¿Cómo estar sin ti?

By Estela2610

1.5M 114K 21.5K

¡A la venta! Disponible solo los primeros 17 capítulos. "Dicen que el primer amor siempre duele, pero nunca... More

Prólogo
Capítulo 1.
Capítulo 2
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11:
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17
Capítulo 18.
Capítulo 19
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Capítulo 29.
Capítulo 30.
Capítulo 31.
Capítulo 32.
Capítulo 33.
Capítulo 34.
Capítulo 35.
Capítulo 36
Capítulo 37:
Capítulo 38.
Capítulo 39.
Capítulo 40.
Capítulo 41.
Capítulo 42.
Capítulo 43.
Epílogo.

Capítulo 3.

41.8K 3K 1.1K
By Estela2610

Estimado lector ¿Cómo estar sin ti? Estará de forma temporal en Wattpad ya que está a la venta en versión digital y física por Amazon . Será retirada nuevamente en un par de días. (25 DE DICIEMBRE)


Por la mañana volvemos a empezar. Yo odio tener que ir a la escuela, mamá odia tener que despertarse y controlar a tres niños pequeños y los niños odian despertarse temprano. Al recordar que Virginia llegó totalmente ebria y que le he dicho a mi madre que se ha dormido temprano porque le dolía la cabeza, salgo pitada hacia su habitación. Adam hizo un excelente trabajo al despertarla, sin embargo, era imposible que mamá no notara que su pequeña hija había tomado más de la cuenta. Abro su habitación y la encuentro totalmente despierta limpiando el desastre de la noche anterior.

Quiero reírme porque nunca hace nada, no ayuda en absolutamente ninguna actividad en casa y verla de rodillas limpiando su propio vómito es razón suficiente para reírse hasta llorar. Guardo la compostura y pongo mi rostro más serio. Me acerco a ella evitando a toda costa no ensuciar los calcetines con los que siempre duermo.

—Espero que nunca en tu vida vuelvas a beber como ayer.

—Que tu vida sea aburrida no quiere decir que la mía también la sea.

—¿Crees que es divertido que tu hermano de once años te haya subido a tu habitación porque no eras capaz de dar un paso sola? Deberías agradecernos que ninguno le dijo a mamá tu bonita forma de divertirte, Virginia.

—No, no es divertido. Lo siento, de acuerdo. No volverá a ocurrir —dice entre dientes y me doy la vuelta para regresar a mi cuarto.

Me detengo a mitad del pasillo y pienso en que quizás la han embriagado a propósito y tal vez pudieron hacerle daño. He escuchado cientos de historias en la escuela; chicas que son abusadas y no recuerdan nada. Regreso de puntillas porque en unos minutos mamá saldrá de su habitación.

—Vir. —Suspira desesperada—. ¿Está todo bien? ¿Nadie hizo algo en contra de tu voluntad?

—No me mezclo con delincuentes, Maya. Por favor ocúpate de tus asuntos.

La sangre me hierve, ¡cómo puede ser tan grosera! En la garganta se me atoran todas esas palabras que siempre le he querido decir y finalmente obligo a mis pies a moverse, no tiene sentido que inicie una pelea a las cinco y media de la mañana. Me ducho lo más rápido que puedo y le envío un mensaje a Becca para que no pase por nosotras. Prefiero ir en autobús que premiar a Virginia con un transporte cómodo. Ni siquiera desayuno y me despido de mamá y los niños.

Salgo de casa simulando no estar enfadada con mi hermana y al recordar el par de cuadras que tengo que recorrer para llegar a la estación del bus escolar me decepciono, en realidad no son tantas, pero Becca me tiene muy consentida y me dejo caer sobre los escalones de la entrada.

—¿Por qué tan triste hobbit? —Esa voz... ya empiezo a reconocerla.

—Te dije que me llamo Maya, vuelves a decirme hobbit y te daré un guantazo.

Su carcajada me pone de peor humor. Acorta la distancia que nos separa y se sienta a mi lado, demasiado cerca, tanto, que nuestros brazos entran en contacto y me pongo de pie dando un brinco.

—Tranquila —dice sonriendo—. Ya te dije que no muerdo. ¿Qué haces despierta tan temprano?

—No creo que deba darte más información de la que ya sabes. Sigues siendo un extraño.

—Un extraño al que dejaste entrar a tu casa, conocer a tus hermanos y ver a tu hermana menor ebria. —Me pone al tanto de mis actos desprevenidos como si yo no supiera bien que meter extraños a casa podría ser un completo error. Él no parece peligroso, es decir, no un ladrón o un asesino.

—De acuerdo —acepto bajito—. Voy a la escuela o eso intento.

—¿Qué edad tienes? —pregunta muy serio.

—Diecisiete, eres muy preguntón.

—¡Demonios! —maldice.

—¿Qué hay de malo con mi edad?

—Creí que tenías veinte o veintiuno —explica.

—Sí, la gente suele decir eso a pesar de mi baja estatura. ¿Qué edad tienes tú?

—Veintitrés —sigue respondiendo muy serio.

—¿Por qué de pronto estás tan serio?

—Por nada —se limita a contestar.

—Bien, nos vemos luego. Si no empiezo a caminar el bus escolar va a dejarme.

Puedo sentir sus ojos clavados en mi espalda mientras me alejo y presiono las manos en mi bolso. Me intimida, y no entiendo por qué si me intimida tanto me gusta todo ese intercambio de palabras con sarcasmo e ironía incluida. Aún a una distancia considerable logro escuchar el rugir de su auto y experimento un orgasmo mental. Amo esos autos, muero por estar, aunque sea un minuto tomando el volante. Quizás si Adam no termina siendo tan mal vecino podría decirle que me lo preste algún día. Divago con tonterías hasta que me percato de que un auto me sigue. No quiero voltear a ver y doy zancadas más grandes. Estoy a punto de correr y escucho nuevamente esa voz, su voz, Adam.

—No sé si tengas la edad reglamentaria para escuchar lo siguiente, pero tienes un trasero estupendo. —Me detengo en seco y trato de disimular lo afectada que me ha dejado su comentario. Nunca, ningún hombre me ha dicho algo como eso.

—Me has asustado, creí que me seguían.

—Lo siento, anda, sube. Te llevaré a tu escuela.

—¿Que tú qué?

No puedo evitar mi sorpresa. Los chicos tampoco son amables conmigo. Se podría pensar que Tyler al menos me ha traído o llevado un par de veces a casa o a la escuela; no es así y aunque mi seguridad disminuye cada vez más, no tendría que ser así. Digo, no soy un jodido ángel de Victoria's Secret, pero Becca tiene razón, hay más atractivo físico en mí del que yo quiero aceptar.

—Sube de una vez, hobbit antes de que me arrepienta.

Lo hago, me subo por dos simples razones, la primera es muy sencilla; estoy loca por subirme a uno de estos autos y la segunda es aún más sencilla; ya se me hizo tarde y puede ser que haya una tercera... quiero pasar más tiempo con él.

—¿Puedo tocarlo? —Asiente y toco el auto por todos lados. Desde el cuero negro de los asientos hasta las alfombrillas de los pies. Si, sí, que parezco una loca, eso ya lo sé. Él me observa con el rabillo del ojo derecho y pongo mi mano sobre la palanca de cambios justo cuando Adam va a usarla. Nuestras manos se unen por un microsegundo y la aparto enseguida. Una pequeña sonrisa, nada burlesca, aparece en sus labios y me quedo más tiempo del necesario mirándolo.

—Así que era cierto, te gustan estos autos.

—Me encantan, sueño con tener uno, algún día. Sé que creen que se ven mejor en chicos, pero a mí me gustan.

—¿Sabes conducir?

—Sí, pero no tengo dinero para comprarme un auto.

—Bueno, voy a hacerte dos preguntas muy importantes. ¿Dónde queda tu escuela? Estoy manejando sin rumbo alguno y, ¿quieres conducir el mío? Quizás un día de estos...

—¿Hablas en serio?

—Sí —es todo lo que responde.

—¿Por qué? —me aventuro a indagar.

—No te entiendo...

—¿Por qué le prestarías tu auto a una desconocida?

—Te llamas Maya Green, tienes cinco hermanos menores, llevas el último año de la escuela según tu edad. Eres tímida y tierna... y... agradable, me caes bien... hace mucho, mucho, mucho tiempo que no me sentía cómodo hablando con alguien —lo dice como si tal cosa, en cambio sus palabras han entrado a mi sistema haciendo un par de modificaciones que ignoraba necesitar—. Eso te hace pasar de la lista de desconocidas, a la lista de posibles personas que conduzcan mi auto.

—Tú también me caes bien, eres engreído pero si me prestas tu auto seguro se me olvida. —No quiero agregar que en menos de dos días he cruzado más palabras con él que con cualquier vecino de mi cuadra. Recuerdo avisarle a la señora Ross sobre su quinto gato en el porche de mi casa, más nada.

Le doy las indicaciones necesarias para llegar a Griffin. Al principio creo que me dejará cerca y me equivoco, entra hasta el aparcamiento central. Mis ojos se encuentran con la escena que parte mi corazón en un millón de pedazos todos los días. Tyler y Amelia están besándose como si el mundo se estuviera cayendo a pedazos y fuera su última oportunidad de rozar sus labios. Un suspiro involuntario se escapa de mis labios y Adam sigue la dirección de mi mirada. Salgo del auto abatida.

—Gracias, Adam. Sigo acumulando favores —digo sin ánimos.

—No voy a cobrarte ninguno. —Sale del auto y en un abrir y cerrar de ojos se acerca tanto a mí que solo hay algunos centímetros de distancia entre sus labios y los míos. Toma mi cintura y acerca mi cuerpo al suyo. Respiro con dificultad y no entiendo qué demonios pasa—. Dime cuando voltee a verte ese imbécil —murmura. Casi no puedo moverme, los labios incluso me tiemblan. Su perfume invade mis fosas nasales. Con mucha dificultad observo a Tyler.

—Ahora —balbuceo totalmente tensa sin entender qué es lo que pretende.

—Ese tipo es un idiota. —Roza mi oreja con su nariz. Su aliento me hace cosquillas y me quedo paralizada.

—¿Qué haces Adam? —logro preguntar.

No hay una respuesta y en su lugar pasa su nariz por mi cuello. Involuntariamente termino mordiendo mis labios y cuando su rostro se pierde en mi mata de rizos descontrolados, un suspiro se escapa de mi boca otra vez. Un cosquilleo intenso me recorre por completo y contengo la respiración.

—Estoy seguro de que me darás las gracias cuando vuelvas a casa. —Se aparta al fin y se marcha en su auto. Me toma más tiempo del normal recuperar todo el oxígeno que no ha entrado a mi organismo en el último minuto.

Totalmente confundida entro a la escuela, miro algunas veces hacia atrás y ya no está ni la sombra del auto de Adam. ¿Qué demonios fue eso? Si cree que Tyler se pondrá celoso está tan equivocado. Busco mi casillero y miro la hora, Becca no ha llegado. Pongo mi frente junto al metal frío y cierro los ojos. El cosquilleo continúa presente, aún siento su respiración rozar mi piel. Sacudo mi cabeza con fuerza. Solamente me he sentido así porque nunca había tenido a alguien del sexo opuesto tan cerca... Está bien, lo acepto, nunca había tenido a alguien tan guapo tan cerca de mí.

Abro mi casillero y meto algunos libros para sacar otros, y al girar tengo frente a mí a Tyler. Me mira como si hubiera matado a alguien. Presiono los libros sobre mi estómago y ruego al cielo para que Becca aparezca. No soy muy buena estableciendo conversaciones con Tyler cuando ella no está cerca. Lo que pasó ayer en el supermercado fue un claro ejemplo.

—Hola, Maya —una sonrisa carente de humor aparece—. Creí que el tipo de la tienda solo era tu vecino.

—N-No entiendo —respondo contrariada.

—Te miré en el aparcamiento, con ese... tipo —masculla. Me quedo totalmente enmudecida.

—Somos amigos.

—No sabía que eras de esa clase de chicas —murmura y la sangre se me sube toda a la cabeza.

¿No sabía que era de esa clase de chicas? Soy una zorra por estar con alguien más que no sea él. Aunque técnicamente no estoy con nadie. Le sonrío tiernamente y me aparto un poco.

—¿Disculpa? Puedo estar con el chico que yo quiera. La próxima vez que me veas con alguien recuerda que no eres mi jodido novio.

Me marcho y mi cuerpo comienza a temblar. ¡Dios! Jamás en la vida imaginé que podría hablarle así a Tyler Brown. Tengo que controlar los movimientos involuntarios de mis manos para que nadie note la euforia que estoy experimentando. Busco a mi amiga por todos lados, necesito verla y contarle lo sucedido y recuerdo que ni siquiera respondió mi mensaje de texto en el que le pedía que no llegara a mi casa.

Reviso mi teléfono y tengo dos mensajes, son de Becca y me tranquilizo. No vendrá hoy a la escuela porque ha enfermado. Conociéndola sé que en realidad no está enferma, seguro está fingiendo los síntomas porque su cita con el chico nuevo fue un fracaso y no quiere verlo. Ya me sé de memoria esa estrategia. Si mis días en Griffin son difíciles con Becca, sin ella son mucho peor.

Asisto a todas mis clases y aunque intento no mirar ni un segundo a Amelia y Tyler, termino haciéndolo. Esta vez algo ha cambiado, Tyler me observa con timidez en algunas ocasiones. Mi corazón se altera y trato de no ser tan evidente. El timbre termina con el juego de las miradas y me siento aliviada porque el día escolar ha llegado a su fin. Soy la última en salir del salón. Creo que hoy me servirá caminar y poner en orden mis pensamientos.

Mientras los demás estudiantes pasan casi empujándome, me pregunto en dónde estará Virginia, no la he visto en ninguno de los dos descansos y tampoco en el almuerzo. A veces quisiera decirle a mamá que está saliendo con alguien mayor y dejar que ella se haga cargo. Luego recuerdo lo difícil que debe ser para una mujer enamorarse de tipos desgraciados, tener tantos hijos, dos trabajos y decido callarme. No quiero darle más problemas a mi madre.

Miro hacia ambos lados de la calle, el bus aún está en el aparcamiento y por un ligero momento mis pies me imploran compasión y pienso en que puedo soportar a los chicos que suelen ir en el bus. La última vez que me monté en ese endemoniado objeto llegué con al menos cinco gomas pegadas en mi cabello. Tuve que cortarme algunos rizos y fui la broma de la semana. Sí, creo que mis pies tendrán que soportar todas esas cuadras que tengo que caminar hasta llegar a casa. Me recojo el cabello en un moño mal hecho y empiezo con mi aventura.

En la salida del aparcamiento central el auto de Tyler se detiene a mi lado.

—Maya —me llama. Al principio quiero ignorarlo. Pero creo que no es un secreto lo tonta que puedo ser al tratarse de él.

—No creí que le hablaras a chicas como yo —trato de sonar irónica.

—Eso... Lo lamento mucho, Maya. No quise ofenderte. Sé que no eres de esas chicas y tienes razón, no soy tu novio para meterme en tus asuntos. ¿Me perdonas?

Su cabello se mece gracias al viento y sus preciosos ojos me miran atentos.

—No te preocupes Ty.

—¿Te irás sola hoy? —Asiento y sale del auto para abrir la puerta del copiloto—. Anda, te llevo a casa.

Mis ojos se abren como platillos voladores. Miro nerviosa a todos lados esperando que Amelia aparezca y arruine este pequeño momento en el que Tyler quiere llevarme a casa. Mi lengua pesa demasiado como para responder enseguida y me dedico a mirarlo.

—No es necesario, Tyler. —Mi tono de voz es tan diminuto

—Vamos, Maya. Lo que te dije ayer es cierto. Quiero recuperar la comunicación contigo. Éramos muy buenos amigos y de pronto ya no lo éramos más. Extraño a aquella Maya, ¿sabes?

Quiero decirle que yo sé exactamente lo que provocó que nos alejáramos de la noche a la mañana. Amelia se convirtió en la chica más popular de toda la escuela y el capitán del equipo no podía andar con cualquiera. Y por supuesto, un simple mortal como yo no entraba en su corta lista de amigos populares y famosos de Griffin. A pesar de que mi dignidad quiere hacer su mejor intento y aparecer de una maldita vez, la tonta Maya gana la batalla y camina directo al auto de Tyler. Él cierra la puerta con calma y regresa a su lugar.

Estoy tan nerviosa que no sé qué demonios decir. Hace mucho tiempo que no estaba a solas con él. Lo miro con el rabillo de mi ojo y no puedo evitar pensar en lo perfecto que es. ¡Dios! Daría cualquier cosa por besar sus labios, haría cualquier cosa por ser abrazada por sus musculosos brazos. Al menos quisiera que me mirara una sola vez como mira a Amelia.

—Entonces, ese chico... ¿Es tu novio? —Me sobresalto al escuchar su pregunta.

—No, claro que no. Es mi vecino.

—Maya —pronuncia mi nombre y sus nudillos se ponen más blancos de lo normal. Está apretando el volante con fuerza—. ¿Por qué permites que alguien que solo es tu vecino te bese?

—¿Besarme? No, Adam no estaba besándome. Seguro viste mal, estábamos bromeando —aclaro de forma poco convincente.

—Claro. Sabes Maya, no quiero que te lastimen. Sé que hace mucho no tenemos una conversación como ésta, pero me importas y mucho. —Una emoción inexplicable revolotea por todo mi cuerpo.

—Siendo honesta, no creo que te importe mucho, apenas y me hablas Tyler. Becca cree que te acuerdas de mí cuando no comprendes alguna materia y necesitas de mi ayuda —me atrevo a confesar.

—Becca y tú están equivocadas. Esas son excusas para acercarme a ti. Desde que inicié mi relación con Amelia tú también te alejaste y no entiendo por qué lo hiciste —me reclama cuando aparcamos frente a mi casa.

<< ¿Por qué? Porque te quiero, porque he estado enamorada de ti desde que tengo uso de razón y tú me cambiaste por Miss simpatía. Porque me dolía verte con ella. ¿Eres tan ciego como para no darte cuenta de mis sentimientos? >> Todo eso quiero decirle y en su lugar contesto:

—Yo nunca he querido alejarme de ti, Ty.

—Podríamos intentar volver a ser los de antes. —Toma mi mano y dejo de pensar, de razonar. Soy un cuerpo lleno de emociones que quieren explotar.

—Claro, Ty —me despido e intento salir del auto. Su mano presiona mi hombro y me da un beso en la mejilla.

¡Joder! Voy a desmayarme. Sonrío con timidez y me quedo estática en el pavimento de la acera esperando que se marche. En cuanto su auto dobla en la esquina camino apresurada a casa de Adam. Su auto no está afuera y aun así espero que se encuentre en casa. Toco desesperada y unos segundos después dejo de hacerlo. Aún no sé si vive con sus padres o quizás tenga novia. La puerta se abre de pronto y antes de que Adam pueda decir una sola palabra me le lanzo a los brazos.

Me lleva algún tiempo darme cuenta de lo que estoy haciendo y me tardo un par de segundos más en descubrir que sus manos están rodeando mi cintura con fuerza. Me separo más rápido que un rayo y lo miro nerviosa. Muerdo exageradamente mis labios por los nervios hasta que siento sangre en ellos. Su pulgar viaja rápidamente hasta mi boca y limpia la sangre con mucho cuidado, apenas es un roce y un escalofrío se apodera de mi cuello, hombros y espina dorsal. Doy otro paso hacia atrás y él sonríe como un maldito ángel.

—¿A qué debo el honor de tu visita, hobbit?

—Yo, esto... yo... perdóname, no debí abrazarte de esa forma...

—Estás perdonada, sé muy bien lo que provoco en las chicas —se burla y eso me recuerda lo egocéntrico que es.

—Gracias —suelto de una vez.

—¿Funcionó? —Arquea las cejas y cruza sus brazos sobre su pecho.

—No sé qué fue exactamente lo que hiciste esta mañana. Tyler ha reaccionado. Dios, me trajo a casa y dijo que...

Me detengo, aunque Adam está escuchándome con mucha atención, hace poco que lo conozco y estoy parada en su porche, contándole mis problemas románticos. Seguro cree que soy una completa niñata.

—Lo siento, Adam. No sé qué estoy haciendo. Gracias de todas formas.

Intento caminar y toma mi muñeca, el escalofrío vuelve a aparecer y trato de que no se dé cuenta de la forma en la que su tacto me afecta.

—¿Sabes, Maya? No solo soy nuevo en el vecindario. Soy nuevo en San Francisco. Quisiera tener al menos a alguien con quien cruzar palabras al final del día. —El tono de su voz me confunde.

—Entonces, ¿quieres escuchar los problemas de una adolescente de diecisiete años?

—Bueno, supongo que es como ver algún reality show, como el de las Kardashian. Quizás me ría —suelta y vuelve a ser el mismo Adam de siempre.

—Eres un tonto —lo empujo levemente.

—Dime, ¿desde hace cuánto te gusta el imbécil de Tyler? —indaga invitándome a pasar a su casa. Miro un segundo la mía, no he comprobado que mis hermanos estén sanos y salvos. Me olvido un rato del resto y me enfoco en mi vida. Paso a la sala de la casa de Adam y comienzo a relatar mi patética historia a un completo extraño.

Insisto, que Adam sea mi vecino sigue siendo lo más interesante en mis diecisiete años de vida.

*************************************************************************************
Hola :) ¿Quién les gusta Tyler o Adam?
Gracias por leer <3

Me encuentras en:
Geresteler Grupo ( Facebook)
Estela Pomares (Facebook)
gerpomares26 (Instagram)
¿Cómo estar sin ti? Y ¿Cómo volver a ti? (Página oficial)

Continue Reading

You'll Also Like

36K 1.8K 43
Eva, una talentosa fotógrafa en ascenso, y Jase, un apuesto modelo, se cruzan en una fiesta caótica donde Jase, tras beber en exceso, cuenta con la i...
402K 48.3K 66
Meredith desde que tiene uso de razón, conoce la existencia de Darek Steiner, aunque ha estipulado una regla bien marcada en su vida: NO ACERCARSE A...
557K 49K 54
"El día que empecé a extrañarla, ella dejó de quererme" Jeon Jungkook es un padre soltero, en busca de su propio bienestar, no parece estar preocupa...
827K 50.2K 42
Paris Smith siempre ha sido una chica soñadora, talentosa, amante de todo lo que tuviera que ver con la astronomía: las estrellas, los planetas, las...