'Pintor' [ErrorInk] #premiosE...

By Marinagamer27YT

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La vida de pintor callejero que lleva Ink cambia de un día para otro, cuando el esqueleto del que llevaba ena... More

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Epílogo
Preguntas y respuestas :D
Aviso
Respuestas
Extra 1| Cumpleaños
Curiosidades de la historia
Extra 2| Halloween
Extra 3| San Valentín
Extra 4| Día de los inocentes

Capítulo 20

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By Marinagamer27YT

Error no sabía qué hacer, estaba desesperado, su humor había bajado considerablemente en esos momentos. Muchos criados ya habían llegado a la casa, pero él no hacía caso a nadie, lo del final no es que le gustara mucho. Todas las historias que leía tenían final feliz, pero la vida real no tiene tantas coincidencias como para regalarte un final feliz sin luchar por él, nunca creyó en finales sencillos de conseguir.

La vida es un regalo, un regalo complicado de conservar, por ello debes luchar para tener una buena vida. Una vida sin problemas puede ser bastante bonita, pero si te acostumbras a estar siempre como quieres sin necesidad de luchar por algo que quieres, cuando necesitas sí o sí resolver un conflicto de tal magnitud no estarás entrenado. Y ahora mismo Error debería enfrentar un nuevo problema, y sabía que no debía emplear la fuerza bruta, tenía que probar de todo primero.

Miraba por la ventana mientras mentalmente pensaba que podría hacer para poder entretenerse, pero nada le servía, estaba demasiado entristecido, no quería pensar que pasaría si Ink nunca regresaba con él. ¿Debería hacer su propia vida sin su mejor amigo? ¿Lo tendría que olvidar y rendirse? No, no tenía que rendirse tan pronto, debía luchar. Sin esfuerzo no hay resultado satisfactorio.

La lluvia parecía que aparecería dentro de poco, el bonito cielo claro que hbaía hace unas horas había desaparecido, no entendía como sus criados habían tardado tanto en regresar de colgar carteles, aunque bueno, también tenían casas, no todos vivían allí pues también había gente que trabajaba para él y tenía familia, por ello regresaban hoy.

Un día, ya había pasado un día de que Ink se había marchado, de que se había fugado de la casa. No había descansado en esa noche, no se sentía suficientemente bien para descansar sabiendo que Ink se había marchado y que quizás nunca más regresaría por voluntad propia, tampoco quería obligar al pintor a regresar si él no quería, pero es que lo necesitaba en su vida, no podía con ese pesar. Sí, todo sonaba tan cliché.

Ahora mismo Error se encontraba en su habitación, con intención de quedarse allí toda la mañana, aunque esos planes serían rotos por sus criados, que ya empezaban a tocar la puerta para que fuera a desayunar, pero no estaba a gusto, no quería ir, no tenía hambre tampoco.

Sus ánimos no estaban en lo más alto, más bien se encontraban en los suelos, su cara reflejaba dolor puro, tenía ojeras pero no eran muy notorias y su cuerpo lucía un poco más débil, aunque no era tan notorio, como las ojeras. Quería dormir por todo el día, pero sabía que eso era imposible y sería malo para su salud, pero sinceramente ya no le importaba nada.

Desde su cama, estaba tumbado y tapado con las gruesas sábanas, escuchaba la voz de sus padres discutiendo y la voz de Alphys, que lo llamaba para el desayuno. Él tapaba sus 'orejas' para intentar evitar todos los sonidos que lo molestaban en ese mismo momento, pero no podría dejar que Alphys lo llamara por toda la hora. Con un poco de temor en los ojos se levantó para acto seguido colocar bien las sábanas: iría a desayunar, aunque no comería mucho, tal vez, aunque debería comer si no quería enfermar, no comer puede llevar a varias enfermedades de todo tipo.

Con pasos desganados llegó a la puerta, mientras giraba el pomo y se encontraba a cara con Alphys, que suspiró de alivio al ver que su amo estaba bien. Sin decir nada a la lagarta amarilla se fue directo al salón, no quería sacar ningún tema de conversación con nadie, ni con sus más fieles criados. Cuando alguien no está con ganas de hablar, simplemente no está con ganas y ya, no se puede obligar a alguien a hablar en contra de su voluntad, a no ser que sea un temo muy serio del que se necesite respuestas instantáneas.

Al llegar al salón parecía como si todo el mundo interrogara con la mirada al empresario, que tomó asiento en silencio. No saludó, no preguntó por el bienestar de sus empleados, no hizo nada, solamente quería olvidar todo. Pero no sabía como, debía olvidar todo lo que podría ser malo, debía aprovechar este tiempo en el que tenía vacaciones, que ahora le quedaba menos tiempo, pues habían pasado ya dos días. Dos días de vacaciones y uno entero sin Ink.

Suspiró mientras tomaba una tostada cubierta con mermelada de fresa y la masticaba. Aquel día el desayuno no era tan variado como para poder hacer muchas elecciones entre bollería, pues solamente habían magdalenas y las tostadas. De bebida solo había café con leche, pero al menos eso no le haría vomitar. Sí, ahora mismo sentía unas grandes ganas de vomitar allí mismo, le dolía el estómago. Eso era por las lágrimas derramadas, llorar te puede provocar dolores, como dolor de cabeza o en este caso dolor de estómago.

El desayuno no era muy extenso pues casi todos los sirvientes sabían del humor de su amo, así que no podían hacer tortitas o desayunos ingleses, sabían que Error no comería nada de eso y sería un gran desperdicio. Los señores Crayon no estaban de acuerdo, con el desayuno digo, y replicaban exigiendo algo mejor, algo típico de ellos.

Aquel día todos los sirvientes se encontraban desayunando juntos, era uno de los pocos días en los que nadie tenía que hacer algo en la ciudad, así que todos se hallaban en el salón, desayunando como una grandiosa familia que no tenía problemas, pero no era así, Error no podía desayunar sin pensar en Ink. Se preguntaba si el pintor tenía comida, si tenía refugio, se preocupaba por todo lo que le podría pasar allí en la ciudad, en un barrio completamente ilegal de alguna forma.

Claro que los señores Crayon no se preocuparon por su hijo, más bien decidieron decir que era mejor que no viviera con alguien de clase baja que podría cambiar sus modales. Tampoco estaban de acuerdo con los flirteos de Reaper hacia Geno, incluso le dieron una regañina a su hijo por dejar que alguien de clase media y de su mismo género le coquetease. Claro que Geno ya comenzaba a tener un poco de odio hacia sus padres, no era normal que quisieran que su futura pareja fuera alguien de clase alta, la mayoría de las chicas de esa clase eran de gustos bastante distinguidos.

Geno nunca pensó que sus padres podrían ser así, pues antes del nacimiento de Error eran personas excelentes con un gran y bondadoso corazón, pero desde que vieron los talento de Error cambiaron a mal, nunca más se comportaron como antes, aunque con él no se comportaban de tal forma, solo con Error. Muchas veces quería ayudar a su hermano menor, pero no podía, sus padres no cambiarían de la noche a la mañana.

Error no sabía que tendría que hacer después del desayuno, tenía ganas de ir a la calle para poder ir en busca por los moteles para saber dónde se encontraba Ink, pero sabía que sus padres se lo impedirían, sabía que ellos no querían que el pintor estuviera en su vida.

Pero no le importaba, tenía una imperiosa necesidad de salir de la casa e ir a ese barrio, quería, pero no podía. Quería gritar a sus padres, quería decir que estaba harto, que no podían mandar en su vida, ya era un adulto hecho y derecho, dirigía una gran empresa por si solo, tenía una gran mansión... Ya no tenía que ser manipulado por sus padres, no debía ser manipulado.

Instantáneamente una vez el desayuno acabó, Error se fue del salón, sin disculparse ni nada, para luego dirigirse al pasillo de las puertas con objetivo de ir a su habitación y ver el cielo, que aún estaba claro, aunque como ya habíamos dicho ya mismo llovería y eso no sería bueno si es que Ink estaba fuera en la calle.

En su habitación la oscuridad reinaba, sobre todo por culpa del negro predominante, y la oscuridad también se debía ya que no le gustaba encender las luces, prefería la iluminación natural, es decir el Sol.

Se tumbó de nuevo en la cama, intentando cerrar los ojos para poder dormir por toda la mañana, no tenía nada que hacer. Principalmente, las vacaciones que había tomado eran para pasar todos los días con Ink, pero ahora esos planes se habían destrozado: estaba solo, en una mansión gigante en la que no podría hacer nada.

Al cerrar los ojos la pura oscuridad invadió su mente. No estaba cansado, no podría dormirse tan rápido, necesitaría calmarse, se encontraba demasiado nervioso como para poder dormir aunque sea unos minutos. Se podía decir que Error solo dormía por la noche, nunca fue alguien de dormir siestas.

Suspiró al ver que la oscuridad que lo envolvía no ayudaba a dormir, así que abrió los ojos para quedar de lado en la cama, sintiendo la calidez de las sábanas y viendo el calendario. Quedaba poco para su cumpleaños, que era el día quince de noviembre, y aquel día era el nueve de noviembre. No sabía por qué odiaba otoño si en esa estación del año era su cumpleaños. Era una pregunta sin respuesta.

Mucha gente antes le había preguntado a Error sobre sus gustos, pero él era muy reservado, bueno, cuando era un pequeño niño de diez años no tanto, ese defecto apareció a los dieciséis años, empezó a dejar de hablar tanto con la gente y cuando hacía amigos no daba tanta información, así que la respuesta de por qué Error odia el otoño es un misterio.

Las cigarras se escuchaban débiles a través de los finos cristales que decoraban la habitación y daban una vista espléndida al jardín, los pájaros sonaban mientras su aleteo se escuchaba: se estaban marchando de allí, y seguramente era por la próxima lluvia. Su vista se fijó en los arbustos podados con gran perfección, con las plantas bien regadas gracias a los excelentes jardineros que había contratado, los árboles fruteros que se alzaban majestuosos...

Pero nada de eso le importaba ahora. Ahora solo le importaba dormir, no tener el temor de que Ink esté en problemas, quería olvidar todo lo que le dañaba. Pero eso era imposible, a no ser que...

No, no podía pensar en emborracharse, nunca había bebido alcohol en exceso, nunca se había emborrachado, nunca pensó en beber demasiado alcohol, pensaba que no era bueno para su salud, aunque para lo que sabía se supone que al emborracharte pierdes el control de tu cuerpo, por decirlo de alguna manera.

Error se hundió su cara en la almohada mientras gruñía, intentaba hacer algo, es decir dormir, pero quizás la suerte no estaba de su lado en esos momentos. Cerraba rápidamente los ojos para poder intentar descansar su vista, un dolor de cabeza estaba empezando a molestarle también. Tenía muy mala suerte, sí señor.

De nuevo, las voces de sus padres inundaron todo el pasillo de las habitaciones. Error gruñó, molesto por las continuas discusiones de sus padres. No entendía como aún no se habían separado si discutían tanto, también sabía de que ya no se amaban, aunque por lo que le contó su hermano mayor antes de su nacimiento, el de Error claro, se amaban y nunca peleaban. Todo comenzó con el nacimiento del actual empresario.

Error estampó todo su rostro en el colchón, mientras con la almohada tapaba sus oídos, no quería escuchar las estúpidas discusiones que montaban sus padres por razones tontas. Ahora discutían sobre qué marca de comida era mejor. Estúpido, ¿cierto?

Siempre tuvo que aguantar discusiones como esas o peores, pero por fortuna siempre eran discusiones verbales y nunca llegaban al daño físico, si hubiera sido así le habrían transmitido violencia, si creces con algo te acostumbras a ello, y la violencia es un caso. Agradecía eso de que solo fuera verbal y hubiera sido criado para no decir groserías.

Al fin, las voces cesaron unos minutos después: la discusión se había acabado. Error agradeció a los dioses por eso, no soportaría más esos gritos con el dolor de cabeza que tenía en esos momentos. Quizás era migraña, no lo sabía, pero eso dolía como el mismísimo infierno.

Su cara estaba enrojecida por culpa de la retención de oxigeno al hundir su cabeza en la almohada, sí podía respirar pero le costaba, así que se tumbó de forma normal, observando fijamente al techo con intención de calmarse un poco y olvidar ese dolor de cabeza. Pero nada funcionaba.

Otra de sus opciones sería ir a comprar o comer en algún otro lugar, aunque tampoco era lo mejor por su dolor de barriga y cabeza, aunque preferiría ir a buscar libros y leer un poco para poder evadirse del mundo, y eso era lo que iría a hacer.

Con esa idea fija en la cabeza se levantó con un poco de dificultad, para después poner bien las sábanas, le gustaba tener la cama siempre lisa, odiaba ver arrugas en las sábanas o cualquier tipo de manta. Manías suyas y ya está, no necesita explicación para eso. Después, arregló sus prendas, bastante arrugadas ya, y se dirigió a la puerta. Iba a ir a la biblioteca de la mansión a tomar cualquier libro que le interesara.

Sus pasos sonaban imperiosos por todo el pasillo, la biblioteca aún se encontraba muy lejos y eso era malo, no quería que nadie lo encontrara caminando como si nada por la mansión solo para tomar un libro de la biblioteca, no era lo más recomendable.

El eco de los pasillos era música para Error, no literalmente, tan solo lo calmaba, sentía que estaba en un espacio distinto, como si se encontrase en una caverna sin fin y vacía. Iba con los hombros decaídos y la mirada apagada, rogaba que los libros le dieran un poco de felicidad, pero no todo se puede solucionar de manera tan sencilla.

Una puerta de alce se alzó frente sus ojos, mostrando un pequeño cartel colocado allí a propósito para poder situarte en la mansión: allí se encontraba la biblioteca. Error tomó la perilla de la puerta y la abrió, mostrando una sala gigante en la que había una gran variedad extensa de libros.

Las paredes eran de un elegante color rojo, adornadas con bonitos cuadros de paisajes variados, el suelo era de color negro, también elegante, y habían unas diez mesas repartidas por todo el salón, con cuatro sillas cada mesa, y encima de ellas habían candelabros encendidos que daban una pequeña y cálida luz, las únicas luces encendidas en ese momento, pues el candelabro central no funcionaba muy bien y no era necesario ser arreglado porque la gente no venía a menudo allí.

Error dio unos cuantos pasos firmes hasta llegar a la estantería de romance, mirando cada título y portada que tenían. Cada semana mandaba a comprar muchísimos libros para su colección, pues cada semana era capaz de acabar dieciséis libros y sus secuelas o continuaciones. Todo un profesional a la hora de leer.

Sus dedos pasaron por todas las superficies planas de los libros para encontrar alguno interesante, no le gustaban los libros clichés, pero algunos que parecían típicos podían contener muchas sorpresas dentro y tener un contexto difícil de encontrar, así que no podía juzgar un libro por su título. Sí, él antes juzgaba los libros por sus títulos o las descripciones, algo distinto a las otras personas, que juzgaban las portadas. Casi todos juzgamos por las portadas de los libros, no mientan.

Sus ojos se clavaron fijos en un libro de portada vistosa, con un título bastante original. Suspiró mientras lo tomaba y empezaba a hojear en busca de algún símbolo de que ese libro era el indicado. Al final, decidió mirar el resumen, y como era bastante prometedor, tomó del todo el libro y se sentó en una de las mesas.

Mientras abría la tapa, ajustó el candelabro mientras intentaba conseguir que la luz alumbrara las páginas de su libro, pero al no conseguir resultado decidió llevarse el libro a la habitación, quería leer en un lugar iluminado, si no perdería la vista y eso no era l mejor en esos momentos ni condiciones.

Se levantó de nuevo y ajustó el candelabro a su posición original, para con el libro en mano salir de la biblioteca y cerrar la puerta, que hizo un pequeño y chirriante sonido que retumbó por todo el vacío pasillo. Iba a regresar a su habitación y rogaba por no ser descubierto, no quería ser interrogado por nadie.

Mientras caminaba abría y hojeaba el libro, viendo distintas oraciones de la historia, sin ver mucho, quería leer con una experiencia pura, y con eso me refiero a leer sin haberse enterado de nada. Su corazón latía cada vez que leía, leer era su pasión. No le interesaba de que tema fuera el libro, si fuera de terror o romance no le importaba, le importaba la trama.

Al final, pudo llegar a la habitación sin haberse enterado mucho de la historia con esas frases cualquiera que leía por puro entretenimiento para poder acortar el camino, aunque había leído demasiado a su parecer.

Con un nudo en su garganta por ver la puerta de la habitación de Ink entró en la habitación, para hallarse de nuevo en ese lugar tan oscuro de colores negros y rojizos tan característicos de él. Decidió sentarse en una de las butacas y encender una chimenea bastante moderna que había sido colocada en la habitación hace poco para prevenir el frío.

Colocó el libro en la pequeña mesa de vidrio negro que había junto la butaca y se aproximó a la chimenea, para tomar un saco de carbón que coloco en el interior de la chimenea para poder encender la chimenea y no tener que encender las luces, pues ahora iría a bajar las persianas de los cristales.

Una vez encendida la chimenea que iluminaba con una preciosa luz rojiza con tonos azulados que también calentaba un poco el clima y las persianas fueron bajadas, Error se sentó en la butaca y tomó una fina manta roja para coger el libro. Cualquiera que lo vea pensaría que su vida era de color rosa. Pero era totalmente distinto a una vida tan buena. Muchas veces había pensado en mudarse a cualquier casa situada en alguna calle menos poblada, pero pensaba en sus trabajadores y sabía que eso les quitaría el trabajo.

Tenía un corazón bastante blando, pero no lo solía mostrar mucho, pocos conocían ese lado tierno que tenía el empresario, pero tampoco les importaba. La gente en estos tiempos no tiene corazón para que les importe la amabilidad de alguna forma, preferían la frialdad y el odio. Error no los entendía, pero igualmente prefería guardar su lado bondadoso para las personas que si les gustaba la amabilidad.

Por eso, por el corazón que mantenía dentro de un gran cascarón de piedra, no se mudaba, pues sabía que en una humilde casa no todos sus trabajadores podrían vivir y eso les quitaría el trabajo a la mayoría. Nunca quiso despedir a nadie que no lo merecía, eso demostraba que los millonarios que parecen tener el ego demasiado alto también pueden sentir comprensión, cosa que incluso algunos pobres o gente de clase media no sienten. La sociedad de hoy en día ya no suele tener corazón, y eso es malo para nuestro futuro.

El frío empezaba a llegar de nuevo, y Error agradecía haber encendido la chimenea y haberse cubierto con la manta, si no debería dejar el libro para hacer todas esas actividades ya nombradas. Al soltar el aire este se convertía en un humo o neblina blanquecina que presentía un clima gélido.

Error deseaba que ya fuera invierno, no sabía por qué pero quería que fuera esa estación. Deseaba celebrar una buena navidad entre nieve, quería estar con Ink, pasar nochebuena con toda la gente que lo anima a seguir con su vida y poder hacer guerras de bolas de nieve con el pintor. Era su sueño de aquel invierno, pero sabía que debería luchar para conseguirlo. ¿Por qué la vida es tan complicada cuando se lo propone? ¿Porqué para ser feliz se tiene que sufrir tanto?

Error simplemente no podía responder esas preguntas, pues las respondía con más preguntas. Se preguntaba por qué en los libros siempre hay finales felices sin que los protagonistas luchen por él, no sabía por qué la gente que no merece finales buenos consigue los mejores, los que siempre podrán ser buenos y duran para toda la eternidad, sin tener que luchar por nada. Todo era tan injusto en la vida que les daban a cada uno.

¿Por qué no todos podían ser felices? ¿Por qué no todos podían tener una buena casa, un buen trabajo y una buena familia? Pues por la gente. Sí. La gente es egoísta, no quiere compartir sus pertenencias, y eso llevó a la avaricia, que llevó a la pobreza. La pobreza no está en todos los lugares, hay sitios en los que la riqueza está bien repartida, y en otros lugares no, haciendo que haya gente de mucha fortuna y otra que debe pedir limosna para sobrevivir, pero no siempre pueden hacerlo bien, y suelen morir de hambre o por frío, o por exceso de calor... Los de clase baja pueden morir de cualquier forma y no lo pueden evitar. No todos tienen la misma suerte que Ink, no todos son tan afortunados para poder sobrevivir en una bonita mansión como la de Error.

El empresario empezó a sumergirse en la historia, leyendo cada párrafo como si fuera lo última que podría leer en toda su vida, viendo como la trama avanzaba de buena manera y como se había escrito cada palabra con el alma del escritor, como te sumergía en cada personajes, como te hacía tener compasión hacia cada accidente que sufrían los personajes. Era una historia increíble con una gran trama que te absorbía. Algo que casi nadie podía podía lograr con los textos.

Sus ojos ya empezaban a doler de tanto rato que llevaba en la lectura, su cabeza empezaba a doler de nuevo y el frío ya calaba sus huesos incluso teniendo un agradable fuego en la estancia. La lectura le había hecho olvidar todos sus problemas, le había hecho olvidar el lío en el que se encontraba ahora con Ink, estaba olvidando su horrible vida por una vez en el día.

Debería agradecer al escritor de la novela sí o sí, debía hacer una nota en su mente o algo pr el estilo, casi ningún libro lo consumía tanto como ese.

Las horas pasaban mientras Error acababa la novela. Era un gran libro, literalmente, pues tenía dos mil páginas, así que eso hacía disfrutar más a Error, que amaba libros de tal dimensión. Debía mirar si el escritor de esa gran novela tenía otros libros en su colección, sería un gran gusto leer otra cosa de tanta calidad.

El hambre ya comenzaba a brotar en el empresario, que empezaba a tener otro dolor de barriga distinto, y ese dolor era por el hambre, ya que su desayuno fue bastante pobre, y los desayunos pobres te pueden arruinar los días por el dolor que te conllevan. Con un suspiro y sin ganas de dejar de leer, cerró la tapa del libro no sin antes poner un punto de libro donde se quedó. Iba a prepararse una taza de chocolate.

Tenía hambre, pero eso de dejar de leer no fue muy bueno, pues recordó de nuevo todos sus problemas que empezaron a martillear su mente sin cesar.

-

Ink se había colocado el uniforme del supermercado, mientras el conejo llamado Nicky lo esperaba fuera del baño, dispuesto a ayudar a su nuevo o quizás nuevo compañero de trabajo, quería ser un buen compañero para todos, y eso de que alguien nuevo se acercara al lugar para trabajar lo entusiasmaba.

El uniforme era distinto para cada trabajador, y para suerte de Ink le había tocado uno de color caramelo que era bastante cómodo y tenía pequeñas rallas de colores distintos, que parecían representar un arco iris y eso le gustaba mucho.

Después de colocarse el traje, guardó su ropa en una bolsa que le había proporcionado el jefe cabra, que se llamaba Asgore, y se dirigió a la puerta para salir del baño y comenzar con su día de prueba.

Todavía no se creía que le habían aceptado en el día de prueba, así que haría todo lo posible para poder ganar el puesto y poder ganar el suficiente dinero para sobrevivir. Nicky lo recibió con una gran y extensa sonrisa mientras lo acompañaba a una cinta con la caja registradora donde trabajaría. El conejo se había ofrecido a ayudar al esqueleto con su primer día, aconsejando que hacer con cada cliente y como comportarse.

Ink lo agradeció bastante feliz, pensaba que había hecho un gran amigo en ese lugar y que podría pasarlo mejor en su trabajo. Se sentó en el taburete mientras observaba como Nicky se movía hacia su puesto y tomaba su taburete para llevarlo junto al suyo: le ayudaría con los clientes, o bueno, sería el encargado de cobrar, mientras Ink pasaría los productos para conseguir el precio total de todo.

Sabía que sería una dura jornada en la que tendría que dar todo de él. Asgore le había informado que si quería ganar más dinero podría hacer las mismas horas que hacía Nicky, cinco en total, así que por día ganaría cien euros, algo que sería muy bueno para sobrevivir, y en total en un mes de treinta días ganaría tres mil euros. Tendría una vida asegurada, pero para ello debía no ser despedido y ser aceptado en el trabajo.

Agradecía desde el fondo de su corazón que hubiera encontrado ese trabajo y hubiera ido tan temprano al trabajo, pues solo habían tres puestos de trabajo y el suyo era el último que ofrecían, agradecía que podría conseguir mucho dinero para sobrevivir y alquilar alguna casa en algún otro pueblo, así no sería hallado por nadie.

El esqueleto estaba por contar su problema al conejo, pero no sabías si sería como la gente avariciosa que lo levaría ala mansión para conseguir los mil euros, pero no le veía cara de eso, así que pensó en quedar con él para ir a alguna cafetería o algo así con el dinero que tenía ahorrado. Eso si conseguía el trabajo, no podía gastar dinero en ir a sitios innecesarios.

Los clientes empezaban a llegar a montones, parecía que ese supermercado era bastante famoso, aunque era normal pues había en total veinte cajas registradoras y todas con empleados, el supermercado era bastante grande y tenía miles de productos de todos tipos, entre ellos incluso había ropa, aunque predominaba la comida pues era un supermercado, en los supermercados casi siempre solo había comida, pero ese lugar era más completo.

Gracias a Nicky cada cliente se marchaba mucho más rápido, pues uno cobraba, el otro pasaba los productos, mientras uno pasaba los productos el otro pasaba bolsas a los clientes o atendía a otro... Era una gran jornada, aunque Nicky no cobraba esas horas y lo sabía. Lo hacía para ver feliz al esqueleto que parecía bastante afectado en algo cuando llegó. El conejo quería saber mucho más acerca del misterioso esqueleto, y tenía intención de preguntarle sobre dónde vivía para poder ir a visitarlo.

Al fin, las cinco horas pasaron, y el esqueleto había mostrado ser bastante rápido para poder atender y pasar los objetos, cosa que gustó mucho a Asgore, que lo llamó junto a Nicky. Los dos monstruos estaban un poco aterrados por lo que fuera a decir el jefe, Ink necesitaba sí o sí el trabajo y si no lo conseguía estaba acabado para siempre, no tendría ningún futuro estable.

—Ink, he releído tu registro. He visto que tus padres murieron cuando eras muy joven y te quedaste en la calle por mucho tiempo.—Ink hizo una mueca ante las palabras de Asgore: sabía su secreto. Pero el más afectado era Nicky, que ahora sí que haría todo para que el esqueleto se quedara con ese puesto de trabajo, no podía permitir que alguien tan simpático viviera en la calle tanto tiempo.—También tuviste notas bastante altas en el colegio, eras alguien muy sociable y bastante alegre. Por ello, junto a tu habilidad en el trabajo, he decidido que podrás trabajar aquí.—Asgore formó una extensa sonrisa que asombró a Ink.

Había conseguido el trabajo, podría vivir en un lugar mejor, podría irse de ese pueblo si continuaba ahorrando, incluso podría comprarse una casa en condiciones y no tener que vivir en un motel o apartamento. Había conseguido su objetivo y quizás podría ir a un lugar mejor donde Error no lo encontraría.

CONTINUARÁ

Quiero agradecer a todos los que leen por dar una oportunidad a este fanfic, gracias por todo. Nunca pensé que a alguien le gustaría algo que yo hago ^-^




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