La muerte se llama... Eleanor...

Oleh Mrs-Write_

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¿Y si tres días antes de tu boda, te enteras que tu pareja ha sufrido un accidente? Descubre la historia... Lebih Banyak

Prólogo
|Noticia|
|Blanco|
|Se cancela|
|Frío|
|Confió en Ti|
|Silencio|
|Escondidas|
|Desprecio|
|Piezas|
|El Sueño|
|Ella|
|Lluvia|
|De esos días|
|CentralParck|
|Samy|
|Semana difícil |
|Bungee|
|La verdad|
|¡Vamos!|
|Lago Champlain|
|De Nuevo|
|Virtudes que no tenemos|
|Yosemite = Everest|
|¡Cumbre!|
|Tacoma|
|Cálido|
|Energía nivel 1|
|Nudillos|
|Aquarium|
|Cansada|
|Disputa|
|Energía nivel 4|
|Secretos de las Vegas|
|Cualidades|
|La duda|
|Casual|
|¡No es lo mío!|
|Votos|
|Rumbo|
|Con sabor a Italia|
|Tiempo|
|US BANK TOWER|
|Torpes|
|El frió significa el fin|
| ¡Cobarde! |
|New York|
|Miércoles|
|Energía nivel: 20%|
|Peligro|
|Pijamada|
|Buenos días|
|Verdadera relación|
|Háblame de ella|
|Eleanor|
|Hermanos|
|Insignificante verdad|
|Tal vez...|
|"Shine"|
|Adictos|
|¡Advertencia!|
|Ataduras|
|Traición|
|Sin rodeos|
|La número 10|
|De norte a sur|
|Nacer y morir|
|Baúl|
|¡Desde cero!|
|Negro.|
|¡Te amo!|
|La muerte se llama...|
Epílogo.
|¡BONO!|

|Piezas|

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Oleh Mrs-Write_

Nathan.

-Eleanor tuvo un accidente... se la llevaron de emergencia al hospital...-repetía Carlota con la expresión más lúgubre que jamás le vi hacer- ella agoniza...

Muchas veces había escuchado hablar del término "Dejà vu" sin embargo nunca lo había experimentado, sentía como si todo lo que Carlota estaba diciéndome fuese parte de un extraño sueño, aun no podía reaccionar pues tenía los sentidos y en general todo mi ser un poco dormido y congelado. Pero la noticia no fue precisamente lo que me impacto; fue más bien la idea de que todo esto me resultaba algo familiar.

-Amigo... ¿te encuentras bien?- antes de siquiera darme cuenta ya tenía a Rafael sobre mí, parecía intentar sostenerme, como si le preocupara que en cualquier momento fuese a desplomarme- escucha tenemos que ir al hospital, pero no me siento muy seguro por la forma en la que te encuentras...

-Debes llevarme...-solicité, en realidad quería escucharme demandante; pero mi lengua tropezaba ante las palabras haciendo que me escuchara un poco idiota- Rafael... llévame con Eleanor.

No necesite insistir mucho, pues Rafael terminó por acceder a llevarme al hospital. El camino fue casi un peligro pues pasábamos por entre los carros como si nos importara poco el hecho de ocasionar un accidente, sólo pensábamos en llegar lo más pronto; lentamente mis sentidos iban regresando y el miedo ante la noticia se fue haciendo presente, era como si por un segundo hubiera perdido todos los recuerdos de mi vida y precisamente en este instante hubiese despertado — Eleanor, mi prometida está agonizando... Yo tengo que estar con ella, debo darme prisa—. Sin embargo no importó realmente que tan rápido manejara Rafael, ni que tan desesperado me presentara en aquella sala de espera, mucho menos importó la cantidad de lágrimas que derramamos ya que al final; mí prometida Eleanor falleció. Ella me dejó a tres días de nuestra boda.

Había pasado dos meses desde la muerte de mí prometida; las cosas en mi vida durante algunos días habían perdido un poco el balance, pero después de una semana yo logré continuar, asistía al trabajo, comía a las horas que mi estómago me pedía alimentos, visitaba la tumba de Eleanor; de alguna forma yo conseguí reponerme más rápido de lo que siquiera imaginé. Sabía por Rebecca que Hudson ya había tenido a su hija, a quién le pusieron de nombre "Samantha", también estaba enterado de que él aún no terminaba de asimilar la pérdida de su hermana; las cosas entre Rebecca tampoco iban del todo bien, una vez me la encontré en el estacionamiento del supermercado y ella estaba llorando adentro de su automóvil, usualmente mantenía comunicación con ella, pero era como si después de la perdida de Eleanor algo se hubiese roto. Yo tenía suerte o al menos eso era lo que quería pensar, pues me sorprendía la forma en la que podía asimilar su perdida, era cierto que en ocasiones me sentía algo solo ya que no podía evitar sentirme nostálgico cuando encontraba pertenencias de ella en mi departamento, o cuando sin querer al revisar mis contactos encontraba su nombre entre ellos pero de una forma un poco fría, y quizás hasta insensible sentía que estaba bien; incluso pensaba que sería cuestión de tiempo para que poco a poco fuera deshaciéndome de todos sus recuerdos, para finalmente dejarla ir.

-¿Llego el dictamen pericial?-pregunté a Carlota- necesito que además llames a Vionel para que me pase el informe sobre el asunto fiscal.

-Enseguida señor Killer...-respondió la chica un poco aturdida- ¿Es todo?

-Sí, ¡Ah! necesito que le digas a Rafael que no compre emparedado-mencioné- últimamente me ha estado haciendo caso omiso cuando le digo y terminó llevando el emparedado a casa para cenarlo.

-¿De nuevo desayunó en su casa?-cuestionó Carlota con una mueca extraña en sus labios, quizás era su peor intento de sonrisa- es extraño, usted siempre desayunaba aquí con Rafael.

-Bueno son costumbres que...-justo en ese momento que planeaba responder, un extraño recuerdo regresó a mi cabeza.

Era como ver una sombra en mi cabeza, una extraña sombra sin una forma exacta, justo en ese pequeño rincón de los recuerdos. Era cierto que yo no desayunaba en mi casa, de hecho consideraba innecesario perder el tiempo y comerme la cabeza en pensar que podría desayunar, me era más fácil simplemente almorzar un emparedado de jamón serrano y queso, pero desde la muerte de Eleanor había optado por prepararme algo en casa, además de que mis hábitos alimenticios ahora no incluían tener la computadora frente a mí, en dos meses había organizado un poco mi vida. Sin duda era algo que parecía llamar la atención de todos los que me rodeaban.

-¿Que?-repitió la chica enarcando sus cejas. Carlota me observaba como si creyera que en cualquier momento podría soltarme a llorar, parecía estar siempre preocupada por mi estado de ánimo, aunque la realidad era que sólo me sentía algo perturbado al tener flashazos de ciertos recuerdos, que aunque me resultaban algo ajenos, también me picaban el interés al tener cierta noción de ellos- ¿Se encuentra bien?

-Sí, sólo ve y haz lo que te pedí por favor-ordené a la chica.

Podía recordar una sombra, una que me provocaba cierto escalofrío pero era un recuerdo tan borroso que incluso visualizarlo me resultaba complicado — ¿Qué serán estas memorias? —.

-Señor Killer...-susurró Carlota, quién aun se encontraba en el umbral de la puerta- ¿Me permite comentarle algo?

-¿Que sucede?-pregunté.

-Sé que puede sonar raro, pero me atrevo a decirle todo esto por el tiempo que llevo trabajando para usted...-mencionó Carlota mientras me miraba un poco aturdida o quizás preocupada- pero desde la muerte de la señorita Eleanor, ¿Usted no ha sentido algo extraño en su oficina?

-¿Extraño?-inquirí con sonrisa sarcástica, me daba la impresión que la chica era algo creyente al tema de las apariciones- no te hagas ideas Carlota, sea lo que sea que te estés imaginando, no existe ¿De acuerdo?

-No me refiero a eso...-respondió- es que a veces suelo tener unos extraños recuerdos, imágenes muy borrosas justo de esta oficina, siento que hice cosas que no logro recordar, aquellas memorias parecen un poco falsas en mi cabeza, pero siento que si fueran mentira entonces yo no tendría por qué recordarlas... ¿No le pasa eso?

"Memorias falsas", ahora que lo pensaba podía recordar que a la semana que me presenté a la oficina sentía muy extraño estar aquí, era cómo si el hecho de estar ahí la última vez hubiese sido algo incomodo, como si hubiese hecho o dicho algo que molesto a alguien, pero me justificaba diciendo que aquel sentimiento se debía a que la última vez que estuve aquí, me avisaron que Eleanor había tenido un accidente—pero Carlota se siente de la misma forma que yo —.

-Quizás deberías descansar...-comenté con indiferencia a la chica que me miraba de forma anonadada. Después de todo, yo no tenía nada que decir.

-De acuerdo.

No estaba del todo seguro si debía alarmarme o simplemente dejarlo pasar, intentaba convencer a mi mente de que aquello sólo era parte de la perdida de Eleanor, que los recuerdos que decía tener eran precisamente los mismos que había creado con ella y para protegerme simplemente los bloqueé; pero eso no explicaba el por qué Carlota se sentía de la misma forma. En mi cabeza habían ciertos detalles que estaba casi seguro que nunca había hecho con mi ex prometida, tenía imágenes de un establecimiento de tatuajes —aunque no pudiera recordar el nombre —, constantemente tenía deseos de realizar un viaje —sin importar el rumbo —; había borrado finalmente el número de Hadassah, a quién en realidad por alguna extraña razón me había desarrollado un sentimiento de incomodidad — lo cual era raro pues no sabía nada de ella desde hace mucho tiempo... —, tenía recuerdos de algunos nombres que nunca había escuchado y cada vez que me tronaba los dedos inconscientemente, sentía un extraño piquete en el corazón. Pequeñas piezas que si bien no tenían nada que ver una con la otra, comenzaban a picar mi interés. Pero realmente no importaba cuantas veces pensara detenidamente en ello, al final no llegaba a nada; sólo el simple recuerdo de una sombra borrosa en mi cabeza.

Tras estar trabajando casi toda la tarde y tener una pequeña charla con Rafael sobre trabajo y temas triviales, me encontraba finalmente teniendo un momento de descanso en mi oficina mientras me daba a la tarea de saborear una taza de café. Estaba apreciando la pequeña vista de mi oficina, el sol comenzaba a ocultarse entre los imponentes rascacielos de la ciudad de New York, el aroma a café acariciaba mis fosas nasales y su sabor adormecía un poco mi lengua; desde hace dos meses que había desarrollado un enorme gusto por el amanecer y el atardecer; sentía muy nostálgico la calidez que aquello me transmitía. — Se siente como si yo hubiese visto algo igual, ¿Lo Ángeles? Ahí se encuentra el US BANK TOWER,  seguro que tiene una gran vista...— y ahí estaban de nuevos esos recuerdos.

-¿Señor Killer?-llamó Carlota desde el umbral de mi puerta- ¿Ocupado?

-No, ¿qué sucede?

-Aquí hay una pareja de extranjeros que insisten en verlo...-informó la chica. Por la expresión que tenía, intuí que no era exactamente por asuntos legales que aquella pareja se encontraba ahí. A lo que simplemente me limité a hacerle una seña para que pasaran.

Fue cuando un matrimonio apareció en mi pequeña oficina, eran muy altos y frondosos, con expresiones algo duras, llevaban ropa deportiva y se sujetaban de las manos de una forma un tanto enternecedora. Sin embargo en el mismo instante que crucé mirada con ellos ese extraño y perturbador sentimiento apareció en mi corazón, de hecho sentía que podría paralizarme de lo sorprendido que me encontraba ante la presencia de aquellas personas, las cuales estaba seguro nunca había visto, pero que al mismo tiempo me provocaban cierta familiaridad.

-¿Usted es Nathan Killer?-cuestionó la mujer con acento ruso. Su voz daba la impresión de que quizás estaba furiosa pero por la forma en que me miraba, sabía que no era el caso- nosotros somos Alik y Bohdana, ¿tiene un momento para nosotros?

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Kamu Akan Menyukai Ini

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