Capítulo 32

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Estamos de vuelta en el escala, Christian no ha dicho nada desde que salimos del hospital.  Está tenso, nervioso y ansioso. Todo ésta situación ha sido estresante para él, y para colmo tenemos que esperar diez días para saber el resultado del examen.

  — Pensé que sentiría algo— me dice de repente— Pensé que saldría mi lado protector—

  — ¿Qué quieres decir?—  Pregunto porque no estoy entendiendo.

  — Me refiero al niño, Ana, no sentí nada— ¿Nada?¿Ni siquiera compasión?

  —Pero estabas nervioso, ¿verdad?—

  — Claro, aun así se suponía que debía sentir algo más, estaba frente a mi supuesto hijo—

— No lo pienses tanto, si es tu hijo, lo irás conociendo de a poco— le digo.

— Cuando íbamos camino al hospital, me preguntaba cómo sería él, si tenía algo de mí, no sé... Los ojos, el color del cabello, me preguntaba: ¿Cuál sería mi reacción cuando estuviera cerca?—

— No sé qué decirte, tal vez tus nervios te traicionaron... No sé.

  — Posiblemente, ¿Quieres una copa de vino?—   creo que lo necesito.

  -— Sí, por favor.

  — ¿Te parece bien una copa de Pouilly Fumé?—  me pregunta

  — Sí, es perfecto.

  Se da la vuelta y va en busca del Poully Fumé.  Me acerco a la pared de cristal, abro el panel inferior y salgo al balcón.  El vientito que hay me llega justo en la cara, deben ser como las 5 de la tarde.  Miro el cielo azul claro, hay muy pocas nubes, el verano ha comenzado oficialmente hoy. A diferencia de otras ciudades, el verano es corto, caluroso y seco.
Cierro los ojos por un momento y pienso en ese niño, que confuso será para él que le digan que su padre es otra persona, me imagino que amaba al ex marido de su madre, en su corta vida ha sido el único  padre que ha conocido.
Me abrazo a mi misma. Debo ser amable con el niño, si es hijo de Christian, en el futuro posiblemente seré la madre de sus hermanitos.

— Ven,—  Christian me llama.

  Me doy la vuelta y entro, Christian tiene dos copas y me pasa uno.

  — Toma,—  me dice, entregándome una copa.

  Inmediatamente tomo un sorbo.

  — Fresco, ligero y delicioso,—  murmuro y paso mi lengua por mi labio superior.

  — No hagas eso.—   Cada gesto que hago con mi lengua, el señor Grey lo encuentra sexy.

  — Estoy tratando de seducirte,—  le digo y tomo otro sorbo de la copa.

  Él sonríe y toma un sorbo de su copa, sin quitarme los ojos de encima.

  — ¿Quieres ir a la cama y follar?—

  —  Sí, ¿Tú no?— Le digo.

  Estás tenso y sé cómo quitarte esa tensión.

  — Sabes que siempre quiero, vamos a la habitación.

   * * *

Me despierto, escucho un sonido.  Christian está tocando el piano, hacía mucho tiempo que no lo escuchaba tocar.  Me levanto y voy al baño.

  Salgo de la habitación vestida con una minifalda negra, una camiseta negra y mis Skechers.

  Christian está interpretando una pieza de Puccini.  Al darse cuenta de mi presencia, me hace un espacio en el banco y me siento.

MI DULCE REDENCIÓNWhere stories live. Discover now