LUJURIA - (Ya en librerías)

By EvaMuozBenitez

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El mundo ardió volviendo cenizas a una mujer hecha para pecar. Ahora la lascivia le ha dado paso a una latent... More

YA EN LIBRERÍAS
ADVERTENCIA
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CAPÍTULO 3
CAPÍTULO 4
CAPÍTULO 5
CAPÍTULO 6
CAPÍTULO 7
CAPITULO 8
CAPÍTULO 9
CAPÍTULO 10
CAPITULO 11
CAPÍTULO 12
CAPÍTULO 13
CAPÍTULO 14
CAPÍTULO 15
CAPÍTULO 16
CAPÍTULO 17
CAPÍTULO 18
CAPÍTULO 19
CAPITULO 20
CAPÍTULO 21
CAPÍTULO 22
CAPÍTULO 23
CAPÍTULO 24
CAPÍTULO 25
CAPÍTULO 26
CAPÍTULO 27
EL LEGADO PREVALECE.
CAPÍTULO 28
CAPÍTULO 29
CAPÍTULO 30
CAPÍTULO 31
CAPÍTULO 32
CAPÍTULO 33
CAPÍTULO 34
CAPÍTULO 35
CAPÍTULO 36
CAPÍTULO 37
CAPÍTULO 37 II
CAPÍTULO 38
CAPÍTULO 39
CAPÍTULO 40
CAPITULO 41
CAPITULO 42
CAPÍTULO 43
CAPÍTULO 44
CAPÍTULO 45
CAPÍTULO 46
CAPÍTULO 47
CAPÍTULO 48
CAPÍTULO 49
CAPÍTULO 50
CAPÍTULO 51
CAPÍTULO 52
CAPÍTULO 53
CAPÍTULO 54
CAPÍTULO 55
CAPÍTULO 56
CAPÍTULO 57
CAPÍTULO 58
CAPÍTULO 59
CAPÍTULO 60
CAPÍTULO 61
CAPITULO 62
JAQUE MATE
CAPÍTULO 63
CAPÍTULO 64
CAPÍTULO 65
CAPÍTULO 66
CAPÍTULO 67
QUERIDA RACHEL.
CAPÍTULO 68
MINISTRO
CAPITULO 69
CAPITULO 70
CAPITULO 71
CAPITULO 72
CAPITULO 73
CAPITULO 74
CAPÍTULO 75
EN OTRO LADO
CAPITULO 76
CAPITULO 77
CAPITULO 78
CAPITULO 79
CAPITULO 80
OPERACION RESCATE
CAPÍTULO 81
CAPÍTULO 82
GOODBYE.
CAPÍTULO 83
CAPÍTULO 84
CAPÍTULO 85
CAPITULO 86
CAPITULO 87
KARMA PARTE 2
KARMA PARTE 3
Extra: Felices fiestas.
CAPITULO 88
CAPITULO 89
¡NO ES UN CAPITULO, ES UN EXTRA!
CAPITULO 90
CAPITULO 91
CAPITULO 92
EPILOGO

CAPÍTULO 2

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By EvaMuozBenitez

════ ⋆★⋆ ════

El peso del pasado. 

Bratt.

Repaso los archivos entregados por Gauna, el asunto expuesto es de cuidado y me tiene preocupado, ya que esto siempre lleva tiempo. Detesto este tipo de casos.

—Buenos días, capitán —saludan en la puerta. Es Meredith con el cabello húmedo y una bebida en la mano. 

—Buenos días —cierro la carpeta.

Me mira con descaro rodeando la mesa antes de darme un beso en la boca dejando el café sobre la mesa. 

—Descremado, caliente y con dos de azúcar.

La tomo del cuello y le doy otro beso, me gusta y me gusta mucho, ha sido una buena compañía estos dos últimos años, es discreta, simpática y muy educada.

—¿Qué papel desempeñaras en el centro religioso? —pregunto cuando acabo  con el café.

—Estaré como voluntaria.

Le aparto el cabello de los hombros, nunca deja de venerarme.

Se acerca a mi boca besándome con ternura e inhalo la fragancia de su loción frutal. Baja por mi mentón mordiéndome el cuello, desencadenando el azote que levanta mi miembro el cual le apetece tenerla sobre mí. 

Se pone de rodillas y... 

—¡Capitán! —abren la puerta.

Me impulso adelante dejando a Meredith entre la silla y la mesa. Es Ruth la secretaria.

—¡Ten la educación de golpear antes de entrar! —estiro la playera de mi uniforme.

—Disculpe capitán, pero es que el coronel...

Christopher la atropella cuando entra.

—No necesito que me anuncien —espeta molesto.

Ruth huye antes de que la regañe.

—Mi abogado está en el psiquiátrico, lleva dos horas esperándote.

«Olvide la cita»

—Estoy ocupado —miro la carpeta sobre mi escritorio— Y por muy coronel que seas no tienes derecho a entrar así.

—No te estoy pidiendo un favor, te estoy dando una orden, al fin llego la hora de librarme de tu patético apellido, así que levanta el culo y ve a firmar por la desquiciada de tu hermana.

—Dije que estoy...

—Ve antes de que te saque a patadas —advierte. 

Se encamina a la puerta quedándose bajo el umbral. 

—Dile a Meredith que opte por un escondite mejor, puedo verle las botas desde aquí.

Estrella la puerta y le ofrezco la mano a Meredith ayudándola a levantar. 

—Me sancionara —dice nerviosa.

—No puede, hace lo mismo todos los días.

—Lo hará —tiembla— Le encanta provocarlo.

No le tengo miedo, me acomodo la polla en el pantalón ya me arruinaron el día. 

—Capitán —vuelve Ruth— El coronel insiste en qué...

—Te veré luego —froto el brazo de Meredith antes de irme.

Me cambio y abordo el auto y conduzco escuchando las noticias, últimamente busco tener la mente ocupada ya que el enojo me quita la poca paz que tengo. 

Desborono mi futuro, arruinó a mi familia y condeno a mi hermana a una vida llena desdicha. Me duele el pecho de solo recordar, de solo pensar en la mujer que era Sabrina Lewis. Empoderada, hermosa y talentosa, codiciada por ministros y generales de la alta alcurnia.

Mi hermana era una dama con clase, siempre admiré su capacidad de mantener el mentón en alto, orgullosa y segura de sí, dispuesta a todo menos a perder.

Ahora es una demente, la enfermedad la tiene deprimida y con tendencias suicidas. 

A él no le importa nada de eso, en los tres años que lleva recluida no la ha visitado nunca. Ni siquiera se toma la molestia de preguntar como esta, lo único que hace es entablar demandas de divorcio que al fin le fueron concedidas. 

—Bratt —su abogada me ofrece la mano cuando llego. 

Pasamos al sitio donde traen a Sabrina y donde espera mi abogado. 

—¡Bratt! —gritan a mi espalda.

Los tacones de mi madre se entierran en el césped cuando corre. Nadie pone buena cara.

—No vamos a firmar nada. 

—Hay que salir de esto, basta de querer tener a ese mal nacido en nuestra familia —

—No firmaremos, exigiré una contrademanda.  

Empiezan a discutir, Sabrina se altera y me veo obligada a mandarla a sacar, me siento al lado de mi hermana, los medicamentos la tienen ida y la hago firmar, el abogado toma los documentos, revisa que todo esté en orden y se va.  

El despedirme de mi hermana me cuesta, ya que me duele su estado, donde no es consciente casi de nada. Le doy un beso en la sien y se la entrego a una de las enfermeras. 

Meredith me esta esperando sobre la acera y se apresura a mi sitio cuando me ve. 

—Le diste lo que tanto querías, —me reclama mi madre — Que bajo caíste, ya hasta le haces caso. 

—Es lo mejor para todos.

—No, te fuiste por el camino fácil y no eres consciente de que los problemas con él nunca van a acabar si no le pones un límite —me regaña— Y no solo dejas que salga con la suya, sino que también gastas dinero en la mujer que te engaño  

—¡No puedes divulgar esa información! — espeto. Al estar en el juicio sabe que Rachel no murió como hicieron creer.

Meredith baja la cara y mi madre no abandona la postura.

—Creo que mejor espero en el café de la esquina —se disculpa.

—No es necesario, la conversación ya termino —saco mis llaves— Es la última vez que mencionas esto, porque si lo vuelves a decir, yo mismo pongo la queja ante la entidad. 

Me adentro en mi vehículo, Meredith se ubica en el asiento del copiloto y arranco con la mirada fija en la carretera. 

—¿Es cierto? —pregunta Meredith con un hilo de voz— ¿La está buscando?

Respiro hondo, no tiene caso negarlo. 

—Pensé que... 

—La busqué durante un año, no la encontré, así que desistí de la idea.

—¿La quieres todavía?

—Por supuesto que sí —me sincero— Lo de ella y yo fue tan especial que nunca lo voy a olvidar. 

◆ ▬▬▬▬▬▬ ❴✪❵ ▬▬▬▬▬▬ ◆

Christopher. 

El corcho de la botella sale disparado al fondo del bar.

—Pensé que nunca haríamos esto —Patrick alza su copa para que la llene.

—Nunca perdí la fe —celebro— ¡Al fin me libre de ese estorbo!

—No me siento bien con esto —dice Simón.

Estamos en el bar de la quinta avenida, recibí la noticia mientras estudiaba el perímetro del centro y no dude en darle los honores festejando a lo grande.

—¡Barra libre para todos que yo invito! —grito y los consumidores alzan las copas.

—¡Tengo que grabar esto! —Simón saca su móvil.

—Por quitarme ese maldito apellido de encima—alzo mi copa.

—¡Salud! —me siguen Simón y Patrick.

Estrellan la puerta de la entrada y el acero causa un estruendo en la pared.

—¿Le dijiste donde estábamos? —murmura Patrick.

—Pensé que quería compartir —Simón se encoge de hombros.

Bratt entra como un poseso seguido de la cucaracha que carga como amante «Odio a esa maldita perra» Me dejo caer en la silla esperando que arme el espectáculo y así lo hace quitándome y estrellando la botella contra la barra.

—Espero que tengas para comprarme otra.

—¡Dejaste a mi hermana en un manicomio! —me encuella— ¡Y te atreves a celebrar como si fuera un evento social!

Lo empujo.

—No estoy de genio para tus pataletas.

Se me viene encima arrojándome sobre la mesa logrando que caigamos al suelo en medio de puñetazos mientras los del bar intentan separarnos.

—¡Que nadie se meta, señores! —advierte Patrick— No acabarán hasta que no haya huesos rotos.

Le lanzo un rodillazo moliéndolo a puños que esquiva y me devuelve «Ya me tiene harto» Le echo mano a mi arma en busca de acabar con esto, pero...

El vidrio principal explota dándole paso a los encapuchados que se toman el sitio.

—¡¿Dónde está? ! —gritan en medio del caos— ¿Dónde está el coronel?

Lanzan tiros al aire desencadenando el pánico entre los consumidores que no saben donde esconderse.

—¡Busquen a ese hijo de perra! —la ametralladora perfora el techo con la lluvia de balas.

—¡Alla! —señalan mi punto.

Una ola de hombres viene por mí. Bratt queda de lado y preparo mi arma disparándole
a los hombres que se acercan. Mis escoltas se hacen presente y yo no fallo con los proyectiles, pero son muchos y tal cosa acaba con las balas.

Busco un escudo que soporte el ataque mientras busco el otro cargador, pero no hallo nada «Tuve que dejarlo caer en la pelea» Arrasan con las mesas que me protegen tomándome en manada. Le tuerzo el cuello a uno y tajo la garganta de otro... Cinco arremeten contra mí dejándome en el suelo.

—El señor dijo que vivo o muerto —me apunta el más grande — Saludes del líder de la mafia.

—¡Que mal! —Bratt le entierra un tenedor en la garganta— ¡Tendrá que dar el saludo personalmente, porque eres hombre muerto grandote!

Lo tira al suelo acabando con los hombres que lo rodean.

—Si vas a morir —me señala— Sera en manos mías, ¡No le voy a dar el gusto a otro!

—Esto solo me reitera y convence que debo retirarme —Simón me ofrece la mano para que me levante.

Patrick esta tendido inconsciente y Simon lo mueve con el pie.

—Espero que no esté muerto, me quede sin traje de luto.

Le tomo los signos, tiene pulso. Los paramédicos no tardan en llegar y en menos de nada la FEMF se hace presente.

—Señor ¿Esta bien? —pregunta el nuevo escolta.

—Le advertí, pero nunca me hace caso —me regaña Make— El ministro está en la línea.

Aparto el teléfono, Alex puede irse a que le den por el culo.

—¡Reporte de la situación! —le exijo a uno de los soldados.

—Cuatro muertos y quince heridos.

Tomo una botella que sobrevivió. Bratt me mira lleno de odio y es lo que menos me importa. Abordo mi camioneta dejando que me lleven a casa. La frente me sigue sangrando y lo único que hago es volverme a empinar la botella ideando la manera de contraatacar.

—¿Esta bien señor? —pregunta.

"Bien" Hace mucho que no estoy bien.

Estacionan frente a mi edificio y los escoltas cumplen con el protocolo guiándome al ascensor. Alex no deja de llamar y mi genio empeora cuando el nuevo me pisa los talones con cada paso.

—Lo siento —se disculpa.

—El área es segura —le avisan a Make regañándolo con los ojos.

Entro al penthouse, las luces no se encienden y la migraña ya amenaza con explotarme la cabeza. Estoy harto de que todo sea un jodido lío. Entrar, salir, caminar, respirar, todo.

Ensayo con el interruptor y no sirve. Doy cuatro pasos adentro y...

Se me arrojan encima, el golpe me toma desprevenido y caigo al suelo cuando me inmovilizan rodeándome el cuello. Encienden la luz y quien me sujeta no abandona la tarea.

—¡Quieta perra! —Tyler se acerca corriendo.

—¡La lastimas! —gritan desde la cocina.

—¡Hey, hey, hey! —reconozco la voz— ¡Es solo una sorpresa!

—¿Gema? —me levanto.

Tyler la tiene contra el piso y Make le apunta a la extraña de la cocina.

—¡La misma que canta y baila! —ríe en el piso— Dile a tu escolta que me suelte, no puedo respirar.

—¡Suéltala! —ordeno.

—Sigo aquí —se quejan en la cocina— Le tengo fobia a los disparos.

Make baja el arma.

—¿Como entraron?

—Salúdame primero ogro aburrido —me abraza Gema —Mamá habló con Miranda y el ministro, te estuvo llamando, pero no contestas el móvil.

Casi no la reconozco, ya no es la adolescente plana y con ortodoncia que era antes, está más morena, tiene el cabello lacio y una sonrisa deslumbrante.

—Ella es mi amiga Liz —señala a la chica de la cocina.

—Es más simpático de lo que creí.

—No estoy de genio para ligues —le aclaro.

—Descuide —se encoge de hombros— Soy lesbiana.

Miro a Gema, no me quiero imaginar la cara de Marie.

—Ella yo no —suelta una carcajada yendose al mini bar— Soy fan número uno de las vergas.

—Que hobbie tan interesante —contesta el nuevo escolta.

—No ligues guapo —le advierte Gema con la botella levantada— Perdiste tu oportunidad cuando me ahorcaste en el suelo.

Me dejo caer en el sofá.

—Pueden irse —le ordeno a los escoltas.

Gema sirve tres tragos dejando que su amiga se siente frente a mí. La morena sujeta la bebida alzándolo en el aire.

—Por usted —brinda sola— Y su pija casa.

—¿Qué haces aquí? —le pregunto a Gema cuando vuelve con un botiquín.

—¿No lo sabes? —hace un puchero.

—Si lo supiera no estuviera preguntando.

—Calma Shrek —moja una gasa en alcohol— ¿Adivina quién es la nueva teniente del capitán Robert Thompson?

Aparto la cara cuando intenta curarme.

—Me lo propusieron hace dos días —sonríe emocionada— Después de que el teniente Spark fuera dado de baja, obviamente no lo dude ¿quién no quiere pertenecer al ejército más condecorado del mundo?

Miro a su amiga.

—Liz acaba de ascender a sargento —explica— Nos conocimos en una misión que tuvimos en Venezuela, te encantará su trabajo es buenísima en el arte del espionaje.

Tomo dos tragos seguidos, no es que me moleste su presencia, de hecho, le tengo cariño a Gema, de pequeña soporto que me llevara la atención de Marie.

—¿Así que te quedaras en Londres?

—Si —aplaude— Compre un piso, me lo entregaran en un par de semanas. Mamá dijo que no te molestaría darnos hospedaje.

—¿Tengo otra opción?

Me chuza las costillas.

—No creo que seas tan cínico como para dejar que tu casi hermana duerma en un hotel.

—No eres mi casi hermana —aclaro— Pide el piso rápido, no me gusta convivir con mucha gente.

Me toma la cara estampándome un beso en la mejilla.

—No has cambiado mastodonte.

—Los dejo solo para que hablen —la amiga se va.

—No es necesario, es el amigo reprimido y amargado del que te hable.

—Quiero descansar —se despide.

—¿Reprimido y amargado? —protesto.

—Es broma —vuelve a tomar la gasa para limpiarme— ¿Como esta mi amor platónico?

—Respirando supongo ¿Sigues soñando con ser Gema Lewis?

Se ríe y me levanta el cabello para limpiarme la herida.

—Ya no lo sueño como antes, pero me sigue pareciendo perfecto.

Recuesto la cabeza en el cuero del sofá.

—Mamá me contó lo que paso entre los dos, me dolió saber que terminaron tan mal, tenían una amistad muy bonita.

—Me aburro —cierro los ojos.

—Lo vi cuando estuvo en Alemania, hablaba muy bonito de ella, la stalkee un par de veces y lo entendí, era muy bonita.

«Como si no lo supiera»

—Lástima que tuviera un final tan trágico, la amabas ¿verdad?

Guardo silencio.

—Contéstame.

—¿Qué?

—Mamá dijo que te enamoraste ¿es verdad?

—¿De quien?

—De Rachel James.

—No conozco a ninguna Rachel James.

—¡No te hagas el imbécil! —me presiona la herida.

—¡Loca! —le aparto la mano.

—Mamá me contó todo detalles.

—Espero que te largues pronto —me sirvo otro trago.

—Háblame de ella.

—Viniste a trabajar o a saber sobre mi vida.

—Merezco saber qué hizo para volver loco a medio mundo —me quita la botella— Es una leyenda. Le rompió el corazón a Bratt, volvió loco al líder de la mafia y doblegó al coronel Christopher Morgan.

—Si claro sigue soñando.

—Si la querías —se burla.

Me levanto, me duele mucho la cabeza.

—Cuéntame los detalles —me arroja un cojín.

—No tengo idea de que hablas, y no sé quién es Rachel James.

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