Esclavos de la noche.

By xobriendrauhl

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Todo iba vien en la vida de ___, hasta que Justin Bieber se cruzó en su camino. Desmoronando sus esquemas, ca... More

Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23
Capitulo 24
Capitulo 25
Capitulo 26
Capitulo 27
Capitulo 28
Capitulo 29
Capitulo 30
Capitulo 31
Capitulo 32
Capitulo 33
Capitulo 34
Capitulo 35
Capitulo 36
Capitulo 38
Capitulo 39
Capitulo 40
Capitulo 41
Capitulo 42
Capitulo 43
Capitulo 44
Capitulo 45
Capitulo 46
Capitulo 47
Capitulo 48
Capitulo 49
Capitulo 50
Capitulo 51
Capitulo 52
Capitulo 53
Epílogo

Capitulo 37

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By xobriendrauhl

 “No llevas sujetador.” 

No suelo llevarlo cuando duermo”

Era algo ya normal que Justin viniera a las tantas de la noche hasta mi casa, subiera por el lado derecho de la casa y se colara en mi habitación. Yo tampoco tenía mucho que objetar. Dormía mucho mejor a su lado. No había pesadillas, malos sueños, monstruos o cualquier otra criatura. Sus brazos me rodeaban y yo me sentía protegida.

A veces era él el que tenía malos sueños. Se despertaba sobre saltado y sudoroso. Pero luego se giraba, me acariciaba el pelo y susurraba: 'estas aquí...' y volvía a caer en brazos de Morfeo. La primera vez que ocurrió me levanté asustada. Nunca le había visto así. Su cara estaba completamente pálida y temblaba. Le temblaban sobre todo las manos. Yo sólo pude abrazarle y decirle que sólo era una pesadilla, que fuera lo que fuera no era real. Él me miró, con la misma expresión pálida y asustada, y me besó. Después susurró esas palabras. 'Estas aquí'. Noche tras noche las oía. Y yo le respondía que aquí es donde estaría, para él, por siempre. Entonces su cuerpo se relajaba, su corazón empezaba a latir con normalidad y volvía a abrazarme. Con fuerza. Como si pensara escaparme.

Por las mañanas nunca quería hablar sobre sus pesadillas. Yo tampoco quería atosigarle con el tema. Siempre que lo sacaba, ya fuera a colación o no, él se tensaba y cambiaba de tema desesperadamente. Me preocupaban que aquellos sueños pudieran afectarle.

Pero esta noche cuando entró por la ventana yo sólo podía mirarle y pensar dónde había estado. Eran las 3:00 am del sábado. Y no había sabido nada de él en todo el día.

Justin empezó a quitarse la ropa. Primero la camiseta, luego los pantalones seguidos por los calcetines. Estábamos en pleno Febrero y él dormía en calzoncillos. No tenía ni idea de cómo almacenaba el calor. Rodeó la cama sin hacer el menor ruido. Abrió el lado de la cama. Se metió dentro y sus brazos cogieron su postura habitual. Sobre mis caderas. Apretándome contra su pecho.

Me di la vuelta pudiendo así admirar su precioso rostro iluminado por la tenue luz que se colaba por la ventana. Sonreí porque ya tenía los ojos cerrados.

“Hola” susurré acariciando su mejilla con la yema de los dedos. Podía notar la poca barba que empezaba a crecerle.

“Hola” respondió antes de abrir sus ojos marrones. “¿Cómo ha ido tu día?”

“Aburrido” comenté sin importancia mas concentrada en dibujar el contorno de su cara. “¿Y el tuyo?”

“Cansado” cerró los ojos disfrutando de las caricias que le proporcionaba.

“Te he echado de menos” dije sin darme cuenta.

Justin apretó sus manos en torno a mi. Abrió los ojos encontrándose con los míos y acercó su cuerpo al mio.

“Yo también a ti, mucho. Mucho, mucho.” Pronunció antes de inclinarse y besarme.

Sus labios supieron mejor que cualquier otra vez o incluso mejor. Nos besamos lentamente, sin prisa. El beso sólo hizo que me despertara mas. Sus labios chuparon mi labio inferior, jugando, saboreando. Su lengua pronto pidió el acceso a mi boca que dejé sin protestar. Un beso podía demostrar mucho mas que palabras. Y este me empezaba a llevar a las nubes.

Sus manos se apretaron en mi cadera mientras se giraba para colocarse sobre mi. Mis manos volaron con rapidez hasta su cuello. Mis dedos acariciaban su pelo. Nuestras bocas seguían sin separarse deseosas la una de la otra. Las manos de Justin subían lentamente por mi costado, llevándose la camiseta a su paso. Cuando subió hasta la parte alta de mi pecho notó la ausencia del sujetador. Gruñó contra mis labios cuando sacó la camiseta y la dejó sobre su ropa de un tirón.

Separó nuestros labios y echó un vistazo hacia mi pecho antes de volver sus ojos a los míos. Apoyó su frente contra la mía. Mis dedos jugaban e inspeccionaban su pelo.

“No llevas sujetador.” Afirmó.

Negué con la cabeza y sonreí provocadora. Sabía que esa sonrisa le llevaba al límite.

“No suelo llevarlo cuando duermo” admití.

“Joder, ____” gruñó con voz ronca antes de pegar su cintura a la mía. Solté un pequeño gemido cuando lo noté entre mis muslos. Joder. “No puedes tenerme así, tan pronto.”

Justin besó mi cuello. Permitiéndose un tiempo en tentarme y provocarme a la vez que sus manos subían y atrapaban mi pecho dando unos cuantos apretones que sólo hacía que gimiera y estuviera todavía mas preparada para él.

Él realizó un camino de besos ligeros desde mi cuello hasta la cima de mi pecho, rodeando uno de mis pezones con sus labios, mientras que con la otra mano masajeaba y provocaba el otro. Maldita tortura. Exquisita provocación.

“Justin...” Gemí mas alto de lo que me había propuesto.

Esto sólo hizo que él rodeara mi pezón con la lengua mientras volvía a perder su otra mano por mi cuerpo, mas abajo, mas al centro. Mis manos le apretaban contra mí mientras mi piernas se abrían y doblaban para poder notar mas su excitación contra mi. Pronto noté como mis pantalones empezaban a deslizarse hasta el final de la cama seguidos de la poca ropa interior que me quedaba.

Justin se incorporo volviendo a clavar su mirada en mi. Nuestro pulso ya iba a mil por hora y acabábamos de empezar la maratón. Mordí mi labio notando como su mano acariciaba el interior de mi muslo. La otra estaba apoyada sobre el colchón al lado de mi cabeza. Poco a poco la mano fue subiendo, hasta encontrar el punto clave que tan bien se conocía ya. Dibujó círculos con su pulgar sobre mi clítoris llevándome al cielo en unos segundos. Gemí cerrando los ojos. Mi cadera se levantó buscando la suya sin ni siquiera pretenderlo. Acerqué su boca a la mía y le besé con ganas. Transmitiéndole lo que estaba haciéndome sentir, lo que quería, lo que necesitaba. A él, sólo a él. Justin aumentó la velocidad de sus dedos y eso sólo hacia que mi cuerpo temblara deseando llegar al punto clave.

“Oh, dios...” gemí de nuevo apretando mis manos a su espalda.

Justin lamió sus labios y apartó sus dedos de mi zona clave y antes de que pudiera procesar la información o incluso quejarme de algo, sentí como tentaba en mi entrada. Como mi cintura se movía buscándole, llamándole.

“Joder, gatita, si que estas lista.” Susurró con voz ronca mientras frotaba su miembro contra mi sexo. Joder, joder.

“Justin, por favor...” Pedí casi como una súplica.

Él apoyó su frente contra la mía. Su respiración iba como una moto, acompañada de la mía.

“Pídelo de nuevo” susurró colocándose en la entrada.

“Te necesito dentro, Justin, por favor...” gemí.

“Joder, ____”

Su miembro entró en mi plenamente, con fuerza, de un movimiento. Ambos gemimos. Se sentía tan bien. Los movimientos de Justin eran continuos, lentos. Disfrutando del momento que estábamos creando. Sus labios volvieron a encontrar los míos. Su lengua volvió a invadir mi boca. Sabía a sexo, pasión y amor. Sobre todo a amor. Mordí su labio inferior a la vez que recorría su columna vertebral.

“Justin, mas...” susurré cuando mi cuerpo me lo permitió.

“Te sientes tan bien gatita, dios.”

Sus movimientos se hicieron mas rápidos, cada vez mas y mas. Mis manos arañaron su espalda cuando empezaba a notar que ambos estábamos cerca de la cima. El punto clímax. Las embestidas fueron mas rápidas. Los gemidos y jadeos de ambos llenaban la habitación. Nunca iba a tener suficiente de esto. Nunca iba a tener suficiente de él.

“Voy a... oh dios mío” jadeé cuando estaba apunto. Mi cuerpo se tensó.

“Lo sé, nena. Vamos, para mí” Pidió mientras daba las últimas embestidas llevándome al último cielo, a la última estrella.

Gemí su nombre mientras alcanzaba la perfección en sensaciones y él unas embestidas poco después.

Se dejó caer sobre mí, con cuidado de no aplastarme, mientras los dos buscábamos el aire del otro. Estábamos exhaustos. Olíamos a sexo. Sabíamos a amor. Justin lamió sus labios y apartó el pelo que se me había quedado pegado a la cara. Sonrió como un idiota antes de darme un casto beso en los labios.

“Te quiero, ____.”

“Te quiero, Justin.” Dije con la misma estúpida sonrisa en mi cara.

Se echó hacia un lado saliendo de mí, lo que provocó que soltara un leve gemido mas por la queja que por el dolor. Sus manos no se apartaron de mi en todo momento. Volvieron a rodearme por la cintura y atraerme hacia a él. Acaricié su cara con ambas manos y me incliné para besarle estaba vez durando un poco mas que el beso que me había dado antes.

“Si hubiera sabido que me echabas tanto de menos, hubiera venido antes, gatita.” Susurró con diversión.

Se veía increíble. Bueno, siempre lo hacía, pero después de cosas así, se veía todavía mas. Tenía el pelo totalmente revuelto, los labios hinchados y esa mirada que sólo me dedicaba a mí.

“Esto es lo que te pierdes el tiempo que no estas conmigo.” Vacilé sonriendo.

“Me pasaría cada segundo de mi vida a tu lado, pero probablemente te cansarías de mí si lo hiciera.”

“No me cansaría de ti” respondí son sinceridad. Porque era verdad, no creía que nunca pudiera tener suficiente de él.

“Eso lo dices ahora, que te tengo totalmente enamorada.” Dijo con orgullo.

“¿Totalmente?” Levanté una ceja intentando contener una risa. No era hora de hacer ruido y con la sesión de antes ya nos la habíamos jugado bastante.

“Totalmente, gatita. Pero en un futuro tal vez ya no sea así.”

Eso me dolió. Porque sabía que no sería así. Que yo seguiría perdidamente enamorada, incluso puede que mas. Que era imposible cansarme de su risa, de su mirada, de sus gestos, de sus palabras. No existía nada que pudiera cambiar la sensación que sentía cuando me tocaba o incluso cuando me rozaba. No había otro como él aun que buscara alrededor de un mundo, de dos, de mil. No había otro Justin, no había nadie que fuera mi historia con final. Y tampoco quería a otro que le sustituyera.

“En un futuro, en el presente, hace unos meses. No importa. Estaba, estoy y seguiré estando totalmente enamorada de tí.” Declaré.

“Y yo te daré el mejor futuro, el mejor amor y la mejor persona que pueda llegar a ser y soy. Porque gatita, no hay nada más después de tí.” Noté mi corazón quebrarse. “Y si estas tan segura de que me quieres, dejame decirte que yo te quiero el doble. Que siempre te voy a superar en eso, porque es la única cosa en la que voy a poder ganarte.”

Y no quise escuchar mas. Sólo quería sentir. Quería sentir sus labios sobre los míos. Quería decirle mas que palabras, mas que sentimientos. Mas que una vida, cinco y veinte, le quería como nunca nadie había querido a una persona. Y eso no iba a cambiar. 

Pero iba a ganarle en esto.

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