12. Papeleo (Pt. 1)

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Tengo que hacer un esfuerzo sobrehumano para mantener los ojos abiertos en el camino a la Biblioteca. La ansiedad no es tan buena como la cafeína, pero el miedo a chocar el auto es más que suficiente para evitar que me quede dormida.

Esta mañana, después de que Cedric se escabullera por la puerta principal, (arguyendo que "ya no era tan joven como solía serlo" cuando sugerí que bajara como yo lo había hecho horas antes), decidí comenzar a prepararme para el día, con cuidado de hacer mucho ruido para no despertar a Tomás.

Por desgracia-o por suerte-, al momento de abrir mi puerta, lo encontré del otro lado.

-Decidí tomarme el día libre.-Dice. Aunque lucía mucho más como él mismo, seguía pareciendo una mala caricatura dantesca del hombre que llegó a Ashbury aquél día a principio de noviembre.-Así que no veo por qué no podrías llevarte el auto hoy.

-¿Perdón?

-Las llaves están en la mesa de la entrada, y mi espacio de parqueo es el D1110. El combustible debería ser suficiente, pero en caso de que no lo sea, llévate una de las tarjetas también.

-¿Está todo bien? -Mis esfuerzos por ocultar el desconcierto se quedaron cortos.

-¿Por qué no lo estaría?-Esboza una sonrisa y se masajeó las sienes-Parece que ya estás lista, así que no te retraso más. Que tengas un buen día, princesa.

Me dio un beso en la frente y desapareció por la puerta de su habitación.

Ahora espero a que cambie la luz de rojo a verde. La llovizna de Ashbury no es mi mayor problema, pero de alguna manera consigue hacer que sienta que todo en mi vida va en picada. Tal vez exagero, pero entre el clima, el silencio y la sensación de que la tranquilidad de Tomás es sólo una fachada y de que lo peor está por venir, mirar el vaso medio lleno, se me dificulta enormemente.

Estaciono el auto, y ni siquiera he llegado a la puerta cuando me cruzo con Raven que, como yo, está completamente empapada.

-¿Cómo lo haces? - Pregunta, sacudiéndose las pequeñas gotas que quedan atrapadas en los desordenados mechones de su pelo oscuro.

-¿Qué cosa?

-Aguantar este clima. No llevo más de un par de días aquí y yo quiero saltar del precipicio más cercano.

-Suerte para ambas que son 45 minutos al precipicio más cercano.

Suelta una sonora carcajada y pasa un brazo por encima de mis hombros.

-Desafiaste las reglas de mi mal humor, Abril, y has vencido. Hay que tener mucho coraje para eso, así que en este momento te promuevo a caballero Jedi.

-Pero qué gran honor. Es una lástima que no pueda quedarme a la ceremonia de promoción.

-¿Perturbaciones en la Fuerza que requieran de tu atención?

-O gigantescas cantidades de trabajo. R dijo que podría usar mi ayuda...

-Lo mencionó ayer en la tarde. De hecho, te puso a mi cargo hasta el Festival del Destino, así que no podrás escapar tan fácil de mi.

-¿De verdad? Vaya, este es el tipo de cosa que mejora mi día.

-Halagarme no va a ayudarte de nada. Éste es el primer día de mi malévolo reinado.

-¿Así que la inclinación hacia el mal es de familia?

-Me sentiría tentada a decir que sí sólo para parecer interesante, pero la verdad es que Verónica es una desafortunada y poco interesante mutación.

Las Crónicas de Ashbury: El LibroWhere stories live. Discover now