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Si Jackson estuviera aquí, él le hubiera dicho qué hacer en este caso, cómo actuar, qué hacer, con quién ir. Miró por el balcón del cuarto más cercano, dándose cuenta de todo el dolor y sufrimiento que habían.

Tenía que hacer algo.

A lo lejos miró a JaeBum luchando con una poderosa espada, a Mark defendiendo las espaldas de YoungJae y YuGyeom, y ambos hermanos, levantando sus armas en contra los caballeros.

No podía quedarse indiferente. Tenía que hacer algo ahora ya.

- lo siento, pero... creo que esto es lo mejor. - murmuró a sí mismo y apretó las barandas, haciendo crecer gruesas enredaderas frondosas. Las lágrimas bajaban por la tristeza que le causaba hacer esto. Darle la espalda a su hermana para poder protegerla.

Las plantas detuvieron a los caballeros oscuros, librando a los humanos. Ellos, rápidamente empezaron a penetrar el palacio. Cuando volteó, se encontró con su hermana, mirándolo con odio y decepción.

- se lo pregunté a Jackson, ahora te lo preguntaré a ti, ¿qué es lo que hice yo para ganarme esta traición?, ¿qué hice para perder tu lealtad? - preguntó ella, tomando el rostro del menor, enterrando sus uñas en sus mejillas.

- nosotros no pertenecemos a este lugar. - se quitó con algo de rabia. - tú y yo pertenecemos al bosque, pertenecemos a lo divino. Los humanos no entienden qué somos, por eso no podemos convivir, mucho menos podemos reinar el uno sobre el otro. Tú no lo entenderás ahora, quizás más adelante me odies, pero hago esto para salvarte la vida.

- vamos a tu cuarto. Allí estarás seguro. - dijo Ximena, sin darle importancia a lo que le acababa de decir. Eso lo enojó más. - JinYoung...

- no, ya me cansé de estar allí. - reclamó. - no soy una orquídea que se marchita si el clima no es adecuado, me convertí en una rosa que crece en invierno. Dejé de ser el patito feo y me transformé en un cisne. Abriré mis alas y volaré lejos, donde el agua sea clara y los días sean cálidos, pero te necesito a ti para hacer esto.

- ¿después de todo lo que he hecho por ti solo decides irte a un estanque por aguas claras y días con sol? - preguntó ella enojada. - yo me sacrifiqué por ustedes para darles lo mejor, pero no me dejan opción.

Ximena alzó su mano hasta llegar al pecho de JinYoung, haciendo que él se debilitara, pero él no cedía.

- yo no soy un humano, hace mucho dejé de serlo. - se separó de la mano de su hermana y quitó la venda que tenía en su mano, donde debía estar el corte, pero no quedaba rastro ni cicatriz. - y ya no dependeré de lo que tú hagas o de lo que dejes de hacer. Te obsesiona el poder como todos los humanos, eso te quitó de mi lado antes de, tan siquiera, perder a Astred. Mamá nos lo dijo.

Los afilados ojos de su hermana lo miraron llenos de ira y furia incontenible. Él entró al cuarto, sin quitarle la vista de encima y cerró la puerta con llave.

- yo solo quiero irme de aquí y llevarte a un lugar donde estemos a salvo ambos. - le dijo con serenidad. - Jackson quería esto.

- no te atrevas a hablar de él. - le amenazó la mayor. - él murió por tu culpa.

- todos se van, todos mueren. - replicó él. - solo quedamos nosotros, y pronto, solo quedará uno de los dos viendo morir al otro. Por favor, ya tenemos que irnos.

Desde afuera se escucharon fuertes gruñidos y voces gritando, exigiendo saber dónde estaban la Reina y él.

- tú eras muy pequeño para saber ciertas cosas, y aún lo eres, nunca entenderás nada. - le dijo ella. - nosotros estamos destinados a ser superiores al resto.

- no, no lo estamos. - convirtió la puerta en metales pesados y la selló. - nosotros estamos destinados a cuidar a los más débiles y usar nuestra magia para el bien. Vi todo lo que le hiciste al pueblo. Yo no quería creer todas esas atrocidades, después de todo, eres mi hermana y has hecho todo para protegerme, pero esto debe parar. Yo te detendré antes de que alguien más lo haga.

- ellos se lo merecían por matar a nuestra mamá. - excusó la mayor. - ellos mataron a mamá, a Astred, a Jackson.

- mamá murió, pero ella quería lo mejor para nosotros, por eso les enseñaba a ser buenos. - habló rápidamente él. - Astred murió por nuestra culpa, Jackson murió por nuestra culpa, por meternos a un lugar donde no nos correspondía. Yo no quiero una corona, quiero una familia. Tú eres mi familia.

- yo no renunciaré a esto solo por tu capricho. - se defendió ella, dando vueltas por la habitación. - ¡yo soy la Reina!, ¡yo soy la pieza clave de esta partida!

- y yo soy un caballo. - terminó de decir él.

Se dirigió hasta ella y tomó su corona, mirando lo bella que era, aunque ya no la necesitaría.

- cuidaré de ti aún si tengo que actuar a tus espaldas. - le dijo, abrazándola. - tú vales más que una corona.

- la corona lo es todo. - ella tomó la corona de vuelta, separándose de su hermano. - cuando crezcas lo entenderás. Un Rey como tu hermano.

Ella le mostró su reflejo en el espejo, mostrándole su propia figura pero en una edad adulta. Sobre los 18, con una hermosa corona dorada con un traje sofisticado. Ya dejaba de ser un príncipe, ya era un Rey.

- pero no soy yo... - miró su reflejo. La idea de ser un Rey era atractiva, pues se mofaría se YìFán, sería una venganza muy fría, pero renunciaría a sí mismo. - yo soy más que eso. Soy mucho mejor que un Rey, pero nosotros no podemos convivir con los humanos. Ellos no comprenden, no podemos obligarlos a entender.

- los obligaré, yo soy su Reina. - exclamó ella en voz alta.

- los muertos solo nos ordenan en la conciencia, un cadáver no puede ser reina. - dijo rápidamente él. - vámonos, están afuera, vienen en demasía.

La puerta crujió. Estaban a punto de entrar. Ni con toda la fuerza de sus poderes podrían detenerlos.

- déjalos pasar, Jinnie. - le ordenó la mayor.

- ¡te matarán!

crystal loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora