Si algún día vuelves. #Wattys...

By Tequila213

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GANADOR WATTYS 2017. Alyssa ha sido desgraciada la mayor parte de su vida. Con un padre déspota y malvado, se... More

Nota de la autora.
Prólogo.
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18.
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23.
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30.
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45.
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49. (Final)
Capítulo 50. (Epílogo)
Isla de Finnèan, saga.
Una luz en la distancia [Novela romántica-histórica en Wattpad]

Capítulo 34

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By Tequila213

Hola <3 Este capítulo me parece bastante interesante, ¡porque es un capítulo sobre la mala de la historia! Espero que os interese.


Capítulo 34

Posiblemente, Grace era la persona que más información tenía en ese castillo acerca de todo y de todos. Y, desde luego, eso no había sido una tarea fácil. Había comenzado a trabajar para los Seymour cuando tenía diez años. Nunca había sabido con certeza quién era su madre y su padre había muerto cuando ella era una niña por culpa de una enfermedad que había contraído en un burdel. «Los hombres son sólo perros que pierden la cabeza detrás de cualquier puta», solían decirle las mujeres del pueblo cuando ella ni siquiera podía comprender el significado de esa frase.

Cuando él murió, Grace quedó al cargo de su tía Celine, que aunque nunca había tenido una relación cercana con ella, le había conseguido un trabajo en el servicio del castillo de Alderman. Con el paso del tiempo, Grace había comenzado a comprender lo que su padre le había repetido tantas veces. Tenía doce años la primera vez que reparó en que era más fácil que su plato de comida estuviera lleno cuando le mostraba sus pantorrillas desnudas por encima del vestido a algún mozo del servicio. A partir de ahí, había comenzado a valerse de sus encantos cada vez que quería algo, aunque los hombres le habían pedido un precio cada vez más alto por esa clase de «privilegios».

Afortunadamente, su vida había sido bastante más relajada desde el momento en el que Gordon y Aaron Seymour habían puesto sus ojos en ella. La joven muchacha de rostro pecoso y cabello rizado no se había mostrado reticente en absoluto a complacer a sus amos, por muy perversas o repulsivas que fueran sus intenciones. Desde entonces, Grace había gozado de una especie de «superioridad» entre el resto de sirvientes y disfrutaba con eso, desde luego que lo hacía. Nadie le había explicado nunca el significado de la palabra dignidad, y hacía demasiado tiempo que ella había olvidado de qué modo eso se sentía.

Aaron se había ido a cazar esa mañana, por lo que Grace aprovechó para entrar en su habitación sigilosamente, evitando que nadie la viera. Sabía que el hombre no quería tener nada que ver con su sobrino; se sentía especialmente irritado tan sólo al encontrarse con Rylan en algún salón del enorme castillo, por lo que había planeado esa jornada de caza desde hacía varios días.

Odiaba a su sobrino hasta un punto casi inconcebible y Grace lo sabía. El hombre llevaba intentando hacerse con el ducado desde hacía muchos años y por poco lo había conseguido al morir Gordon, pero su suerte se había visto truncada cuando Rylan había vuelto a sus tierras convertido en un salvaje... Un salvaje muy apetecible para Grace, desde luego.

Había escuchado la conversación con ese escocés; sabía que también Rylan intentaba derrocar a su tío y ella intuía que, en caso de conseguirlo, no querría dejar el ducado de su padre. ¿Quién cambiaría la riqueza y la nobleza por unas montañas infestadas de salvajes con falda?

Por eso Grace había tomado una decisión; ayudaría a Rylan para que éste se quedara y descubriera todas las maquinaciones de Aaron durante esos años. Prefería infinitamente pasar el resto de su vida compartiendo el lecho de Rylan y siendo su consentida que continuar siendo la amante de su tío, no había duda posible.

Sabía perfectamente lo que estaba buscando; lo había visto mil veces cerrar con llave un cajón lleno de papeles y no eran pocas las ocasiones en las que esa misma llave había rozado su piel, escondida dentro de la funda de una de las almohadas. Una vez, mientras limpiaba la habitación de Aaron, había sacado la llave y la había examinado durante unos minutos. Después se había dirigido a ese cajón con ella y lo había abierto con curiosidad. Encontrar sólo papeles sueltos no le había resultado interesante en absoluto, pues esperaba encontrar algunas monedas. Grace no leía muy bien, apenas reconocía algunas palabras escritas, pero sabía que Aaron no escondería tan bien esos documentos si no fueran importantes... o ilegales.

Encontró la llave inmediatamente en la almohada y se lanzó hacia el escritorio de Aaron, donde se encontraban los cajones. Le temblaban los dedos y la llave se resbaló un par de veces, cayendo al suelo, pero finalmente pudo abrirlo y encontró lo que buscaba. Los documentos reflejaban números de todo tipo y algunos eran más largos que otros. Pudo distinguir firmas, garabateadas junto a números de varias cifras.

Agarró algunos entre sus dedos, los que intuía más nuevos, y sonrió leoninamente al observarlos. Un instante después se escuchó el ruido de unos pasos y una voz rasgada hablaba con evidente furia. Supo que se trataba de Aaron e, inmediatamente, miró a su alrededor, pensando dónde podría esconderse antes de que el hombre llegara a la habitación.

Atropelladamente, cerró el cajón con la llave e introdujo los documentos que había recogido dentro de su corsé. Las manos le temblaban terriblemente, pero aun así consiguió que los papeles quedaran escondidos. Después saltó hacia la cama e introdujo la llave en la funda de la almohada tan rápido como pudo. Fue ese el momento en el que la puerta se abrió y Aaron Seymour entró a sus aposentos con un evidente humor de perros. Pateó el suelo al entrar y cerró la puerta de un portazo antes de percatarse de que Grace estaba allí.

La joven sirvienta se forzó para respirar con aparente normalidad y terminó de alisar la manta de pelo que reposaba sobre la cama. Después se giró con aparente sorpresa.

—Señor, ¿no estaba de caza?

Él la miró con desconfianza.

—¿Qué haces aquí? —le exigió violentamente.

Grace tomó aire y compuso una sonrisa.

—Estaba arreglando su habitación —explicó mirándolo con suavidad—. ¿Qué otra cosa estaría haciendo?

Aaron no pareció creerlo, pero aun así caminó hacia ella lentamente.

—Pensé que había dejado claro que no quería que siguieras arreglando las habitaciones —le dijo con frialdad—. La única cama que quiero que visites sea la mía... y no para ordenarla, precisamente.

Ella expandió la sonrisa, aunque en su interior sentía su corazón palpitando tan fuerte que podría salírsele del pecho.

—¿Y no asegurarme de que su habitación está en perfectas condiciones? —ronroneó, acercándose también al hombre hasta quedar a apenas unos centímetros de él.

Aaron también sonrió con sus labios extremadamente cuarteados y un instante después tomó uno de los brazos de Grace y lo llevó hacia la espalda de la chica rudamente; sabía que la estaba haciendo daño. Con la otra mano agarró su fino cuello, apretándolo.

—Espero que esta sea la última vez que entras a mis habitaciones sin que yo te haya llamado antes —le gruñó al oído.

Grace temblaba, era perfectamente consciente de que en esos momentos sus torsos se estaban rozando y de que ella tenía los importantes documentos escondidos en su corpiño. Gimió de dolor y entonces él la soltó de golpe.

—Connor se ha caído del caballo —anunció de forma desagradable—. Hemos tenido que volver para comprobar que ese imbécil no iba a morir a causa del golpe que se ha dado en la cabeza.

Ella asintió con la cabeza. Aún le dolía la garganta después de que él la hubiera apretado con tanta fuerza.

—Tendré que buscarme otro entretenimiento —murmuró Aaron, y acto seguido se quedó mirándola con una mueca perversa.

Grace tomó aire cuando lo vio acercarse salvajemente y realmente tuvo miedo por su vida en el momento en el que él apretó sus pechos por encima del sencillo corsé. La iba a descubrir, y estaba segura de que después la mataría. Aaron se acercó a su hombro y lo besó desagradablemente, mordisqueándolo y dejando un rastro de humedad similar al de un caracol. Grace comenzaba a marearse, sabiendo que no tardaría en quitarle el corpiño y descubrir lo que le había robado. Entonces, para su fortuna, Aaron la agarró de nuevo con violencia y la empujó sobre la cama boca abajo. Acto seguido, tan sólo se colocó tras ella y levantó sus faldas al tiempo que él bajaba sus pantalones.

Lo sintió entrar de forma dolorosa y Grace contuvo un pequeño grito, pero aun así permaneció inmóvil mientras el cuerpo de Aaron empujaba dentro de ella, gimiendo grotescamente. Finalmente, apenas unos segundos después, él se separó de ella, ya saciado.

—Lárgate —le ordenó con un gruñido mientras se subía de nuevo los pantalones—, y no olvides lo que te he dicho.

Grace dejó que sus pulmones se llenaran una vez más, suspirando con tranquilidad. Unos momentos después, salió de la habitación sin poder contener una sonrisa en sus labios. Le dolía al andar, pero había valido la pena.


Nos vemos muy prontito en el próximo capítulo <3 Estoy calculando los capítulos que nos quedan, porque pronto voy a empezar a subir una historia que tengo casi casi terminada. Os iré avisando muy muy prontito de todo.

¡Mil besos y Felices Fiestas!

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