Capítulo 4

3.1K 303 53
                                    

   ANASTASIA

Christian entra lentamente en mi interior.

— ¡Ah!— Gimo.

El se queda quieto.

— Muévete— susurro con tono suplicante.

— Déjame disfrutar ésto, déjame sentir cada centímetro de tu interior.

Vale, ¿Quien soy yo para negarte algo?

Finalmente empieza moverse lentamente, mientras me besa suavemente, mordisquea con cuidado mi labio inferior y absorbe
mis leves gemidos.

— Oh Christian— susurro mientras hundo más las manos en su cabello y me rindo a su ritmo lento y exquisito.

Había extrañado ésto, había extrañado la unión de nuestros cuerpos demostrándose, esa pasión, ese deseo, esa entrega absoluta de éste amor tan grande que nos tenemos.

— Oh nena— gruñe

Entra y sale de mi sin prisa.

— Más rápido por favor— le súplico.

El empieza moverse más rápido Entrando y saliendo, provocandome un gran placer. Entra y sale mientras mi cuerpo asciende firmemente más y más alto hasta alcanzar la cima, y luego se
precipita brusca y rápidamente mientras llego al clímax en torno a él.

— Christian— gruño cuando llego el orgasmo.

—Oh, Ana…

Y con mi nombre en sus labios como una bendición, alcanza el orgasmo.

Solo nuestras respiraciones agitadas se escuchan en la habitación.

Cuánto lo había extrañado, he sido una estúpida egoísmo al pensar que podría vivir sin él.

— No me dejes— me súplica con voz dolorosa.

— No lo haré... Lo prometo.— Le aseguro y le doy un beso en el pelo.

Él sale de mi, se acuesta a mi lado, acomoda su cara en mi cuello, y me rodea el vientre con el brazo.

— Te amo— susurra

No puedo reprimir el júbilo que siento.

— Yo más— añado y se que está sonriendo.

Me doy la vuelta para mirarle los ojos: Su expresión tierna y dulce, como si buscara absolución, me conmueve a un nivel profundo y primario; sus dos pequeñas palabras son como maná celestial. Siento de nuevo el escozor del llanto en los ojos.

— Perdóname por dejarte— le digo tratando de reprimir el llanto.

He hecho sufrir éste hermoso y maravilloso hombre, lo he lastimado, le hice daño al irme. Mi corazón está rebosante de alegría al escuchar que me ama pero también de dolor por el sufrimiento que le he causado. Y en este momento sé que mi corazón es lo
bastante fuerte para aguantar por los dos.

— No lo hagas otra vez... No lo resistiré— mi dulce niño, el que se muestra poderoso y fuerte ante el mundo es frágil como un niño.

— No lo haré... Te lo juro.

     ***

Miro el techo mientras pienso lo que ha pasado en las últimas horas: Me he reconciliado con el amor de mi vida y eso es todo lo que necesito para seguir luchando. No me daré por vencida, mientras tenga una esperanza de vida no me dejaré derrotar.

Escucho la respiración de Christian, él está durmiendo, aún así se aferra a mi cuerpo, como si no quisiera soltarme o asegurarse que no me vaya. Me acomodo bajo la calidez de sus brazos y cierro los ojos para dejarme llevar por los brazos de Morfeo.

MI DULCE REDENCIÓNWhere stories live. Discover now