22

166 32 4
                                    

Sollozó contra la almohada, intentando de que sus gélidas manos calmaran el dolor latente en su mejilla. Se sentía tan vulnerable como allá afuera.

Inmediatamente extrañó a JaeBum. Él, pese a todo, lo protegía a diestra y siniestra. Volver a su cuarto no era exactamente lo que tenía en mente cuando pensaba que asesinarían a su hermana.

Jackson ya no estaba allí, así que intentó calmarse antes de tomar una decisión que podría costarle muy caro.

Al levantarse, fue a mirarse en el espejo y vio su frágil reflejo a punto de romperse. Necesitaba ser un poco más fuerte en la toma de decisiones, porque, vamos, decidir conlleva mucho más que un "si lo hago o no lo hago". Por lo demás, no le importaba si llorar o no.

Se calmó y secó sus lágrimas. Sus ojos estaban rojos, al igual que su nariz y mejillas, también estaba algo pálido y sus labios resecos, con una pequeña línea de flema saliendo de sus fosas nasales. Tomó un jarrón de agua y lo vertió en una fuente para lavarse la cara, estaba algo más calmado y una idea rodeaba su mente oportunista. Finalmente, decidió en seguir lo que su mente lo decía, porque su corazón latía fuertemente al pensar en ello.

Buscó en su armario unos pantalones negros y un abrigo para soportar las bajas temperaturas de la noche. También escogió unas botas para no resbalar con el barro y las piedras lisas, era tiempo de correr y no necesitaba rodillas raspadas. Lo que fue difícil de tomar fue una pequeña daga que había escondido en su cuarto en caso de emergencia.

Asomó la cabeza por la puerta para ver si había algún guardia, y en efecto, había un sujeto enorme custodiando la puerta del cuarto de Jackson. Pero, como dijo Jackson, con la magia se haría lo necesario para obtener poder. Según un libro de flores que tenía en su cuarto, había una planta que haría que el tipo en la puerta de Jackson quedara fuera de combate. Se asomó levemente y apoyó sus manos en el piso, pensando en la flor que deseaba. Al poco rato, una enorme Dieffenbachia. La gran planta trepó por la pared hasta llegar a la cara del hombre.

JinYoung se sentía culpable, pues el hombre la pasaría muy mal, con el simple tacto de la hoja puede ser letal. Sus efectos secundarios eran algo peligrosas si estabas solo. En la piel te salía un poco de salpullido, te arde la boca y puedes quedar con daño ocular, y si lo llevaba a extremos, llegaría a diarrea y vómitos.

Una vez que el hombre escapó en busca de apoyo, el menor salió rápidamente y fue al cuarto donde se encontraba Mark. Jackson de seguro estaría con Ximena. Al entrar, encontró al mayor acostado debajo de las colchas y, probablemente, algo dormido. Se acercó rápidamente y lo sacudió, sacándole algunos ronquidos al lindo guardián.

- Hyung... - murmuró, moviendo su cuerpo. Volteó ligeramente para ver si no habían moros en la costa. - Hyung, debemos huir hacia el refugio...

- Jackson... Jinnie debe destronar a Ximena... - murmuró Mark, aún adormilado. - Jackson... Jackson, íbamos a tener un bebé.

Tenía algo de prisa, e intentar entender lo que el mayor decía era lo último en lo que podía pensar. Fue rápidamente y tomó el jarrón con agua, finalmente, empapó a Mark, despertándolo.

- hay que irnos, Jackson y Ximena están locos de poder, y si no me hacen caso, les harán daño. - admitió. - sé que si te llevo al refugio, ellos se calmarán, y por favor, convéncelos de que no dañen a mi familia. - rogó el chico.

Mark cayó en la cuenta de lo que JinYoung pedía, así que no demoró mucho en entrar en razón. Asintió rápidamente, pero había un problema; había una cadena en su tobillo.

- Jackson me tiene atado a la cama con un grillete. - le dijo el mayor. - busca algo con lo que romper la cadena.

- oh, yo sé cómo. - JinYoung mostró sus hoyuelos y se acercó al grillete, concentrándose muy bien en el metal.

Por cierto... No, la familia de JinYoung no era como las otras ignorantes y cegadas por viejas costumbres. La familia de JinYoung era especial, pues se especializaba en la química. Quizás pareciera adelantado a su época, pero no lo es. Desde el Antiguo Egipto se practicaban diversos estudios sobre el comportamiento de ciertos elementos, solo que varios tropezones en la historia llevaron a pensar que, lo que era ciencia, se viera como brujería. El linaje que recorría sus cuerpos, eran de gente que aprendió a dominar las artes de la magia, principalmente, las artes blancas, que consistían en adquirir poderes curativos o florales, pues se concentraban en dar ayuda a los que necesitaban y recibir de menos necesitados... lástima que Jackson y Ximena lo hayan olvidado.

Cerrando aquel paréntesis, logró que el metal que rodeaba el tobillo de Mark se esfumara, o bueno, mejor dicho, se volvió hidrógeno y liberó al chico.

- ¿cómo saldremos de aquí? - preguntó Mark.

- no lo sé... - respondió JinYoung algo apenado. - la verdad es que... no pensé que llegaría tan lejos.

Mark pensó rápidamente en algo que los llevase rápidamente al refugio... el refugio quedaba a 500 kilómetros del Reino. Suspiró fuertemente y tomó a JinYoung de los brazos.

- vamos a volar. - le dijo Mark. Al soltarlo, empezó a desvestirse, cosa que hizo que el menor se cubriera los ojos, y abrió la ventana. - vámonos.

Tomó al pobre chico en brazos y saltó por la ventana con él. JinYoung ahogó un grito de auxilio y simplemente asumió que iba a morir, pero unas enormes garras lo tomaron de los hombros y, al abrir los ojos, se hallaba entre las patas de una majestuosa ave blanca, que, de seguro, era Mark. En una arriesgada maniobra, el chico es lanzado a los aires gélidos de la noche y cayó en la espalda de una majestuosa águila blanca.

- supongo que en una hora estaremos por allá... - murmuró el menor, viendo el bosque a sus pies.

Aunque el frío del viento congelase la punta de su nariz, se sentía tan vivo, tan libre.

Sintió que algo se quebraba dentro de él y dejaba de ser un esclavo de un mundo roto.

crystal loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora