1. Ashbury (pt. 4)

790 109 18
                                    


Definitivamente necesito descansar. ¿De dónde saqué tanta agresividad? 
Ah, claro. Ahora recuerdo que la primera persona con la que me cruce esta mañana fue Jules. Todo tiene sentido.

Bien, le daré a ese niñito una lección de madurez. Me cambio los zapatos nuevamente por los mismos que estaba usando antes, y regreso al comedor, donde ya todos están preparados para empezar a comer. 


-¿Qué ha pasado con tu vestido, Abril? Era encantador. - Maúlla la señora Canonach. 


-Y tristemente, poco adecuado para la cocina. - Murmuro. "Al igual que tu", pienso, con la mirada clavada en Cedric. 


-Hey, no me culpes a mí. Te ofrecí mi ayuda, pero no quisiste aceptarla, así que... es una lástima.

Le dirijo una sonrisa poco amistosa, y ayudo a mi madre con los platos. 
Como en silencio, mientras papá y Canonach comentan el último partido de Rugby del equipo local, o sobre el retiro de algún amigo en común. 


-¿Qué hay de ti, Cedric?¿Qué estás haciendo? - Le pregunta mi madre.


-Estoy por terminar mi último año en la Universidad de Ashbury.

-¿Has pensado qué harás después?

-Yo... 


-Corrector. Cedric seguirá los pasos de su padre. - Completa la señora Canonach, acariciando el brazo de su hijo. ¿Edipo? No, nunca... -¿Y tú, Abril? 


-¿Yo? Uhm... Estoy en una etapa de transición, así que... 


-Ah, claro, ¡qué tonta soy! Acabas de llegar. Dime, querida, ¿dejaste muchos corazones rotos en la Gran Manzana? 


-¿Qué? -¿Preguntó lo que yo creo que preguntó? 


-Abril estuvo muy enfocada en sus estudios el tiempo que pasamos en Nueva York. No tuvo tiempo para entablar una relación de cualquier tipo con nadie. - Corta papá. En otras circunstancias se lo habría recriminado, porque si eso había sido así, es su culpa, pero ahora mismo agradezco su dureza. 


-No puedo creerlo. Siendo una chica tan encantadora, ¿cómo es posible que no tuvieras un séquito de admiradores? 


Miro a mamá en busca de auxilio, pero ella aparta la mirada. 


-Viola, querida, deja a la chiquilla en paz. ¿No ves que la estás incomodando? - Dice su esposo. Claro, porque apuntar a mi incomodidad seguramente hará que desaparezca. Ahora entiendo de dónde ha heredado Cedric su capacidad de razonamiento. 


-Lo siento, querida. 


-Así que... Cedric. Corrector, ¿eh? Buena decisión. -Continúa papá.

-Si, en realidad... 


-Tengo una idea maravillosa. - Dice mamá. Cielo Santo, ¿ahora qué? -¿Por qué no invitas a Abril a una de tus clases? Sé que estás en una... "encrucijada vocacional", hija, y tal vez te ayudaría ir a una clase universitaria para encontrar el camino. 


-No lo sé, yo... No lo sé. - Trato de sonreír, pero sólo consigo esbozar una mueca, así que clavo la mirada en mis manos firmemente cerradas en puños sobre mi regazo. 


-Mañana sería un buen día. - Responde Cedric. Por supuesto que sí. Bueno, por una vez puedo zafarme de esta ridiculez. 


-Mañana precisamente ya tengo planes. 


Mi padre me dirige una mirada asesina. 


-Tonterías. - Dice entre dientes. - Concuerdo con Sue. Es una idea fantástica. 


Las Crónicas de Ashbury: El LibroUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum