Con una pequeña sonrisa y una sensación de tranquilidad en el pecho, Hoseok guarda con cuidado su celular en un bolsillo con cierre de su chaqueta para que no se pierda durante la noche. Pretende emborracharse hasta caerse de culo hoy. Se da una última mirada en el espejo, acomodando la camiseta limpia que ha tenido que cambiarse con una sonrisa embobada, y sale.
—¿Listo? —pregunta Namjoon cuando lo ve bajar las escaleras—. Acke está por llegar, iremos en su auto.
—¿No bebe?
—Sí, pero Seungki no, por eso la llevamos.
—Efectivamente, soy la que utilizan —comenta la chica apareciendo detrás de él—. ¿Nos vamos, Hoseokkie? ¿No estás ansioso? Creo que no sales desde que te casaste —añade lo último con burla.
Hoseok presiona sus labios formando casi una línea recta y después forma una mueca de disgusto para terminar de bajar las escaleras con las risas de sus hermanos llenando sus oídos.
Cuando dos golpes suaves resuenan en la puerta, Namjoon por poco corre para abrirla y salta sobre alguien que no se ve hasta que ambos entran a la casa. No sabe qué esperaba de Acke, pero definitivamente no era lo que ve. Ni siquiera sabe por qué le sorprende tanto su apariencia, es el tipo de persona con quien su mejor amigo sale siempre: más bajo que él, pálido a morir y de ojos rasgados; sólo que esta vez tiene el cabello rizado y rubio. Sus ojos son de un color azul intenso y una linda sonrisa con brackets. Es lindo y muy agradable a primera vista, pero con una actitud un tanto distante de él, a pesar de que le sonríe cuando un entusiasmado Namjoon los presenta.
Los cuatros suben al enorme vehículo de Acke y se dirigen al club. Lugar tan plagado de personas como de otros enormes vehículos, y se le olvida que Namjoon aquí es él mismo, porque su entorno es tan adinerado como él. Le agrada que pueda ser así y no se sienta intimidado. Ni siquiera deben hacer una fila, porque Acke parece conocer al de seguridad. Hoseok entra al ruidoso y plagado club con los dedos enredados a los de Seungki, quien le sonríe con burla, porque se encuentra demasiado ansioso por más que intenta no demostrarlo.
—¿Qué vas a beber? —pregunta Namjoon cerca de su oreja para ser escuchado por encima de la música—. ¿Lo de siempre?
—Lo de siempre —contesta Hoseok con una sonrisa, liberando por fin la mano de su hermana y sentándose junto a Acke en unos sofás color carmesí.
—Que gusto conocerte —menciona el chico rubio a su lado, mirándolo con la misma distancia inicial—. He escuchado más de ti de lo que quisiera. Sin ofender.
—Nam también me habla mucho sobre ti —dice sin saber cómo responder a esas palabras en realidad.
—Tú y yo sabemos que eso no es cierto.
—¿Qué no es cierto? —cuestiona Namjoon en un grito extendiendo un vaso goteante hacia Hoseok.
—¿No me pediste nada? —inquiere Acke con una ceja alzada hacia lo que tiene entre sus dedos.
—Lo siento, amor, creí que lo harías tú mismo. Toma el mío.
—Da igual. Dame un minuto y regreso.
El semblante de ambos parece cambiar un instante, pero Namjoon recibe un intenso beso en los labios antes de quedarse de pie embobado con el vaso goteante entre sus dedos. Posterior a su distracción momentánea, se sienta a un lado de Hoseok y le da un leve empujón con el hombro.
—¿No es lindo?
—Sí —vacila Hoseok dando un largo trago a su vaso—, lindo.
—No te vas a morir por decir que un hombre es lindo, Hobi —menciona Seungki, quien permanecía silenciosa al lado contrario—. Siempre serás un heteronormado, no se te quita ni con toda la homosexualidad que hay a tu alrededor. Lástima para el chico que te quedó viendo como idiota en la entrada.
Hoseok blanquea los ojos y mira en dirección a la pista, donde la mayoría de las personas bailan y se tiran las bebidas encima como si fuera agua. No es precisamente su ambiente, así que espera tener un par de vasos más encima antes de pararse en medio y enloquecer junto a la multitud.
—Si me invitaron a salir para molestarme, mejor me quedaba viendo una telenovela con mamá —alega.
—Siempre serás mi nene llorón. —Seungki arruga la nariz y le jala las mejillas—. Me alegra que siempre seas tú, aunque seas heteronormado.
Namjoon se ríe junto a ella, en tanto se sienta en el sofá de enfrente donde Acke ha decidido sentarse. Inmediatamente sus manos y piernas se juntan y por poco se tiran encima del otro para comerse la boca un largo rato.
—Son desagradables —comenta Seungki en su oreja—. Así siempre, cada puto segundo del día —alza la voz esta vez—. Trajimos aquí a Seokkie para divertirse, no para que los vea manosearse toda la noche par de conejos en celo.
—¡Bien! —grita Namjoon—. ¡A bailar entonces!
Hoseok niega con su cabeza, no estando preparado aún, porque no ha alcanzado a beber ni siquiera un vaso. Toma el que tiene en las manos en dos tragos largos y se pone de pie siendo arrastrado por Seungki y Namjoon en dirección a la pista. Por varios minutos está seguro y baila con alegría junto a su hermana hasta que ella decide dejarlo sólo cuando una chica entre la multitud se la lleva lejos de allí. Claro que sí, no le sorprende, hace eso desde que cumplió la mayoría de edad.
Yeun jamás salió con él y sus amigos/familia, no le agradaba que vivieran su sexualidad con tanta libertad. Se lo mencionó la única noche que intentó unirlos, pero jamás lo logró. Y llegó el día en que decidió dejar de hacerlo para evitar incomodarla, porque él siempre terminaba bailando con otras chicas y se sentía culpable por no contárselo para evitar sus ataques de celos.
No se queda solo durante demasiado tiempo. Una mano rodea su muñeca y él sólo espera que no sea el chico que Seungki mencionó. Para su suerte no lo es. Es una chica, muy linda, tan o más rubia que Acke y con una sonrisa encantadora.
—¿Bailas? —pregunta en inglés, idioma del que apenas comprende lo básico.
Forma una mueca y asiente, esperando haber escuchado bien y no estar aceptando cualquier otra cosa. La chica rodea sus hombros y lo acerca hacia ella, moviendo sus caderas el ritmo de la música e instándolo a tomarla desde allí para seguirla. Hoseok duda durante unos segundos, pero finalmente lo hace, la chica parece entrar en confianza y le sonríe de la misma forma. Su pecho deja de sentirse ansioso y se divierte gran parte de la noche junto a ella. Ojalá su mente también estuviera allí. En realidad, piensa tanto en Yoongi que por poco toma sus cosas y se devuelve a Jaepil. Sobre todo cuando la chica se frota contra él más de lo que debería. Es fuerte para que su cuerpo no despierte ante ello. No quiere dar a entender segundas intenciones, aunque sus esfuerzos son en vano cuando recibe un beso en los labios que lo deja paralizado un momento y del cual se aleja con los ojos bien abiertos, tomando distancia de inmediato.
—Yo —masculla apenas intentando buscar las palabras correctas en su inglés mediocre—, lo siento, no. —Niega con su cabeza un par de veces.
—Oh, vamos, ¿te harás el difícil? —cuestiona la chica, volviendo a acercarse en vano—. ¿Por qué me dejarías bailar contigo de esa forma sino?
—¿Sino qué?
—Me acerqué a ti por algo.
—Pues estoy diciendo que no.
La chica lanza una carcajada y mueve la cabeza en negativa para después alejarse mascullando groserías que Hoseok no se permite entender, puesto que se aleja lo más rápido que puede para buscar a Namjoon o por lo menos el sofá donde estuvieron al llegar. Lo que primero encuentra es el sofá carmesí donde hay un par de personas, pero le da igual, se sienta en una orilla esperando a que Namjoon aparezca. Apenas cruza miradas con los desconocidos que no parecen querer hablarle, y entiende el por qué cuando la misma chica de la que huyó hace unos minutos aparece y le da una mala mirada antes de sentarse en el sofá de enfrente.
—¡Aquí estás! —exclama la voz de Seungki—. Te estuve buscando por todos lados. Es hora de irnos, Seokkie.
—Genial —masculla, comenzando a caminar un par de pasos antes que ella, aunque es alcanzado en un dos por tres. Permite que sus dedos se entrelacen para no perderle el rastro.
—Nam me dijo que te vio huir de una chica en medio de la pista y después te perdió el rastro.
—¿Dónde está?
—¿La chica de la que huiste o Nam?
—Nam —sentencia, ya de mala gana, notando como sus oídos descansan al estar fuera del club por fin.
—En el auto. ¿Estás bien?
—Sí.
—¿La chica te hizo algo?
—Me besó y después me insultó porque la rechacé.
—Uh, asquerosa idiota.
Entra al vehículo en el asiento del copiloto esta vez, pues Namjoon se encuentra con Acke casi dormido entre sus brazos en los asientos de atrás. Seungki maneja en silencio, con la música a un volumen bajo. Se respira el olor a alcohol emanando del cuerpo de ambos hombres detrás de él, Hoseok nota como Namjoon apenas puede mantener los ojos abiertos. Definitivamente no ha sido una de sus mejores salidas, porque le encantaba más divertirse con su mejor amigo y sus novios que no lo alejaban de él a la más mínima distracción.
Y aún tiene el mal sabor de boca por haber sido insultado por la chica.
Y no sabe qué, cómo ni cuándo contárselo a Yoongi.