12. Papeleo (Pt. 3)

24 10 0
                                    

Grace se sienta frente a mí con los brazos cruzados sobre el pecho.

-La verdad es que no esperaba tu llamada.

-Lo sé, lo dijiste hace diez minutos, y lo repetiste hace cinco y hace tres.

-Lo siento, pero no puedes culparme. Te esfumaste de la faz de la Tierra una vez más. Me dejaste sola en casa de Verónica y sin avisar. ¿Te hubiera matado enviar un mensaje? ¿Dejar alguna prueba de vida en mi buzón de voz?

-Lo sé, y no sabes lo apenada que estoy...

-¿Tienes idea de cuántas parejas tuve que interrumpir mientras te estaba buscando?

-Espera, ¿qué...?

-¡18! ¡18 parejas!

-Eso es...

-Traumático. Pensarías que serían más respetuosos tratándose de un lunes en la noche, y sin embargo ahí estaban, amontonándose como conejos en primavera.

-No sé qué se supone que eso signifique, pero no necesito detalles, gracias.

-Yo tampoco necesitaba ver nada de eso, pero como estabas con ese James, no podía descartar que estuvieras haciendo algo de lo que seguramente te arrepentirías, y como la buena amiga que soy, fantástica, maravillosa y comprensiva, tenía que evitarlo a toda costa.

-Ni siquiera lo nombres. -Siento un escalofrío recorrerme la espalda y tengo que respirar hondo para combatir las náuseas que recordar lo que pasó me produce.

-Te pusiste pálida. ¿Quieres algo de agua? -Hace señas a un camarero que se aproxima diligente.

-No, olvídalo, estoy bien. -Aprovechando que ya ha venido, ordenamos nuestros platos y volvemos a la conversación.

-¿Qué fue lo que pasó?

-No vale la pena mencionarlo. Sería un desperdicio de palabras.

-Si tú lo dices... ¿En qué estaba?

-En 18.

-Ah, si... ¡18! Y hubieran sido más si no me hubiera cruzado con Sam.

-¿Qué fue lo que te dijo exactamente?

-Que tu padre había enviado una partida de búsqueda para llevarte a casa.

-Entonces sabías que no tenías de qué preocuparte.

-Dos horas después, sí, me enteré de que estabas a salvo. ¿No te parece algo desconsiderado hacerme esperar tanto para saber que mi mejor amiga no estaba fabricando bebés 25% italianos?

-¡Y lo es! Por eso quise invitarte a almorzar hoy. -No quiero decir una sola palabra sobre cómo terminó esa frase. Oírla fue suficiente para quitarme el apetito, ni hablar de tener una conversación sobre el asunto.

-Ah, ¿sí? -Veo el escepticismo marcado en su rostro.

-¡Claro! -Falso. La única razón por la que la cité es porque quiero probarle a Cedric que R no es el pésimo ser humano que él piensa, y Grace es mi única testigo.

-Entonces ¿por qué no te creo?

-¿De qué estás hablando?

-Aprecio mucho la invitación, y tu llamada fue un cambio agradable en mi rutina, pero sé bien que eso no es todo.

-Gracie,...

-Lo leí esta mañana, y para ser sincera, aunque quisiera ayudarte, no puedo hacerlo. Te dije todo lo que sabía cuando te llamé hace unas semanas.

Las Crónicas de Ashbury: El LibroTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang