4. El Rojo es mi Color (pt. 2)

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-Papá, ya has vuelto... -Me alejo de Samuel de un salto, que sale despedido hasta el otro extremo de la habitación en ese momento. Veo en sus ojos el terror en su más pura escencia, y siento lástima por él.

Supongo que si estuviera en su posición reaccionaría igual, pero como he crecido con eso, es prácticamente parte de mi día a día.

-¡Por supuesto que he vuelto! Esta es mi casa, ¿recuerdas? ¡Y exijo que la respetes, Abril! ¿Podrías por favor explicarme qué significa esto?

-Uhm, si, sí podría hacerlo, pero verás, es una historia interesante...

-¡Lo siento mucho, señor Ros, yo...!

-¡Tú cállate! Deberías irte. Ahora.

-Pero...

-¡No me obligues a llamar a la policía!

-¿La policía? No puedes estar hablando en serio.- No puedo manejar el asombro.

-Estoy esperando, Samuel.

El chico me dirige una mirada casi apologética, y se marcha rápidamente.

Esta es sin duda una historia para contar a mis hijos un día como: "el día que su abuelo enloqueció porque llegó a casa y estaba con mi mejor amigo de la infancia". Eso seguramente dejará huella en sus vidas.

-¿Qué pasa, Abril? ¡No te reconozco!

-¿Qué? ¿Qué pasa contigo?

-¡No te permito que me hables de esa manera!

-¿Qué está pasando? ¿Por qué Samuel estaba saliendo tan alterado? - Mamá se hace presente en la habitación, congelando la tensión en el aire.

-¿Tú sabías que ese... muchacho estaba aquí, Sue? - Pregunta él, tratando de serenarse para referirse a mamá.

-Por supuesto que sí, cariño. ¿Qué clase de madre sería si no supiera con quién está mi hija?

-Es como si no lo supieras. No tienes idea de lo que interrumpí hace unos segundos, ella...

-Por favor, Tomás, tiene casi 18, ¿podrías dejarla en paz?

-Si, "casi". ¿A caso has perdido la razón, Sue?

-No, pero parece que tú sí. Tranquilízate, ¿quieres?

-Esta es una discusión entre Abril y yo, así que te agradecería que te mantuvieras al margen, querida. - Dice, tratando de parecer completamente pacífico. Sí, claro, como si no lo conociéramos lo suficientemente bien como para saber lo que pasa debajo de la superficie.

-Pues Abril también es mi hija, así que también puedo participar.

-Puedes quedarte si quieres, pero no me interrumpas, por favor. Espera a que haya terminado. Tú y yo tendremos que hablar sobre esto luego.

-Es lo justo. - Conviene ella.

-¿Qué hay entre ese chico y tú, Abril? ¿Qué hay de Cedric?

-¿Qué hay con él?

-Creí que ustedes estaban... ya sabes, interesados. -Hace comillas en el aire al pronuncias la última palabra, que a propósito me hace querer vomitar.

-¿Qué se supone que significa eso de "interesados"?

-¿Cómo quieres que lo sepa? Te envió un regalo. ¿Qué más puedo pensar? Que ahora están juntos, lógicamente.

-Déjame ver si entiendo bien esto: estás completamente a gusto con la idea de que este... Cedric y yo estemos juntos a pesar de que conozco al chico hace menos de una semana, ¿pero la idea de que esté saliendo con Samuel, a quien conozco desde incluso antes de dejar los pañales, te revuelve el estómago?

Las Crónicas de Ashbury: El LibroWhere stories live. Discover now