¿Cómo estar sin ti?

Estela2610 tarafından

1.5M 114K 21.5K

¡A la venta! Disponible solo los primeros 17 capítulos. "Dicen que el primer amor siempre duele, pero nunca... Daha Fazla

Prólogo
Capítulo 1.
Capítulo 2
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17
Capítulo 18.
Capítulo 19
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Capítulo 29.
Capítulo 30.
Capítulo 31.
Capítulo 32.
Capítulo 33.
Capítulo 34.
Capítulo 35.
Capítulo 36
Capítulo 37:
Capítulo 38.
Capítulo 39.
Capítulo 40.
Capítulo 41.
Capítulo 42.
Capítulo 43.
Epílogo.

Capítulo 11:

40.9K 2.8K 501
Estela2610 tarafından

Estimado lector ¿Cómo estar sin ti? Estará de forma temporal en Wattpad ya que está a la venta en versión digital y física por Amazon . Será retirada nuevamente en un par de días. (25 DE DICIEMBRE)


¿Se puede sentir tanta atracción por dos personas al mismo tiempo? Porque es justo lo que me está pasando. Aunque esté enfadada con Tyler por ser un auténtico imbécil, mis sentimientos por él no han cambiado. Es absurdo pensar que pueden cambiar de la noche a la mañana, es imposible. Tampoco puedo seguir ignorando lo que está ocurriendo entre Adam y yo.

Nos hemos besado un par de veces, ha sido el único chico que me ha besado, en realidad. No puedo omitir todo lo que me hace sentir, la calidez de su cercanía, el cosquilleo sobre mi piel siempre que se acerca demasiado y lo poco que suelo pensar cuando entramos en contacto, piel con piel. Ni siquiera puedo compararlo con nada porque definitivamente él se está adueñando de todas mis primeras veces.

Las palabras de Adam me tienen con una estúpida sonrisa en la cara. No me he podido levantar de la cama y empezar con todos los deberes que me esperan. Es un milagro que mamá no me haya despertado temprano y lo más seguro es que Virginia esté haciéndose cargo de la tropa justo ahora. Muerdo mis labios sin parar, ¿qué significa realmente todo esto? ¿Le gusto? ¿Cómo es eso posible? No me sorprende porque me considere inferior, sino por la diferencia de edades; un chico como él no puede encontrar interesante a una niña como yo. O ¿sí?

Sé lo que el resto del mundo diría si adivinaran mis pensamientos: ¡Mírala, preguntándose una obviedad! Debo recordar que jamás he estado con nadie, no sé cómo funcionan las relaciones, tampoco sé identificar si un chico está interesado en mí, es decir, Adam me mira como si deseara comerme entera y mi cuerpo reacciona ante eso. A pesar de lo poco que sé sobre su vida, hay un hecho irrefutable y es que Adam se mira como todos esos chicos que se la pasan la vida ilusionando a jovencitas. Es demasiado guapo, no como un actor de películas fabricado, ni un modelo perfecto y estilizado, es algo más que físico bonito, o facciones bien delineadas, es tanto que no se puede descifrar en una sola palabra.

Decido tomar una ducha y bajar a comprobar que mis hermanos respiren. Encuentro a Sarah afuera de mi habitación y se me tira encima en cuanto me mira. Virginia le ha dicho que me he muerto, ¡vaya broma! Miro el reloj y me doy cuenta de que son casi las doce del mediodía. Ahora le encuentro sentido a la broma de mi hermana. Los gemelos y Héctor miran televisión como siempre y Virginia está pintando sus uñas en la mesa de la cocina.

—Te dije que Maya es inmortal —le grita Sarah.

—Sí, sí, lo que tú digas —responde malhumorada Vir.

—¿Qué te pasa? Podrías ser más amable con los niños.

—Tengo dos días haciéndome cargo de tus obligaciones porque has decidido enloquecer con el bombón del vecino.

—Creí que no te gustaba mi vida aburrida.

—La verdad me gusta que te estés divirtiendo, pero los gemelos no me hacen caso y Sarah llora todas las tardes porque mamá no ha regresado. ¿Cómo logras controlar tus nervios?

—Tú eras igual. No te quejes.

—Por cierto, el vecino ha venido a buscarte muy temprano y Becca también y Tyler... ¿Desde cuándo eres tan solicitada?

—¿Por qué no me despertaste? —me exaspero.

—Porque mamá dijo que merecías dormir un poco.

Regreso a mi habitación y reviso mi teléfono, tengo algunas llamadas de Becca y otras de Tyler. Un pinchazo de desilusión aparece en mi pecho al no encontrar nada de Adam y un segundo después recuerdo que nunca le he dado mi número de teléfono. Me río porque me siento estúpida, no me importa las llamadas de mi amiga ni las del chico que en teoría es como el amor de mi vida. Me importa él, Adam White.

Intento captar algún movimiento en casa de Adam desde mi ventana. Su auto no está. Bajo nuevamente y me hago cargo del aseo mientras Virginia vuelve a ser la misma de siempre, no le importa ensuciar cuanta cosa se le ocurra porque sabe que voy a limpiar otra vez. Hoy está haciendo bastante calor, abro algunas de las ventanas, hace meses que el aire acondicionado dejó de funcionar y mamá no ha logrado juntar dinero para contratar a alguien que lo arregle. Yo propuse a Bob para el trabajo, pero al parecer eso no entra dentro de sus funciones como pareja oficial de mamá.

Una hora después hago el almuerzo y he tenido que luchar con Tom y Marco para que se terminen la comida, han tirado al suelo la mitad y he tenido que bañarlos otra vez. Al menos el agua caliente los hace dormir y me siento más relajada. El sonido de un auto llama mi atención y sin poder evitarlo miro a través de la ventana. Es él, es Adam. Sale de su auto con algunas bolsas del supermercado al que lo acompañé la vez pasada. De pronto su sonrisa angelical aparece y gira directamente hacia la ventana de mi casa.

—Espiar a las personas es un tipo de acoso, hobbit —habla fuerte para que escuche.

—Soy libre de mirar a cualquier lugar —respondo llamando la atención de Vir.

—No mirabas a cualquier lugar, me mirabas a mí.

—En ese caso, puedo mirar a mis vecinos y de todas formas miraba a la calle. —Me cruzo de brazos esperando su respuesta.

—Sigue fingiendo que no te gusto ni un poco, Maya —es lo último que dice antes de entrar a su casa.

Miro inmediatamente a Virginia, quien no puede guardarse su sonrisa tonta. Deja su celular en paz y camina hacia mí demasiado pensativa.

—Si mamá se entera de que estás coqueteando con el vecino dejarás de ser la niña perfecta y yo ocuparía tu lugar.

—No estaba coqueteando, solo lo miraba.

Salgo pitada de la ventana y subo de dos en dos los escalones, piso el último y el timbre suena. Me quedo ahí esperando a que Virginia abra y no lo hace. A veces me dan ganas de ahorcarla. ¿Por qué le cuesta tanto colaborar? Ya cansada, abro la puerta. Sonrío casi al instante en el que mi mirada se cruza con la persona que está frente a mí.

—Hola —susurra y besa la comisura de mis labios. Cierro los ojos y me quedo así. Quiero entender lo que estoy sintiendo—. Maya —me llama y abro los ojos de golpe, me avergüenzo, se ha dado cuenta de mi pequeño lapso de pensamientos internos.

—Fuiste de compras... —me apresuro a decir en un intento de disimular mis nervios.

—Sí, necesito tu ayuda para escoger algo. ¿Puedes venir a mi casa?

Sarah aparece de la nada y me suplica que no me marche. Creo que ya está un poco harta de pasar tiempo con Vir. Al ver a Adam se esconde detrás de mí, sé lo que le ocurre, yo también deseo esconderme siempre que lo veo.

—Puedes llevarla, no planeo secuestrarte. No hoy al menos.

—¿Qué necesitas realmente? —pregunto. No estoy muy segura de llevar a mi hermana pequeña.

—Voy a pintar la casa, debo escoger el color y no soy muy bueno en eso.

—Llegaré en cinco minutos. Me pondré algo más cómodo. —Asiente y cuando creo que se irá se acerca tanto a mí y pierde su rostro dentro de mi mata de rizos.

—No confundas cómodo con provocador. Debo controlarme —susurra en mi oído y una carcajada se me escapa y se marcha al fin. No quiero pedirle un favor a Vir, tengo que hacerlo, si es que quiero ir a casa de Adam.

—Vir, ¿puedes cuidar a los niños? Serán dos horas, no más.

—Estás tan perdida por ese chico, no sé por qué sigues esperando que Tyler reaccione —comenta y quiero gritarle que no me interesa Tyler. No lo hago, aparentemente todo el mundo sabe lo que siento por Tyler, incluido él—. Voy a cuidar a los gemelos y a Héctor, pero no a Sarah, es la que menos caso me hace. El vecino ha dicho que puedes llevarla.

La ignoro, si le contesto arderá Troya y entonces ya no cuidará a los niños. Me llevo a Sarah a mi habitación y dejo que coloree mis libretas de la escuela. Seguramente cuando salga de este extraño estado emocional, quiera matarla por hacerlo y arruinar mis apuntes. Saco toda la ropa de mi armario como si voy a ir a una entrevista de trabajo y no a pintar la casa de mi vecino. No quiero arruinar ninguna de mis prendas y no me queda más opción que ponerme un short y una camisa de tirantes. No creo que Adam considere este estilo provocador, ¿qué pretende? ¡Que me ponga un sotana para ayudarlo con su casa!

Tomo las libretas, los colores, un cambio de ropa para Sarah, algunos jugos y un bolso en donde alcance todo. Cualquiera pensaría que voy a salir de viaje con mi pequeña hermana. Llego hasta la casa de Adam y como siempre toco la puerta llena de nervios. Me abre enseguida y su sonrisa se ensancha al ver el enorme bolso que he traído.

—Hola princesa. —Adam saluda a Sarah haciendo una reverencia.

—Hola príncipe —responde mi hermanita.

—¿Quiere pasar su majestad? —pregunta dirigiéndose siempre a mi hermana lo que me provoca besarlo. Sarah se suelta de mi mano y entra corriendo a la casa.

—Hola, otra vez —musito. Sus ojos me repasan completa.

—Tú no entiendes los conceptos básicos de: "Provocativo", ¿cierto?

—No sigas Adam —le suplico. Sus palabras hacen que "algo" raro se instale en mi estómago.

—¿Puedo besarte? —La pregunta me desequilibra. Asiento sabiendo muy bien que no tengo ni idea de lo que estoy haciendo con Adam. Sigo muy colada de Tyler, no debería besarme con él siempre que podemos, sin embargo, muero por probar sus labios otra vez.

Se acerca rápidamente a mí y sus fornidos brazos me envuelven de una forma tan protectora que por un instante siento que nada, ni nadie podría hacerme algún tipo de daño. Sus labios presionan los míos con calma, sin prisas. Mis manos buscan desesperadas su cuello. Me gusta su piel, me gusta sentirlo, acariciarlo. Camina hacia adentro y cierra la puerta sin despegarse un solo momento de mí. Me aprisiona contra la pared y nuestros cuerpos se rozan constantemente hasta que la piel arde por ser liberada de la tela de nuestra ropa. Sus manos no se mueven de mi cintura y su beso tampoco aumenta de ritmo; es lento, preciso, justo y delicioso. Su aliento a agua fresca y menta me seduce de una manera impresionante. Quizás no quiere asustarme como la última vez, quizás ya entendió que soy más virgen que un recién nacido.

De pronto recuerdo que mi hermana está observándonos y me aparto sin brusquedad. No quería interrumpir el beso, quiero besarlo por horas, quiero sentir todo esto que me provoca una y otra vez. Sarah nos mira con los ojos muy abiertos.

—Prometo no decirle nada a mamá —dice como si nada y sigue corriendo por toda la casa. Es imposible no soltarnos en risas.

No sé bien cómo actuar con él. No sé si debamos hablar de una vez de lo que está ocurriendo entre nosotros. Becca siempre dice que besarte con un chico tantas veces significa que eres una especie de amiga cariñosa, no puedo ser eso. En mi vida jamás he sido la novia de alguien y no deseo ser la amiga cariñosa de Adam. Pero tampoco sé cómo abordar el tema. Decido ignorarlo por ahora.

—¿Dónde está la pintura?

Me lleva a la cocina, en donde están todas las bolsas que había bajado de su auto. Ha comprado demasiada pintura. Hay casi de todos los colores y me comienzo a reír porque, a menos de que quiera pintar la casa estilo arcoíris, no entiendo para qué demonios compró tanta pintura. Sarah no tarda mucho en mirar los contenedores de pintura y se acerca para verlos con atención.

—¿Y bien? ¿Qué color crees que vaya acorde a mi personalidad? —Apoya sus brazos en la isleta de la cocina y finge pensar poniendo una mano en su barbilla.

—¿La tierna o la explosiva? —indago acercándome a él.

No responde, sé que está conteniendo la respiración y su ceño se frunce, su mano cae sobre la isleta y niega un poco con su cabeza.

—Lo he notado —continúo—, conmigo eres muy tranquilo y tierno pero con otras personas sueles explotar, pierdes la paciencia incluso contigo.

—Me has estado observando.

—Desde el primer día noté tus nudillos lastimados. ¿Por qué Adam? ¿Por qué conmigo eres dulce y paciente y generoso y comprensivo?

—Me he hecho esa pregunta desde el primer día que te vi, hobbit. Tú... tú —no parece querer admitirlo—, tú me calmas de una forma que me asusta. Tienes poder sobre mí y no lo comprendo.

No sé bien qué responder a eso. ¿Lo calmo? ¿De qué forma lo calmo? No puedo conseguir que mi lengua se mueva porque ignoro si estoy enloqueciendo o imaginando cosas; sus ojos detonan humedad y él esconde su rostro de mí.

—Amarillo, tienes que pintarla de amarillo —sugiere Sarah con su voz fina y dulce.

—Sarah, cariño. No es nuestra casa y Adam es un chico.

—Pero el amarillo es bonito, es el color del sol. Es luz, es brillante, alumbra la oscuridad. ¿La pintas en amarillo, Adam? —Hace sus acostumbrados ojos de gatito indefenso. Incluso se ha aprendido el nombre de Adam.

Sé que llorará por horas cuando obtenga una respuesta negativa.

—Me parece que el amarillo es el mejor color del mundo, princesa —contesta Adam y lo miro asombrada. Ya ha regresado a ser él. Sarah brinca por toda la cocina y yo le agradezco a Adam su gesto—. Escoge el tono de amarillo más bajo que encuentres —me susurra y me suelto a reír. Sarah tendrá que conformarse con eso.

Hacemos la mezcla de pintura y tomamos dos brochas. Sarah no deja de insistir en que ella también desea pintar la casa. Adam le resta importancia y le da otra brocha. Solo espero que no pinte los muebles porque entonces tendré que buscar trabajo, aunque mi madre no quiera y pagar por unos muebles nuevos.

La casa es bastante grande, no vamos a terminar hoy. Los antiguos vecinos nunca habían pintado la casa y eso nos facilita el proceso un poco. Puedo sentir la penetrante mirada de Adam en cada uno de mis movimientos y trato de concentrarme en el ir y venir de mi mano y no morder mis labios. ¡Dios! ¿Es normal que quiera que me bese cada segundo? No puedo creer que después de la noche que tuvimos ayer, esté tan tranquila. No llamé a Becca y tampoco he preguntado por la salud de Albert; honestamente espero que respirar le duela.

La hermana de Adam vuelve a mi mente al pensar en cosas trágicas. Seguro la quería mucho y sufrió demasiado, eso está más claro que el agua. Si se la ha pasado viajando de un lado a otro es porque la muerte de su hermana lo atormenta, pero ¿por qué? Me muerdo la lengua para no preguntar. Es invadir demasiado su mundo y si nunca hace amigos ni se queda mucho tiempo en ningún lugar, quiere decir que evita a toda costa hablar con las personas de su pasado. Me siento especial al pensar en que no pudo resistir contármelo.

—¿En qué piensas tanto?

—En que no soy lo suficientemente alta como para alcanzar la parte superior de la pared —miento—. Tienes razón, soy un hobbit.

—Uno muy bonito. —Sin previo aviso me toma de la cintura y me levanta en el aire y suelto un grito. Me sostiene ahí hasta que termino la pared entera.

—Ya puedes bajarme —le recuerdo cuando he terminado. Observo la sala, al menos las cuatro paredes internas principales ya están pintadas de un amarillo pastel. Sarah parece satisfecha.

—Está quedando bien —comento y en un impulso paso la brocha por el rostro de Adam. Asiente antes de devolverme el gesto y pasar la brocha por uno de mis brazos—. ¿Cómo te atreves? —finjo estar ofendida.

Lleno la brocha y terminamos corriendo por toda la casa, tirando pintura por todos lados. Sarah se ha unido al juego. Adam la carga en sus hombros y soy atacada por ambos. Mi hermana no deja de reírse y Adam me ha tirado media cubeta de pintura.

—Suelta a Sarah —le exijo y lo hace sin rechistar. Tomo una cubeta entera y lo lleno por completo.

Nunca había escuchado reír tanto a Sarah. Él quita la pintura de su rostro como puede y se acerca muy tranquilo a Sarah, le dice algo en el oído. Mi hermana asiente y sin decirme ninguna palabra camina a la sala, la miro sentarse en uno de los sillones, coger uno de sus juguetes y olvidarse del juego. Adam me mira de forma muy curiosa.

—¿Te crees muy chistosa? —habla y camina despacio hacia mí. Doy pasos hacia atrás hasta que pego con una puerta, que supongo es el baño o alguna habitación.

Sin preguntarlo, esta vez, acuna mi rostro y asalta mis labios. ¡Santo cielo! Me olvido de que mi hermana está a metros de distancia y un poco desesperada entierro mis dedos en su cabello. La sensación, como siempre, es reveladora. No sé si es porque nunca había tenido tanto acercamiento con el sexo opuesto o es simplemente Adam quien me provoca este volcán de sensaciones. Las manos de mi vecino no se mueven, no como ayer y ahora no tengo más dudas de que no quiere asustarme. Me siento ridícula y agradecida al mismo tiempo. Soy yo la que mete las manos debajo de su camiseta. Sí, ayer me asusté, pero quiero volver a sentirme de esa forma; de la forma en la que mi cuerpo reacciona cuando me toca.

Encuentro su lengua con nerviosismo, el contacto es intenso, y perturbador, sus manos me toman con fuerza y estoy a nada de ser consumida por este beso, por él y por esta Maya que solo florece a su lado, sin miedos ni restricciones.

Sin darnos cuenta terminamos abriendo la puerta que hay detrás de mí, y en efecto, es su cuarto. No tengo tiempo de observarlo a detenimiento ya que inmediatamente vuelve a secuestrar mis labios y algunos ruidos extraños salen de mi garganta. Sus manos se aferran a mis muslos desnudos y me suben hasta su cadera. Hay muchos pensamientos en mi cabeza ahora mismo, no quiero que crea que soy una chica fácil.

<<Por favor, sabe de sobra que eres virgen>> me grita mi otra <<yo>>, esa, que quiere pedirle que se quite la camiseta y la detengo antes de que lo haga.

Sus labios les dan tregua momentánea a los míos y se pierde en mi cuello y clavícula, algunos suspiros se escapan de mi boca cuando sus dedos se introducen en mi camisa y somos piel con piel. Sus dedos acarician mi espalda y llegan hasta mi sujetador.

—Están tocando la puerta —grita Sarah desde el otro lado de la puerta.

Adam se detiene y yo me bajo de sus caderas. ¡Cómo me he podido encerrar en un cuarto estando mi hermana en el mismo lugar! Qué irresponsable de mi parte. Miro nerviosa a Adam y antes de salir me arregla un poco el cabello. Frente a la puerta principal ambos miramos el picaporte decidiendo quién abrirá, finalmente lo hace él.

Quiero que me trague la jodida tierra.

Es Tyler.

Okumaya devam et

Bunları da Beğeneceksin

557K 49K 54
"El día que empecé a extrañarla, ella dejó de quererme" Jeon Jungkook es un padre soltero, en busca de su propio bienestar, no parece estar preocupa...
20.8K 4.3K 36
Marcus juró que nunca volvería a amar. Luego de regresar a Nueva York por petición de su padre, Marcus intenta retomar su vida, intentando ignorar la...
408K 12.8K 35
keily siempre había sido de talla grande y aunque siempre ha tenido sus inseguridades, nunca a dejado que se interpusieran en su camino. Eso es hasta...
12.1K 837 19
Un día te llaman de ese programa que te cambio la vida y te ofrecen el trabajo de tus sueños, ser profesor de la academia de OT, con tu pareja, la cu...