6. Regina Dubh (pt. 2)

298 40 12
                                    

Antes de que alguien (y por "alguien" quiero decir "mi padre") me vea, lo empujo y cierro la puerta una vez adentro.

Siento mis mejillas encenderse cuando, en un gesto casi violento, me besa con fuerza. Sus dedos acarician mi pelo mientras que con la otra mano me retiene pegada a sí.

-Hola. - Le digo, después de recobrar un poco el aliento.

-Hola. - Responde, sonriendo.

Me deja ir y aprovecho el espacio para serenarme un poco. ¿A dónde iremos a parar si no le pongo un alto a las hormonas?

Casi con seguridad puedo decir que algo le ha dolido a mi padre.

-¿Cómo fueron las cosas con la Bibliotecaria?

-Es... en realidad muy amable. Nunca lo hubiera imaginado. Siempre la había visto como una mujer dura, muy estricta... no lo sé, es muy dulce, si quieres mi opinión.

-Esa es... información. Me refería al Libro. ¿Qué dijo sobre eso?

-Uhm, no dijo mucho... Debo volver mañana precisamente por eso. Su agenda de hoy ya estaba bastante apretada, así que...

-Estuviste esperando esta cita por casi un mes, y ¿eso es lo que te responde? ¿"Vuelve mañana"?

-Sospecho que también necesita el tiempo para elaborar una respuesta. No lo sé, lo tomo como un buen presagio.

-Supongo que tienes razón. Dejando eso de lado... Abbie, creo que tenemos mucho de qué hablar.

-Oh-oh. Esto no puede ser bueno.

Me dejo caer sobre el sofá de la sala, y unos segundos después el hace lo mismo, sentándose junto a mí.

-No, no te preocupes, de verdad. El único que debería estar preocupado aquí soy yo. ¿Puedes contarme qué pasó estas últimas semanas? Creí que las cosas iban bien, pero entonces desapareces de la nada...

-No, cielos, no quería que esto pasara...

-¿Qué es lo que pasa realmente con tu padre?

-Me encantaría poder decírtelo, pero no lo sé. Enloqueció cuando volví a casa esa última vez que nos vimos, y desde entonces he estado castigada. ¡Castigada! Cómo si tuviera doce años... No tienes idea de lo frustrante que ha sido.

-Pensé en ir a verte, pero el mensaje que me enviaste... No lo sé, Abbie, sonó por el estilo de "deberíamos darnos un tiempo"... ¡Enloquecí un poco cuando lo leí! Lo único en lo que podía pensar era en que no habíamos estado juntos el tiempo suficiente para tener ocasión de arruinarlo.

-Demonios, no, Samuel... Si es lo que piensas, no, no tienes la culpa de nada.

-Algo tuve que haber hecho para que tu padre me odie de esa manera, ¿no?

-Sinceramente, no lo creo. El paciente psiquiátrico debería ser él, no mamá, ahora que lo pienso...

-¿Qué haremos ahora?

-No lo sé... No estoy muy segura de cómo abordar el tema. Es un hombre complicado...

-¿Crees que no lo recuerdo?

-Créeme, no tienes idea. Desde el incidente... sólo digamos que para él, todo fue, es, y seguirá siendo mi culpa. De hecho creo que debería reunirme con él antes de que decida venir a buscarme. No quiero ni siquiera pensar en lo que pasaría si nos encuentra juntos.

-Debo admitir que así no es precisamente como había imaginado que serían las cosas, pero tienen su encanto.

-Al mejor estilo de Romeo y Julieta.

Las Crónicas de Ashbury: El LibroWhere stories live. Discover now