Capitulo 3

3K 309 29
                                    

   CHRISTIAN

— Christian— es la voz de Anastasia sacándome de mi trance, la observo. Ella está llorando.

De repente siento como todo mi mundo se viene en encima de mi, aplastadome, asfixiandome... Haciéndome mucho daño.

Mi nena.

Mi Ana.

Esto no puede ser. Esto tiene que ser una horrible pesadilla, tiene que serlo por favor.

— Dime qué lo que acabas de decir, no es cierto— mi tono delata el miedo que estoy sintiendo.

Ella estalla en llanto.

No... ¡No, no no! ¡Esto no está pasando! Por Dios no.

Me dejo caer encima del sofá e intento encontrar las palabras adecuadas, miro por mi salón buscando algo, pero simplemente no puedo.

¡Un momento!

— ¿Ya te hiciste los análisis?¿Te entregaron los resultados?— Pregunto ansioso mientras el corazón martilla fuertemente en mi pecho — ¡respóndeme por favor!

Estoy aterrado.

— No hecho nada, simplemente me quedé en casa, llorando día y noche—

Siento el corazón oprimirse.

— ¿Por qué no me dijiste la verdad?— Le reclamo— juntos hubiéramos encontrado la solución y nos hubiéramos evitado tanto dolor.

— ¡Me asusté! — Se pone de pie— en cuanto me dijieron que posiblemente tengo cáncer al útero, que soy estéril, no supe que hacer... Él miedo y el dolor me consumió por dentro y no supe que hacer.

¡Maldita sea!

— Entonces preferiste el camino más fácil sin siquiera hacerte un puto análisis — mi voz es más acusatoria y dura de lo que pretendía.

— Entré en pánico. Entiéndeme por favor ¿Tú qué hubieras hecho en mi lugar?— Dice llorando desesperada

— no sé, pero estoy seguro que no hubiese salido huyendo.

— Lo siento— se deja caer en el sofá.— Pero me quedé en shock, Miles de pensamientos pasaron por mi cabeza, Pero uno predominó: No quería verte sufrir.

— Y me dejaste— añado acusatorio.

— Lo siento mucho... Sé que te hice daño con mi partida y créeme que lo siento y estoy arrepentida... Debí ser honesta contigo.

— Es mejor olvidarnos de las recriminaciones y concentrarnos en lo que realmente importa; tus análisis.

— Pensaba hacerlos la próxima semana— añade mientras se limpia las lágrimas del rostro.

— Olvídalo, mañana a primera hora te lo harás— le exijo— mientras antes sepa que tan enfermas estás es mejor, así podemos tomar las medidas correspondientes, la medicina ha avanzado mucho, si tenemos que viajar al fin del mundo por la cura; iremos— afirmo y tomo sus manos— no te dejaré morir, no voy a permitir que me abandones nuevamente.

Si vas a morirte, yo lo haré contigo, mi vida sin ti no tiene sentido.

— Vale.

Me acerco más a ella, suelto sus manos y tomo su rostro con mis manos.

— No me vas abandonar otra vez Anastasia Steele, la única razón para que te deje partir es que ya no me ames... ¿Me amas?— Añado ansioso y con el corazón estrangulandome en el pecho.

— Te amo más que mi vida— esa era la confirmación que necesitaba.

Sin decir más apego mis labios con los suyos.

Ella abre su boca, mi lengua entra inmediatamente uniéndose a la de ella. Oh por Dios, cuánto había anhelado probar sus labios nuevamente, cuánto había deseado estar así de cerca, con éste anhelo, éste infinito amor que siento por ella, mi corazón vuelve a tener vida, y está latiendo freteneticamente solo por ti nena.

Nos separamos por falta de aire. Pego mi frente con la suya.

— No te imaginas cuánto te he extrañado— le susurro

— Yo también te he extrañado mucho... No puedo creer que haya sobrevivido siete días sin tí.— Me dice sinceramente

— Ni yo— la beso nuevamente, pero ésta vez más intensamente, más voraz — Vamos a la cama— susurro

He extrañado sentirte, he extrañado estar dentro de ti, he extrañado sentir esa conexión que teníamos cada vez que nuestros cuerpos se unían para hacer el amor o follar duro.

— Vamos.

Me pongo de pie, y antes que ella se ponga de pie yo la tomo en brazos.

Maldita sea, la siento más liviana. Creo que ha bajado de peso, cinco o seis kilos aproximadamente.

— Haz bajado de peso señorita Steele— le digo con tono reprobatorio— ¿Haz estado comiendo?— Añado preocupado

— Hoy he comido— me responde y esconde su cara en mi cuello.

— Ibas a cenar con Kate ¿Verdad? —

— Si.

— Entonces te daré de comer, nuestro encuentro interrumpió tu cena.

— Pero...— protesta

— Nada de peros, te necesito con fuerzas en mi cama y para eso necesitas alimentarte bien.— La reprendo

— No tengo hambre, no de comida— lo siento nena, pero debes comer.

La llevo en brazos en la cocina. La dejo sentada encima del taburete de la isla de la cocina y me dirijo a la nevera.

— La señora Jones, ha dejado pollo a la cazadora ¿Te apetece? También hay ensalada César.

— No me tocarás hasta que coma algo ¿Verdad?— Dice resignada. — ¿Y si negociamos?—  No juegues nena— que  tal una mamada— hago acopio de todo mi autocontrol para no agarrarla y tirarla sobre la encimera. Pero hablaba en serio con respecto a la comida.

— Después podrás darme todas las mamadas que quieras en el dormitorio, pero antes debes comer.

A regañadientes mi nena se decide por la ensalada César.

— ¿Tú no cenarás?— Me pregunta y se lleva un bocado a la boca.

— Ya he cenado— no he tenido apetito éstos días pero me obligado alimentarme.

— ¿Con tu rubia del restaurante?

— No es mi rubia— le riño.

Ana se calla y se concentra en devorar su comida, a mi me da gusto verla comer.

— Estoy llena— dice apartando el plato.

— ¿Quieres postre?

— Pues claro... Quiero un delicioso postre con forma de pene de Christian Grey, y su deliciosa crema en mi boca — lo miro boquiabierto por una fracción de segundos.

Hay veces que eres tímida y otras veces sueles ser muy atrevida, nunca eres predecible y nunca sé lo que va a salir de esa deliciosa boca tuya y eso es algo que me encanta... Maldita sea, todo de ella me encanta.

— ¿Tiene ese postre señor Grey?— Añade mordiéndose el labio.

— Por supuesto.

Ya en la habitación, nos hemos desvestido, ambos estamos ansioso y nervioso, después de siete días es mía nuevamente.




MI DULCE REDENCIÓNDove le storie prendono vita. Scoprilo ora