¿Cómo estar sin ti?

Από Estela2610

1.5M 114K 21.5K

¡A la venta! Disponible solo los primeros 17 capítulos. "Dicen que el primer amor siempre duele, pero nunca... Περισσότερα

Prólogo
Capítulo 1.
Capítulo 2
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11:
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 18.
Capítulo 19
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Capítulo 29.
Capítulo 30.
Capítulo 31.
Capítulo 32.
Capítulo 33.
Capítulo 34.
Capítulo 35.
Capítulo 36
Capítulo 37:
Capítulo 38.
Capítulo 39.
Capítulo 40.
Capítulo 41.
Capítulo 42.
Capítulo 43.
Epílogo.

Capítulo 17

38.7K 2.6K 408
Από Estela2610

Estimado lector ¿Cómo estar sin ti? Estará de forma temporal en Wattpad ya que está a la venta en versión digital y física por Amazon . Será retirada nuevamente en un par de días. (25 DE DICIEMBRE)


La voz fuerte y segura de Adam cala hasta mis más íntimos miedos. Lo menos que quiero es empezar una relación con el pie izquierdo o peor aún, que él piense que todo lo ocurrido ayer fue un simple juego para mí. No es así. A pesar de lo que sentí al escuchar las palabras de Tyler, no es con él con quien quiero estar. La presencia de Adam solo me ha recordado lo prendada que estoy de él. Me tiemblan un poco las manos, jamás imaginé que protagonizaría una escena como ésta.

—Tengo que irme, Tyler —logro susurrar. Su rostro se desencaja y asiente contrariado.

—Te veré mañana y seguiremos hablando —dice lo suficientemente alto para que Adam lo escuche, aunque en realidad no era necesario hacerlo, ya ha disminuido la distancia—. Esto no termina aquí —sentencia y muerdo mis labios con fuerza. Mi corazón va a salirse de mi pecho.

—Creo que, en realidad, Tyler... Si termina aquí.

—Adam... —intervengo. No esperaba que dijera algo como eso.

—¿Sabes, amigo? No voy a hacerte caso, voy a acercarme tantas veces como pueda hasta que se dé cuenta de que no debe estar contigo.

Me toco las manos nerviosa por el intercambio de palabras. ¿Qué es esto? ¿Una novela dramática?

—Por favor, Adam. Quiero irme —le pido nerviosa. Toma mi mano e intenta caminar.

—Y así es como "La Bestia" se deja dominar por una niña de diecisiete años —suelta Tyler y abro la boca sorprendida. ¿Cómo hace solo segundos me había sentido confundida por un patán como él?

No me doy cuenta siquiera del momento en el que Adam suelta mi mano y empuja a Tyler dos veces.

—¡No te metas conmigo! —gruñe Adam.

—Pégame una vez y pasarás el resto de tus días en la cárcel.

Niego frenéticamente con mi cabeza. Lo último que Adam y yo necesitamos es que lo metan a prisión, bastante tenemos ya con que mi madre parece enloquecer siempre que me mira con él como para darle más razones que la ayuden a cumplir con su cometido: alejarme de él.

El puño de Adam sale volando en el aire y apenas tengo tiempo de interponerme entre ambos, su mirada se encuentra con la mía y baja el puño en menos de un segundo.

—Por favor, no hagas una locura —le suplico con evidente desesperación. La rapidez con la que pierde la paciencia me sigue pareciendo fuera de lo común, algo extraño que ya hablaremos a su debido tiempo.

—Bien —es todo lo que responde y mi alivio vuelve a aparecer. Extiendo mi mano y la coge enseguida.

—¡Qué valiente! —farfulla Tyler.

—Adam no —le pido una vez más tirando de su mano y consigo a duras penas sacarlo al aparcamiento.

A pesar de que podría salir humo de sus oídos, abre la puerta del copiloto para que yo pueda entrar. Sube y prende el auto enseguida, no sé bien qué decir. Lo miro disimuladamente y él mira la carretera con seriedad, el ceño fruncido y sus labios convertidos en una delgada línea. No voltea ni una vez. Sus manos toman el volante con fuerza y me atrevo a hablar.

—¿Por qué estás tan molesto? —No me responde, aparca el auto y se quita el cinturón de seguridad. Gira hacia mí y me mira como si la respuesta es evidente.

—¿Vas a darle esa oportunidad? —Con eso me comprueba que ha escuchado todo.

—Estoy contigo, Adam.

—Dímelo mirándome a los ojos.

—¡Estoy contigo! —repito mirándolo fijamente ya un poco molesta.

Se acerca temeroso y roza mis labios, el efecto es inmediato, mis manos acarician su cuello y su lengua explora mi interior.

—Lo siento, no quiero que conozcas esta parte de mí; la que se altera por todo y pierde el control con facilidad. Yo... eres lo único bueno que me ha pasado desde lo ocurrido con Alicia, no quiero arruinarlo.

—No voy a mentirte, Adam. No quiero ser ese tipo de chica, sabes que Tyler ha sido como un estilo de amor platónico toda mi vida y justo ahora parece reaccionar y yo, yo no sé bien lo que siento cuando se acerca a mí. Lo único que sé es que no puedo compararlo contigo porque lo que tú me haces sentir con una sola de tus miradas es... ¡Dios! Dejo de respirar.

—Es bueno saber que experimentas lo mismo que yo cada vez que te veo —musita y besa mi mejilla.

—No pierdas el tiempo enfadándote con Tyler. No tengo con qué comparar lo que tenemos, nunca he tenido un novio antes de ti, solo sé que estoy muy ilusionada y es por ti, solamente por ti —le confieso sabiendo que mis palabras me hacen sonar demasiado inocente, ya qué, lo soy de pies a cabeza, mental y emocionalmente. De todas las formas posibles lo soy.

Me sonríe y eso es suficiente para saber que se ha relajado por completo. Ya en casa le recuerdo la promesa que le hizo a Sarah. Suelta una carcajada al hacer memoria y recordar la forma en la que convenció a mi pequeña hermana de dejarnos solos.

—Claro, ve por ella. Iremos a cumplir la promesa.

Me quedo callada varios segundos. No puedo llevar a Sarah y abandonar al resto.

—Resulta que... no puedo dejar al resto.

—Pues, tráelos a todos. No hay ningún problema, Maya. Me encantará pasar tiempo con todos.

—Gracias. —Le doy un beso y le advierto que Virginia puede ser algo intensa.

Mis hermanos me reciben haciendo escándalo y Héctor como todas las tardes está mirando televisión. Me preocupa el concepto que puede tener de Adam, después de todo, lo miró golpear a Bob y no quiero que piense que es una mala persona. Cruzo los dedos para que también se emocione con la invitación.

Sé lo mucho que les gusta el helado y en efecto, no he terminado de decir la palabra "helado" cuando todos salen corriendo a la calle. Héctor no se mueve de su lugar, me acerco y acaricio su cabello.

—¿No quieres ir?

—No con ese sujeto —responde entre dientes.

—Sé que puede parecer intimidante, pero es una buena persona. Por favor, ¿por mí?

Apaga la televisión y camina arrastrando los pies hasta el auto. Los chicos ya se han apoderado del auto de Adam y Tom está sentado sobre sus piernas simulando que conduce. Si mamá supiera que estoy llevando a los niños con Adam me mataría. Me dan ganas de llorar al mirarlo con Tom, porque, sin poder evitarlo me lo imagino con Alicia y recordar a Alicia, me recuerda los medicamentos y también el hecho de que me ha mentido respecto al golpe que trae en la cara.

Subo al auto y Sarah es la más emocionada. Ciertamente casi nunca salimos de casa. Mamá poco está y cuando está, se siente cansada. Al menos puedo agradecerle a Bob que desde que existe en nuestras vidas, los niños salen con mayor frecuencia. Me cuesta trabajo aceptar que con mis hermanos es un hombre realmente cariñoso, responsable, se preocupa mucho por ellos. El problema soy yo. Bob no tiene buenas intenciones conmigo y cada día que pasa me siento más cerca del peligro.

Llegamos a un puesto de helados cerca del parque al que hemos venido unas cuantas veces. He tenido que guiar a Adam, a veces olvido que no es de San Francisco. Héctor no quiere aceptar el helado y tengo que insistir un par de veces para que lo haga. Intento que Adam no se percate de la actitud de mi hermano, pero es imposible. Después de que Virginia lo interroga por media hora, los gemelos salen corriendo al parque y Sarah le da un beso en la mejilla a Adam antes de hacer lo mismo.

—¿Puedo hablar unos segundos con Héctor? —me susurra en el oído mientras deposita pequeños besos a lo largo de mi oreja. Casi tiro mi helado al suelo.

—Es que... —¿Cómo se lo explico?

—No te preocupes, Maya. Sé que me miró golpeando a Bob y seguramente me teme. No quiero que exista ni una sola razón para que tú te pienses lo nuestro, te he esperado por mucho tiempo, no quiero perderte, niña mía.

Sonrío idiotizada. Doy un brinquito ridículo para conseguir llegar a sus labios y darle un pico rápido. Sus pulgares acarician mis mejillas y se inclina hacia abajo para darme un beso de verdad. Creo que me estallará el pecho en cualquier momento. Virginia carraspea y la tomo del brazo para alcanzar al resto de los niños.

Desde esta distancia no puedo escuchar lo que están hablando. Increíblemente Héctor está moviendo sus labios. Gracias a Dios que Virginia está más colaboradora que nunca y corre detrás de los niños mientras yo trato de escuchar la conversación de mi hermano y mi novio. Varios minutos después Héctor se nos une y Adam se queda solo. Nos observamos algunos segundos hasta que decido ir hacia él. Me recibe estrechándome en sus brazos y ese gesto remueve mi interior por completo. ¿Siempre me sentiré así? ¿Flotando? Lo beso nuevamente sin importarme que a unos cuantos metros están mis hermanos. No me importa mucho que se lo digan a mamá y en realidad dudo que lo hagan.

—Héctor ya no me odia —musita sobre mi boca.

—¿Qué le dijiste?

—No gran cosa, pero estoy bastante seguro de que algo le pasa y no quiere confesarlo. Creo que podría ayudar.

—¿Cómo que algo le pasa? —me preocupo. Besa mi frente y entrelaza nuestras manos caminando hacia el centro del parque.

—Tranquila. De niño tuve algunos problemas en la escuela, creo que no es tímido ni distraído, quizás lo están molestando en la escuela y no sabe cómo decirlo ni a quién.

—Dios mío, pero yo... intento hablar con él, siempre le pregunto por la escuela. ¿Cómo sabes que tiene problemas?

—Hobbit, no te preocupes. Solo trata de no forzar las conversaciones, deja que sea él quien te busque y no lo obligues a hablar. Yo sé lo que te digo, hazme caso.

—Gracias, Adam. Gracias por interesarte en mis hermanos.

—No es nada, hobbit. —Pierde la mitad de su rostro en mi pelo—. Tu aroma me enloquece. —Tomo su rostro con ambas manos y paso mi pulgar por la pequeña parte de piel que luce un poco morada e inflamada.

—¿Por qué me mentiste? Sé que este golpe no te lo hiciste en la pelea, sé que casi matas a alguien más y otro tipo tuvo que golpearte para detenerte. —Su mandíbula se tensa, puedo sentirlo a través de mis manos.

—Perdí el control, no volverá a pasar. Me provocó y reaccioné mal.

—Adam, ¿qué pasa?, te enojas con tanta facilidad. Tienes que controlarte y... y... y... miré los frascos con pastillas en tu armario. ¿Estás enfermo?

No tenía intenciones de sonar preocupada y no lo he podido evitar. Sus manos me sueltan de inmediato y cierra los ojos unos segundos como si quisiera desaparecer este momento. Lo miro ansiosa esperando una respuesta que no obtengo al instante. Mira hacia todos lados menos a mí y doy dos pasos hacia atrás contrariada y confundida.

—Creo que deberíamos irnos —musita.

—¿Por qué no confías en mí? Puedes hacerlo, puedes contarme lo que sea y seguiré aquí, contigo. ¿Qué me ocultas? —insisto.

—Este no es el lugar ni el momento para hablar de mis secretos, Maya. Te juro que confío en ti, pero no estoy listo para abordar ese tema. Te pido que me des tiempo para poder hablarlo contigo, por favor. No me estoy muriendo si es lo que piensas.

—Adam —pronuncio su nombre y luego me detengo. No quiero presionarlo. Si no está enfermo, supongo que las pastillas tienen una razón lógica y menos preocupante para existir en su vida.

—Por favor —casi suplica. Bien, tendré que esperar.

—Puedo vivir con eso. Esperaré. No pasa nada.

Le pido que nos quedemos un rato más por los niños y accede. Cambio el tema preguntando por Katherine y me explica que se ha marchado por cuestiones de trabajo. Volverá en cuanto tenga tiempo libre. Caminamos hasta una banca y desde ahí nos reímos de Virginia, quien por primera vez está jugando con sus hermanos.

Es extraño lo que me hace sentir Adam, es como si cualquier problema que interfiere en mi vida perdiera importancia si su mano está justo sobre la mía. No importa lo que diga mamá, las verdaderas intenciones de Bob, la insistencia repentina de Tyler y los secretos que aún guarda Adam. Quiero estar con él, quiero que él sea el chico de todas mis primeras veces. Suspiro y me acurruco en su pecho. Ni siquiera estamos hablando y se siente como si en realidad estuviésemos intercambiando un sin número de palabras.

Regresamos a casa dos horas después y antes de entrar Adam me pide que me quede unos minutos más con él. Miro la hora, son las seis de la tarde y mamá siempre llega a las siete. Tengo tiempo y decido quedarme con él en el porche.

—Mañana tengo otra pelea —comenta nervioso y no entiendo por qué—. No quiero que vayas.

—Pero quiero ir. —No deseo quedarme en casa preocupada por él.

—Maya, a veces hay redadas.

—Y tú me protegerás. No insistas, le diré a Becca.

—De acuerdo, hobbit. Le pediré a alguien que te cuide todo el tiempo —sentencia.

—No es necesario.

—Sí que lo es. No pienso perderte de vista ni un solo segundo, no voy a permitir que nadie se te acerque o intente hacerte daño. —Toma mi cintura y me atrae hacia él.

—Eres muy celoso —sonrío.

—Creo que dejamos claro que esa boquita es mía, ¿cierto? —Toma mi labio inferior con sus dientes y ya me siento perdida.

—No tienes que preocuparte, ni siquiera de Tyler —lo tranquilizo.

—Eres tan bonita que me dan ganas de secuestrarte y tenerte solo para mí. —Ese es él, haciéndome sentir la mujer más hermosa del planeta.

—Yo debería preocuparme. ¿Te has visto en un espejo? Eres como un ángel.

—Soy como un demonio que ha encontrado una razón para convertirse en algo más —susurra antes de besarme.

No puedo evitar acercarme más a él, todas estas reacciones son desconocidas para mí. Entre más lo beso, más me obsesiono con él y definitivamente acariciarlo se está convirtiendo en mi actividad favorita. Sus manos aprietan la piel que queda desnuda al inclinarme para poder rodear su cuello con mis manos y mi camisa se levanta un poco. Su lengua arrasa el interior de mi boca y juro por el mismo cielo que siento un cosquilleo tan intenso que bien podría caer al suelo de lo afectada que estoy y la debilidad reflejada en mis piernas. Apenas y entra aire a mis pulmones.

—Hoy me he dado cuenta de que no me has dado tu número de teléfono. —Tiene razón. Se lo doy y lo guarda en su teléfono, me llama para que el suyo quede registrado en el mío—. Ya sabes que si ese tipo intenta hacerte algo solo tienes que llamarme y estaré aquí en un segundo, hobbit.

Se marcha a su casa y en cuanto su lejanía es evidente, algo me falta. Desconozco cuánto tiempo necesitan las personas para iniciar a sentir "algo" por otra persona, pero creo que "algo" se está formando en mi pecho. ¡Joder! Siento que vuelo en una nube mientras entro a casa, me río como tonta y preparo la cena pensando solamente en él. Le hablo a Becca y la pongo al tanto de la pelea de mañana. No me permite terminar, me interrumpe diciéndome que llegará a casa muy temprano para escoger mi atuendo.

<< La novia de La Bestia no puede ir vestida como si nada>> Fueron las palabras que usó.

Antes de que llegue mamá, hago una pequeña reunión con mis hermanos y les pido que no digan nada sobre Adam, todos asienten sin rechistar y cuando la puerta se abre, tomo mi plato y subo a mi habitación. No pienso compartir la mesa con ese tipo, aunque mamá me obligue, me quedaré en mi habitación. Miro un par de veces a través de la ventana la casa de Adam y la última vez que lo hago lo veo salir apresurado, sube a su auto y se marcha. No sé si estoy exagerando, las ganas de coger el teléfono y llamarlo para saber exactamente a dónde se dirige me carcomen. Odio ser nueva en esto de las relaciones. Supongo que todos pasamos por lo mismo. Siempre hay una primera vez.

Camino de un lado a otro con el teléfono en la mano. No es que quiera comportarme como esas chicas que controlan todo, lo que sucede es que después de saber que Adam guarda secretos y que me ha dejado claro que todo está relacionado con esas pastillas..., de alguna forma necesito saber en dónde está. Marco su número y al segundo tono quiero colgar, me llevo una mano a la frente, responde y me quedo callada.

—Maya —su voz es igual de hermosa por teléfono.

—Hola —digo avergonzada. ¡Ahora qué voy a decirle!

—¿Qué pasa? —pregunta ante mi silencio

—No quiero decirte lo que pasa.

—¿Te ha hecho algo Bob? —responde furioso.

—No —me apresuro a sacarlo de su error—. Te miré salir, sí, estaba observando tu casa cada cinco minutos y bueno, te miré y olvídalo. Fue un impulso. —Puedo escucharlo reír. ¡Soy la burla personificada!

—Se llaman celos, amor. —Un escalofrío me recorre entera al escuchar la palabra que ha utilizado para referirse a mí.

—Soy una tonta, ¿cierto?

—No, no lo eres. Para tu tranquilidad estoy en la tienda, me faltaban algunas cosas.

—Lo dicho, soy una tonta —me río nerviosa.

—¿Podrías escaparte hoy? —La necesidad de pasar otra noche con él aparece, sin embargo, no puedo escaparme dos noches seguidas.

—No lo creo.

—Lo entiendo —comprende afligido.

Hablamos unos minutos más hasta que regresa con sus compras y me pide que mire hacia afuera. Sonríe de esa forma tan suya y levanto mi mano para saludarlo.

—Ya estoy en casa, puedes dormir tranquila —bromea.

—Buenas noches, entonces.

Por la mañana me siento aún más nerviosa. Hoy Adam tendrá una pelea y Becca me ha dicho que el tipo con el que peleará es el mejor boxeador clandestino de todo San Francisco. La pelea es toda una novedad en la escuela. Muchos están apostando desde ya. Solo espero que Adam la gane, o que al menos no le hagan daño.

Las horas pasan volando y en un abrir y cerrar de ojos estoy haciendo la inmensa fila para entrar a este bar de mala muerte. Hay un chico que está junto a los de seguridad. Mira todo el tiempo a las personas que estamos en la fila, y cuando llega nuestro turno, le pide a los de seguridad que nos dejen entrar sin pagar. El chico se presenta, su nombre es José y es bastante simpático, tanto, que Becca no lo deja de mirar mientras nos explica que es amigo de Adam y que estará cuidándonos. Adam no había bromeado al decir que alguien me cuidaría. Ahora tengo niñera personal.

Lo curioso de todo esto es que se ha presentado como amigo de Adam y él me ha dicho que no suele hacer amigos. No quiero presumir, pero creo que la causante de que esté iniciando a abrirse a los demás soy yo y me lleno de alegría.

El lugar está a reventar. Miro a todos lados en busca de rostros conocidos. No me lleva mucho tiempo encontrar a Tyler entre la multitud. Por la mañana se mantuvo alejado y ahora parece haberme encontrado antes que yo a él, porque me mira fijamente desde su lugar. Interrumpo el intercambio de miradas y me enfoco en el cuadrilátero, las manos me sudan y el corazón me late muy fuerte en el momento que ambos contrincantes salen de sus respectivas esquinas. Tomo la mano de Becca al mirar mejor al otro tipo. ¡Dios! Es gigante y musculoso. Si a la par de Adam me miro como un pequeño hobbit, creo que junto a ese hombre me vería como una cucaracha.

La pelea va a empezar y antes de que la campana suene, Adam voltea hacia mí y me guiña un ojo. Sonríe, sé que sabe que estoy alterada y su gesto no me tranquiliza en absoluto. Los gritos de las personas hacen que quiera salir corriendo. Creo que fue mala idea venir.

Ambos trotan de un lugar a otro dentro del cuadrilátero y Adam lanza unos cuantos golpes al aire, el otro tipo al que llaman: "La muerte" se mueve con más agilidad. La sangre explota en mi cabeza cuando Adam recibe un golpe en la barbilla y otro en el estómago, no reacciona a tiempo y el otro tipo lanza un gancho directo al rostro y cae al suelo.

—No —susurro.

<< Vamos, Adam, levántate>>

************************************************

Tarde pero seguro, capítulo nuevo ❤️

Συνέχεια Ανάγνωσης

Θα σας αρέσει επίσης

20.9K 4.4K 36
Marcus juró que nunca volvería a amar. Luego de regresar a Nueva York por petición de su padre, Marcus intenta retomar su vida, intentando ignorar la...
Eres Mia (Completa) Από STEFI.LM

Εφηβική Φαντασία

197K 9.4K 48
Una historia que promete atraparte desde el principio hasta el final. Camila es una chica humilded, Ignacio Besnier es el heredero de un imperio empr...
224K 22.1K 44
Vanessa nunca fue creyente del amor. Elliot jamás creyó que alguien lo pudiera amar. El amor es Gris a los ojos de ambos, gris ante los dos de difere...
No acercarse a Darek Από Endery Armao

Εφηβική Φαντασία

400K 48.1K 66
Meredith desde que tiene uso de razón, conoce la existencia de Darek Steiner, aunque ha estipulado una regla bien marcada en su vida: NO ACERCARSE A...