Capítulo 13

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Me despierto y me doy cuenta que ya ha amanecido, abro los ojos y miro a mi alrededor, aparentemente el señor Grey no vino a dormir, seguramente se quedó en su despacho.

¿Por qué es tan terco?

Me desperezo y me incorporo, me urge ir al baño.

Cuando llego a la cocina veo a Gail preparando una tortilla. Seguramente es para Christian, al menos no se ha ido a la oficina todavía. Lo podré ver aunque no me dirija la palabra.

— Buenos días Gail.

— Buenos días Ana— me responde y me sonríe.

— Esa tortilla es para Christian ¿Verdad?—

— No, él ya se ha ido a la oficina, ésta tortilla es para ti.

Ay Grey, ¿Que estás haciendo?

Decepcionada me siento en uno de los taburetes.

— Han discutido ¿No es así?— Dice.

— Christian no quiere que trabaje en otra empresa que no sea la suya — le digo

— Entiendo, pero usted es una alma libre y no permitirá que el señor Grey interfiera en su decisión, aunque tarde o temprano el terminará saliéndose con la suya— añade.

— En está oportunidad no será así— ésta vez no cederé.

— ¿Segura?—

Deja sobre la isla un vaso de zumo de naranja.

— Si— afirmo.

Después de desayunar me visto con unos vaqueros negro, blusa azul cielo sin mangas, chaqueta negra de cuero y unas Adidas.

— Iré a casa de Kate— le digo a Gail.

— ¿Regresará?— Me pregunta preocupada, seguramente su jefe le dejo indicaciones que no me deje salir.

— Si— posiblemente no

— Ana, no me mientas, siempre es lo mismo, te marchas a casa de la señorita Kate, y el señor Grey me grita a mí por permitirle marcharse—

— Aunque no me creas regresaré, además tú sabes que no puedo estar tanto tiempo separada de mi terco y neurótico novio.

— Vale, espero que me estés diciendo la verdad.

— Ya verás que sí — joder, planeaba quedarme en casa con Kate, pero no quiero quedar mal con Gail, ella es un ángel conmigo, y no quiero que Grey se desquite con ella.— Nos vemos más tarde.

   * * *

Cuando bajo al estacionamiento está Luke Swayer esperando. Debí suponerlo.

— ¿Va algún lado señorita?— Obviamente sí.

— A casa de Kate, y si no te molesta, iré en mi coche.

— Mmm, me temo que no podrá ser, el señor Grey ha ordenado que yo lo acompañe en el Saab — uff.

No quiero discutir con él.

— De acuerdo.

— ¿Así de fácil?— Dice sorprendido— quiero decir: ¿No intentará nada?— Odio reconocerlo, pero no tengo muy buena reputación con los hombres de Christian Grey. Mi pasado me condena.

— Vaya por el Saab—

— ¿El blanco o el negro?— Pongo los ojos en blanco, para ser un profesional a veces se comporta como un idiota.

— No importa—

— Vale.

Salgo del estacionamiento, pero me detengo bruscamente al ver una mujer joven, con el pelo tomado en forma de coleta, falda color rojo larga y arrugada, blusa blanca con rayas rojas.

MI DULCE REDENCIÓNWhere stories live. Discover now