Capítulo 42

1.2K 198 43
                                    

  ANASTASIA

Leila está de pie en medio de la sala, su rostro es impasible, está vestida con un vestido rojo ajustado, que le llega por encima de las rodillas, una chaqueta de cuero y tacones negros.
  Su cabello está atado en una cola de caballo, su flequillo es idéntico al mío, inmediatamente el monstruo de celos asoma la cabeza.

— Buenos días, Anastasia, — me dice y me tiende la mano.

  — Buenos días, Leila,—  respondo, estrechando su mano con la de ella.

  Christian está detrás de mí.

  — Christian, ¿cómo estás?—  agrega Leila.

  — Hola, Leila, — responde Christian con frialdad y fija su mirada en el niño.

  Echo un vistazo una vez más al atuendo de Leila, mientras pienso que debí ponerme algo más presentable, estoy estoy vestida con jeans ajustados, una camiseta sin mangas y una sudadera azul marino.

  — No pensé que llegarían tan temprano — agrega Christian

  — Mi niño estaba ansioso por venir,—  acaricia el cabello de su hijo con la mano.

  Me pregunto si era el chico el que estaba ansioso o era ella la que quería venir temprano.

— Ya veo, — dice Christian sin mostrar ninguna emoción.

— Hola pequeño — saludo al niño pero no responde.

— Saluda cariño— le dice Leila, pero el niño me mira asustado.

Pobre niño, seguramente está confundido y asustado, todo ésto es nuevo para él.

  —¿Han desayunado ?—  Pregunto. — Nosotros aún no.

  Esta situación es incómoda... Intento que todo se normalice pero siempre existe esa incomodidad.

  — No...—

  —¿No has alimentado a tu hijo?—  espeta Christian, mirando a Leila.

  — Él bebió su leche, —responde ella.

  —  ¿Quieres algo para comer?  Haré el desayuno de Christian, puedo hacer algo para ti.—

  — Si no te importa, me gustaría hacerle el desayuno a mi hijo, puedes hacerle algo a tu novio, trataré de no estorbarte en la cocina — ya lo estás haciendo pero en mi  vida.

  —Está bien— digo.

  —Christian, ¿no te importa quedarte con el niño?— Dice Leila.

  Christian me mira y yo asiento con la cabeza.

  — Está bien —

  —Vamos a la cocina,— le digo.

En la cocina, abro la nevera y saco unos huevos.

  — ¿Harás tortillas, o tortitas con bacon?  Recuerdo que Christian le gustaba comer eso por las mañanas.—Me dice Leila.

  — Le haré una tortilla — respondo

  — Veo que sus gustos no han cambiado — agrega y sonríe — ¿Tienes yogurt y cereal?

  —Hay yogurt en el refrigerador y hay cereal en la alacena,—  respondo buscando un tazón.

  — ¿Christian sigue usando su cuarto rojo?— ¿Por qué me está preguntando eso? ¡Que desubicada es!

  —Leila, no tengo ningún problema en compartir mi cocina contigo, o si quieres visitarnos con tu hijo, pero no voy a fingir que somos mejores amigas y contarte mis intimidades, espero que lo entiendas y lo respetes. — Le digo en un tono gélido.

MI DULCE REDENCIÓNWhere stories live. Discover now