Capítulo 30

1.4K 204 22
                                    

CHRISTIAN

Es domingo por la noche y estoy trabajando en mi oficina, mi mujer está durmiendo tranquilamente en nuestra cama, después de un agotador fin de semana, ella merece dormir tranquila, en un momento me uniré a ella.  Un golpe en la puerta me obliga a apartar la vista de mi MacBook.

— Pase.

  La puerta se abre y aparece Jason.

  —  ¿Que ha sucedido?—

  — Me he puesto en contacto con Leila Williams.

  Le pedí que se pusiera en contacto con Leila, para que podamos hablar mañana.

  — ¿Obtuviste alguna respuesta?

  — Mañana a las once de la mañana estará aquí—

  — Vale... ¿Algo más?—

  — Sí, Welch regresa mañana por la tarde. — Esas son buenas noticias, espero que traiga respuestas a mis preguntas sobre Jackson Hyde.

  — Espero que haya obtenido alguna información.— Murmuro.

  — Seguro que consiguió algo.— Me dice— Ya hablé con Reynolds, él estará a cargo de su seguridad a partir del martes—

  Le he dado unos días de descanso para que pueda estar con su hija.

— De acuerdo.

— Buenas noches señor Grey.

  — Descansa, — le digo.

  Sale de mi oficina y yo sigo trabajando en mi ordenador.

  Minutos después no puedo más y he terminado por hoy.  Voy al dormitorio pero no encuentro a Ana.  Probablemente esté en el baño. Voy al baño, la puerta está entreabierta, la empujo un poco y visualizo a mi novia parada mirándose en el espejo.

  — Pensé que estabas durmiendo.—  Me acerco hasta quedar de espaldas a ella.

Con mis dedos acaricio sus brazos desnudos.

  — Deberías haber llamado a la puerta, podría haber estado haciendo pis,—  afirma con tono burlón.

— Eso habría sido interesante— le digo.

  Nuestras miradas se encuentran en el espejo, ella me sonríe pero su sonrisa no llega a sus ojos.

  —  ¿Estás bien?—

  — Sí.— Sé que le pasa algo y no quiere decírmelo.

— Dime, ¿qué pasa por esa cabecita tuya? —  Le doy la vuelta y nos quedamos frente a frente.

  — Mañana vuelvo a SIP— ¿Qué?  ¿Cuándo lo decidió?

  — ¿Hablas en serio?—   pregunto perplejo.

  Está el hijo de Erick Hyde.  ¡¿No lo recuerdas?! ¿Por qué has tomado ésta decisión tan repentina?

  — Antes de que empieces a echar espuma por la boca, por favor escúchame— ¿Espuma por la boca?  ¡¿Hablas en serio?!

  — ¿No recuerdas cómo regresaste cuando fuiste allí?—  ¿No estás preocupada por tu salud mental?

  — Claro que sí, por eso quiero volver a esa empresa—  se ha vuelto loca, no la entiendo.

  Ella se aleja un poco de mí.

  — Sé que te preocupas por mi bienestar.

  — Es lo más importante para mí, eso ya lo sabes,—  le digo.

MI DULCE REDENCIÓNWhere stories live. Discover now