5. Las Recomendaciones del Chef (pt. 2)

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La siguiente hora conversamos, reímos... casi parecería que Cedric Canonach se ha convertido en una persona civilizada. Y me gusta el cambio.

Sirve la pasta en dos platos y la baña en la salsa que ayudé a preparar (en realidad sólo corté los tomates, pues no me dejó hacer nada más) antes de acomodar todo en la mesa.

-Me di cuenta de que no tomas vino, así que traje jugo de naranja.

-Jugo de naranja...

-Sí, ¿fue un error?

-No, está bien. De hecho es perfecto.

-Y espera a ver el postre... Bien, ¿en qué estábamos? Ah, sí. Estabas por empezar a desquitarte. Adelante. - Se lleva un tenedor lleno de pasta a la boca y la mastica mientras me mira expectante.

-Planeaste todo esto, ¿no es así?

-¿A qué te refieres?

-Necesito saber si esto es parte del juego o si va en serio. Si de verdad lo sientes, o si lo haces para volver a ganarte mi confianza...

-¿Alguna vez la tuve?

-Es una expresión, no te emociones, aunque... Supongo que esperaba que mantuvieras el secreto.

-Podría decir que no pensaba que fuera un secreto, y librarme de toda culpa, pero esa sería la salida fácil. Sé que soy responsable de lo que te pasó, y antes de que digas nada más... Lo siento. Lo digo de corazón.

Me quedo en silencio.

-Ah, y es en serio. Sólo quiero que quede claro que esto queda al margen del juego, y el último punto... se borra del marcador.

Clavo la mirada en mi plato sin abrir la boca.

-¿No piensas decir nada?

-Es estúpido.

-Ouch. Eso dolió.

-No, el juego... Es estúpido. Y sigo sin entender de qué se trata. ¿Por qué no lo llamamos un empate y arreglamos esto como...

-¿"Personas civilizadas"? No lo creo. El juego no termina hasta que alguien gane.

-¿Y cómo se supone que sepamos quién gana?

-Sólo lo sabremos. Propongo un brindis... Por el juego limpio.

-Por la tregua. - Completo.

-Es lo justo... -Le da un sorbo a su vaso y sonríe. - No has probado tu comida.

Me mira muy serio hasta que como un poco de pasta. No puedo evitar sonreír al ver su expresión. Es como si estuviera esperando a ver un dragón romper el huevo, una mezcla de fascinación y expectativa.

-Está... realmente bien.

-Vaya, gracias...

-Me refería a la salsa. Soy una espléndida cocinera.

-Eres una sous-chef decente, diría yo. - Le doy un suave golpe en el antebrazo y él suelta una carcajada. - Así que... No estar peleando es agradable, ¿no?

-Tengo que admitir que por lo menos en eso estamos de acuerdo.

-Si... Uh... Así que Samuel y tú... ¿Va en serio?

-Sí, muy en serio. - Trato de sonreír, pero sólo consigo esbozar una mueca. - Él y yo...

-Olvídalo, no debí haber preguntado.

-¿Cuál es el problema?

-No debo andar metiendo la nariz donde no me incumbe.

-¿Desde cuando eres tan... escrupuloso?

Las Crónicas de Ashbury: El LibroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora