Entre los brazos de Yoongi todo siempre se siente mejor, mientras sus dedos se internan entre sus cabellos y le acarician la cabeza. O cuando, de vez en cuando, besa su frente o sus sienes para despistarlo de sus pensamientos agotadores en silencio. Hoseok dentro de su mente corre de un sitio a otro, una y otra vez, sin descanso. Lleva varios días así, apenas pudiendo conciliar el sueño, porque vive en el mundo imperfecto donde su mejor amigo y su relación dependen el uno del otro, y no sabe hacia donde ir primero o qué hacer al respecto.
—¿En qué piensas, cariño? —pregunta Yoongi con voz suave, dejando un suave beso en su sien.
Se encuentra entre en las piernas de Yoongi, apoyando la espalda contra su pecho y la cabeza en su hombro. A ambos les duele trasero, porque llevan sentados en la azotea desde hace un par de horas, pero la comodidad que sienten por estar cerca del otro lo compensa todo.
—Quiero contarle a Nam lo nuestro —responde con indecisión—, pero no sé cómo hacerlo.
—¿Qué te parece «hola, Nam, Yoongi y yo llevamos más de un año de relación, espero que no te moleste»? Y luego sales corriendo.
—Es la peor idea que has tenido en toda tu vida —menciona Hoseok entre risas.
—A mí me parece espectacular, porque si te quiere, volverá. Y sino, puede que también, porque podría no haber entendido, pero al menos hiciste el intento.
Hoseok se remueve un poco y alza la cabeza para dedicarle una sonrisa pequeña a su novio y luego recibir sus labios un par de segundos, dejando unos últimos pequeñitos antes de regresar a su posición.
—Ya, pero hablando en serio... ¿de verdad quieres hacerlo?
—Sí —Hoseok suspira—. Creo que alargar la noticia sólo hará crecer la bola de nieve y después nos va a terminar estrellando a los tres.
—¿Y si le decimos los dos?
—¿Tú realmente crees que eso es una buena idea? Nam me prohíbe que siquiera te hable cuando estamos juntos.
—Tóxico —masculla Yoongi—. Siempre te rodeas de gente tóxica y la mantienes a tu lado, Hoseok.
—Es mi hermano. Y está celoso, es todo.
—¿No fuiste tú quien me dijo que los celos no le hacen bien a nadie?
—La verdad es que el primero fuiste tú.
—Muy cierto.
—Eres su exnovio, Yoongi. Es normal que se incomode, al menos.
—No lo sé. —Yoongi abulta los labios—. Tu celular me está vibrando en la pierna.
—Uh —es todo lo que dice Hoseok, levantando un poco las caderas para buscar su celular y responder a la llamada de quien ya espera—. Nam.
—Hola, Hobi, ¿estás en casa?
—U-uh... sí, ¿por?
—¿Estás en el baño? Porque llevo varios minutos golpeando tu puerta y no abres. Traje pizza.
Con los ojos bien abiertos, Hoseok se levanta de una vez y mira a Yoongi, quien sólo aguarda con las cejas enarcadas.
—Espera, voy enseguida.
—Ok, seguiré esperando. Apresúrate. Tengo hambre.
—¿Qué pasa? —pregunta Yoongi, poniéndose de pie de mala gana.
—Nam está afuera de mi apartamento. Con pizza.
—Con pizza —repite Yoongi con una sonrisa divertida—. No puedes ser tan lindo.
—Calla —alega Hoseok, guardando su celular en el bolsillo de siempre—. Bueno, bajaré. Después vienes tú, ¿sí?
—Cariño.
—No me tardo nada, lo prometo.
Gira sobre sus talones para caminar hacia la puerta de la azotea, pero Yoongi le sigue los pasos y lo toma por la muñeca.
—Hoseok, vamos juntos. Se supone que somos amigos, es normal que estés conmigo a veces. No tienes cómo adivinar que él aparecerá cuando se le antoje.
Tragando por los nervios, asiente y besa a Yoongi en los labios con rapidez antes de bajar junto a él por las escaleras de emergencia. Antes de abrir la puerta toma un extenso respiro y aparece a aquellos pocos metros de distancia de la puerta de su apartamento, donde Namjoon permanece de pie, aguardando con una caja de pizza familiar entre sus manos, moviendo el pie notoriamente inquieto.
—Lo siento. Estábamos en la azotea —dice como saludo a su mejor amigo, captando de inmediato su atención, cuya sonrisa en su rostro se desvanece cuando ve a Yoongi de pie a un metro de distancia detrás de él.
—¿Juntos? —cuestiona, retornando su mirada a Hoseok.
—¿Sí? —responde contrapreguntando como Namjoon odia que haga. Entonces, en un movimiento nervioso, busca la llave de su apartamento—. Ven.
—¿Quieres venir? —pregunta Namjoon a Yoongi, paralizándolos a ambos, que estaban juntos casi abriendo las puertas de sus apartamentos.
Hoseok dirige una mirada de ojos muy abiertos a Yoongi y en silencio le pide que no lo haga, algo que, para su relajación interna, Yoongi responde en negativa con un agotado «no, gracias» y entra a su apartamento sin siquiera decir adiós.
—No cambia —dice Namjoon, entrando al apartamento de Hoseok como si fuese suyo—. ¿Contigo es igual? Porque así era conmigo. Tan extraño.
—Sí —vacila Hoseok—. No hablemos de él. —Se encoge de hombros, buscando unas botellas de cerveza en su refrigerador—. ¿Quieres ver una película?
—Claro, ¿qué tienes en mente?
Hoseok se pasa el resto del día junto a Namjoon. Ven al menos tres películas de aquellas que siempre solían ver juntos durante su adolescencia y hablan entre medio de cosas banales y del trabajo. Por alguna razón también sale a la luz el asunto de Areum, pero para Hoseok ya no es incómodo comentarlo.
Y se lo pasan bien. No puede expresar lo contrario. A veces, olvida que no todo en su vida gira en torno a Min Yoongi y que generalmente se descuida de todo lo demás, porque tampoco mantiene contacto estrecho con otras personas fuera de él. Es sano tomar algo de distancia. Y Namjoon ha aparecido en el momento perfecto. Sin saberlo en realidad.
—¿Y ya no verás a tus padres de aquí a cuándo? —pregunta, levantándose para ir a su refrigerador en búsqueda de su sexta cerveza.
—No lo sé —responde Namjoon, extendiendo su mano hacia la botella que Hoseok le ofrece—. Estaba pensando en que podríamos ir de viaje para las fiestas que vienen o para el cumpleaños de mamá. Tal vez una semana, si es que puedes dejar tus obligaciones un ratito.
—Suena bien.
—¿En serio?
—Claro, me gustaría. No salgo desde navidad.
—¿No que estuviste todas las fiestas aquí?
—¿Lo estuve? —Hoseok se percata de que la cerveza ya no es una buena idea. Su cerebro está comenzando a desconectarse de su lado más consciente y quitándole el filtro—. Lo estuve —afirma.
Namjoon presiona sus labios y lo mira los ojos entornados.
—Me mientes —dice—. Impropio de ti.
—Ya —vacila Hoseok—. Pasé la navidad con la familia de Yoongi en Yeobo.
—¿Es en serio? —Namjoon enarca una ceja—. No creí que fuesen tan amigos.
—No tengo a más gente aquí..., y pasar otra navidad solo no era opción. Encima la directora Lee hizo otra reunión en pleno veinticuatro de diciembre.
—Ya, pero eso es algo que sólo las personas que son muy cercanas hacen. Nadie te lleva a conocer a su familia, así como así.
Hoseok blanquea los ojos y luego los cierra, llevando la botella de cerveza a sus labios para dar un par de varios tragos prolongados, intentando ocultar lo acomplejado que le está colocando esta situación. No sabe cuánto más podrá aguantar sin confesarlo todo de una vez.