Capítulo 76

1K 153 15
                                    

   ELLIOT

Sentí que mis manos comenzaban a sudar.  Tenía un agujero en el estómago por los nervios que se habían apoderado de mí.
  Quería aprovechar esta oportunidad, quería que todos los presentes fueran testigos.

  —Seguramente ya saben por lo que pasamos mi hermano y yo—.  Levanté mi copa hacia mi hermano.

Me devolvió el gesto aunque estaba más pendiente de su mujer.  No le quitaba los ojos de encima, había visto durante la noche como le brillaban los ojos cada vez que la veía y si no hubiera tenido tanta gente intentando hablar con él o simplemente llamar su atención, estoy seguro solamente habría mirado a Ana, de la misma manera que lo hago con mi Katherine.

— Pasar por una situación tan traumática, donde no sabes si vas a vivir para contarlo o no, no ha sido fácil — digo. — La situación que viví me ha llevado a reflexionar sobre cómo y con quién quiero vivir mi vida.

Ya tenía la atención de todos, tal como quería.

  — No sé qué pasará en el futuro, pero quiero vivir el presente al máximo.—

  No sabía si iba librarme o no de ir a la cárcel por la muerte del maldito Jackson Hyde.
  La investigación sigue su curso, papá me dijo que debía estar tranquilo, que debía confiar en la justicia.  Christian me había dicho que había hecho algo bueno a la ciudadanía al liberarlo de ese bastardo.

  — Hace unos años conocí a una chica hermosa, pero fui un verdadero imbécil con ella — con mi mirada busqué a mi Kate, no había tardado ni diez segundos en encontrarla.

  Estaba guapísima como siempre, estos días hemos estado muy bien, hasta hemos tenido sexo.

— No sé cuánto puede tardar un hombre en descubrir que ama a una mujer, pero a mí me tomó cuatro años descubrirlo — escuché algunos comentarios.

  Que lento, dijo alguien.

  No esperaría tanto, dijo otro.

  Quería pasarlo bien antes, escuché decir a alguien más.

  —Katherine, ¿podrías acercarte por favor?—  Dudó, pero se acercó a mí.

  Me besó en la mejilla y susurró:

  —¿Qué crees que estás haciendo?— Le sonreí.

— Ésta noche quiero que sea especial, al menos lo es para mí— digo y miro a Kate un segundo.

No creo haber estado nunca tan nervioso.  Mi corazón está tan acelerado que creo que se me va a salir de la boca.
  Miré a Christian, me miraba expectante como Ana, como los demás.  Vi como me guiñó un ojo, y entendí que debía continuar.
Planté una rodilla en el suelo frente a Kate, escuché como todos expresaron un oh de sorpresa... O eso pensé.
   Tomo la mano de Kate y el silencio cae sobre la habitación;  todos dejan de beber, comer y hablar e incluso husmear y me miran con asombro.

  —Mi preciosa Kate, te amo.  Tu inteligencia, tu belleza y tu espíritu fogoso no tienen igual y han cautivado mi corazón desde que te conocí, aunque en ese momento no quise darme cuenta.  — Tomo aire y continuo: — Hoy y en presencia de todas estas personas quiero pedirte que pases el resto de tu vida conmigo.  Cásate conmigo.

¡Oh Dios mío!  Lo hice.

Ahora todos en la sala están concentrados en Kate esperando una respuesta.  Una respuesta que me puede hacer el hombre más feliz o el hombre más miserable y triste, estoy conteniendo la respiración. Esta espera es insoportable.  El silencio se está estirando demasiado, como una banda elástica ya estirada.  Kate me mira como si no entendiera lo que está pasando mientras yo no aparto la mirada de ella, con los ojos muy abiertos por la necesidad e incluso el miedo.  ¡Por el amor de Dios, Kate, deja de hacerme sufrir!  ¡Dime que si!
  Una lágrima comienza a caer por su mejilla, pero sigue mirándome sin decir nada.  Oh, mierda!  ¿Kate está llorando?  Me va a decir que no, estoy seguro.  Maldita sea, después de la humillación que estoy a punto de tener, voy a tener que pasar por un psicólogo por el resto de mi vida.
  Katherine no deja de mirarme atónita... termina de matarme  ¿Por qué tarda tanto esta agonía?  De repente me sonríe, una lenta sonrisa de incredulidad, como si acabara de llegar su grupo preferido: Nirvana.

MI DULCE REDENCIÓNOnde histórias criam vida. Descubra agora