Capítulo 27

1.3K 205 28
                                    

   KATE

Guardo las cositas que he comprado y voy a la cocina.

  Ana ha ido en busca de Christian, Mia fue con mi hermano a la habitación, y en la sala están el señor y la señora Grey, y los abuelos de Trevelyan.

  — Te estaba buscando, — dice Elliot cuando lo encuentro de frente, saliendo de la cocina.

  Inmediatamente mi ritmo cardíaco comienza a acelerarse.

  Katherine Kavanagh, es hora de poner fin a esta situación, si continúas como si nada, Elliot terminará por romperte el corazón... Otra vez.

  — Creo que deberíamos hablar— me dice

  Tomo una respiración profunda. Estoy nerviosa, y mi corazón está latiendo muy rápido en mi pecho.

  —Vamos afuera,—  le digo fingiendo estar tranquila.

— De acuerdo.

  Me doy la vuelta y camino hacia la entrada de la casa.

  — ¿A dónde van los tortolitos?—  Nos pregunta la señora Trevelyan.

  —Vamos a dar un paseo, —  responde Elliot educadamente.

  — Que romántico, extraño esos días en que tu abuelo me invitaba a dar un paseo.

  No digo nada, no quiero comportarme como una mocosa grosera.

— Disculpe—digo y salgo de la casa.

  —Podemos ir a ver el jardín orgánico de Martin— , sugiere.

  Estamos en el patio de la casa, observo las margaritas que plantó Ana la primavera anterior.

  Lo sigo por la finca hasta llegar al huerto.

  — Estos tomates están casi listos, — dice agarrando un tomate, — Martín ha hecho un gran trabajo, todas las verduras y algunas frutas las saca de aquí.— añade y le da un mordisco al tomate.

  — A Ana se le ocurrió esta idea, — le digo.

  —Lo sé—, me mira fijamente.

¿El está nervioso?  Tal vez, aunque no más que yo.

  — Pero supongo que no quieres hablar de la huerta o los tomates, ¿verdad? — Me cruzo de brazos.

  — No, quiero hablar de nosotros— ¿Nosotros?  No hay un "nosotros" Elliot Grey.

  — No hay un "nosotros" — gesticulo los dedos.

  Se acerca a mí y yo inmediatamente retrocedo.

  — Pero puede haber— sus ojos azules brillan, si las circunstancias fueran diferentes diría que esos ojos me miran con amor, pero sé que no es así.

— No, — debo proteger mi corazón, no quiero volver a sufrir por tu culpa.

  —Escucha, Kate, _ deja caer el tomate al suelo y se acerca a mí, toma mi mano y dice: — Sé que fui un idiota contigo en el pasado, te hice superar tus límites, pero quería que intentaras algo diferente y placentero—

  Me alejo de él y él suelta mi mano.

  — No voy a juzgar tu estilo de vida, ni tu vida sexual, pero no quiero que te vuelvas a acercar a mí, ya lo pasé mal, no quiero volver a repetirlo— estoy haciendo lo correcto.

  De repente estoy furiosa con él, conmigo misma por ser tan débil.

  — ¿Alguna vez te detuviste a pensar en cómo me sentí? ¿Te imaginaste la humillación que sentí?—  digo furiosamente.

MI DULCE REDENCIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora