5. Las Recomendaciones del Chef (pt. 3)

303 50 21
                                    

LÉAN LA NOTA DEL FINAL! :)

Atraigo las piernas hacia mi pecho y las abrazo con fuerza para mantener el calor. La temperatura aún no ha tocado el suelo, pero está por hacerlo. Tal vez fue una mala idea haber decidido usar una camisa de algodón y unos jeans hoy. Un abrigo sería útil en este momento.

-¿Qué crees que estás haciendo? - Pasa su brazo por encima de mis hombros y se acerca más a mí.

-Evitar que te congeles. Puedes agradecerme luego.

-Estoy bien.

-Y yo tengo plumas. ¿Puedes por una vez dejarte de estupideces? ¿Por favor?

-Eres imposible.

-Ha hablado la reina.

Bufamos al mismo tiempo y no podemos evitar reírnos.

-Seríamos pésimos gobernando juntos. - Consigo decir cuando finalmente cedo y permito que se acerque un poco más. El frío empieza a ser insoportable.

-No lo sé, creo que lo haríamos muy bien. Ya probamos que podemos estar a solas, con fácil acceso a algunos cuchillos, y sobrevivir.

-¿Sabes? Creo que tienes razón. ¿Yo dije eso? ¿Qué le pusiste a mi jugo? Confiesa, Canonach...

-Si quieres creer que soy responsable de que por fin estés abriendo los ojos, entonces está bien. Me halagas.

Trato de sonreír, pero no lo consigo.

Me siento muy mal, sintiéndome tan a gusto a su lado, porque lo odio. Y odiándolo estoy bien, estoy segura... estoy a salvo.

Y mi relación con Samuel también lo está, sin importar qué tan... complicada sea.

-¿Estás enamorada de él? - Pregunta, de la nada.

-¿Qué?

-Sigfrido... ¿estás enamorada de él?

-Creo que quisiste decir "Samuel", y no tengo por qué responder a esa pregunta.

-No, no tienes que hacer nada. Sólo... me causa curiosidad saber un poco más sobre como es que pasaron de ser como hermanos a salir. No es algo que se vea a menudo.

-Estoy segura de que debe haber por lo menos quince películas o libros que demuestran que no sólo es posible, sino común. Podrías verlas, e instruirte y ahorrarme la desgracia de tocar el asunto.

-Vaya, ¿problemas en el paraíso?

-¿Qué? ¿De qué hablas?

-No lo sé, fue lo primero que se me vino a la cabeza. Si tanto te disgusta hablar del tema, debe ser porque las cosas no andan bien.

-No sabes lo equivocado que estás. Las cosas no sólo están bien, están mejor que bien, están...

-No tienes idea, ¿cierto?

-No hemos hablado mucho desde el incidente con papá.

Tal vez haya debido mencionar antes que a la mañana siguiente del altercado con mi padre, logré escabullirme dentro de su estudio para revisar mis mensajes.

Samuel llamó varias veces, seguramente muy preocupado porque había prometido llamarlo cuando llegara a casa, y no lo había hecho. Ese es él, preocupándose en los momentos más inoportunos.

Con dedos temblorosos, y temerosa de que mi padre me descubriera y se repitiera lo que había pasado la noche anterior, escribí lo primero que se me vino a la mente.

Las Crónicas de Ashbury: El LibroWhere stories live. Discover now