por suerte no pone problema cuando le meto las manos en el lavado, miro mi reflejo en el espejo y me gusta lo que veo. Aunque Maggie tiene una mata de cabello cobrizo se ve bien en mis brazos y me surge la pregunta de cómo sería una hija de Christopher y yo.

«Morena y de ojos grises» Le doy un beso a Maggie soñar es algo maravilloso.

—Te pareces a Mérida ¿Sabes? —le acaricio los rizos— Y para tu suerte es mi princesa favorita.

La dejo en el suelo mientras le secó las manos y tomo papel sanitario para limpiarle la naricita.

—Lástima que tu papá no aprecie la hermosa criatura que tiene...—las palabras se atascan cuando hundo el pie en la papelera y veo la única prenda que resalta en el recipiente blanco. La saco convenciéndome de que no es una jugarreta de mi imaginación.

—Basura —dice Maggie, pero no doy para ponerle atención, solo la abro tratando la de lidiar con la horrible agonía que se apodera de mi pecho.

Sé lo que es y a quien se la vi... Las lágrimas se me asoman en los ojos al deducir lo que pudo haber pasado para que la prenda esté aquí en semejante estado.

—Teniente... —se asoma la empleada y la atropello cuando salgo.

—¿Se siente bien? —Laurens se acerca cuando me ve y tampoco le contesto.

Empuño la prenda corriendo pasillo afuera, tres noches ¿Dónde estaba Christopher hace tres noches? Mi mente maquina y la respuesta es obvia, en su oficina después de haberme dejado con mamá en el hospital.

¿Y dónde estaba ella? En la reunión con el consejo, así que es obvio quien busco a quien.

Pregunto dónde está y salgo del edificio encaminándome a la sala de armamento, los soldados no me saludan al ver la cara que llevo, las lágrimas se fueron y lo único que tengo es sangre caliente ardiéndome en las venas.

Cruzo lo más rápido que puedo atravesando la puerta no hay público y esta de espaldas desarmando una ametralladora mientras Parker le da ordenes trepado en una escalera colgando armas, camino con grandes zancadas, la volteo aferrándome a su hombro y le arrojo un puñetazo que la derriba en el piso.

No mido la ira a la hora de atacarle las costillas cuando yace en el suelo y esquivo su ataque clavándole la rodilla en la boca del estómago.

—Déjate tu porquería en la papelera de mi novio —me levanto, le arrojo la blusa a la cara y Parker alcanza a tomarla para que no se me venga encima.

—¡Fuera de aquí! —me echa.

—¡No, no me voy! —se me escapan las lágrimas mientras ella forcejea en los brazos de Parker — Eres una maldita zorra, Rachel, una maldita que no quiere asimilar que ya pasó y ahora está conmigo...

Se suelta del agarre del capitán y este se interpone entre las dos.

—¡Aquí no! —estalla—¡Así que párenla ya o me veré obligado a tomar medidas!

No me intimida la mirada oscura de la mujer que esta al otro lado, por el contrario, demuestro que estamos a la par irguiéndome y demostrando que no me intimida.

—Vete Rachel —le ordena Parker y ella no se inmuta en obedecer.

—¡Recoge la poca dignidad que te queda y deja que seamos felices! —le suelto— Basta, asimila que ya no siente cosas por ti y que ahora está conmigo. Es difícil lo sé, pero date cuenta que él solo se desquita contigo lo que no puede hacer conmigo.

—Rachel vete —vuelve a ordenar Parker dándome la espalda.

—Crees que te prefiere antes que a mí —me corro para verle la cara— Pero solo te trata como lo que eres, la calienta braguetas que lo consuela mientras yo cuido a nuestra madre —lloro— Y siento pesar por ti, que crees que yo me daré por vencida sin ser así... Crees que voy a soltarlo, pero no, Rachel, no ahora que vi el cofre donde yace mi anillo de compromiso.

Entiendo el impacto de mis palabras y reconozco el brillo de las lágrimas que le quieren adornar los ojos y que ella se rehúsa a dejar salir.

—Te estoy dando una orden.

Asiente limpiándose el hilo de sangre que sale del labio roto.

—Como ordene mi capitán —sale sin mirar atrás.

— ¡Sus problemas personales resuélvanlo fuera del comando!

—Díselo a ella a tu teniente —señalo la puerta— Que se pasa nuestros valores por el culo revolcándose con mi novio en su oficina.

Me trago el nudo que se me atraviesa en la garganta.

—No creo que tengas tan poca cara de regañarme por ser humana —las lágrimas se me deslizan por las mejillas— ¿Que le he hecho? Que puñal le clave para que se comporte como una perra con el hombre que amo y sabe que está comprometido.

—No me interesan sus mierdas, ni sus líos —contesta— Solo quiero que respetes mi cargo, mi labor y mi puesto, y si te las quieres dar de gata defiende maridos hazlo lejos de aquí y siendo sincero esperaba más de ti como persona.

Se devuelve a la escalera.

—Me juzgas como si tu no hicieras lo mismo estando en mis zapatos.

—No te juzgo —se vuelve hacia mí— Solo me parece tonto lo que haces, sabiendo que ella es solo una versión femenina menos cruel del hombre que tanto defiendes.

Niego.

—¡Vete!

—Si me castigaras a mi espero que también hagas lo mismo con ella.

—¿Castigo? Creo que con lo que se avecina es condena más que suficiente para las dos.

No me pongo a discutir, solo me encamino a la puerta cuando vuelve a treparse en la escalera.

Los nudillos me duelen, pero no me arrepiento, de hecho debí partirle la nariz.

«No le voy a dar el gusto» Me repito rabiosa, como lo dijo Liz está acostumbrada a que se hagan a un lado y debe asimilar que Christopher no está solo, me tiene a mí y por las buenas o las malas tiene que aceptarlo y respetarlo.

Me encierro en mi alcoba, es puta en todo el sentido de la palabra, no le basto con revolcarse con el mafioso, es tan quisquillosa que viene por el que no le pertenece mientras juega con Step y detona los celos de Bratt.

Para su pesar no tiene claro que la puta vive solo para bajar calenturas, tristemente fue mi madre quien me enseño eso y Rachel es la patente que me lo comprueba. ,

Aferro las esperanzas al cofre del escritorio, es lo único que aminora este peso de decepción que me está dejando sin aire, apuesto todo a nuestra amistad, a ese cariño que nos hemos tenido siempre convenciéndome de que tengo todas las de ganar y soy mucho mejor que ella.

Puedo ser su heroína y acabar con aquello que tanto lo destruye, yo no me voy a dar por vencida sabiendo que puede terminar igual o peor que Alex.

Me lavo la cara en el baño al tiempo que abren mi puerta dándole paso a Liz.

—Hola cariño —se tira en mi cama— Gracias por ir a recogerme.

Dice cuando me asomo en la puerta.

—¿Qué tienes?

—Nada.

—¿Nada? Y tienes la nariz como bambi.

Esta vez me lo guardo, va ir a formar problema y no quiero que nos vuelvan a separar.

—Arréglate, tenemos que prepararnos para la candidatura de Leonel.

—Pensé que celebraríamos el cumpleaños.

—Si, pero primero vamos a lucirnos en la campaña de Leonel —trato de sonreír— Acabo de ver un cofre y adivina quién está a nada de comprometerse frente a los medios.

—¡Al fin!

—Será una noche inolvidable.

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