'Pintor' [ErrorInk] #premiosE...

By Marinagamer27YT

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La vida de pintor callejero que lleva Ink cambia de un día para otro, cuando el esqueleto del que llevaba ena... More

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Epílogo
Preguntas y respuestas :D
Aviso
Respuestas
Extra 1| Cumpleaños
Curiosidades de la historia
Extra 2| Halloween
Extra 3| San Valentín
Extra 4| Día de los inocentes

Capítulo 11

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By Marinagamer27YT

Los dos esqueletos se perdieron por ese largo corredor lleno de puertas gigantescas dónde estaban unos carteles con los nombres de las películas que se proyectarían en cada sala. Habían en total unas treinta, así que la búsqueda sería un poco difícil para ellos. Miraban sus boletos, que indicaban la sala veintiocho, así que tendrían que caminar por un buen rato hasta llegar al final de ese extenso pasillo lleno de gente que sujetaba palomitas y refrescos, niños corriendo con felicidad y adultos conversando en asientos que habían para esperar a que la sala abra y poder esperar a que la película empezara.

En la caminata, ninguno de los dos habló, estaban sumidos en sus pensamientos, recordando cada cosa de su pasado, cada rato que pasaron juntos, recordaron las tardes en las que iban a ver películas a la casa de Error. Eran buenos momentos que fueron desapareciendo poco a poco, sin dejar ningún rastro. Pero ahora, los recordaban, se acordaron de todos los momentos que alguna vez sucedieron.  El silencio que había no era incómodo, simplemente estaban pensando, en silencio, no tenían necesidad de hablar. Hablar no siempre es necesario en casos como esos.

Después de un largo camino, en la zona izquierda del pasillo pudieron ver un portalón dónde colgaba un cartel elegante. Esa era la sala veintiocho, la sala que tanto rato habían estado buscando. Sujetando las palomitas y los refrescos con firmeza, ellos dos abrieron la puerta, dejando ver una sala llena de gente. 

Las luces estaban aún encendidas, faltaban quince minutos para que la película comenzara, así que tendrían un tiempo largo para poder hablar de cualquier cosa y empezar a comer palomitas y acabarlas antes de que comience la película, lo típico cuando vas al cine, acabas todas las palomitas o los refrescos antes de que comiencen incluso los anuncios que hay antes de la película en si.

—¿En qué fila debemos ir?—Preguntó Ink a Error, que miró su boleto, viendo que debían ir a la fila del medio, una de las mejores filas que te pueden tocar en los asientos del cinema. Tambaleándose por culpa de los escalones desalineados intentando no tirar su comida por la falta de equilibrio. Lo único malo de esa sala eran las escaleras, que tenían pequeños 'tumores' en el tapizado, dificultando el paso.—Deberían arreglar estos escalones—Murmuró un poco nervioso intentando no caer y romperse el cráneo.

—Estoy de acuerdo—Responde Error mirando que Ink no cayera por los escalones, que pronto llegaron a las filas del medio. Debían buscar los asientos diez y once, y eso fue lo que hicieron una vez pisaron un suelo liso y seguro.—¡Allí están!—Exclamó Error mientras notaba el número de sus sillas. Ink asintió mientras caminaban para llegar a los asientos.

La sala, como ya dije, estaba llena de gente que esperaba impaciente a que los anuncios comenzaran, comían palomitas o hablaban en voz baja para no molestar a las demás personas. Los dos esqueletos se sentaron en silencio, todo era incómodo, no les apetecía hablar en ese momento pero no tenían alternativa si querían quitar ese silencio que los envolvía.

—¿Y tenías otra razón especial para ver una película de terror?—Preguntó el empresario cortando el silencio. Ink rió en voz baja, sabía que su amigo le preguntaría algo de ese estilo, si no lo hubiera hecho no sería Error, sería un extraterrestre controlando su cuerpo. Entonces decidió contestar con toda la naturalidad del mundo.

—Me gustan las cosas paranormales y relacionados con el terror.—Esa fue su respuesta, Error nunca supo de ese gusto ta particular que tenía su amigo, así que asumió que lo obtuvo después de que sus padres los separaran. Era lo más lógico, el pintor nunca le había ocultado algo, siempre era sincero con sus gustos.

—¿Desde cuando?—Preguntó desconfiado Error, quería saber que su teoría de haber desarrollado esos gustos en su adolescencia era cierta o no. Ink no era tonto y sabía el por qué de la pregunta de Error.

—Desde los quince años.—Respondió de un bufido Ink, mientras Error suspiraba al saber que su amigo nunca le ocultó nada, aunque estaba completamente seguro de que Ink nunca le ocultaría nada, pero debía preguntar, fue un impulso.—Sé la razón de tu pregunta—Error tragó saliva, pero al ver el rostro afable de Ink decidió no preocuparse, prefería no tocar más el tema.

Y entre las charlas, comer palomitas y beber refrescos, la pantalla empezó a iluminarse, dando un pequeño brillo en la sala que seguía con las luces encendidas, pero antes de empezar a reproducir los anuncios de otras películas las luces de la sala se apagaron, y toda la gente dejó de hablar, menos unos adolescentes que no paraban de hablar.

—Odio los anuncios.—Refunfuñó Error, que esperaba a que éstos pararan, odiaba tener que tragarse presentaciones de otras películas para ver la principal, era algo molesto que siempre pasa, en todos los cinemas que existen. Hay gente que los disfruta, pero él no puede ni soportar el audio.

—Yo también—Afirma Ink, intentando ignorar los adelantos de futuras películas, cuando era pequeño siempre prefería llegar a la sala cuando los anuncios estén por terminar, pero esa manía no podía ser utilizada en es momento, debería tragarse todo lo que había en la pantalla.

Al fin, después de esos anuncios, la pantalla se oscureció, para acto seguido iluminarse  y empezar con la introducción de la película que iban a ver. El acento francés era muy bueno, esos doblajes siempre le gustaron a Ink, que quería imitar ese acento, pero no podía, su forma de hablar era bastante vulgar comparada con la de Error, un ejemplo francés de primeras. Siempre lo admiró, todos sus rasgos eran perfectos, su forma de hablar, su forma de caminar, sus dotes para poder arreglar cualquier problema que lo llevaron a la cima en su empresa, todo de él le gustaba, pero lo que más era su personalidad amable, una personalidad que por desgracia a muchas chicas de hoy en día no les gusta: ellas prefieren un chico salvaje, un chico que no les trate bien. Ink no sabía que tipo de problema tenían en su cerebro, pero decidió no darle más vueltas al asunto.

La película no daba sustos, solo provocaba una enorme sensación de horror, tensión, una sensación extraña, parecía que si saltaba un susto su corazón saldría de su pecho. Era una sensación satisfactoria para los amantes del terror como Ink, aunque Error estaba demasiado asustado, no le gustaban mucho las películas de ese estilo o cosas relacionadas, pero pensó que Ink estaría más asustado. Pero al final resultó ser al revés, en una parte de la película hizo que Error se sobresaltara y por reflejo abrazara a su compañero.

—¿Error?—Preguntó sin tartamudear en voz baja el pintor, estaba nervioso, pero también estaba concentrado en la película, haciendo que sus nervios se disipasen.—¿En serio te has asustado por algo tan simple?—Pregunta burlón. Error enrojeció de la vergüenza, Ink no se había asustado de nada y en cambio él... pues se encontraba abrazando al chico que le gusta. Lo que pasa cada día, vamos.

—Claro... Claro que no.—Error tragó saliva, intentando mantener la calma, quitando los brazos de encima de Ink, que no se había inmutado ni un poco, o eso pensaba, pero la mente de Ink ahora mismo era una catástrofe, no paraba de pensar cosas relacionadas con ese medio abrazo. Pero debía mantenerse firme, así que no mostró ninguna emoción por fuera.

La película no fue muy larga, duró noventa minutos y fue bastante entretenida, para Ink, porque a Error no le hizo mucha gracia el ambiente de los escenarios, de cada escena y el suspendo que traía. A mitad de la película se quedaron sin palomitas, pero refresco les quedaba para un buen rato.

La pantalla se apagó, dejando todo en oscuridad, mientras Error temblaba, esa película lo afectaría durante toda la vida, nunca más aceptaría ir a ver cosas de terror con Ink. Ahora le sentaría bien ver un vídeo de humor, uno de cachorros y otro de unicornios para quitar ese trauma que le habían producido en una sola tarde.

—¿De verdad te gustan ese tipo de películas?—Preguntó con la voz entrecortada el empresario mientras Ink le sonreía: sabía que su amigo estaba asustado, y eso le hacía gracia, mucha gracia. Entonces, asintió con la cabeza, mientras Error suspiraba. No estaba de humor, pero alguna cena podría arreglar su humor.—Oye, ¿quieres ir a cenar en algún restaurante?—Preguntó con la idea de ir a cenar en Cobea, un restaurante que se encuentra en Montparnasse, no muy lejos de allí. 

—Oh, bueno, claro, ni no es molestia—Contestó tímido Ink mientras esbozaba una sonrisa aún más grande mientras se levantaba a la par que Error para ir a tirar los botes de bebida vacíos y las bolsas de palomitas en el vertedero que había a fuera del cinema, dónde toda la gente que salía se acercaba para tirar los restos de su comida. Error miró a Ink, que tenía un brillo especial en sus ojos. Después de tirar todos los restos, se fueron mientras hablaban de la película, de sus efectos y de su trama. Eran felices juntos, no había necesidad de temer en esos momentos, todo era perfecto, todo era felicidad, nada los separaría.

Decidieron tomar un taxi, no iban a ir al restaurante caminando, debían ir rápido y seguros, así que un vehículo sería la mejor opción para elegir. Además, no pasaría nada por no caminar unos tres kilómetros. Allí, en una esquina habían varios taxis con conductores dentro. Ellos decidieron tomar uno que estaba al medio. 

El taxista era bastante amable, les procuró un viaje económico con música. Incluso les habló sobre los lugares franceses más famosos, de dónde se podría ir de visita por esas zonas y restaurantes dónde comer. No le hicieron mucho caso, pero pasaron un viaje bastante agradable y amistoso. Las calles estaban llenas de personas, que iban a los restaurantes, a los mercados o a los parques que habían sido instalados en esas zonas. Al fin, llegaron a Montparnasse, donde habían incluso más personas que en las otras calles y zonas de París.

—Nunca he estado aquí—murmuró sorprendido Ink, viendo toda la civilización que se agrupaba en ese lugar en grandes masas, amontonados, haciendo distintas actividades en ese lugar de gran turismo lleno de distintas formas de entretenimiento, como cinemas, parques bares, restaurantes y muchas otras cosas que servirían para turistas, ellos eran ciudadanos, así que no podían ser considerados turistas, ya que viven en París.—Esto es hermoso.

El taxista rió, esas palabras eran muy típicas de las personas que pasaban por allí, siempre alagaban el lugar y deseaban poder ir a todos los lugares, incluyendo los museos, que para muchos son aburridos, aunque para otros bastante interesantes. Entonces, les cobró el viaje: 4 euros en total. Bastante barato la verdad. Error tomó su billetera y ofreció un euro más al taxista, que lo agradeció, para después bajar del taxi y dirigirse hacia la dirección donde se encontraba el restaurante de nombre simple: Cobea, un restaurante que también era bastante simple, pero te puede satisfacer con todas sus comidas y su variado menú.

Al llegar a la entrada del restaurante, un delicioso olor de comida francesa se percibió. Ink cerró los ojos, hace tiempo que no saborea verdadera comida francesa, la esencia de ese sabor típico de su país, con distintos tipos de sabores, platos y deliciosos olores que caracterizaban cada plato, los ingredientes también eran importantes.

—Bueno, entremos—Murmura Error mientras tímidamente toma la mano de Ink, que se sobresaltó pero sonrió para entrelazar también sus dedos.  El empresario empujó la puerta, viendo un montón de mesas ocupadas por turistas o ciudadanos, habían platos llenos de comidas de todo tipo y un aroma a exquisito champagne inundaba sus fosas nasales. Pero su entrelace de manos no duró mucho tiempo, ya que muchas personas que habían dentro los miraban con asco. Ink, por temor alejó su mano, pero un dedo aún quedó junto la mano de Error, que miraba con el cejo fruncido a esa gente intolerante.—Ven—indicó notando que ese tímido dedo del pintor seguía en su mano. Sonrió, al menos ese agarre le gustaba al contrario.

Una camarera inglesa los atendió, pero como el nivel de lenguaje inglés de Ink era demasiado básico fue Error el que ordenó una mesa, y al instante la camarera se lo ofreció, sabía quien era Error, y tenía que dar una buena impresión del local. Error lo notaba, notaba que esa camarera lo trataba con tanta elegancia por su estatus social y el dinero que poseía. Eso no le agradaba nada, quería que lo trataran como un cliente normal. No le gustaba que la gente lo tratara como alguien especial, no debían tratarlo así. Él era un monstruo, un monstruo como todos los demás, todos merecen el mismo trato.

La mesa era pequeña, circular y práctica, como las que todos los restaurantes de esas zonas tenían, las copas estaban impregnadas del olor del champagne y todos los platos ya colocados en mesas vacías eran bastante limpios, de la cocina salía el olor de todos los exquisitos platos y muchos monstruos comían en sus respectivas mesas disfrutando de ese tipo de comida francesa.

—Tengan el menú. Cuando hayan elegido, por favor, alcen las manos—explica la camarera pasando dos papeles en los que había escrito el menú, lleno de platos variados de todo tipo. Error miró con decisión todas las opciones, él era un gran amante de la comida de su país, y tenía muchas experiencias culinarias. Pero Ink miraba nervioso el menú, hacía demasiado tiempo que no comía en ningún restaurante.

Las elecciones más apetitosas para Error eran los galettes, una variante de crepes salados, Tartiflette, un exquisito gratinado de patatas, nata, queso y carne de cerdo, o Ratatouille. Pero Ink estaba por coger lo más sencillo: Cassoulet, legumbres blancas preparadas con carnes variadas. Así, Error se derivó por el Tartiflette

Ink alzó la mano, pero al no obtener resultado fue Error el que alzó su brazo, y al instante tres camareros aparecieron, tomando notas de lo que querían sus preciados clientes. Unos minutos después, a velocidad de la luz, los camareros regresaron con su comida y una botella de champagne para acompañar la comida.

 —Ésto está delicioso—exclamó Ink al probar la Cassoulet. Nunca la probó, pero había escuchado de ella. Y estaba de lo más deliciosa, al igual que el Tartiflette de Error, que sabía delicioso. 

Fue una cena agradable, bastante romántica a decir verdad, era un ambiente ideal para una cita, pero ellos estaban allí de amigos, pero quizás no, quizás no se enteran de que estaban como en una cita, pero no se daban cuenta. Pero no significa que los otros presentes no se dieran cuenta, muchos pensaron que el multimillonario Error tenía novio, y ese sería el chico con el que estaba comiendo.

Después de esa comida, Error pagó, fue un poco caro, pero valió la pena, la comida era de muy buena calidad y su textura también, incluso la presentación del champagne que bebieron. Tuvieron que pagar cuarenta euros, pero para Error eso no era ni un 1% de todo el dinero que tenía en su cuenta bancaria.

Eran las diez de la noche, el cielo ya había perdido todo su brillo, las estrellas ya empezaban a brillar, marcando su territorio en ese cielo negro, había una suave brisa en la calle que daba gusto, pero la gente seguía yendo a bares o restaurantes, disfrutaban de esa velada de domingo tan apacible, no todos los días eran tan buenos, y después de días de Sol vienen las tormentas. Tormentas que derrumban a cualquiera.

Error suspiró, estaba cansado, pero no tenía sueño, él acostumbraba a ir a dormir a horas demasiado altas, incluso podría llegar a dormir a las tres de la madrugada si no fuera por su trabajo que le obligaba a ir bien despierto. Ink, por otra parte, no estaba ni cansado, estaba bastante feliz, aquel día fue uno de los mejores que tuvo en mucho tiempo, un día con su amigo Error, un día en el que todo salió bien. Un día que le alentaba a continuar con sus intentos de enamorar a Error poco a poco.

—¿Vamos a algún parque?—Cuestionó Error a lo que Ink asintió con felicidad. Entonces, más seguro que antes, el empresario tomó la mano entera de su amigo, que también la estrechó. Así, entre la oscuridad de la noche y la poca iluminación de las farolas ellos se dirigieron a uno de los parques más cercanos de la zona.—Gracias por permanecer a mi lado—murmuró con un hilo de voz Error, pero Ink no le entendió por su tono, pero no le hizo caso.

El parque aún tenía infantes jugando con felicidad, tomando un que otro hot-dog que vendían en un puesto cerca de allí. Las farolas eran más luminosas, y las estrellas eran infinitas, en París habían muchas de ellas, no como en otros lugares que son escasas por las nubes que cubren el cielo. En uno de los bancos la luna tocaba, haciendo una sombra de media luna en la zona superior, mientras la brisa movía las hojas de los árboles con delicadeza.

Juntos, se sentaron, mirándose tal enamorados, aún con las manos entrelazadas. A pesar de saber que están enamorados no se atrevían a declararse, no querían tener consecuencias en el futuro. Aunque el que más tendría sería Error, que aún sabiendo sus padres que él era bisexual no aceptarían que salga con ningún hombre. Pero el empresario no aceptaría que sus padres actuasen más en su vida, él podía hacer lo que quiera, no era esclavo de nadie, ya no.

—Error...—Dijo Ink mirando los ojos del empresario, que estaba sumido en sus pensamientos. Pero antes de poder reaccionar, el opuesto se abalanzó hacia Ink, que no pudo reaccionar. Ahora estaban unidos en un abrazo, un abrazo en el que Error temblaba, pero temblaba entre una mezcla de felicidad y tristeza. Ink correspondió el abrazo mientras cerraba los ojos, a gusto por el calor proporcionado por su amigo.

—Gracias por quedarte conmigo, Ink—dijo esta vez de forma clara Error mientras Ink sonreía con lágrimas de alegría. Y así, abrazados, pasaron minutos, susurrando palabras de amor, o algo así. Pero lo único que no se esperaba Ink es que Error le plantara un tímido choque de dientes con un rostro apenado.

Pero no lo apartó. Ese momento debía durar para siempre.

CONTINUARÁ

Amé escribir este capítulo, pero a quien mentir, amo escribir esta historia en general :')


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