Capitulo 52

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   CHRISTIAN

Me separo de Ana, por falta de aire.
  Maldita sea, mi polla se ha puesto dura.

  — Volvamos a la sala,—  me dice con la respiración agitada.

  Aparentemente no soy el único excitado en esta habitación, cariño, podemos quedarnos aquí y usar el escritorio o el sofá, o tal vez la pared como soporte.

  — ¿Me dejarás así?—  Miro hacia abajo a mi vientre, y agarro mi polla con mis manos.

  — Primero resolvamos el problema de tu ex-amante— me dice.

  — Ella nunca fue mi amante — compañera sexual, no amante — mi amante eres tú — ya deberías saberlo.

  —  Vamos — maldita sea.

  Ella camina hacia la puerta, agarra la perilla y la gira.

De vuelta en la sala, Leila está de espaldas a nosotros hablando por teléfono.

  — Ya te lo dije, el señor Grey está muy enamorado de Anastasia, él nunca se fijaría en mí — seguramente ella está hablando con la perra de Elena .— Sé que no es una excusa, pero estoy cansada — agrega.  — Señora Lincoln, por favor... Está bien, haré lo que me diga—¡maldita sea!

  Leila cuelga y se gira.

  — Estaban aquí, ¿me han oído?  —  Pregunta.

  — ¿Estabas hablando con la pedófila de Elena?—   Ana le pregunta a Leila, y ella asiente.

— Supongo que no le has dicho que te descubrimos —digo con un tono duro.

  — Por supuesto que no,—  afirma.

  — Quiero que me escuches con atención — ella pone toda su atención en mí — te llevarás a tu hijo y te irás de esta ciudad, puedes irte a cualquier ciudad, o si prefieres puedes irte a otro país.

  — Pero... —  me interrumpe.

  — Quiero que ésta sea la última vez que nos veamos, no quiero saber más de ti. — Sé que soy drástico pero es lo mejor, no quiero que nada de mi pasado empañe mi futuro con mi Ana.

— ¿A dónde iré?  No tengo dinero —responde preocupada— además, mi hijo tiene sus amiguitos en esta ciudad, no puedo apartarlos de ellos.

  —Claro que puedes —le espeto— dale las gracias a Ana, que me convenció de no hacer nada contra ti, pero debes irte lejos de nosotros.

Leila mira sorprendida a Ana.

  — Te daré un poco de dinero para que comiences una nueva vida con tu hijo, pero aléjate de Elena, Russell y nosotros, ya fue bastante difícil lo que nos hiciste pasar, — dice Ana y me sorprende su determinación.

  — Anastasia, no sé qué decirte,— responde Leila asombrada.

  — No digas nada, vete y dale una buena vida al pequeño Paul — es lo mejor que puede hacer.

  — Gracias...—

  — No lo hago por ti, lo hago por tu hijo, sé lo difícil que es crecer sin un padre o una madre, no quiero que el pequeño Paul pase por algo así.— Añade mi mujer.

— Gracias, y perdón por todos los malos momentos que pasaron por mi culpa — nos dice.

Me pregunto si realmente está arrepentida.

  — Antes de que te vayas, quiero que me digas quién está ayudando a Elena en el hospital. — Quiero saberlo para poder atraparlo y enviar a Elena a la cárcel.

MI DULCE REDENCIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora