Empieza el maratón un día tarde pero lo hace, constará de 5 capítulos y para recompensaros por hacerlo un día después el miércoles habrá otro maratón, este será de tres capítulos pero algo es algo. Espero que disfrutéis mucho leyendo y muchas gracias @rayen_aranza tus mensajes me han alegrado muchísimo!
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Siento que el pecho me va a explotar, no se si de tanto correr o de no sacarme a la maldita ______ de la cabeza. Necesito una copa con urgencia así que decido ir al bar al que solía ir con ella. Al llegar saludo al camarero con un movimiento de cabeza y le pido un whisky, cuanto más fuerte menos me costará olvidarla.
Me bebo la primera copa de golpe, la garganta me arde pero ahora mismo nada me importa, solo quiero olvidarla, olvidar sus ojos, sus labios sobre los mios, su cuerpo, dios, conozco cada centímetro de su cuerpo y me la imagino con una de mis camisetas, sonriendo, como solía hacer.
-Otra por favor. -digo todo lo claro que puedo.
Esta intento beberla un poco más despacio, aunque tampoco consigo hacerlo. ¿En qué momento fui tan capullo? ¿Por qué no me dí cuenta de que hacerla sufrir era hacerme sufrir a mi? ¿Por qué fui tan estúpido?
Pido otra copa y otra, y otra, y otra hasta que pierdo la cuenta de cuantas llevo encima, solo se que ahora el pecho me duele un poco menos y que todo me da vueltas. Una rubia se sienta a mi lado en la barra, no consigo escuchar lo que pide hasta que veo el vaso de whisky. Ella me mira y por su expresión se que se ha dado cuenta de que voy borracho, pero me da igual.
-¿Mal de amores? -pregunta y yo asiento.
-¿Cómo lo has sabido? -pregunto intentando sonar claro.
-El número de whiskys te delata.
Yo la miro enarcando las cejas.
-No entiendo. -me rasco la cabeza.
-Mira te lo voy a explicar despacito para que nos entendamos. -dice y yo asiento. -Estas flaco en exceso, se te nota en la cara que has estado llorando, llevas una pulsera muy vieja que tiene pinta de ser la típica de parejita, y te has bebido unos seis whiskys, ni demasiados como para conseguir olvidarte de su nombre, ni muy pocos como para recordarla a la perfección. -dice y yo la miro flipado. -Ah y soy Katia, encantada. -me ofrece la mano para que se la estreche.
-Yo Taylor. -digo estrechándole la mano.
-Deberías dejar de beber. -me aconseja. -Si no quieres acabar en urgencias claro.
-No se lo que quiero. -digo sincero.
-A ella, a menos que seas gay. -dice y yo niego.
-No soy gay y si la quiero a ella, pero es imposible. -aprieto los puños. -Otra. -le digo al camarero.
-Pues dejame decirte que el alcohol no va a ayudarte en nada, cuando vayas borracho dolerá menos, pero luego te dolerá la cabeza por la rescaa y el corazón por ella.
-Al menos la olvido un rato. -digo y me bebo el whisky de un trago.
Katia ni siquiera me responde, se limita a acabarse su copa y pedir otra.
-Se lo que sientes. -me mira y se termina la segunda. -Otra. -se limpia los labios con el dorso de la manos. -Lo he sentido y el alcohol no ayudó en mucho.
-¿Entonces por qué sigues bebiendo?
-Porque ya es costumbre, cuatro whiskys en el bar de la esquina. -dice con nostalgia. -Es lo que haciamos una vez a la semana.
-A la siguiente invito yo. -digo como puedo.
-Tú deberías dejar de beber. -dice y yo niego.
Consigo invitarla a al menos cinco copas más, los dos vamos literalmente por los suelos, no se nada de ella pero me transmite confianza. Salimos del bar cogidos del brazo y tambaleandonos.
-¿Crees que mañana nos acordaremos de esto? -pregunta entre risas.
-Supongo. -balbuceo.
-Por si acaso. -dice sacando un rotulador de su bolso.
-¿Por qué llevas un rotulador en el bolso? -pregunto riendo.
-Porque soy dios. -me coge el brazo y apunta su número. -Recuerda hablarme. -dice y yo asiento.
-Podrías contarme tu historia. -digo sujetándome la cabeza.
-Y tú a mi la tuya. -sonríe. -Pero hoy no. -me da un beso en la mejilla y se va.
-Pero... -digo y me dejo caer en un banco.
Igual un par de copas más...