—Señor Jung, Goeun acaba de llamar para avisar que tiene una visita en la recepción —anuncia Sobyul.
—¿Te dijo de quién se trata? Estoy algo ocupado.
Hoseok mantiene la atención puesta en la pantalla de su computador. Lleva todo el día trabajando arduamente, después de varios días sin mover un dedo por estar pensando en Yoongi y enviándole mensajes a Jimin para que le cuente sobre él cuando pase a visitarlo. Ha estado muy lejano a sus propósitos y metas personales, y aunque desea estar pendiente todo el día de su novio, también sabe que necesita ponerse al día con sus asuntos en el centro y el hogar si pretende mantener su puesto de trabajo y poder pagar lo que prometió pagar.
—Visita especial de la central principal.
—Oh. —Traga con algo de fuerza y se acomoda la corbata—. Está bien, deja que suba.
—Está bien, señor.
Se levanta de golpe apenas cuelga la llamada para ordenar un poco su despacho que es un despelote lleno de carpetas, papeles y libros amontonados por las esquinas. Aunque no logra hacerlo del todo bien, en cuestión de dos minutos todo está acomodado en su sitio.
Dos golpes llaman a su puerta y él alza la voz con un autoritario «adelante» para poner su mejor expresión de director general que se ve opacada por la caída de disgusto total cuando Namjoon abre la puerta y la cierra detrás de él sin siquiera decir una palabra, acorralándolo en su propio despacho con todo descaro.
—Tiene que ser una broma —masculla.
—Era la única forma —dice Namjoon—. No me contestas y el portero ya no me deja entrar por órdenes expresas tuyas. ¿De verdad nos vamos a llevar así ahora?
—Y tienes el descaro de preguntarlo. —Hoseok alza las cejas y lanza un pesado suspiro—. ¿A qué debo tu visita? Porque creo haber dado claras señales de que no estoy listo para hablar contigo. Creí que se entendía.
Namjoon pone el seguro a la puerta y camina hacia el asiento frente a Hoseok para sentarse con comodidad. Tiene una tolerancia bastante fuerte para el desdén de su mejor amigo, y Hoseok lo sabe, pero aun así lo mira con ese sentimiento, verdaderamente desagradado con su presencia.
—No soporto estar lejos de ti —menciona Namjoon—. Y sólo quiero que me escuches, ¿lo harías? Es lo último que voy a pedirte y luego me iré para siempre si así quieres.
Se lo piensa. En realidad lo hace. Y es que aquellas últimas palabras remueven algo en él que Namjoon conoce a la perfección: su miedo al abandono. Hoseok odia sentir que las personas se van de su vida para siempre, y no está seguro de que eso es lo que quiere de su mejor amigo, por lo que intenta ser razonable dentro del cúmulo de emociones que es en este último tiempo.
—Bien —suspira entonces—. Te escucho.
Namjoon asiente y se toma un par de segundos y miradas intermitentes para comenzar.
—Primero quiero decir otra vez que lamento mucho haberte tratado así. —Namjoon busca su mirada, pero él la desvía, sacándole un suspiro—. Pero también lamento mucho haberme desquitado de esa forma con Yoongi, él no tiene la culpa de nada... Y tú tampoco, Hobi, ninguno de los dos la tiene. —Entonces sus miradas se encuentran un momento y Namjoon añade—: El culpable soy yo..., porque soy incapaz de olvidarme de ti.
El silencio los envuelve. El estómago se le ha revuelto y arruga el entrecejo por inercia, sacando conclusiones apresuradas que no se atreve a poner en palabras.
—Es lo que piensas —continúa Namjoon—. Han pasado más de diez años y yo no puedo dejar de mirarte con otros ojos. ¿Sabes por qué mis relaciones no funcionan? Porque yo las termino todas. Los dejo a todos, porque no puedo imaginarme otra persona que no seas tú. No puedo amar a nadie, Hobi.
Su expresión se ha ablandado palabra tras palabra para transformarse en una mueca de preocupación.
—Nam...
Namjoon niega con su cabeza.
—¿Crees que dejé a Yoongi por lo de su primo? Me importa una mierda lo que haya hecho con su primo. Simplemente no lo quise de verdad, porque cada beso suyo me hacía pensar en ti. —Vuelve a negar con su cabeza, pero esta vez para sí mismo—. Si te preguntas por Acke, sí, es lo mismo. Todas mis relaciones han ido igual. Buscaba lo más similar a ti, porque si no puedo estar contigo, al menos quería a alguien como tú. —Ríe con amargura—. Pero jamás encontré nada similar, eres inigualable, Hobi. Y yo sé, estoy seguro a estas alturas de mi vida, que jamás voy a encontrar alguien como tú. Tampoco voy a amar a nadie como a ti.
El silencio se transforma en una lucha de miradas. Hoseok nota la culpa envolviendo su cuerpo, y aunque sabe que es tonto sentirse culpable por ello, la siente y le duele.
—Ahora —Namjoon sigue hablando—, imaginarás lo que sentí cuando... —Traga en seco y aguarda unos segundos. Hoseok ve como aprieta los puños—. Cuando vi que un tipo cualquiera apareció en tu vida y se llevó tu heterosexualidad por el caño sin ningún esfuerzo. —Vuelve a reír con amargura y desvía la mirada—. Llevo todos estos años intentando averiguar si hay algún atisbo de cariño especial de tu parte hacia mí, pero pensé que al final simplemente no te gustaban los hombres y ya... Y ahora... tienes novio. Un aparecido es tu novio y me he quedado como un imbécil.
—Nunca creí que esto iba a suceder así, Nam. Yoongi sólo...-
—Ya lo sé. Apareció y se hicieron amigos, luego se dieron cuenta de que estaban enamorados y la cosa fluyó. Lo entiendo. A veces sólo aparece alguien que da vueltas tu mundo por completo sin que te des cuenta. A mí me pasó contigo.
—Pues sí —murmura Hoseok, sin ninguna palabra más en la lengua.
—Sólo quiero que sepas que me importa que estés con él porque me muero de celos, no de ti, de él. —Sus miradas vuelven a encontrarse. Hoseok siente que está al borde de llorar—. Él te tiene, te besa, te abraza, te ama... y tú le correspondes. Y eso es algo que yo desearía tener como no te haces una idea. Eres el amor de mi vida y no sé cuándo ni cómo voy a superarlo.
Hoseok se levanta de su asiento para poder detener el temblor involuntario de su pierna y se queda de pie mirando por la ventana, dando la espalda a Namjoon para poder pensar con claridad.
—Si quieres y crees que es mejor separarnos, me voy a devolver a Erila, y será todo —Namjoon habla una vez más—. Mi familia seguirá siendo la tuya para siempre, no tienes que preocuparte por eso, y nosotros seremos hermanos que sólo comparten eso.
—No quiero que te vayas, Nam —dice Hoseok en una afirmación algo vacilante—. Sigo algo incómodo por lo que sucedió, pero si jamás me ha detenido ser tu hermano antes a pesar de lo que sucedió en su momento... ahora tampoco lo hará.
Namjoon jamás ha vuelto a intentar acercarse a él con otras intenciones, a pesar de todo, desde que lo rechazó a los dieciséis. Viniendo de alguien con el nivel de desesperación que el mismo Namjoon ha descrito, Hoseok no puede esperar más de él.
—¿Lo dices de verdad? —La voz opacada de Namjoon se escucha nuevamente al borde de la normalidad.
—Sí, Nam. Dormimos juntos una infinidad de veces en el pasado. ¿Por qué me incomodaría estar cerca de ti ahora?
—Que manera tan sutil de volverme a rechazar —dice con una pizca de burla.
—Soy malo con eso. Lo lamento. —Hoseok se encoge de hombros y pierde la mirada en la lejanía a través de la ventana en un intento por que su voz no se rompa—. Siento mucho no poder quererte como deseas, pero te amo con todas mis fuerzas, eso lo sabes bien. Y te necesito, ahora más que nunca.
A pesar de que lo ha intentado, la voz se le quiebra a mitad de camino y deja caer su cabeza justo en el instante en que los brazos de Namjoon lo rodean por la espalda y lo aferran a su cuerpo con fuerza. Ambos temblorosos, por emociones diversas y el terror eliminado de perderse mutuamente.
—Te tengo —murmura Namjoon—. Estoy contigo.
—Gracias por quedarte siempre —solloza Hoseok.
—Gracias por existir, Hobi.