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Luego de un sinfín de preguntas y toqueteos extremos, fueron llevados a un cuarto en los cuales se les dio ropa de cambio para que tomasen una ducha de agua caliente. Más tarde podrían ir al comedor central a comer algo.

JaeBum observó a JinYoung, parecía como si le hubiese quitado algo, como si algo le faltase. Él se estaba desnudando para cambiarse de ropa. Se acercó a él, pese a que se sintiera algo tímido. JinYoung se veía muy tímido.

- ¿sucede algo? - preguntó con suavidad, pero el chico negó lentamente. El mayor tomó las manos del chico para evitar que tomase la camisa, y con suavidad, entrelazó sus dedos para darle confianza. - yo pensé que eras mudo, pero cuando hablaste con Jackson, me dio la corazonada de que algo va mal.

No mentía, algo iba mal... quizás era que tenía a todo un ejercito afuera esperándolo para degollarlo y llevarse a JinYoung, posiblemente criaturas oscuras con órdenes directas de la reina para ser destripado o su existencia en sí era lo que iba mal. Aún no sabía cuál era o bien podían ser las tres opciones.

- vístete... - retomó la palabra. - te conseguiré sopa de vegetales.

El chico lo miró con un sonrojo notorio. Im le guiñó un ojo y se retiró, soltando su mano con sutileza. Amaba cuando JaeBum lo mimaba de cierto modo, cuando dejaba la rudeza de lado y le consolaba. Sintió, pensó y llegó a la conclusión de que su hermana nunca se ha tomado el tiempo de brindarle cariño o un acto afectivo. Ella se dedicaba a gobernar el reino y vigilar todo, por ende no tenía tiempo para darle cariño al menor, así que éste simplemente se acostumbró a los romances escritos.

Probablemente, toda esa aventura fantástica termine en tragedia, pero, por lo que había leído, toda aventura tenía su momento romántico, aunque también tenía en mente de que, gracias a la falta de afecto, se encariñaría del más mínimo gesto afectivo y cayera en un amor no correspondido o no existente.

Su corazón latió con fuerza al llegar a esa conclusión. Podría enamorarse de JaeBum con tanta facilidad, incluso, podría ya estarlo. Él no era afectivo, pero sin dudas, sentía cuando él hacía un acto de corazón. Tragó saliva y se apresuró a ponerse la camisa, pues ya se estaba entumeciendo.

Abrochó su camisa y encima se puso una gabardina beige con felpa peluda en su interior, ésta no era tan larga como la anterior, solo le cubría hasta el trasero, pero sí era más cómoda y calentita, también solo contaba con 2 botones en la parte superior en el hombro izquierdo, pero era suficiente para cerrarla. Sus pantalones eran grises y sencillos e iban dentro de sus botas, éstas eran un poco más grandes que sus pies, pues también contaba con felpa por dentro, pero por fuera era de cuero impermeable que le atrapaba basta la mitad de su pantorrilla.

Se miró en el espejo, le gustaba más el vestuario que YoungJae le había prestado, iba más a juego con el vestuario de JaeBum y un poco más vivo, en cambio esto era apagado y descolorido, pero apreciaba el gesto. Quiso peinar su cabello húmedo, pero no hallaba el lado correcto o el que más le agradara, así que solo lo desordenó, dejando que cayera por su frente.

Una vez listo, fue a buscar a JaeBum para ir a comer juntos. Se paró frente a la puerta y extendió su mano, volviéndola un puño para tocar ligeramente, pero ya estaba abierta, y dentro estaba Im junto a alguien más.

- ayer pensaba en romperle el cuello. - admitió JaeBum, descolocando a JinYoung por completo. Dentro de sus modales se le había enseñado a no espiar, pero ahora pareciese como si su vida dependiera de ello. - estaba recostado en mis piernas mientras yo leía un cuento de fantasía, luego giró y vi que era frágil, delicado... ¡quise asesinarlo allí mismo! Sabía que si lo golpeaba, no gritaría.

- ¿y por qué pensaste en eso? - esa fue la voz de YuGyeom.

- su hermana mató a toda mi familia, desde mis padres hasta mis hijos, y aunque sé que JinYoung es la respuesta a todo el problema, quise matarlo y entregar su cadáver a la Reina para verla retorcerse del dolor, verla sufrir tanto como yo sufrí.

Llevó ambas manos a su boca para evitar soltar un sollozo que lo delataría. No quería seguir escuchando aquella confesión, él era el mismo cazador que lo guió por todo el bosque, el que se pudo haber negado en traerlo, pero lo acogió de igual manera. Su pequeño y tierno corazoncito se partió en cientos de trozos como si se tratase de cristal. Todo pudo ser o es una trampa, y le dio la espalda a su hermano y a su hermana, entró a un círculo de sal donde podría morir con cualquier cosa, y todo por creer en que un persona se interesó en él.

Retrocedió lentamente, sin ver nada ni a nadie, su vista estaba nublada por las lágrimas. Quería huir, quería escapar, quería ir con sus hermanos, abrazarlos y rogarles que quitaran el dolor. Su hermano mayor estaría decepcionado de él y su hermana, lo más seguro es que estaría avergonzada. Perdió a su pequeña familia a cambio de nada, solo es dolor, solo es sufrimiento.

Corrió por todo el campamento hasta llegar a las puertas, intentó abrir la cerradura, pero su mano ardió, así que rápidamente la apartó e intentó otra vez, y otra vez, y otra vez, hasta que sus dedos quedaron rojos y con ciertos cueritos debajo de sus uñas.

¿Y si cambiaba el sodio por oro? A las personas les gustaba el oro, así que lo intentó, pero fracasó nuevamente. Sus hermanos y su madre perdían los poderes al estar encerrados en una circunferencia de sal.

Ya sin ideas en mente, empezó a llorar, no quería ser escandaloso, pero estaba harto, estaba cansado. Perdió absolutamente todo. Hace hasta una horas estaba durmiendo en el pecho de una persona que había empezado a querer y perdonar por lo que le había hecho, y ahora solo quería volver a casa y... y ver a ese hombre donde su hermana lo había enviado.

crystal loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora