Capítulo 71

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  ANASTASIA

Sentir los labios de mi marido sobre los míos me hace sentir más viva que nunca.  El miedo que sentí al no saber si lo volvería a ver o no es indescriptible... Entré en pánico y casi enloquecí de dolor y terror, pero ahora ya no importa lo que sentí, lo que realmente importa es que mi Christian está aquí, está bien y está conmigo. Quiero asegurarme de que es real y no producto de mi imaginación.
  Me alejo un poco de él, absorbo su visión y el alivio invade todo mi cuerpo, dejándome completamente eufórica pero no puedo dejar de llorar, llevo una mano a su hermoso rostro y lo acaricio hasta la barbilla, su barba incipiente lo hace ver tan sexy. El me mira con sus hermosos ojos grises brillante, pero cauteloso.

  —Gracias a Dios, eres real—, exclamo agradecida y sintiéndome aliviada.

— Soy tan real como el pesar que siento por tratarte mal, perdóname nena, por favor — Dejo caer mi mano y él pega su frente con la mía, mientras una de sus manos acaricia y limpia mi mejilla de las lágrimas de emoción que he derramado.

  — Hablamos luego, ahora quiero que me abraces, quiero sentir tu calor, tu olor y todo tu amor — respondo.

  Creo que ahora no es el momento de hablar del bebé, solo quiero acurrucarme en tus brazos y sentirlo.

  Envuelve sus brazos alrededor de mí y entierra su rostro en mi cabello y respira hondo, mi rostro está bañado en lágrimas, toma mi barbilla y la levanta un poco, acaricia mis labios con la punta de sus dedos.

— Tus labios son más suaves cuando lloras— vuelve a poner sus labios sobre los míos y esta vez me da un largo beso que todavía me sabe a poco.

    —Tus besos son como el agua y el aire, los necesito para seguir viviendo—, murmura cuando quita su boca de la mía.

   — Que romántico—susurro de vuelta, sintiendo que me arde el nudo en la garganta.

  —¿Me has extrañado?  —Agrega

  —Mucho—, sonríe, pero de repente su expresión se vuelve triste.

  —Lo siento mucho—, añade

  — Yo también —

  Somos una pareja defectuosa, con gustos diferentes, pero estoy tan feliz de que me esté abrazando ahora, no puedo imaginar una vida sin él.  Lo amo mucho, es mi vida.

Con ambas manos seca las lágrimas de mi rostro.

— ¿ Estás bien?  ¿Ese malnacido no te hizo nada?— le pregunto.

  Aparentemente se ve bien.

  —Estoy bien, gracias a Elliot, esa maldita rata no pudo hacerme nada—, responde él y noto cierto enfado en su tono de voz.

  —¿Elliott está bien?—

  —No sé, ese maldito hijo de puta le disparó en el muslo—.

  —¡Ay dios mío!— Ahogo un grito con mis manos, —Kate, querrá morir cuando se entere—. Lo primero que se me viene a la cabeza es mi amiga.

  — Ella ya sabe, corrió desesperada detrás de la camilla donde iba Elliot pero no la dejaron avanzar— ¿Qué?

Después averiguo que hacía Kate en éste hospital, ahora debo levantarme e ir apoyar a mi amiga.

  — Debo levantarme de ésta cama e ir a ver cómo está mi amiga, seguramente se debe sentir horrible — el recuerdo de cómo me sentí cuando escuché que habían secuestrado a mi esposo invade mi mente, pero inmediatamente aparto ese recuerdo fuera de mi cabeza.

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